Joe. I/ Amanecer contigo
JOE
I
Brooklyn, Nueva York, EE.UU.
Año 2058
2 días antes del Evento
Amanecer contigo
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Son las siete y veintiocho en el reloj digital. El chirriante pero efectivo ruido que producía su nuevo despertador llevaba tres minutos sonando cuando consiguió arrancar del sueño a Joe, que dormía como un tronco desde aproximadamente la media noche. Con un movimiento perezoso, pero rápido, el hombre pulso el botón superior del aparato, y el molesto pitido se detuvo al instante dejando de taladrarle por fin la cabeza. La estancia quedó entonces en silencio, y de fondo, ahora solo se escuchaba el rítmico ruido que producía su mujer al respirar, a escasos centímetros de su piel. A Joe se le erizó el bello cuando ella, retorciéndose entre sueños, deslizo los labios a lo largo de su brazo, y pudo sentir el aliento de su mujer susurrarle a la oreja durante un instante. Era justo en ese momento cuando Joe daba las gracias a Dios todos los días.
Con cuidado, Joe deslizó el brazo izquierdo por detrás de la nuca de Nina. Intentó hacerlo sin despertarla. Ella solía levantarse muy temprano siempre, normalmente antes que él. Aun así, en ocasiones era distinto; la noche anterior, por ejemplo, Nina se había quedado esculpiendo en el estudio hasta bien entrada la madrugada, y ahora dormía profundamente tras haber trabajado durante horas en su actual proyecto. Nina siempre decía que eso era lo que tenía dedicarse a algo tan abstracto e intangible como el arte: no se trataba solo de crearlo, ni de buscarlo; sino también de que él te encontrará a ti, donde y cuando fuera.
Joe y Nina se conocieron en la universidad, aunque el era dos años mayor. Coincidieron en el campus cuando Joe decidió inscribirse finalmente en la universidad e iniciarse en los estudios en Historia, siguiendo un sueño que pensó nunca iba a cumplir.
Su infancia no había sido precisamente un camino de rosas. Se crio huérfano, pasando los primeros años de su vida en un orfanato de monjas en el interior del país, hasta que fue adoptado por su primera familia. Desde entonces, paso de un núcleo familiar a otro, hasta que consiguió valerse por sí mismo y sus casas solo eran moteles, y la calle su verdadero hogar. Eso último tuvo que ser a temprana edad, si lo que quería era sobrevivir o labrarse un futuro decente, el barrio no iba a salvarlo, y la droga no se vendía sola si quería vivir. Al fin y al cabo, muchas familias solo lo adoptaron para cobrar las ayudas del estado. Para esos, Joe no era si quiera una persona, era solo un trámite, una carga que tenían que mantener con vida hasta final de mes para cobrar la siguiente paga, y así se había sentido toda su vida.
"Después de tanto, de tantas cosas... No puedo creer que consiguiera salir de ahí." pensaba en muchas ocasiones.
Escena desarrollo personajes
Pensando en esto último, Joe salió de la cama con cuidado de no perturbar el sueño de su mujer, y se deslizó en dirección al baño. Allí se aseo y se limpió los dientes, y luego se dio un baño caliente que lo despertó al instante cuando puso el agua fría antes de salir. Ya listo para empezar el día, salió en silencio vistiendo el albornoz y cargando la muda de ropa que había elegido para aquel día. Paso frente a Nina y la observo dormida. Preso de la ternura que le producía aquella imagen, no pudo resistirse y se acercó con cuidado y la beso en la frente antes de dirigirse al piso de abajo a preparar el desayuno. En el reloj de la mesilla marcaban las 7:52 en unos números rojos que parpadeaban.
Una vez en la cocina, Joe dejó la ropa colgando en una silla mientras preparaba dos zumos de naranja junto con algo de fruta. Mientras, tarareaba una canción que no podía quitarse de la cabeza desde hacía varios días. Estaba cansado de tararearla, así que decidió poner la tele para intentar sofocar el ritmo que se repetía una y otra vez en su interior.
Mencionar el uso del móvil para proyectar las noticias en la t5ele. Presencia de tecnología avanzada pero sutil. Cosas más orgánicas.
Encendió la televisión y sintonizo primero su canal preferido de noticias matutinas. No estaba realmente interesado en ellas, la verdad es que ya no le gustaban desde hacía mucho tiempo, pero las miraba no porque creyera que las noticias de las que iban a informarle tuvieran mucha más veracidad o interés que las que ofrecían otras cadenas, sino como un puro sedante social que lo ayudaba a desconectar en ciertos momentos, si no todos. A decir verdad, el canal que sintonizo solo le gustaba más porque el presentador siempre le había resultado gracioso por alguna extraña razón, y eso le ofrecía un entretenimiento en momentos como aquel.
En cuanto a las noticias en sí...Para Joe, ser testigo de la capacidad de los gobiernos de manipular la información, hacía ya años que no le producía ningún estimulo, y vivía ya desinteresado, sin esperanza en una humanidad y un país que habían perdido completamente los papeles y las oportunidades en su lucha por conseguir llegar a algún sitio interesante. O al menos a un sitio que valiera la pena.
Mientras los poderosos movían los hilos, los afortunados seguían viviendo sus vidas, y en la otra punta del mundo familias eran masacradas y asesinadas a manos de terroristas y gobiernos que, al margen del tipo de ideas que defendieran cada uno, se disputaban la corona del más poderoso, o el más rico, o el más creyente, como si jugar con el mundo fuera una gran partida de ajedrez, y llevaran jugando desde hacía siglos. Y entonces ganaban. Perdían. Y perdían otra vez. Reciclando solo los peones y las piezas del juego, pero sin plantearse nunca cambiar las reglas que narraban la historia. Pero... ¿Y si las reglas habían cambiado?
Todo el mundo sabía que los recursos que el planeta podía aportar a la raza humana, o a cualquier especie, siempre habían sido limitados, solo que esta no siempre había sido tan exageradamente consumista. Las crisis económicas siempre habían existido, pero nunca como en el presente. Y entonces llegó un punto en el que nadie hablaba de ello, las elites habían conseguido lo que querían: un pueblo sumiso y resignado. Al principio si les importaba, y fue noticia durante un tiempo. Hubo protestas y disturbios, pero luego, como siempre, taparon las malas noticias con más malas noticias, y todo quedó en el olvido.
Así pues, llegó un momento en el que el planeta consumía anualmente mucho más que el doble de recursos de los que el propio ecosistema de la Tierra es capaz de producir; por no hablar de las especies animales, que habían empezado a desaparecer a un ritmo exponencial durante los últimos años. Por dar un ejemplo: en los últimos cincuenta años habían desaparecido casi la mitad de las especies descubiertas durante toda la historia de la humanidad, y más de la mitad de estas extinciones se habían producido en los últimos veinte años. ¿Cómo pretendía el ser humano cuidar de sí mismo si ni si quiera había sido capaz de cuidar y conservar las demás especies? Pareciera ser que se les hubiera olvidado la regla básica de la humanidad, y es que todos somos animales.
Todo esto, en conjunto, fue algo que fue condenando mucho más rápido de lo esperado a todo el planeta en sí, y, por lo tanto, a todos sus habitantes. Pandemias, crisis económicas, revueltas, guerras sumergidas, hambruna, violencia...Ahora, en el presente, los gobiernos estaban empezando a darse cuenta de todos los errores que habían ido acumulando a lo largo del tiempo, o eso parecía, y tras desperdiciar varios años actuando como si nada de esto fuera lo esperado, y dedicando varias décadas más a culparse unos a otros de los errores de todos ellos, estaban reaccionando ya tarde en contra de una situación que, desde hacía años, estaba condenando a la humanidad a vivir una de las mayores crisis, si no la última, de su corta y mezquina historia.
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"Atención"— dijo una voz que llegaba desde el televisor, sacando a Joe de su ensimismamiento. — "Interrumpimos nuestro itinerario de noticias habitual para informar de que se están produciendo varios altercados violentos en la ciudad de Nueva York en estos momentos. Hoy se celebrará la XXXIII reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, convocada hace varios meses con carácter de urgencia, con la intención de debatir el futuro de la humanidad."
>>El problema de la jornada de hoy, ha surgido cuando el resto de las organizaciones y grupos disidentes se han enterado de esta protesta, y el número de gente congregada ha ascendido de manera incontrolada. Tras varios momentos de tensión por la presencia y el crecimiento de grupos extremistas a lo largo de todo el perímetro de seguridad, hace treinta minutos ha habido una primera carga policial sin previo aviso, con el objetivo de separar las congregaciones y evitar posibles enfrentamientos. Como es habitual, la respuesta policial ha recibido una contra respuesta aún más contundente por parte de los manifestantes, y los enfrentamientos están empeorando por momentos. Con dos policías heridos y más de una docena de manifestantes detenidos, la jornada se presenta peligrosa y llena de incertidumbre. Mientras tanto, desde estos informativos recomendamos a los vecinos de Nueva York que mantengan la precaución al salir de sus viviendas, al menos hasta que terminen las protestas y sea seguro transitar las calles newyorkinas. Seguiremos informando...
Joe se mareó. La verdad es que las protestas eran algo habitual en esos tiempos. Pero ¿en Nueva York? ¿Con la presencia de "grupos extremistas"? ¿Y justo delante del Congreso de las Naciones Unidas en una de las ciudades más seguras del mundo? Todos los países se habían convertido en versiones de Brasil de los años 2000, con países separados por muros de ladrillos y barricadas o controles policiales, con presencia de bandas en los exteriores de los barrios más ricos. Un muro separaba la población entre aquellos que podían permitirse vivir y los que tenían que buscarse la vida. Los medios no parecían demasiado preocupados; si por los ciudadanos, y seguramente mucho más acerca de la imagen que todo eso podría dar al exterior en relación con la ciudad. De todas formas, doce detenidos y dos policías heridos era una miseria en comparación con las protestas que estaban teniendo lugar en Paris, Italia o algunos países de Latinoamérica en los últimos meses... El pueblo estaba despertando y...
"¡Clac! "
La tostadora hizo saltar las tostadas recién hechas. Eso hico a Joe volver en sí. Se desperezó. Luego, colocó todo bien en la bandeja, y subió en silencio hasta su dormitorio, donde dormía Nina, ajena a lo que estaban contando en las noticias.
La luz se colaba por la pequeña grieta que dejaban las cortinas en el centro del gran ventanal que daba a su balcón, y la primera luz del amanecer se colaba en el cuarto y flotaba a través de la estancia, como ingrávida; y parecía posarse sobre las sábanas blancas de la cama con la ternura de un amante.La luz lo bañaba todo de un color puro; su mujer, que yacía enredada entre la seda, abrazaba la almohada de su marido, como si en sueños quisiera sentir su presencia allí.
Joe se acercó de puntillas al lado de la cama y dejo la pequeña bandeja sobre la mesita de noche. Luego le dio un beso de buenos días a la mujer de su vida. Ella, aun entre el sueño y la vigilia, entreabrió los ojos y le dijo:
—Buenos días, mi amor
—Buenos días, cariño. —contesto él con una sonrisa—Hoy es un día especial. —y le acercó la bandeja con el bol de fruta y las tostadas.
—¿Te has dado un baño ya? —le preguntó ella mientras se incorporaba lentamente. Luego mordió la fresa con un gesto que buscaba, claramente, despertar sus más salvajes instintos.
—Si—le contestó Joe, juguetón. Agarró el trozo de fresa que Nina sujetaba en sus dedos y se lo comió. —Pero podría ensuciarme de nuevo y ducharme contigo, no tengo problemas con eso, ya lo sabes.
—Lose, mi amor—contestó Nina sonriendo. Y lo empezó a besar apasionadamente.
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