¡Oh! Julieta.
Hola... Soy un escritor más en un mundo repleto de talento, de magos que escriben bellos mundos, desde la oscuridad de una habitación estoy intentando desahogarme en tintas negras, mi brazos se cansaron de soltar gotas rojizas, mi piel ya no siente dolor, mi mente se escapo muy lejos de los pensamientos oscuros que le creaba, mis oídos dejaron de escuchar charlas que solo le bajaban el ánimo, ahora solo vive en mis recuerdos aquel aire cálido que respiraba o soñé respirar, mis brazos nunca sintieron aquel sentimiento o afecto de recibir un abrazo...
Mis ojos, mi vista dejo de llenarse de lágrimas, dejé de llorar, dejé de soltar ríos de un triste pasado, presente como un eminente futuro de soledad, mi vida comenzó a salirse en notas que tiraba al mundo para que alguien lo leyeras, ¿Quién sabe? Capaz muchos leyeron aquellas notas, capaz al leerlas lloraban, o más que seguro decían "Es un depresivo más" porque eso era, eso soy, capaz eso seré siempre.
Cada noche seguía desahogándome, me había gustado tanto gastar tinta que comencé un poemario de las palabras más tristes que pude encontrar, aquellos poemas fueron clasificados como basura sin ninguna buena coherencia, no tenían simetría, los verbos no se querían unir, ellos se rehusaban ser parte de mi, la ortografía me había fallado, pero que más esperan... Si tan solo era un adolescente que dejó de estudiar a los 12 años, no sabía nada pero aún así hacia escritos nefastos que yo llamaba mis bellos sentimientos bañados en lágrimas, pero tonto fui al ponerle escritos hechos de lágrimas, tan solo porque cuando lo escribía la tinta se unía con la lágrimas saladas, tenía cero de talento más cero de futuro.
¡Dios mío! Estoy arto, ya ni sé por qué digo esa expresión si Dios no existe, aquel que me diga lo contrario por favor guárdese su opinión, porque será un debate muy largo y mi estupidez perderá ante la suya.
Pero... Pero qué hago hablando de eso, se supone que estoy tratando de describir mi estupidez humana y sonsera presencia en este lugar, ahí tirando cada cosa que podía escribir de mi corazón oscuro apareció ella...
¿Por qué la vida es tan injusta? Entre mi depresión y soledad por primera vez veía que se me acercaba una luz, una presencia caminaba hacia su destrucción, aún así caminaba para ser destruida de la manera más tonta que pude destruir a alguien...
Uno de mis feos escritos, la llevaron hacia mi, sonreí cuando llegó mientras por dentro quería agarrar a mi yo de afuera, quería detenerlo, porque solo destruiría su bello mundo... Aún así ni mis mil yo pudieron detener a aquel ser con falta de amor, cariño, y con necesidad de poner su rostro en unos hombros para poder llorar.
Entre letras tristes, llantos como poemas mal hechos estaba yo, cual por primera vez sentía un aura cálida, ella solo se intentaba acercar, mientras yo salía corriendo a su llegaba pero a la vez al verla solo me escondía por el miedo que nos matemos entre nosotros, yo destruyendo aquella esperanza que traía para sacarme de un pozo que estuve cavando por años o que ella me destruya con aquella sonrisa encantadora que posee.
Al final terminábamos cada noche igual, yo llorando en su pecho, soltando toda la mierda que me tiro el mundo, quién diría que era un ser negro, manchado, un ser duro por fuera mientras en el fondo ella saco a un ser sensible, frágil, una cosita delicada que en esa delicadeza podía destruir ambos mundos, el suyo y el mío.
Aún así cada noche le contaba de pies a cola, cada detalle de mi extensa viva, tenía más anécdotas que ganas de vivir, me rodeaban los recuerdos y aquellas frases que me destruyeron llevándome a encerrarme en una habitación, dejándome ahí, solo, pero en esa soledad logré que ella esté ahí.
Cada noche le conté las veces que me rompieron el corazón, sin darme cuenta que yo rompía el suyo metiéndome como un parásito, le conté mi vida amorosa, le conté como mis labios habían besado niñas que no estaban ya más a mi lado, le conté como fui feliz pero se quedó ahí en un fui.
Ella así logró sacar todo aquel veneno de tristeza, sin darme cuenta ella nunca se fue, estuvo ahí, sin darme cuenta ella también me contó muchas cosas que ignores por pensar en mí, aún así estaba ahí, con el tiempo ella tocó mi corazón, me lo había reconstruido, puso cada ladrillo en su lugar, uso cemento puro, cemento puro amor para tapar cada rajadura, para que no se escapara el pequeño amor que tenía, entre mi soledad, ella y yo, había algo que nos unía a los tres, era mi estupidez añadiendo mi facilidad de olvidar.
Olvide a mi soledad, la mandé muy lejos, la pateé, la tiré a lo lejos de un camino sin final que esperaba que nunca más vuelva, olvide todo, sin darme cuenta menos de ella, también me olvidé a mi mismo, olvide quién era, quién fui, o tan solo olvidé mi cruel pasado...
Es ahí donde exprese ¡Oh!
¿Espera cómo te llamas? Le pregunté...
Julieta, respondió diciéndome que me lo había repetido ya mil veces, ¡Oh! Julieta! Exprese nuevamente mirándola... Mientras sonreía al saber que su nombre solo era una representación de la mujer más bella...
Aún así al día siguiente olvide su nombre de nuevo, olvide su todo, pero ella daba lo mejor de sí para con calma hacerme recordar que ella existía... ¡Esperen! En esta narración faltó un detalle importante... Ella se volvió mi novia, ¡Si! Aunque no lo crean Julieta se volvió mi novia, fue un 19 no sé cuál pero se volvió, ahí entre te amos y un aléjate cada día se metió más a mi corazón.
Pero saben, el hombre es una bestia sin remedio, son estúpidos, tontos, mensos, aupaos, etc. Capaz no son los hombres y solo era yo con ella, me volví un hijo de puta, cual entre los hijos de puta yo superaba a todos, mientras que Julieta daba todo yo solo peleaba con mis otros yo, en aquellas peleas nos olvidamos de ellas, la dejamos, cada vez que volvíamos en si, ella ahí estaba, mi yo más frágil que aún se escondía sufría al verla ahí para mí, sufría al no valorarla, sufría por todo, quería que ella dejará de sonreír para que el pudiera abrazarla...
Aún así ese suceso seguía.
¡Oh! Julieta, mi vida, mi niña hermosa, por favor no sufras por un estúpido como yo, por favor déjame ahí que muera... Aunque expresará todo ella nunca se fue, aunque la hice llorar no sé fue, nunca se fue, ¡Dios! Ella nunca se fue, no quería que se vaya por gusto sino porque odiaba lastimarla, la hice llorar, la hice odiarme pero la había enamorado a un nivel que solo se veía en esta retorcida realidad.
No confundan, yo nunca la humille, yo nunca la trate mal, yo nunca fui malo, solo fui estúpido, ella no fue masoquista y no era de esas que nunca se daba a respetar, menos ella era aquellas mujeres que andaban detrás un vandálico, ella solo se enamoró por primera vez, se enamoró de alguien con un extenso camino, se enamoró de un roto, si joder soy uno de esos que tiene todos sus sentimientos rotos, su corazón partido, su alma en el suelo y su mente oscura por las nubes de tristeza, se enamoró del peor hombre que puede existir, se enamoró de mi, joder una niña se enamoró de mi.
Aún así no sabría describir el significado que ella se volvía cada día, recuerdan que les decía que era alguien que no sabía ni el significado de haya, hay y ahí, que era alguien que confundía el verbo ves con el simple hecho que alguna vez escribía mal, no sabía ni sé cuál es el tiempo correcto de que debo escribir porque cuando me lo iba enseñar no puse atención por lo hijo de su puta madre que soy, aún así ella se volvía cada vez el pilar de mi mundo, me enseñó a escribir mejor de lo que hacía, me enseñó el significado de muchas palabras, me enseñó algunos verbos, lo más importante me enseñó a amar, me enseñó el hermoso sentimiento de ser amado.
Me dio más amor que mi madre, si es que se le puede decir madre a la mujer que me dio la vida, me felicitó en mis cumpleaños cuando estaba a punto de colgarme de una cuerda, me abrazó sin tocarme, me besó sin tocar mis labios, susurro mil te amos sin estar al lado mío.
¡Oh! Oh Julieta ¿por qué eres tan perfecta en tu imperfección...? ¿Por qué me enamoraste cuando ya no quería amar? pero quién diría que tú me amabas tanto que lograste aguantar mucho tiempo a mi ser incomprensible.
Oh mujer divina, me hiciste feliz tantas veces de las que merecía, así pasó el primer año, lo nuestro parecía más que una amistad que noviazgo, tu solo querías saber cómo se sentía ser amada, cuando yo ni intentaba amarte por el miedo de destruirte como todo lo que amo, tenía miedo y sigo teniéndolo aún así no te fuiste.
Estuviste, estabas ahí cada noche, cada día, cada segundo apoyándome, mejore, me salí de aquel habitación de la depresión, volví a tocar los cuadernos para superarme, volví al mundo mientras tú me hacías barra para que nunca me rinda, estuviste es mis primeros pasos de mi segunda oportunidad...
Oh Julieta, ahí estuviste... Pasó otro año, estuviste en mis logros, escuchaste mis tontas ideas, pero te estabas cansando, aún así no me daba cuenta, me ponía ante todo... Yo y yo porque yo debo, yo era, yo seré, yo solo sentía, yo siento, yo y mil yo...
Paso dos años de yo, y nunca fue un tú... ¿Quién sabe cuantas noches lloraste? ¿Quién sabe cuántas mañana quisiste irte y no podías? Te cansaste pero yo seguía ahí en ese mundo nuevo dándome a conocer... Tonto yo... Tonto yo que se olvidaba de ti... Tonto yo que se olvidó de ti...
Ya al segundo año y medio cuando ya ella no aguantó más... Cuando me di cuenta que la había perdido reaccione, soy un ser estúpido, un día me comenzaron a faltar sus buenos días que nunca aprecié, sus hola amor al llegar de sus clases, sus cuídate, su te deseo lo mejor, sus miles de detalles, al darme cuenta tenía muchas fotos de ella, pasaron tres años, ella siempre me dio una foto donde ella sonreía, me daba detalles para que sea feliz, que yo muy tonto los guarde en un caja, cuando la abrí estaba ella, otra vez ella, aquella maldita sonrisa que me había enamorado, cada vez que salía al mundo siempre sonreía pero no era por ser feliz, sino era porque en mi subconsciente estaba ella sonriendo, estaba su bello rostro, sus palabras motivadoras, ella tenía una vida más dura que la mía aún así logró hacerme feliz cuando ella no podía más, se volvió el pilar que abandone, aquel único pilar que me mantenía de pie, sin darme cuenta le había dedicado todas mis canciones que ella al alejarse me obligó a escuchar para buscarla entre aquellos cantos.
La ame como un idiota, la ame como un niño, o peor que un niño, porque los niños saben amar, y yo no sabía amarla, me dediqué a mi que ella se volvió invisible, capaz era su culpa por siempre hacerme pensar en mí persona, pero para que culparla si yo soy el único culpable, lloré cada día al notar tarde lo que hacía por mi, lloré a sentir su falta, intentaba cada día que vuelva pero jamás lo hizo como quise, ella había madurado, mientras yo había abierto los ojos.
Oh Julieta... Expresaba cada noche, ¡Acá está tu Romeo! Un Romeo que quiere morirse, un Romeo que no supo amar a su Julieta, oh Julieta, divina niña que se volvió mujer, vuelve que quiero acabar conmigo como la vez que me encontraste.
Oh Julieta estoy otra vez en aquella habitación, escribiendo un escrito, un escrito para vos, hecho de tinta negra con lágrimas como aquel escrito que te gustó y te hizo querer cambiarme, cual lo lograste, pero la vida da vueltas, volví al mismo lugar pero con otro motivo y eras tú...
Hola nuevamente soy el escritor estúpido de los escritos nefastos, aquel niño que jugaba a plasmar palabras, aquel muchachito que solo soltó hojas a la vida atrapando a la mujer más perfecta del mundo, soy el estúpido de los escritos a punto del suicidio nocturno, un cobarde que solo quiere desaparecer de la vida, al sentir un nuevo vacío... Al sentir el alejamiento lento de mi bella Julieta...
¡Oh Julieta vuelve! te amo... Susurré mientras oscurecía en mi habitación, el último rayo de luz se fue, te amo... volví a susurrar para que me escuchará, pero ya estaba en medio de la oscuridad, todo se comenzaba a enfriar, mi cuerpo ya no daba más que se quedó ahí en una cama tendido de la tristeza...
Oh Julieta... Te amo... Dije con mi último aliento cerrando los ojos, junto a notas llenas de letras llenas de tintas negras y lágrimas de un recuerdo feliz que no supe valorar...
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