
Duerme... El te observa.
Fuertes punzadas siento en mi cabeza, tras el golpe que me dio la banca de la iglesia. Abro los ojos y me encuentro en una pequeña habitación totalmente abandonada, todo signo de luz desapareció. Busco en los bolsillos de mi sotana mi teléfono para llamar a la policía que venga a rescatarme, pero no hay ninguna señal, para deducir que era de noche era la hora que estaba marcada en mi pantalla las 21:00 horas, mi linterna me ayudaba a iluminar la habitación y buscar la forma de escapar de este escalofriante lugar.
Las paredes de la habitación eran de adobe, lo más escalofriante era que habías rastros de sangre en el piso y en los objetos que estaban totalmente desordenados, como muñecas, cobijas, trapos, entre otros. Me puse a temblar mientras pensaba en las personas que murieron.
Un cálido aliento roza mi nuca, se me heló la sangre, tal vez alguien este atrapado otra persona viva, retrocedo y me tropiezo con alguien, justo al ver vi a una hermosa mujer cuya piel mostraba que la misma muerte reinaba sobre ella, sus ojos estaban escasos de brillo y un pequeño chirrido de sangre salía por la nariz, su cabellos castaño estaba desordenado y sin brillo, llevaba un vestido blanco de novia manchado de tierra, me preocupe por lo que había detrás de ella. Una sombra oscura en la esquina más oscura de la habitación con la forma de humanoide. Empezó a desplazarse lentamente por la pared de tierra sin poder ver su rostro para dirigirse a un antiguo espejo de plata en medio de la habitación.
– Tienes que dormir – escucho la suave voz de la mujer taciturna.
–¿Por qué? – le pregunto confundido.
–El te observa, si no duermes terminaras como yo –concluye la misteriosas muchacha que tenía mi edad, su tono era débil y notaba el miedo en su apagada mirada gris. Cuando comenzamos el graznido de un cuervo desde el exterior, la sombra avanzaba más rápido y se metió en el espejo, mire que en el reflejo la joven no se reflejaba, sino algo mucho más siniestro, desde la otra esquina estaba un hombre de una altura superior, no le podía ver el rostro, lo único que había era una brillante sonrisa siniestra en su oscuro rostro, a la vez la pared comenzó a salir sangre, lo que podía observar era las siguientes palabras escritas con sangre.
"Duerme... el te observa y te mata"
El miedo se apodero de mi me puse en posición fetal en el suelo, cerrando los ojos lo más rápido posible, sentí la presencia de la mujer alado, su aroma a rosas me hizo tranquilizar, en medio de este lugar macabro, sentí mi crucifijo y me aferre lo más fuerte para que Jesucristo me protegiera de este infierno terrenal, este lugar esta maldecido, ahora tendré que escapara para ayudar a los desdichados y desesperados habitantes de este pueblo y a su iglesia. Me olvidé del espejo y comienzo a recordar todos los momentos más felices.
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