43. Evelyn
Estoy en mi cuarto oyendo música en vez de hacer la tarea. "La tengo que hacer, por lo menos la de matemáticas" pienso. "Así el guapote me creerá una alumna ejemplar".
Vanesa entra a mi habitación sin avisar y me preocupo al verla un poco agitada.
—Evelyn, ¿me acompañas al hospital?
—¿Qué sucede?
—Es Antonio —dice preocupada. Ese chico se volvió novio de mi hermanita antes de que terminaran las vacaciones. Se ven lindos y me agrada que él es un chico muy educado y amable, además se nota que quiere mucho a Vanesa.
—¿Qué le pasó?
—Se cayó de las escaleras.
—Oh, cielos, ¿y cómo está?
—Consciente, no se golpeó la cabeza pero me dijo que se fracturó el brazo.
—Vamos.
—Marcos nos está esperando.
Llegamos al hospital lo más pronto que podemos y nos dirigimos a la recepcionista.
—Buenas tardes, buscamos a Antonio Villanueva, ¿sabe dónde se encuentra? —Pregunta Vanesa con tono rápido.
Nos da las indicaciones y nos dirigimos a la habitación donde se encuentra instalado. Al llegar notamos que está recostado en una camilla y tiene enyesado el brazo. No está solo, sus padres se encuentran ahí. El señor Villanueva tiene el pelo castaño y rizado como sus hijos, y la señora tiene los ojos azules y el cabello claro.
Antonio nos sonríe levemente y nos presenta.
—Papás, ella es mi novia Vanesa —la señala; ambos la ven con aprobación. Por supuesto, a mi hermana todos la aman—, y ella es su hermana Evelyn.
—Mucho gusto —dice la señora—, soy Caterina.
—Mi nombre es Alfonso —dice el hombre.
—El gusto es mío —contesta Vanesa. Yo asiento con la cabeza.
Mi hermanita se calma un poco al notar que Antonio está tranquilo.
—¿Cómo te caíste? —Le pregunta Vanesa.
—Me tropecé —dice apenado—. Metí la mano pero mi cuerpo cayó en mi brazo izquierdo y se rompió.
—Fue un accidente, lo bueno es que estás bien.
—Sí... ¿Dónde está Helena? —Pregunta el chico de repente.
—No contestaba mis llamadas, hace rato me marcó pero cuando le dije lo que estabas en el hospital, me colgó —dice su madre con extrañeza.
Antonio bufa.
—Oh, sí, no le importo.
—No digas eso. —Lo regaña su mamá.
—Es verdad —dice de mala gana—. Me odia.
—Antonio... —Su padre lo ve de mala manera.
El chico abre la boca para decir algo pero el ruido de la puerta abriéndose hace que todos volteemos hacia ese punto; con sorpresa vemos a Helena, que se encuentra parada en la entrada, con los ojos llorosos y mirando fijamente a su mellizo.
Capítulo cortito, por eso actualizaré el fin de semana el siguiente. ¡Y qué emoción, solo faltan dos capítulos para que termine esta historia!
Nos vemos pronto :3
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