⌛2⌛
—Ya les dije que no lo hice— repetí—, no pueden culparme sin pruebas.
El agente frotó su sien, me habían llamado a la dirección para tomar mi declaración, y esta era la cuarta vez que me preguntaba lo mismo, y mi respuesta claramente no variaba.
—Entonces, ¿por qué pelearon anteriormente? —preguntó, con cansancio.
—No nos soportamos y por eso discutimos, y no creo que eso me haga sospechosa de nada, agente.
—Escuché de algunos alumnos que le dijiste que te desharías de ella— revisó unos papeles al hablar, creo que eran declaraciones de otros estudiantes—. Y las gemelas Andrews lo corroboran— apoyó los brazos en la mesa, dejando a un lado los papeles, y tras suspirar continuó.
—Tuviste muchos problemas con ellas, así que es lógico que tengamos nuestras sospechas.
—Usted puede sospechar todo lo que quiera, pero yo no le hice nada. Créame, si quisiera hacerlo la habría cortado en pedacitos y la hubiese tirado al río para que los cocodrilos la devoraran— él me miró algo sorprendido—. No sería tan estúpida como para dejarla cerca de la escuela.
Obviamente nunca haría eso, pero ver a ese chico frente a mi, tomando agua con algo de desesperación, lo valió. Recosté la espalda en la silla con cierto fastidio por su silencio, hasta que decidió hablar.
—Bien, te dejaré ir por ahora, pero si encuentro nuevas pistas o tu recuerdas a alguien que pudiese ser el culpable, por favor avísame.
—Lo haré— me levanté de la silla, apoyé las manos rectas en la mesa y me acerqué a él—. Pero tenga en cuenta que no estuve en este lugar por mucho tiempo, así que no sé cuántos enemigos se buscó.
Me alejé para acercarme a la puerta y salir del lugar.
La policía había llegado en la mañana por un caso de asesinato. Después de que volví, y de mi pelea con Madie, esta desapareció, nadie sabe cómo ni por qué, pero no había llegado a su dormitorio esa noche.
Al principio los profesores lo dejaron pasar, al parecer era normal que algunos alumnos se fueran a otros dormitorios en las noches, cosa que no estaba permitida cuando yo aún estaba aquí, pero las cosas han cambiado mucho.
Sin embargo, Madie no apareció en el desayuno al día siguiente, eso los empezó a preocupar, así que mandaron a algunos profesores a buscarla, dando con ella cerca del lago, llena de lodo y rasguños, con su ropa rasgada y colgada de un árbol.
Muchos piensan que se suicidó, pero cuando llegaron los resultados de la autopsia tenía rastros de agua en los pulmones, lo que indicaba que la intentaron ahogar, también tenía moretones en todo el cuerpo, pero más en las piernas y brazos, lo que provocó que se le dislocara el derecho.
Después de esa tortura la colgaron del árbol, dejándola sin aire, esa fue la verdadera causa de la muerte.
Cuando me enteré de eso y de cómo ocurrió, admito que sentí un ligero dolor en pecho, sé que nuestra amistad se arruinó hace mucho tiempo, pero ella era de las pocas personas que me comprendía, lo que se dejó llevar por los supuestos hechos que descubrió.
—“Nunca pensé que serías capaz de hacer eso, An”—dijo alejándose de mi—. “Qué no sabes lo que puede pasar si lo descubren”
—“¿De verdad crees que lo hago porque quiero? ¿¡Siquiera has pensado en como me siento!?”— estaba a nada de llorar.
—“En estos momentos no sé que creer, pero se lo diré a tus padres para que te detengan” —aseguró.
—“Ja, se nota que no sabes nada”— eché mi cabello hacia atrás por el estrés.
—“Es cierto, no tengo ni puta idea de lo que has estado haciendo, pero procuraré apartarme de tí lo más que pueda, para que recapacites, eso te lo prometo”— y se marchó dejándome echa un mar de lágrimas.
Esas fueron las últimas palabras que me dedicó, a partir de ahí no volvimos a hablarnos, nuestra amistad se quebró por completo, y ahora que está muerta no sé que…
—¿Cómo te sientes? —volví a escuchar esa voz grave de repente, me detuve y esta vez si pude verlo, o algo así.
Mechones de su cabello negro cubrían parte de sus ojos color miel, llevaba una mascarilla blanca y el uniforme de la escuela, sus manos permanecían en los bolsillos y su espalda recargada en los casilleros.
—Eres tú, ¿verdad? —me le fui acercando—. Tú eres el que me habló ese día.
—Tienes buena memoria— se enderezó, dando dos pasos hacia mí—. Ahora dime cómo te sientes.
—¿A ti qué te importa eso, eh? Además, ¿Quién demonios eres?
—Mmm...— se acercó a mi oído—, digamos que soy tu genio de la lámpara— susurró, alejándose lentamente, dejándome bastante confundida.
Cuando iba a voltearme recibí una bofetada de Jade, ambas gemelas estaban frente a mi con los ojos llorosos.
—Oigan, ya me estoy cansando de ser su saco de boxeo, ¿¡lo oyen!? —ambas guardaron silencio, July permanecía detrás de Jade.
—Si fuiste tú— empezó Jade, señalándome con su índice—, no te dejaré vivir en paz, Danna.
—¿En verdad crees que fui yo? Yo no la mataría por mucho odio que le tuviera, Jade. Todas ustedes fueron mis amigas así que nunca les haría eso, a ninguna.
—Pero…tú madre dijo que nos alejaramos de ti porque tú estado era demasiado inestable y podrías dañarnos— dijo July.
Su voz era casi siempre inaudible, al contrario de Jade, ella era mucho más tímida.
—¿Cómo? —me acerqué a July—. ¿De qué estás hablando, Jul?
—De que no podíamos tener contacto contigo porque estabas en un psiquiátrico— intervino Jade—, por eso tuvimos que alejarnos de tí.
—Si sabes que eso es mentira, ¿no? —la corté—. La única razón por la que me alejé de ustedes fue porque se pusieron en mi contra, y Madie le reveló a mis padres mis planes.
—¿De qué planes estás hablando?
—Ja, creo que ustedes lo saben perfectamente, quería arruinar sus nuevos proyectos importantes por lo que me hicieron pasar.
—Danna, joder se más específica.
—¡Qué me vendieron! ¿¡vale!? —ambas me miraron con sorpresa—. Eso es lo que me pasó, mis padres me entregaron a uno de los ministros de la ciudad para tener las cosas más fáciles, estuve meses complaciendo a ese hombre para que ellos tuvieron múltiples beneficios en todos los malditos aspectos.
Ver sus rostros estáticos ante lo que decía me dolía, ya que al parecer, ellas no lo sabían, Madie nunca se los contó, y darme cuenta de eso, me hizo querer llorar.
—Al parecer nunca supieron eso— murmuré, cabizbaja.
En segundos sentí como las dos me abrazaron con fuerza, era de esos cálidos abrazos que nos dábamos para consolarnos, esos que tanto extrañé y me hacían llorar, siempre.
—Te juro que no sabíamos eso—empezó Jade—. Madie nunca nos dijo nada, y cuando decía algo malo de ti no nos daba las razones, solo decía que tuvieron una pelea y por eso lo mencionaba.
—..Creo que no quería avergonzarme con ustedes, pero igual se alejó de mi.
Rompimos el abrazo lentamente.
—Pero…¿por qué le contó a tus padres sabiendo que ellos fueron los que te entregaron? —preguntó July.
—Ella no lo sabía, y tampoco quiso escucharme— sequé las lágrimas que brotaron de mis ojos—. Se enteró cuando nos encontramos en un hotel y vió como él....él me besó, y tenía su mano en mi pierna, acariciándola.
Me detuve por un momento, para después tomar el valor de seguir.
—Luego nos encontramos en el baño y comenzamos a discutir, así fue como terminó todo; ella pensó que la engañé y que lo único que quería era sacar provecho político de eso—terminé explicando.
—Ella siempre fue así, solo creía en lo que veía y no en lo que escuchaba, cosa que tenía sus desventajas a veces.
—Pero no era mala— intervino July—, simplemente era algo dura pero nada más, no creo que mereciera morir de esa manera.
—Yo tampoco— dije entre un suspiro—. Pero voy a descubrir quién lo hizo y lo haré pagar por eso.
—¿Tienes idea de quién fue?
—Aún no, pero en algún momento tendré tan siquiera una pista, si encuentro algo se los diré— ambas asintieron.
—Y si te toca pelear con alguien por favor no seas impulsiva, nosotras tenemos más gente.
—Descuida, procuraré avisarles de cualquier cosa, nos vemos— me alejé de ellas rumbo a mi habitación.
Debido a lo que pasó cancelaron las clases, así que podía pasar todo el día en mi cuarto, que no era exactamente mi actividad favorita, pero un tiempo a solas me vendría bien para pensar en lo que haría a continuación. Al entrar a mi recamara la silueta del chico de antes volvió a recibirme, estaba parado frente a mi mesita de noche, mirando mi foto de pequeña.
—Tu inocencia se fue demasiado rápido— empezó, girándose hacia mi—. ¿No crees, pequeña Danna?
—…Ok, ya esto es mucho, ¿cómo entraste aquí y por qué andas siempre siguiéndome?
—Tengo acceso a todo aquí, y como ya te dije, soy tu genio de la lámpara— dijo con tranquilidad.
Esas malditas palabras claves me estaban cansando, ¿Y por qué no deja que su rostro se vea? Su presencia y su misteriosa personalidad me ponen los pelos de punta.
—Oh, mi madre te envío para vigilarme, ¿cierto? —deducí—. Si es eso dile que no me escaparé, así que podrías ir tomando tu renuncia— me acerqué a mi cama para sentarme en ella.
Él suspiró y se acercó a mi lentamente.
—No tengo nada que ver con tus padres, solo contigo— esa estúpida frase y la tranquilidad con que lo dijo provocó en mi una leve risa, todos a mi alrededor tenían algo que ver con mis padres, sin excepciones.
—¿En serio? —dije enarcando una ceja, él estaba a unos pocos pasos de mí—. ¿Y cuáles son los supuestos asuntos que tienes conmigo?
Su cuerpo se encorvó y sus manos se encontraron a cada lado de mi cuerpo, su rostro estaba a escasos centímetros del mío, acompañado de una mirada sumamente intensa, y si no fuera por su mascarilla, juraría ver cómo se le formaba una pequeña sonrisa de boca cerrada.
—Yo cumpliré todos tus deseos—empezó, desconcertandome—. Pero no esos de riquezas y felicidad, yo seré el verdugo de todos aquellos que te lastimen, cada una de las personas que se aprovecharon de tí pagarán un precio muy alto, solo dime un nombre y lo comprobarás.
Decir que estaba sorprendida era muy poco, solo podía pestañear repetidas veces, tratando de asimilar.
«¿¡Qué carajos tiene este tipo en la cabeza!?»
—Sé que puedes estar dolida por lo que pasó recientemente— continuó—, y me disculpo por ser tan brusco, ella se resistió bastante así que me fue muy difícil..
—Espera, ¿qué? —lo interrumpí—. ¿Tú tuviste algo que ver con lo que le pasó a Madie? —pregunté con cierto enojo.
—Te pregunté si en verdad querías desahcerte de ella y me dijiste que sí, así que lo hice, ella también te lastimó por..
Lo hice callar al empujar su abdomen con el pie, haciendo que cayera al suelo y yo me pusiera encima de él, agarrándolo por el cuello de la camisa.
—¿¡Quién dijo que podías lastimarla, ah!? —le grité con rabia y desesperación, agitándolo—. ¿¡Cómo te atreviste a hacerlo!?
—Solo cumplí tus órdenes yo..
—¡En ningún momento te dije que la mataras! —sentí la humedad de las lágrimas recorrer mi mejillas—. Ella era mi amiga.
—Sabes que no lo era, si fuese tu amiga no se hubiese alejado sin siquiera escucharte, no te habría delatado y no habrías sufrido un accidente tratando de huir.
—¿¡Y eso a ti qué te importa!? ¿¡Quién crees que eres para estar tomando decisiones por mi sobre la vida de los demás!?
—¡Soy el único que te comprende! —su grito hizo que me sobresaltara un poco—. Nadie entiende lo que estás sintiendo mejor que yo, y por eso quiero acabar con todos los que te hicieron daño, no me importa lo que pase después.
Su firmeza y decisión me dejaron en blanco…
¿Por qué quería ayudarme?
¿Por qué se arriesgaría por mi?
¿Por qué dice que me comprende y sintió lo que yo sentí?
¡gracias por leer!
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