11. Lunes de cambios
Hoseok abrió la puerta que daba con la antesala de su oficina en la editorial, caminaba con la vista y concentración enfocadas en la pantalla de su móvil por vez que se paseaba con desmedida calma, su maletín en una mano y el preciado consumidor de su energía en la otra. Estaba tan absorto en la pantalla del dispositivo que había pasado desapercibida la presencia de su novio, quien se quedó esperando su beso y saludo de buenos días que ya se había vuelto una costumbre.
Pasó de largo por el frente del escritorio de Yoongi, ignorando completamente que éste se había quedado perplejo por ese nuevo e inesperado comportamiento suyo. Es bien cierto que su novio y su amigo suelen restregarle en la cara que prácticamente vive más en el nivel las nubes que en el de la tierra, pero nunca tanto como para no notar o ignorar a propósito la presencia de alguno de ellos o al menos negarles un saludo, aunque sea por mera cortesía siempre lo hacía. Hoseok podía ser raro y digamos que algunas veces se le podía tildar de desatento, pero nunca maleducado o de mal humor.
Sin parar de husmear en el buscador de imágenes de Pinterest en su móvil el castaño ya estaba acomodado en el asiento de su escritorio, sin haberse dado cuenta de ello, estaba tan sumido en su búsqueda que hizo todo, hasta llegar allí, como si estuviera programado en modo automático, casi como lo haría un verdadero autómata.
Se había pasado prácticamente la mayor parte de las horas de su último fin de semana en dos cosas, la primera, ejercitar su cuerpo y, la segunda, investigar a ese chico que se hace llamar V. Le había buscado en un sin número de páginas de internet, incluyendo Wikipedia y cualquier otra que tuviera el más mínimo artículo refiriéndose al modelo, en Youtube encontró algunas entrevistas y un sin fin de videos de pasarelas donde el deslumbrante chico había tenido alguna participación.
No podía esperar a que fueran las 6 de la tarde, ya que a esa hora acordaron la reunión para firmar el contrato definitivo entre las cuatro partes: Editorial, escritor, firma fotográfica y modelo. Al fin lo conocería en persona. Sin pensarlo a profundidad ya se había hecho la ilusión de que ese joven podría ser su amado Taetae por lo que de inmediato, el viernes pasado le indicó a Hyungwon que preparara la cita, ya que el modelo que había conseguido era innegablemente perfecto.
Cada vez que tenía que reunirse con un nuevo candidato a ser el rostro exclusivo de la portada de su saga, antes de entrevistarle, en el interior del escritor no surgía ni un soplo de curiosidad, para él era simplemente una parte que complementaba su trabajo y él hacía todo para que éste quedara a la perfección, inclusive, si era molesto, aunque a decir verdad algunas de las entrevistas las realizaba Yoongi, ya que muchas de las veces estaba cansado y consideraba que tomar un buen baño y una siesta era más que prioritario.
Nunca imaginó que le aguardaba una experiencia diferente desde el momento en que solicitó a Hyungwon ver la fotografía del tal V en cuanto su amigo le contó de aquella anécdota de la extraña cláusula que se pidió agregar en el contrato. No le veía sentido a este hecho, él era todo lo contrario a un don juan y además era del conocimiento de todos aquella relación abierta que mantenía con su agente. Antes nunca habían agregado una cláusula semejante, no había motivos para ello.
Si el problema no era él, entonces debía serlo aquel modelo que Hyungwon mismo había conseguido y le había contado que le costó mucho convencer. Por un momento pensó en distintas teorías, como, por ejemplo, que quizá este nuevo candidato podría ser una persona problemática y posiblemente se había tomado esa medida drástica para mantenerlo a raya, en realidad el motivo que fuere le hizo sentir una leve curiosidad por cómo era esa persona, en ningún momento esa curiosidad fue movida con algún tipo de intención.
Pero en cuanto vio la imagen de ese ser que parecía haber salido de su imaginación, no solo la curiosidad llegó a él venteando como una guerra de huracanes de fuerza mayor, toda una malgama de pensamientos, sensaciones y emociones se agolpaban en su mente y en todo su cuerpo arrasando con todo signo de racionalidad y realidad a su paso. Desde ese momento, aun cerrando los ojos, esa imagen era lo único que Hoseok podía ver.
Por eso continuaba pasando de una fotografía a la otra en su celular. Con cada imagen que veía del modelo, sentía que su alma salía de su cuerpo y regresaba rebosante de una felicidad que se le hacía ajena, ya que hacía tantos años que no experimentaba ese tipo de emoción, pues aquel sentimiento de euforia le era tan lejano como el tiempo que había pasado, y a la vez se sentía tan distinta a la que sintió cuando el Sr. Min le consiguió un contrato con la editorial más poderosa de toda Corea del Sur, o aquella que sintió cuando publicó su primera obra, o la que le hizo llorar como un niño cuando consiguió su primer Best Seller, no, ninguna de esas emociones se podía comparar con la que le traía aquella posibilidad de conocer en persona al único dueño de su corazón. Aquel niño que con tan poco esfuerzo le hizo dar un gran giro a su vida, aquel que con sus palabras le dio un sueño y luego con su aliento le puso alas para llegar a donde está ahora, aquel que le hizo entender que creía más en él que él mismo.
Los ojos de Hoseok seguían absortos en la pantalla de su dispositivo olvidándose de lo cansado y adolorido que estaba su cuerpo debido a todo el ejercicio que había hecho durante el sábado y el domingo, pues su deseo de verse mejor para ese lunes tuvo más importancia que el hecho de actuar de forma razonable, debió tomárselo con más calma debido a que nunca acostumbraba a hacer ejercicios.
Su burbuja reventó cuando escuchó los pasos de Yoongi y seguido levantó la vista para ver la puerta de su oficina abrirse y dejar aparecer la figura del rubio. La entrada de un serio Yoongi retorciendo los labios con suspicacia y una mirada rebosante de reproche pasó ante sus ojos como una escena en cámara lenta, de golpe su cuerpo resintió las consecuencias de su abuso al ejercitarlo todo el fin de semana sin moderamiento a sabiendas que no estaba acostumbrado a ello.
Esperaba a que el rubio se parara frente a su escritorio, se cruzara de brazos y empezara con un largo cantaleteo, como era su costumbre cada vez que se molestaba. Sin embargo, para su sorpresa eso no pasó. Manteniendo su vista clavada en sus ojos, el rubio tomó asiento en uno de los sillones de invitados, se cruzó de piernas al igual que de brazos y soltó un largo suspiro que se escuchó como una leve y lejana ventisca.
—Te vez cansado, ¿trabajaste en una historia nueva este fin de semana? Pareciera que no has dormido en tres días —una de las comisuras de los labios del rubio se elevó más que la otra cuando sonrió con altanería y de forma burlesca, pero con tonalidad provocativa.
Hoseok no alcanzó a formular ninguna respuesta mientras observaba al rubio cuando hizo una pausa antes de apoyar sus blancas y bien cuidadas manos en el escritorio e inclinarse para acercar su rostro al del contrario dejando apenas un par de centímetros de distanciamiento.
—No me digas que... amor, estuvimos juntos hace tres días, ¿Tan cansado te dejó haberlo hecho dos veces en una tarde?
Yoongi sonrió ante el silencio y las tremendas ojeras que se gastaba su novio, mientras Hoseok quedó embelesado observando su sonrisa, su subconsciente comparándola con aquella sonrisa cuadrada que tanto añoraba volver a ver. Una parte de él se reprochaba por lo equivocado de sus pensamientos, haciéndolo sentir culpable, haciéndole recriminarse por aquel deseo tan fuerte de que ese joven fuera en verdad su Taehyung, debería desear que no lo fuera, así evitaría esa sensación de culpa que lo envolvió al mirarse en los ojos de Yoongi.
«No debería pagarte de esta manera, Yoongi-hyung» —pensó mientras un nudo de saliva forzaba el angosto interior de las paredes de su garganta al pasar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro