Parte I
Rodeado de grandes montañas y un extenso bosque que no parece tener fin, en un claro donde el sol y la luna se juntan, está ubicada la aldea llamada Gahle, que se ha mantenido lejos de la civilización desde que se fundó.
Esta aldea que ha existido por miles de siglos, se ha especializado en la cosecha de hortalizas y frutas, produciendo siempre las mejores.
Bajan a la ciudad que se ubica a los pies del bosque, unas dos o tres veces al mes para vender sus frutos y hortalizas, obteniendo siempre una buena cantidad de monedas de oro y plata por sus excelentes productos.
La aldea de Gahle antes era sólo una aldea normal con cosechas normales, hasta que un día, hace miles de años, hicieron una buena obra para un ser especial, este ser especial les otorgó una llama azul, que nunca se apagaría.
Esta llama se le conocía como "Fuego azul del dios inmortal"
Cuando los aldeanos de ese siglo descubrieron que habían ayudado aún dios, se regocijaron en la gloria. Después de todo, habían conocido al dios del fuego; este dios era uno de los cuatro grandes dioses antiguos.
Creían que sólo existían en las leyendas y cuentos para niños, pero aquella llama que había pasado desde los más viejos ancestros, de generación en generación, era la más clara realidad de que, los dioses seguían existiendo en este mundo.
Cuando el dios les dijo, que si colocaban su llama en el centro de su cosecha, obtendrían una sorpresa. Los aldeanos estaban un poco confundidos, sin embargo, hicieron lo que el dios les había dicho y esa noche, a tan sólo unos pocos instantes antes de que las campanas de la ciudad tocarán a media noche, los aldeanos colocaron el fuego azul en el centro de sus cosechas.
Desde entonces, los aldeanos colocaban la llama azul en el centro de sus cosechas dos veces por semana, dejando que al llegarse la media noche, la llama azul extendiera la esencia de revilitación para sus hortalizas y las hiciera germinar rápidamente.
Las verduras que estaban tiernas adquirían el color de una verdura lista para ser cosechada y vendida, y los árboles frutales que estaban alrededor de la tierra donde estaban sembrado las verduras, sus frutos verdes se volvían rápidamente maduros y listos para comer.
Y esto siguió así, de generación en generación, con el paso de los años y el cambio del jefe de aldea, las cosas fueron cambiando y las personas también cambiaron. Sus corazones empezaron a cambiar.
Conocieron la avaricia y la obsesión a la riqueza.
Antes, la llama azul del dios eterno sólo se sacaba dos veces por semana, pero ahora la llama era sacada todos los días para que dejara caer su esencia y los productos maduraran.
Empezaron a codiciar más y más, siempre queriendo obtener más de lo que sus manos podían agarrar.
La llama que una vez era grande y fuerte, comenzó a perder su poder y tamaño. Por unos años los aldeanos no se dieron cuenta, hasta que una vez alguien observó que, a pesar de haber colocado la llama en el centro, las verduras que estaban en el tierra aún se veían verdes y no tenían ese color y el olor a una verdura madura. Lo mismo ocurrió con las frutas aledañas.
Fue entonces que se dieron cuenta que la llama que era majestuosa, cálida y grande, se había reducido al tamaño de un puño humano y cada día perdía su esencia y su calor; entonces loas aldeanos comenzaron a entrar en pánico.
¿Qué harían si la llama un día se apagará?
¿Qué pasaría con sus productos?
Si comenzaban a cosechar normalmente como lo harían las demás personas que no vivan en las montañas... Entonces, sus productos ya no serían los mejores y ya no obtendrían un buen dinero por ellos.
Todos los aldeanos entraron en pánico.
La aldea había crecido a lo largo de los años, extendiendo su territorio cada vez más, con los años nacieron más niños y niñas y esos niños y niñas crecieron y se casaron con las niñas o niños de la aldea, expandiéndose cada vez más.
El jefe de la aldea estaba preocupado, cómo podría evitar que la llama azul del dios eterno no se apagará? Fue entonces que él recordó lo que sus ancestros habían dicho una vez y que siempre se les recordaba a los jefes de aldea, para que no cayeran en los pecados infernales de la humanidad.
«Esta es mi llama azul eterna, este fuego no es común y mientras ustedes tengan un corazón puro, mi llama seguirá ardiendo, pero si tú corazón cambia y albergas malicias, conocerás el sufrimiento y este fuego que una vez te ayudo, destruirá todo lo que tienes y desaparecerá para nunca más volver»
Aquellas palabras dichas por el dios fueron concisas y se arraigaron fuertemente a sus huesos, sin embargo, parecía que las habían olvidado y tomado como si solo fueran palabras vacías.
Hoy estaban viendo la realidad, el fuego azul que pensaban nunca se apagaría, hoy estaba a apunto de extinguirse y arrebatarles todo a su paso.
Ordenó a los aldeanos buscar en la biblioteca de la aldea, estaba biblioteca tenía más de cien años, había sido levantada para que pudiera resguardar todos los libros escritos por los jefes anteriores y también por los aldeanos que se encargan de sembrar y cosechar, esperaba poder obtener algo, una pista de como evitar que el fuego azul se extinguiera.
A pesar de que la biblioteca no era grande, contenía una gran variedad de libros, leerlos todos les llevaría unos buenos meses y ellos no estaban seguros de si la llama podría seguía existiendo para cuando terminarán, y tampoco podían asegurar de poder encontrar una forma para evitar que se apagará.
Un día, el jefe de la aldea encontró un libro extraño al final de una caja de madera, en el último cajón de la biblioteca, no tenía título y tampoco tenía nombre, pero a pesar de eso el libro estaba intacto y sin daño alguno.
Él lo abrió cuidadosamente y comenzó a leerlo.
En el libro se contaba una historia, de una aldea que tuvo una escasez de agua. El jefe comenzó a leerlo por pura curiosidad, jamás espero que la historia en ese libro fuera como su actual situación, sólo que el problema de ellos no era el agua, si no el fuego místico de un dios.
La historia contaba la situación y el método que los aldeanos hicieron para rogar por el agua. El jefe estaba algo aturdido, el libro cuenta que ellos tenían un templo para adorar al dios del agua... Sí él hacía lo que en este libro estaba escrito, significa que, ¿tendrían que levantar un templo para el dios del fuego?
No era una mala idea, ¿pero y si el método que explicaba el libro no funcionaba?
Hubieran perdido el tiempo en hacer algo que desde el principio no iba a funcionar, sin embargo, este jefe decidió confiar un poco en este libro y hablarlo con los artesanos de la aldea.
Ellos en realidad creyeron en este método y decidieron intentarlo. Todo con tal de que la llama azul no se extinguiera.
Decidieron hacer un templo en las profundidades del bosque, justo donde la luna se detenía y el sol no se cernía. Durante un mes los hombres fuertes de la aldea cortaron y tallaron la madera, hasta dejarla fina y luego comenzaron a levantar el templo.
Durante ese tiempo el jefe de la aldea terminó de leer aquel libro que no tenía más de diez páginas, aunque el método y la situación eran iguales, siempre tenía esa duda de si esto tendría efecto.
Por todo ese mes los aldeanos decidieron no sacar la llama de fuego y se centraron en levantar el templo. Tenían que si sacaban al menos una o dos veces la llama a los campos de siembra, terminaría desapareciendo completamente.
Cuando el templo se terminó, estaba hermosamente alzado bajo los rayos del sol, en la suave superficie de madera de alta calidad en la parte superior, estaban talladas las palabras "Templo, dios del fuego" y en las partes laterales de la puerta, habían dos tallados en piedra de dos grandes dragones de fuego. La puerta en el centro tenía llamado el sello del dragón del fuego también, tan vivido como si solo estuviera durmiendo.
Habían pasado solos dos meses desde entonces, y una vez que el templo estaba hecho, venía la segunda parte. Encontrar el sacrificio.
La historia que el leyó decía que, para apaciguar la furia del dios del agua, prepararon un sacrificio, una novia. Alguien que poseyera la belleza misma.
En esta aldea, habían cuatro familias grandes que eran el mayor sustento de la aldea.
La familia de los talladores, ellos tenían una hermosa hija, ellos fueron los encargados de realizar aquellas dos estatuas de piedra en la entrada del templo.
La segunda familia, era la de los artesanos, ellos tenían tres hijos y fueron los encargados de tallar el nombre del templo y el sello del dios dragón en la madera.
La tercera familia, era la de los Herreros, aunque no era una gran familia, su ayuda siempre era necesario cuando se comenzaba la cosecha de las hortalizas.
Y la última familia era la del médico de la aldea, eran varios en esa familia sin embargo sólo tenían una hija que podría categorizarse como una belleza.
Suspirando, el jefe de la aldea camino hasta la casa de la primer familia, esperaba no poder enfurecer a ninguna familia, realmente sería un dolor de cabeza hacerse enemigo de alguna de estas cuatro familias.
Suspirando, tocó la puerta y espero a que le abrieran, él estaba realmente nervioso. Aunque no era sólo está familia, la hija de ellos era realmente una flor silvestre.
Cuando le invitaron a pasar, el jefe de la aldea engrosó su cara y hablo directamente el motivo del porque venia a su casa, cuando los padres de la joven escucharon que era para saber si podían ofrecer a su hija como la ofrenda para el dios del fuego, se enfurecieron más aún así, no lo insultaron y sólo lo echaron educadamente de su casa.
Aunque sabían que era para la misma avaricia, nunca ofrecerían a su única hija como un cordero que va al matadero. Preferirían que la llama se extinguiera y cosechar como una persona normal sin fuego mágico de por medio.
Suspirando y sacudiendo el polvo inexistente de su túnica, camino hacia la casa de la segunda familia.
Cuando lo invitaron a pasar, rápidamente le fue servido una taza de té, al menos esta familia tenía un poco de tacto.
— Verá, ahora que el templo está realizado, sigue el segundo paso y para eso yo... Estoy preguntando de la forma más cortes si usted podría ofrecer a uno de sus hijos como...
Antes de que tuviera tiempo de terminar, la mujer que tenía una pipa de fumar en su boca hablo rápidamente.
— Puede llevarse al tercero, es un inutil que no sabe hacer nada más que comer y dormir —Hablo ella decididamente, el jefe de la aldea estaba un poco sorprendido—. Como sabe, tengo dos hijos mayores que son grandes artesanos y uno que viene en camino, pero este tercer hijo, nació tan pálido como si fuera un fantasma y es tan delgado que prefiero mil veces que hubiera muerto a tener una desdicha como él en esta familia.
»— Ya he tenido suficiente con criarlo desde pequeño, es momento de deshacerme de esta pequeña boca que no hace nada, que sea filial y muera por nuestra familia y gente.
Por primera vez el jefe pudo ver el odio y la alegría combinada, en los ojos de esta mujer que estaba enviando a su propio hijo a la horca.
Realmente la gente era capaz de cualquier cosa si eso les traía beneficios.
— Puede llevárselo ya si desea, no quiero verlo más en mi casa.
Dichas aquellas palabras, el joven que había estado escuchando todo en las escaleras, terminó y bajar y el jefe de la aldea se despidió rápidamente de la mujer fría.
Suspirando salió de esa casa, viendo al joven que caminaba a su lado con la cabeza baja.
Bueno, parece que el sacrificio para el dios del fuego estaba listo. Y era el tercer hijo de la familia Min.
Min YoonGi.
El autor tiene algo que decir:
Ola~ a donde sin votar y comentar, no vez que vivo y respiró de esto ʕ•ٹ•ʔ
( ´Д`)=3 confieso que pensé está historia en una noche, y la escribí al siguiente día.
Esta es la segunda Historia que se relaciona con "El novio del dios del agua" por si captaron la pista del libro.
ESTO ES YOONMIN, YOONMIN OK OK.
Nos leemos en la última parte🤗
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MinMin.🔥
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