6. Nuevas pistas
Se encontraban en la sala de autopsias, estaban por recoger los recientes cadáveres, pero Emmett pidió ver el cuerpo de Enrique —quien murió asfixiado— por una última vez. Puso sus manos enguantadas como quisiera ahorcarlo, pero simplemente estaba comprobando las marcas del cuello con sus manos.
—Son más pequeñas que las mías, pero con dedos regordetes —dijo, sin quitar los ojos del cadáver—. Probablemente el personaje en cuestión tenga entre un metro sesenta o metro y sesenta cinco, si fuese alguien más alto, tendría unas manos más grandes que las mías o, al menos, eso deduzco.
—Tendremos que preguntarle a Linda —sugirió Brenda—, ella sabe más de anatomía que nosotros.
—Eso tendrá que espe... —objetó el detective, pero fue interrumpido por la criminóloga.
—En realidad, existe una forma de determinar la estatura de alguien —indicó ella entrando a la sala con un sujeta papeles entre sus manos—, y es por el tamaño de su muñeca. Ha habido muchos estudios para determinar la altura de alguien y muchas de ellos han sido rebatidos a lo largo de los años, sin embargo, lo que has dicho me ha dado una idea. —La mujer dejó el objeto sobre una de las mesas y se acercó al cadáver—. El tamaño de su mano puede darnos a un posible sospechoso o, al menos, una aproximación, lo cotejaremos con la base de datos de la Oficina de Registro Civil.
—¿Cómo es posible? —preguntó Brenda.
—Aunque el asesino usó guantes al momento de cometer el crimen —dijo Linda y se acercó al nuevo cadáver que había llegado aquella mañana—, podemos hacer una impresión en 3D de una mano con el rastro que dejó la equimosis presente en su cuerpo, eso nos dará una aproximación y con ello podemos descartar sospechosos; por otro lado, ya estamos trabajando en averiguar las tiendas de mascotas, les hemos ahorrado algo de trabajo.
—Gracias —pronunció Emmett—, pero aún tenemos mucho trabajo por hacer y no tenemos ningún sospechoso.
—¿Qué hay de él? —preguntó Brenda, señalando el cuerpo que Linda observaba, el hombre de tez morena que había muerto recientemente.
—Se llamaba Trevor Flores de veinticinco años —respondió la criminóloga—. Estaba en la base de datos de la policía por tráfico de estupefacientes; nació en México, pero fue criado en Estados Unidos, trabajó para un tiempo en Walmart, sin embargo, la muerte de su exnovia lo hizo tomar el camino de las drogas. El asesino arruinó su rostro, probablemente con un martillo o una palanca de acero, aunque pudimos tomar su identidad por la cartera que llevaba en su pantalón y con sus huellas dactilares. Lo que me llama la atención es el escapulario.
—No queda duda de que se trata de la firma del asesino —indicó Emmett—, y con el escapulario podemos determinar el motivo. ¿Quiénes fueron apaleados en la biblia?
—El apóstol Pablo —respondió una voz masculina—, y Silas, el profeta, fueron castigados aun siendo ciudadanos romanos.
—Jeremy, qué gusto verte —dijo Brenda, con una sonrisa.
El recién llegado trabajaba con Linda en el área de autopsias, siendo este el que hacía el trabajo sucio, era bastante alto y delgado, con una cara alargada, ojos claros y labios delgados; de cierta forma, se parecía mucho a Shaggy de Scooby Doo, pero en una versión atractiva.
—¿Qué hay de los peces? —preguntó Emmett para romper el hechizo en el que Brenda estaba sumergida—. Hay muchos peces en la biblia.
—Simón, quien era llamado Pedro y su hermano Andrés eran pescadores —respondió Jeremy—. Jonás fue tragado por un pez, todo eso es por los últimos asesinatos, ¿no es así?
—Eso no nos dice nada —se quejó Emmett—, además, ¿cómo sabes todo eso?
—Mi hermana eligió el camino de Dios —respondió el aludido con una sonrisa—. Es monja y de tanto escucharla hablar, se me han quedado un par de cosas en la cabeza.
Emmett gruñó, se sentía frustrado por tener muchas cosas, pero nada en concreto y ver a Brenda embobada con la sabiduría de Jeremy, lo hacia enojar mucho más. No era un hombre celoso; pero, de alguna forma, así se sentía.
—Nos está retando —expresó Brenda, cruzándose de brazos—. Está jugando con nosotros, el cretino es muy inteligente y está buscando atención, nos está dejando las migajas en el camino para llegar a donde queremos llegar, pero no se dejará atrapar tan fácil, al menos hasta que tengamos un panorama más grande y sepamos hacia dónde se dirige, seguro es un sociópata.
El detective pensó un momento. Ya sabía que el motivo estaba relacionado con la biblia, tal vez estaba eligiendo a las víctimas de acuerdo a sus pecados, otra parte le decía que seguramente se estaba guiando por los días mandamientos, no tenía muy claro el tema y le daba dolor de cabeza ponerse a pensar en temas religiosos. En su familia eran muy devotos a la religión, pero el prefería mantenerse escéptico en el tema, aunque respetaba sus creencias.
Por otro lado estaba el medio, no estaba muy claro que tuviera definido un modus operandi para llevar a cabo sus crímenes: uno fue apaleado, el otro asfixiado y, el más reciente, su rostro había sido desfigurado. Pensaba, que seguramente buscaba una forma diferente para probar sus límites.
¿Cómo sería el siguiente? ¿Cuál sería su firma? Muchas dudas se arremolinaban en su mente y, juzgando por las caras, sus demás compañeros trataban de formar un hilo conductor, incluso, por parte de los criminólogos, aunque esa no fuese su área de trabajo; ellos simplemente se limitaban en proporcionar ciertas herramientas para capturar a los malhechores, pero Linda y Jeremy parecían querer involucrarse un poco más por el simple hecho de ayudar.
Y quedaba la oportunidad. No quedaba dudas de que el asesino cometía sus crímenes en medio de la noche, en horas que, muy seguramente, no pudiese ser descubierto. Entre la medianoche y la madrugada, sin una hora determinada, el límite era las dos. Además, como ya lo habían mencionado, encontraban una nueva víctima cada semana.
Pero, tal y como mencionaba Linda, también era un hombre fuerte, esto lo revelaba su hecho más reciente, el pobre había quedado irreconocible, hecho que también se hacía más fuerte con las muertes anteriores, sobre todo con el que fue asfixiado, al punto de dejarle las huellas de sus manos marcadas en el cuello.
En cuanto al lugar de los hechos, no podían dejar de lado dónde ocurrieron los crímenes, cada uno había sido en un barrio distinto al anterior. Silveroak era demasiado grande y, centrados en este punto, revelaba que el asesino era un poco desordenado en ciertos aspectos, a menos que...
—Acompáñame —pidió Emmett y haló del brazo a su compañera.
—Yo sola puedo ir —contestó la mujer en medio del trayecto, liberándose del agarre.
Llegaron a una de las oficinas que era usada como salón de juntas y en una de las paredes había un mapa enorme de la ciudad, objeto que muchos detectives usaban para crear todas sus teorías y llegar a un punto más concreto. Y, en aquella ocasión, este se encontraba a disposición de ellos.
—La primera víctima murió aquí —indicó Emmett, poniendo una chincheta roja sobre el mapa—, la segunda aquí y la tercera aquí —finalizó, colocando chinchetas en cada punto mencionado—. Así no nos dice nada, pero si unes las puntas, obtienes un triángulo isósceles...
—Oh, por Di....
—Espera —le interrumpió—. Eso es solo una suposición, no necesariamente es el triángulo, solo lo puse de ejemplo para que entiendas al punto al que voy.
—Sí, continúa, lo entiendo claramente —habló Brenda, interesada en su teoría.
—Si unimos los puntos solo tenemos dos líneas sin sentido —continuó Emmett—, pero si vienen más víctimas tendremos una figura completa, estoy seguro de que los lugares no son elegidos al azar.
—¿Crees que se esté inspirando en las constelaciones? —Brenda parecía atraída por este nuevo rumbo que estaba tomando la investigación.
—No lo sé —respondió resignado, veía un brillo especial en los ojos de su compañera, pero no tenía nada más y se odiaba por eso—. Como dije, por ahora son solo dos líneas sin sentido, temo decir que debemos esperar.
—¡Eso no es nada ético! —se quejó Brenda.
—Eso lo tengo claro, pero todo lo que tenemos no nos lleva a ningún lado, el asesino es alguien inteligente y... —Suspiró—. Espero que, con los resultados de las tiendas de mascotas y la impresión en 3D, tengamos algún indicio.
Eso era todo. Esperar a la siguiente víctima. No era lo más ético ni lo más honroso, pero todo lo que habían unido no los llevaba a resultados más concretos y sobre ellos se discernía como un caso completamente complejo.
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