Capítulo 1.- Akatani Mikumo
.-.-.-.
Una pequeña canción se escuchó, a pasos lentos se acercó, la imagen de un pequeño niño se mostró.
.- ¿Quién eres?-
Le preguntó al pequeño peliverde que estaba enfrente de él, aquel dulce canto se detuvo, alzó su mirada y lo observó, con una dulce sonrisa le respondió.
"si aceptas tu destino y vas al bosque, lo sabrás"
Con aquellas palabras el pequeño peliverde corrió, directo al bosque se adentró, un camino de flores a su paso dejó.
.- ¡ESPERA!-
Gritó, tratando de alcanzar al niño lo siguió.
"Aún si no lo quieres saber, aun si la gente te aleja de él... la verdad se sabrá"
.- ¡¿QUÉ VERDAD?!-
"El lazo se creó, no hay vuelta atrás, el destino empezó a trabajar"
.- ¿¡Destino?!.-
"ten cuidado con él, aún si no le agradas el vendrá, vendrá por ti..."
.- ¡¿Quién?!-
.
.
"El gran lobo malo... escóndete por que te encontrará"
.-.-.-.
.-...Mi.....-
.-......MO.-
.-YA....-
.-YAMIKUMO.- escuchó alguien al fondo gritar, se enterró en su almohada y se cubrió con las sábanas.-YAMI, ES HORA DE LEVANTARTE MUCHACHO...-
.-cinco minutos más....-dijo con un susurro antes de caer nuevamente dormido....
Después de cinco minutos unas fuertes pisadas se escucharon, la puerta se abrió de par en par, las cortinas de su ventana fueron abiertas dejando paso a los fuertes rayos del sol.
.-AAAAAH, ME QUEMO.- gritó el joven de cabellos oscuros mientras colocaba sus manos en sus ojos, el sol había pegado directamente en su rostro.- ME DESINTEGROOOO.-
.-Mira niño, déjate de payasadas... o te levantas ahora mismo o te saco a patadas de tu cuarto.- comentó un hombre de cabellos oscuros y mirada cansada, en su mano traía una espátula de cocina y en su boca un cigarrillo.- voy a contar hasta tres y quiero verte levantado con tu ropa para meterte a bañar.-
.-Pero padre... solo dame cinco minu...-
.-uno...-
.-por favor, solo...-
.-Dos...-
.-....-.
.-tr...- Las puertas del baño se habían cerrado, el sonido de la regadera había empezado a escucharse mientras que los gruñidos molestos del joven pelinegro resonaban atraves de la puerta.
.-se parece tanto a ti.- se escuchó la voz de una tercera persona.- le estás pegando tus malas costumbres a nuestro hijo, Shota.- dijo un rubio alto y de cuerpo fornido.
.-Cállate Yagi...- dijo dando la vuelta y regresando al comedor.- tú lo estás consintiendo demasiado, sabes que ya no es un niño, pronto cumplirá 18 años, tiene que enfocarse en su futuro y vivir como un humano normal...-
.-lo sé, lo sé...- dijo el rubio mayor acompañándolo.- pero no puedo evitarlo, nuestro pequeño está creciendo tan rápido... quiero pasar todos los momentos de mi vida con él, disfrutar su juventud.-
.-los dos me sacaran canas antes de tiempo.- dijo Aizawa colocando un plato de huevos fritos y tocino en frente de Yagi.- ahora cállate y siéntate a comer.-
.-Gracias.- susurró el mayor con una brillante sonrisa, esto provocó un ligero sonrojo en el contrario.
.-tsk.- se dio media vuelta y regresó a la cocina.
Mientras los mayores estaban en el comedor, Mikumo salía de su baño, se paró frente al espejo y se miró.
.-creo que necesito cortarme el cabello.- susurró al ver sus largos rizos negros cubriendo la mayoría de su frente.- ya no debo desvelarme tanto, o me convertiré en un panda.- dijo mientras observaba las bolsas oscuras debajo de sus ojos rojizos.- también necesito salir más... parezco un fantasma.- pasó sus manos por su blanca piel, deteniéndose en sus mejillas adornadas con pecas.
.-pecas... - la imagen de un pequeño peliverde se mostró en su mente.- ¿Quién...?.-
"si aceptas tu destino y vas al bosque, lo sabrás"
.- ¿¡eh?!.- miró a su alrededor asustado, había escuchado claramente la voz de un niño cerca de él.- diablos, eso fue escalofriante.- susurró mientras pasaba sus manos por sus brazos.
.- ¡YAMIKUMO!- gritó uno de sus padres.
.- ¡VOY!- respondió, con un suspiró se colocó la ropa de su escuela.- mañana empiezan las vacaciones, espero que ahora sí mis padres me puedan llevar a ese lugar...- animado bajó las escaleras, cuando llegó le dio los buenos días a sus padres y se sentó con ellos a desayunar.
.-y dime mi muchacho.- dijo el mayor de la familia.- ¿ya sabes que pedirás de regalo en tu próximo cumpleaños?-
Mikumo bajó su cabeza, jugueteó un poco con sus manos antes de decir lo que deseaba para ese día especial.
.-yo, bueno... me gustaría que fuéramos al bosque, ir a acampar y...-
.-Yami, ya hablamos de eso muchacho.- interrumpió el pelinegro mientras veía el rostro del menor.- sabes que ese lugar es muy peligroso, en las noticias han informado sobre el asesinato de varias personas que se adentran al bosque.-
.-lo sé, yo sé, pero....- agachó su mirada.- quiero ir a ese lugar, quiero correr por el bosque, sentir la hierba en mis pies, el aire y...-
.-Yami, mi niño.- habló ahora el rubio acariciando el rostro del menor.- sé que ese es tu sueño mi chico, pero ahorita no es el momento, deja que pase todo este asunto de los asesinatos y cuando todo se haya calmado te llevaré ahí.-
.- ¿me lo prometes padre?- preguntó el menor con un brillo en sus rojizos ojos.
Yagi vio un momento el rostro a de su pareja, sabía que él no quería que el pequeño Mikuno fuera a ese lugar.
Dio un suspiro y regresó su vista al menor.
.-Lo prometo.- dijo mientras abrazaba al pelinegro, Aizawa solo cerró sus ojos y aspiró su cigarrillo.
Yami sonrió, sus mejillas se tornaron rojizas mientras hacía resaltar sus lindas pecas, después de aquella plática los tres continuaron con su desayuno en paz, al acabar cada quien se despidió, Mikumo fue a su escuela y sus padres al trabajo.
Mikumo sabía que Yagi y Shota no eran sus verdaderos padres, a pesar de no recordar su niñez y el dia que los conoció, el pequeño pelinegro los amó con todo su corazón, estos le daban todo el amor y protección como si fuera su verdadero hijo.
Como una verdadera familia.
Yagi Toshinori y Shota Aizawa vivían en unión libre, trabajaban en la estación de policía y ambos tenían el difícil caso de investigar sobre los cuerpos que se encontraban cada día en los límites del bosque, los restos humanos aparecían con mordidas en su cuerpo y rasguños en su cuerpo...
Sabían que lo que fuera que viviera en ese lugar, no le agradaba recibir la visita de ningún humano.
Es por eso que se negaban completamente a llevar a su hijo Mikumo a aquel peligroso lugar...
La mañana en la escuela pasó con normalidad, Mikumo estuvo con sus amigos y disfrutó el día, al acabar sus clases se despidió, fue directo a la pequeña tienda de flores donde trabajaba medio tiempo, el local se ubicaba al centro de la ciudad.
.-Buenas tardes Toshinori.- dijo un hombre mayor y de baja estatura al ver al joven entrar.- ¿cómo te fue en la escuela?-
.-Soy Yami, abuelito.- dijo el pelinegro con un suspiro.- y me fue muy bien, hoy no me dejaron tanta tarea.- se puso su mandil.- así que me puedo quedar hasta el cierre con usted.-
Yami trabajaba junto a Sorahiko Torino, dueño del local, desde pequeño conoció al mayor gracias a la fuerte amistad que tenían sus padres con el mayor, rápidamente agarró cierta amistad, aun si no tenían la misma sangre él empezó a llamarlo abuelito, cosa que siguió ya que el mayor nunca se quejó.
Torino seguía trabajando en el lugar a pesar de su avanzada edad, de vez en cuando olvidaba el nombre del pelinegro y lo llamaba como su padre, el mayor era conocido por todos en la ciudad como gran Torino.
.-eso me parece perfecto muchacho, hoy llegó un nuevo cargamento de flores.- dijo el mayor mientras le entregaba las llaves de la parte trasera del local.- me dieron unas semillas, tómalas y plántalas.-
.-Sí.- con mucho ánimo Mikumo tomó las semillas, sin esperar más se fue a la parte trasera del local, metió la llave y abrió la puerta, un gran y hermoso jardín se mostró enfrente de él.- YA LLEGUÉ.- dijo emocionado hacia las plantas que tenía alrededor, antes de empezar se fue a ver su pequeño árbol especial.- ¿Cómo estás?.- preguntó, con sus manos tocó las pequeñas flores del bonsái.- cada vez que creces te vuelves más hermoso.- susurró mientras veía con amor aquel pequeño árbol de cerezos.
Cuando Yami era pequeño, recuerda que le mandaron un cargamento a Torino, entre ellos había una bolsita con una semilla especial, el mayor se quejó al verlo, no sabía porque le habían mandado aquella semilla de bonsái de cerezos sabiendo que eran muy difíciles de dar, especialmente esa clase, él solo podía darles los cuidados básicos a las flores normales... así que la iba a tirar.
El pequeño se acercó, el mayor al verlo vio en sus ojos una gran emoción, asi que le entregó la semilla.
.- ¿estás seguro?- le preguntó mientras colocaba la bolsita en sus pequeñas manos.- esta planta es muy especial, no creo que lo vaya a lograr.-
.-yo sé que si dará, abuelito.- respondió el pequeño con optimismo.
Sin decir más el mayor sonrió, le regaló una maceta para esa clase de plantas, tierra negra y un poco de fertilizante.
El pequeño pelinegro puso manos a la obra, cada día iba a la tienda a visitar su pequeño árbol.
Cada día, el pequeño entonaba una linda canción...
.-Mi niño, no tienes que venir tan seguido.- habló el mayor entrando al jardín trasero.- eso tardará años en...- detuvo sus palabras, estaba sorprendido.
El pequeño bonsái tenía ya 10 centímetros de altura, mostraba unas pequeñas hojas verdes, enfrente de él, el pequeño Yamikumo sonreía con felicidad.
Torino no preguntó ni dijo nada, antes de que el menor se fuera a su casa le hizo la oferta de trabajar en su tienda cuando tuviera la mayoría de edad, el menor aceptó, no esperó a tener mayoría de edad, saliendo de su escuela primaria regresaba cada día a la florería de su abuelito Torino para ayudarlo en la tienda...
Y para ver su pequeño árbol crecer.
Mientras regaba las flores, Mikumo entonaba su canción, aquella que cantaba desde pequeño, fue tanta su concetración que no se dio cuenta que una persona lo observaba desde la puerta.
.-Nunca cambias Yami.-
.- ¡Shinsou!- dijo con un respingo al escuchar a un joven de cabellera purpura hablar.- ¿a qué hora llegaste?-
.-hace como...- puso su mano en su mentón.- cinco minutos.- dijo con una ligera sonrisa.- me gusta escucharte cantar.- miró alrededor.- y creo que no soy el único que le gusta tu voz.-
.-qué pena.- susurró el pelinegro sonrojado, acción que hizo resaltar sus pecas.
.-Bueno, no importa.- dijo mientras se acercaba.- deberías de ir a casa, ya está oscureciendo.- miró al cielo, las nubes con tintes rojizos estaban empezando a desaparecer mientras que se tornaban de un color azul marino intenso, la estrellas comenzaban a brillar.
.- ¡TAN TARDE ES!- dijo mirando de igual forma al cielo.-pero le dije a mi abuelito que podía quedarme y...-
.-no te preocupes Yami, yo lo ayudaré... recuerda que tus padres no quieren que llegues tarde.- dijo el mayor interrumpiéndolo.- anda, ve pequeño...-
.-No soy pequeño.- dijo el menor con un puchero.- pronto cumpliré 18 años.-
.-si como sea.- dijo el pelimorado mientras pasaba sus manos por la cabellera rebelde de Yami.- para mi serás siendo pequeño, mi pequeño y lindo primo.-
.-jijiji.- sonrió el pelinegro ante el tacto del mayor.- espero que nos puedas visitar Shinsou, a mis padres les alegrará verte.-
.-en un día de estos pequeño, mándale mis saludos a los tíos.- avanzó hacia las plantas.- vete ya... la luna está empezando a salir.-
.-SÍ, NOS VEMOS.- se quitó su mandil, se adentró al local para despedirse de Torino, pero no encontró al mayor.- qué raro...- dijo mientras veía por todos lados.- bueno... de todas maneras mañana vendré, Shinsou le puede decir de mi ausencia.- sin más que hacer salió de la tienda no sin antes aspirar el dulce olor de las flores... estas siempre le daban paz.
Como si estuviera en su verdadero hogar...
Caminó por las oscuras y frías calles, le extrañó no ver a nadie alrededor, agarró fuertemente su mochila amarilla y apresuró el paso.
Sentía que alguien lo seguía...
.- ¿Qué extraño?... ¿por qué no...?.- guardó silencio y se detuvo, sintió sus piernas temblar, un ligero cosquilleo apareció en su nuca, así que pasó su mano detrás de su cuello...
Pero alguien lo sujetó antes de que realizara su acción.
.-MIO.- escuchó una voz gruesa y demandante susurrar detrás de su oído, el aire caliente que expulsó de su boca le hizo erizar la piel, un ligero olor se presentó.
.-"madera y... cenizas... ".- pensó, su corazón latió con fuerza al sentir aquel aroma.
.-MIO.- volvió a gruñir el sujeto, Yami dio un pequeño brinco al sentir algo húmedo por su cuello.
.- ¡¿QUÉ TE PASA MALDITO DEPRAVADO?!- gritó al momento de empujar al sujeto de tras de él y golpearlo con su mochila, un sujeto de cabellos cenizas estaba enfrente de él con el rostro agachado debido al golpe.- SI HACES ALGO MÁS YO....- guardó silencio...
Ambas miradas se conectaron.
Aquellos ojos rojizos del joven lo hipnotizaron, sintió como una corriente eléctrica pasó por su cuerpo y empezó a temblar.
Su mirada era intensa, parecía que era un depredador...
Y él era su presa...
"ten cuidado con él, aún si no le agradas el vendrá, vendrá por ti..."
Aquella pequeña voz resonó en su cabeza, cerró sus ojos y empezó a correr lejos del lugar.
.- ¡¿Qué fue eso?!- se preguntó, un fuerte sonrojo invadió su rostro.- ¡¿Qué diablos fue eso?! - decía mientras corría apurado a su hogar, aun sentía en su espalda la mirada de aquel extraño joven.
"El gran lobo malo... escóndete por que te encontrará"
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