Capítulo 2: "Roto"
Mi día a día era, en pocas palabras; todo de color de rosas. Lo primero que hacía al despertar era apreciar la belleza de mi hermoso novio, podía pasar horas observándolo y jamás me cansaría; me parecía tan irreal y etéreo. Hyunjin es el hombre perfecto con el que siempre había soñado, la forma en la que se comportaba se me hacía entretenida e hipnotizante, cada pequeña acción que hacía me parecía sutil y elegante, el trato que me daba en general era dulce y tan estúpidamente romántico; justo como me gustaba. Mi relación amorosa era más que perfecta, tan perfecta que asustaba. O así era hasta ese día, el día en el que su ex le acusó de casi matarlo con su alergia, desde ese día mi mente se había vuelto un caos, no podía dejar de replantearme la actitud de mi novio, y considerar en la posibilidad de que realmente haya sido capaz de hacer lo que le acusaban, de que todo eso que conocí no era más que una máscara de lo que realmente era. Asimismo, estaba consciente de que mi relación no había comenzado tan bien como pensaba, pues sé perfectamente que Hyunjin tuvo que engañar para estar conmigo, fue infiel, y aunque antes consideraba este tipo de actitud algo inaceptable, al final me conformé con ser elegido, y perdoné sus acciones porque mi amor por él era demasiado grande, más grande que mi sentido de la moralidad. Me sentía fatal por el chico, su ex, y estaba decepcionado al saber lo herido que debió haberse sentido cuando se enteró que su novio lo estaba engañando conmigo, pero repito; el amor que sentía por Hyunjin era lo suficientemente fuerte como para hacer a un lado los pensamientos intrusivos que invadían mi cabeza.
Jamás pensé que me arrepentiría tanto.
Fue un día, un viernes para ser más específicos, tarde por la noche. Había organizado con Hyunjin para ir al cine a ver una película de terror que darían en la última función, habíamos esperado ansiosos, así que acomodamos nuestros horarios para ir a verla apenas dieran aviso del estreno. Ese día, justo antes de separarnos para tomar nuestras respectivas clases en la universidad, Hyunjin me había dicho que me esperaría en el departamento que compartíamos, ya que lo normal era que yo saliera de cursar tarde los viernes, mientras que él sólo debía cursar un par de materias y salía un par de horas antes que yo. Sin embargo, ese viernes en particular, el profesor de la última materia dio aviso de su ausencia, debido a problemas de salud, y yo no pude más que contentarme con su desgracia, ya que saldría más temprano de lo previsto y podría estar más tiempo con mi novio.
Me volví al departamento a la velocidad de la luz, emocionado por darle una inesperada sorpresa a Hyunjin, incluso había pasado por su panadería favorita para llevarle baguette, porque sabía lo mucho que le encantaban esos panes; él siempre había sido un gran amante de las harinas. Subí al ascensor con una gran sonrisa implantada en mi rostro, y apenas llegué al departamento, abrí la puerta con cuidado, planeando sorprenderlo con mi repentina presencia. No obstante, el sorprendido fui yo.
Apenas entré al departamento noté que había algo raro en él, una mochila ajena pero familiar yacía posada sobre el sofá individual de la sala de estar, y en su respaldar descansaba un abrigo que no era ni mío ni de Hyunjin. Extrañado, me dirigí hacia los pasillos que llevaban a la habitación, y a medida que fui avanzado pude escuchar un rejunte de sonidos peculiares; rechinidos, sonidos húmedos, gemidos. Tembloroso y confundido, terminé por abrir la puerta del dormitorio, y entonces lo vi; Hyunjin, mi perfecto novio, estaba teniendo sexo con un chico, pero no con cualquier chico, sino con mi compañero y a quien consideraba mi amigo, el carismático y amable Lee Felix.
Luego de salir del shock, y enseguida el par se enteró de mi presencia, no dudé ni un segundo en gritarles lo más fuerte que me permitieron mis cuerdas vocales, los maldije como nunca antes lo había hecho a la vez que les ordenaba que se fueran a la mierda, los quería fuera de mi departamento, antes de que mis impulsos pudieran ganarme y me hicieran cometer un delito. Por supuesto, Hyunjin imploraba por perdón, suplicando para que escuchara su injustificada explicación. ¿Qué explicación comprensible podría justificar que me fuera infiel? Era simplemente absurdo, una estupidez que ni siquiera la más elaborada de las explicaciones sería capaz de hacerme perdonarle. Ya lo había perdonado por hacerme ser el cuerno de su anterior relación, pero perdonarle hacerme el engañado era el colmo.
Cuando ambos traicioneros se fueron, me terminé derrumbando sobre el piso de la sala mientras dejaba escapar llantos incesantes. Me dolía, ardía, sentía que mi corazón se asfixiaba por el dolor, por la traición. Me sentía el más grande estúpido del planeta, había sido un iluso y un idiota por pensar que Hyunjin no sería capaz de hacerme lo mismo que le había hecho a su ex.
Como era de esperarse, los días después de lo sucedido fueron como poco deprimentes, me pasaba los días sollozando y sin ánimos de nada, no podía concentrarme en los estudios, se me hacía un nudo en la garganta cuando intentaba comer algo, e incluso si lograba ingerir un poco de alimento, a los minutos terminaba vomitando hasta los jugos gástricos. El simple acto de mirarme al espejo me daba asco, no me reconocía, no parecía mi yo de siempre; la delgadez de mi cuerpo se veía de todo menos saludable, las ojeras bajo mis ojos eran negras como la oscuridad, y mi imagen en general me parecía desagradable y poco atractiva, Hyunjin se había ido, y con él se había llevado mi autoestima. Al final, y con el objetivo de mejorar la poca estabilidad emocional que me quedaba, me fui por unos días a vivir a la casa de mis tíos, en tanto Hyunjin terminaba de llevarse sus pertenencias del departamento.
[Narrador omnisciente]
Después de varios días de ausentarse, Jeongin debía volver a la universidad. Se había tomado una semana entera para centrarse en distraerse y mejorar su estado de ánimo aunque sea un poco. Por suerte, sus tíos ―a los que consideraba más padres que sus padres biológicos― lo ayudaron con los sentimientos que acarreaba la ruptura, se encargaron de consolarlo y acompañarlo siempre que podían, con lo que estuvo profundamente agradecido, ya que no tenía a nadie más para apoyarse aparte de ellos, pues su supuesto 'amigo' le había traicionado para acostarse con quien ahora era su ex. Jamás podría perdonarle semejante perjurio a Felix.
Cuando Jeongin retomó sus estudios no pudo evitar sentirse angustiado, ya no tenía a su pareja acompañándolo en su rutina, y la ausencia de quien había sido su amigo había marcado profundamente en su vida universitaria; estaba completamente solo.
La primera hora le había tocado cursar Psicología del Desarrollo, pero la mente de Jeongin no estaba lo suficientemente desarrollada como para recibir demasiada información un lunes a las 7 am, por lo que estuvo divagando en sus pensamientos, cavilando entre lo ocurrido con Hyunjin y lo solo y miserable que se sentía sin la compañía de Felix. Para su suerte o desgracia, la llegada del receso no se le hizo tan tediosa y extensa como había pensado que sería, sin embargo, resultaría más estresante que la primera cátedra del día.
―Jeongin, espera ―una voz que bien conocía le llamó la atención, justo antes que se alejara de la puerta del aula.
Trató de ignorarlo, pero ni bien comenzó a caminar le alcanzó, interponiéndose en su camino.
― ¿Podemos hablar? ―preguntó el rubio, mirándole con una expresión de súplica ―Innie, por favor, será sólo un momento ―insistió. Pero Jeongin lo esquivó y comenzó a caminar nuevamente, con Hyunjin siguiéndole el paso inmediatamente.
― ¿Quieres dejar de seguirme? Ya te dije que no quiero escuchar nada de ti, lo que has hecho no tiene arreglo ―contestó al fin.
Jeongin aumentó la velocidad de sus pasos, pero el otro no desistía en su tarea de seguirlo. Hyunjin volvió a plantarse frente al morocho, haciendo que éste parara de golpe.
―No dejaré de seguirte hasta que entiendas que te amo. Lo que pasó entre Felix y yo no significó nada, fue un error descomunal de mi parte, pero estoy dispuesto a cambiar si en cambio tengo tu perdón ―dijo con seriedad mientras trataba de buscar su mirada esquiva.
Jeongin soltó una risa sínica.
―Claro que fue un error, Hyunjin. Así como también fue mi error confiar en ti, a pesar de estar consciente de cómo comenzó nuestra relación ―remató Jeongin, mientras intentaba contener las lágrimas ―. Dices que me amas, pero, ¿acaso no decías amar a tu ex también? Y aun así lo engañaste conmigo, y para colmo; también me hiciste lo mismo a mí. No fue un error de una sola vez, y no me apetece tolerar las consecuencias de un tercer error ―escupió con rabia.
Sí, aún estaba dolido, y muy para su pesar, aún le amaba, pero más se amaba a sí mismo y su estabilidad emocional. Si volvía a perdonar, la posibilidad de que Hyunjin volviera a herirlo le terminaría volviendo loco. Jeongin ya no estaba dispuesto a seguir sufriendo, ya tenía suficiente con todo lo que había sufrido a lo largo de su corta vida.
―Hazme el favor de desaparecer de mi vida, Hwang ―dijo con frialdad, levantando su mirada para finalmente verle a los ojos.
Jeongin pasó por su lado, dispuesto a alejarse del rubio. Pero nuevamente fue detenido, Hyunjin lo tomó por los hombros, y en un movimiento rápido lo acorraló contra la pared más cercana.
―Innie, por favor. No me hagas hacer esto ―amenazó Hyunjin con un tono suplicante que contrastaba con las toscas acciones.
― ¡Suéltame! ¡Ya te dije que no quiero saber nada de ti! ―gritó en pánico mientras intentaba zafarse de las manos ajenas. Sentirlas tocándolo le provocaba asco, como si el mero tacto le fuera a contaminar.
―Innie, bebé, por favor perdóname. Sabes lo mucho que te amo ―musitó Hyunjin a centímetros del rostro de Jeongin, quien ya no podía más que sollozar asustado. Las grandes manos del rubio le retenían por las muñecas con fuerza, mientras las apretaba contra la pared ―. Y sé perfectamente que aún me amas ―susurró contra sus labios.
Jeongin contempló en cámara lenta cómo Hyunjin se inclinaba contra su rostro, con la obvia intención de besarle.
No quería, realmente no quería, sus labios ahora no se le hacían suaves y dulces, ahora le sabían amargos y sucios, e imaginarse que estos habían besado a Felix le inducía nauseas. El beso era estático de su parte, una pierna se hizo espacio entre las suyas, pudo sentir el pútrido toque, y de repente ya no sentía nada.
Abrió los ojos con sorpresa, y lo que vio fue inesperado; Kim Seungmin había empujado a Hyunjin, haciéndolo caer contra el piso.
―Deja al chico en paz, o de lo contrario te denunciaré por acoso con los directivos de la institución ―amenazó el castaño, mientras miraba a Hyunjin desde arriba. La expresión en su rostro era dura, y una mirada vacía penetraba con odio la figura del que ahora era el ex de ambos.
Seungmin no dijo nada más, y en cambio se acercó rápidamente hasta Jeongin, tomándole de la mano para luego arrastrarlo lejos de ahí, bajo la confundida y llorosa mirada del chico, quien se dejó llevar en silencio. Caminaron unos pocos minutos, hasta que llegaron a unos pasillos vacíos que Jeongin pudo ubicar como los que llevaban hasta la biblioteca. Cuando el castaño lo soltó, Jeongin sintió el frio recorrerle la mano, y no pudo evitar sentir la necesidad de bajar la vista hacia el piso; el chico le había salvado de una situación horrible, a pesar de saber que él era el culpable de que Hyunjin le hubiera dejado, y eso le hacía sentir más mierda de lo que ya se sentía.
― ¿Estás bien? ¿Te hizo daño? ―indagó el más alto, cortando con el silencio abismal.
Jeongin negó en silencio, mientras mantenía la mirada gacha.
― ¿Quieres que te acompañe al baño? Deberías lavarte la cara antes de volver a las clases ―propuso Seungmin, y Jeongin asintió, aún sin hablar.
Ambos caminaron hacia los baños más cercanos, y apenas ingresaron Jeongin se derrumbó en el piso mientras comenzaba a sollozar desconsoladamente, liberando todo lo que había intentado suprimir minutos atrás. Seungmin lo observó con pena, y aunque bien sabía quién era el chico, no pudo evitar sentirse mal al verlo en ese estado. Sin saber bien qué más hacer, Seungmin se acuclilló a su lado y procedió a darle palmaditas en la espalda a modo de consuelo, nunca había sido bueno con situaciones emocionales.
¿Qué era lo que había pasado entre ellos? ¿Habrían peleado? ¿Terminaron? Seungmin no podía dejar de pensar en lo que sea que haya pasado entre el chico y su ex, y aunque la curiosidad le carcomía por dentro se abstuvo de indagar al respecto, pues no eran precisamente cercanos.
Jeongin menguó levemente su llanto, y tras levantar la cabeza dijo:
―Debí haberte hecho caso cuando me lo advertiste.
Seungmin lo miró con extrañeza.
―Él me engañó también ―soltó el morocho, mirando a la nada ―. Se acostó con mi único amigo ―agregó. No sabía bien por qué le estaba contando todo eso, pero tampoco le preocupaba mucho, después de todo no tenía a nadie más con quién desahogarse.
Seungmin se mantuvo en silencio, sorprendido por las sinceras palabras del chico, el cual luego de darle la explicación volvió a retomar el llanto, mientras se lamentaba por haber sido un iluso, un tonto enamorado, un idiota. Jeongin despotricaba contra él mismo entre hipidos y lloridos desgarradores, y Seungmin no pensó demasiado antes de rodearle con un brazo, brindándole un rígido abrazo que el morocho no se opuso en rechazar, pues estaba destrozado y desesperado por apoyo y un poco de calidez.
Visto desde una mirada externa, la situación era de más extraña. Dos chicos que compartían el mismo ex, ambos engañados, el primero que por alguna razón se encontraba consolando al segundo, quien fuese el amante de su ex infiel, y que además era el cuerno. En definitiva; una situación demasiado peculiar.
Jeongin se mantuvo llorando por lo que fueron unos largos minutos, desahogándose entre los brazos que le envolvían en un abrazo tenso pero cálido, y que extrañamente le hacía sentir protegido y reconfortado. Se sentía desnudo en alma, frente a los ojos de un extraño que se suponía que debía de odiarle.
―Gracias...―susurró con voz rasposa Jeongin. Finalmente había conseguido calmarse ―. Gracias por hacerme compañía. No era algo de lo que debieras responsabilizarte, y aun así me consolaste. Realmente lo lamento por lo que pasó entre tú y Hyunjin, eres un buen chico ―dijo Jeongin, entre avergonzado y arrepentido.
―No me concernía, pero no podía dejar que ese idiota te intimidara. Simplemente no podría comportarme indiferente en una situación así, independientemente de quién se tratara ―explicó con calma ―. Y con respecto a lo de Hyunjin, él es simplemente un idiota, y entiendo ese sentimiento de estar cegado de amor, así que empatizo un poco contigo. Aunque suene raro ―agregó con indiferencia, pues ya prácticamente había superado lo ocurrido.
Seungmin se levantó del piso, se sacudió el pantalón, y luego le tendió la mano. Jeongin la tomó y se levantó del piso con ayuda del castaño.
―Deberíamos estar en clases en este momento ―comentó Seungmin al fijarse la hora en su celular ―. ¿Te encuentras mejor? ―preguntó mientras le miraba detenidamente. Jeongin tenía los ojos rojos y la nariz hinchada de tanto llorar, pero se veía tranquilo.
―Sí, gracias de nuevo ―le agradeció Jeongin ―. Creo que deberías ir a las clases, yo me quedaré un rato más para lavarme la cara. Debo de lucir horrible ―comentó apenado.
Seungmin rio, pues en efecto; el chico lucía como si estuviera luchando contra los síntomas de un resfriado. Se dirigió hacia la puerta para encaminarse a sus respectivas clases, pero antes de girar el pomo se dio media vuelta, y tras titubear por unos segundos le dijo:
―En el receso...Puedes unirte a mí y mi amigo, Hyunjin no se te acercará si estás con nosotros. Minho lo tiene amenazado con golpearlo si lo ve cerca ―le propuso.
Jeongin se sorprendió por la inesperada invitación. No obstante, dejó mostrar una tímida sonrisa antes de responder.
―Claro. Lo consideraré. Gracias ―respondió el morocho.
Y entonces Seungmin se fue.
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Sé que es muy cortito a comparación del primer capítulo, pero así quedó je. Perdón por la demora, no tenía inspiración para escribir porque últimamente me estuve centrando en otro proyecto literario que me tiene emocionada.
¿Qué tal les pareció el capítulo? Sé que quizás no haya sido muy emocionante, pero era necesario para comenzar a desarrollar la historia. El próximo capítulo comienza a ponerse más interesante.
Gracias por leer, y no se olviden de comentar o votar si les gustó, esto me sirve de apoyo para seguir escribiendo.
Nos leemos cuando este capítulo llegue a las 100 leídas, bye bye 💫💞.
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