Capítulo 31
El placentero cantar de los pájaros, el día nublado y el claro frío en el aire, hace presenciar la cama más suave de lo que imaginas. Éste clima en específico, te hace satisfacer los gustos. Un café bien cargado mientras miras a la ventana no suena nada mal. El ambiente es adecuado para tener una tarde relajada, leer un libro, e intercambiar la compañía de alguien. Hay personas que odian éste clima. Para mí respecta, es uno de los mejores que pudo haber existido.
«Extrañaré esto»
Acobijada entre las sabanas, me levanto cuidadosa para no despertar a Harry. Casi a tactos pequeños. Básicamente escondo el sonido al desenvolver las sábanas calentitas. Al hacerlo, las coloco en donde estaba, dispuesta a ir al baño. Pero un brazo con venas notorias y vellos extremadamente excitantes, me regresa a mi posición.
— Buenos días amor. ¿Dónde vas?
Escucharlo decir la palabra amor, refiriéndose a mí en un estado de noviazgo, mi corazón de vuelco a todos los sentidos. Sonreí al ver que no puedo zafarme.
— Me hago pichichis Harry ¿Puedo? — Se burla al oír mi palabra junto con mi desespero.
En un beso, me deja libre. Saltando, voy al baño mientras muevo mis caderas al son de una música warever que pasa por mi cabeza. Más bien, la de september de Earth, Wind & Fire. Amo con toda mi alma esa jodida música.
Al terminar de lavarme los dientes, recojo mi cabello en una coleta alta para estar más cómoda el día de hoy y, me pongo unos pantalones y camisa magas larga después de ducharme.
Ahora mismo, frente al espejo, pido lo único en lo que me he arrimado, fuerza. Necesito fuerza para levantarme una vez más y afrontar lo que me espera. La vida es demoledora y difícil, pero hay que seguir.
Mi mente se vuelve una prisión. Una que los demonios se aprovechan de mi caída al poco tiempo de existencia. Atacan mis miedos e inseguridades. Estoy aquí aún, pero de igual manera no hay que emocionarse mucho. Siempre sucede algo para que en un chasquido de dedos, tu mundo se venga abajo.
Dispuesta a todo me encojo de hombros dando menos importancia al asunto. No soy valiente, peor fuerte, pero quiero serlo. No por Harry, no por mi familia, sino por mí. Pero cuando estoy decidida a dejar la inseguridad de lado, el mundo ya se encontraba en el piso.
Un nudo se instala en mi garganta y la sensación terrorífica apaga mi sistema. Trato de grita para que me auxilien de mi repentina inmovilidad y no consigo nada más que sólo caer al suelo.
Es aquí donde me doy cuenta que ya he dejado el mundo, cuando desaparezco frente a los ojos del amor.
El aroma de los medicamentos, desinfectantes e inyecciones recién abiertas, me vuelve en sí. Libero un quejido al moverme sintiendo las punzadas en la espina dorsal. ¿Y cómo no? Caí en medio de los muebles. Estaba a nada de caminar cuando los enfermeros y los doctores aparecen por la puerta. Corren desesperados hasta mi cuerpo el cual está sufriendo un ataque.
Mi familia aparece en la venta observando horrorizados la escena sin tener explicación. El sonar de las máquinas y el pitido avisando que mis niveles de cardio están bajando poco a poco, me ofusca.
La quemazón provocada por las lágrimas es mi compañía ahora, y el pánico a lo que pueda ocurrir, hace que sea imposible estar tranquila.
No sé qué hacer, estoy confundía y pérdida. Se supone que ellos debían desconectarme, no que sufriera un ataque.
Harry entra a la habitación agitado por tanto correr. Al ver lo que está pasando, hace fuerzas con un doctor para entrar y llegar a la cama. Uno de los enfermeros, forzudo, lo sostiene del pecho y lo saca con la ayuda de unos guardias.
Salgo de la habitación y me pongo frente a él para que me vea, le hago señales para que sepa que sigo aquí y nada.
Mis brincos y gritos son en vano al notar que ya no me veía. ¡Ni si quiera puedo tocarlo! ¿Qué está ocurriendo? ¿Ya es hora? ¡Debe ser una broma! ¡He dejado cosas inconclusas!
Mis manos temblorosas son presionadas sobre la boca cuando la máquina da el pitido largo de mi corazón. Ver que mi cuerpo dejó de tener signos vitales me hace resbalar por la pared mientras agarro la cabeza con fuerza.
«Es una broma. Es una broma. Es una broma.»
Repito una y otra vez y no puedo evitar gritar hasta desgarrar la garganta.
Mi vista recorre la habitación hasta los doctores reanimándome con el cardiograma. Y el sonido del aparato y mi cuerpo alzarse para luego caer, clava cuchillas llenas de fuego y espinas afiladas.
Mi estómago se retuerce con intensidad y trato de controlar la oleada de gritos que se oyen en el pasillo. Mis manos se presionan en mis oídos y trago duro ante los gritos desgarradores de mi madre.
Lágrimas pesadas son las que brotan ahora de mis ojos, y el coraje se mezcla con la amargura al verlos quietos, como si todo se hubiera detenido. Sus movimientos de presión fueron apagados al octavo intento. Todos se miran apenados, tristes y angustiados ante lo ocurrido. Estar frente a una joven que tenía toda su vida por delante era sumamente doloroso. El más antiguo observa su reloj antes de hacerle saber al resto.
Sin detenerse, mi madre se abalanza llorando. Grita y salta al ver a su única hija sin vida. La única descendencia que tuvo, se ha ido.
La ley de la vida era de ver morir a los padres, no los padres a los hijo.
La despedida de mi progenitora hace que la piel de gallina cubra los cuerpos al tan grito doloroso. La gente que pasa por el pasillo, mira la escena horrorizados, asustados por los llantos penosos de una madre. La mayoría agacha la cabeza antes los desesperos de ella, y los demás, sólo lloran al ver que una pobre joven dejó de estar entre ellos.
— Supe recupérame ante mi despedida. Es normal sentirse así. Dejar el cuerpo en la tierra es doloroso. Yo lo superé. En esta vida es superable los obstáculos — Ángel se sienta a mi lado, agarra mi mano para darme apoyo.
— No pude despedirme, ni de Harry — Las palabras salen en un sollozo lastimoso.
Los más fuertes entre la familia son los hombres, ellos consuelan a las mujeres mientras entran a despedirse. Sus ojos dejaron de tener vida. Todo en este maldito hospital se detuvo.
Frank toma a mamá en sus brazos al verla sin fuerza y agotada, está a punto de desmayarse que la lleva afuera para que no vea lo que sucederá. La destrozará por completo.
La multitud de enfermeros aparecen en el pasillo, forman filas largas haciendo espacio a los especializados.
Mi corazón me duele. Duele ya no acariciarla, abrazarla y decirle cuanto la amo. Duele no despedirse.
— El cuerpo es 100% energía, para tener energía uno debe descansar y concentrase en una cosa. Recuerda que la mente es poder. Si controlas eso, es sencillo lo demás. — Explica de momento.
Inspiro temblorosa y limpio mis lágrimas con mis dedos antes de asentir y dejar escapar el aire acumulado. Cuando por fin estoy lista, me pongo de pie para encaminarme hacia el pasillo. Dejo mi mente en blanco para concentrarme en lo primordial.
Inquieta y asustada, me coloco a lado de Katy, sonrió antes de depositar un beso en su mejilla, beso que sintió enseguida. Con esa señal me acerco a mamá.
Estando frente a ella, me pongo en cuclillas, la tomo de las manos y la beso. Mi amor y respeto los confío en ese beso cual es trasmitido con todo lo que no le dije en su momento.
Estoy a punto de irme cuando escucho los susurros de la persona que me dio motivo a aceptar mi forma. Que a pesar de no hacer mucho, completó mi vida entera.
Al instante, mi cuerpo se tensa y giro sobre mis talones. Los recuerdos con él y aquello íntimo que tuvimos ayer, me invaden rápidamente.
Él me hizo creer en el amor, en la ilusión, y en los sueños compartidos, y aunque sé que nuestro amor no es aceptado, no puedo evitar sentir que esto es más fuerte que toda la gravedad que sostiene a la tierra.
Nunca he amado a alguien tanto como a él, y seguiré haciéndolo más allá de la muerte, porqué ahora que la nuestra tiene que terminar, una parte de mí muere como una de él.
— Te amo...¡Te dije que te amo muchas veces y me correspondiste! ¿¡Por qué me abandonas ahora!? ¿¡Por qué no luchas desde adentro!? — Mueve mi cuerpo, me alza de la cama y me abraza con dureza. Los enfermeros que estaban afuera, iban a entrar para separarlo, pero el novio de Katy los frena negando a su interrupción — Por favor, no me dejes — Solloza — La fría soledad me va a arrastrar — Susurra dolido — Despierta por favor. Despierta para tomarnos de la mano, para caminar largas horas. Despierta para ir a casa. Todavía te necesito.
— Sé que conducirás una carretera llena de pesadillas. Y sé que también, serás capaz de escapar — Con mi corazón roto, entrelazo mis dedos con los suyos. Estoy con él. Él al escucharme vuelve a poner mi cuerpo en su lugar, observándome con sus ojos cristalinos
— E-Elena
— Quiero hacerte saber que esté donde esté, estaré contigo a cada paso que des. No quiero que pienses en mí, recuerda que en el cielo existe paz — Las palabras salen lastimando cada parte de mí — Cuando la brisa entre por tu venta, esa seré yo. Cuando la lluvia caiga, mis lágrimas te envolverán en el abrazo deseado. Prométeme que serás buena persona, buen empresario, que seguirás el camino correcto y dejaras lo malo para concentrarte en tu bienestar. No permitas que nadie vuelva a ofenderte y que nadie te manipule. — Gimoteo — Sé que es egoísta decirlo pero, quiero que encuentres a una chica adecuada para ti. Que te amé tanto como mi corazón lo hizo. Desde pequeña lo deseé — Digo — Gracias por haberme hecho feliz Harry, llenaste ese vacío que tenía en la vida.
— P-por favor
— Te amo. — Con lágrimas en mis ojos, mi mano desvanece lentamente. Mi tiempo a término.
— ¡Amor!
Y así me di cuenta que no me quedaba mucho tiempo aquí al ver los reflejos de la luz blanca atravesar mi espalda.
— ¡No Elena, por favor!
Intenta sostenerme pero ya estaba lejos de sentirlo. Agacha de nuevo la cabeza y la esconde en mi pecho.
Ángel aparece a mi lado, sonriendo al igual que yo. Saca algo de su bolsillo y me enseña una foto donde está él y a lado unos chicos. La guarda en la chompa, en señal de ofrecimiento y se despide.
— Nos veremos pronto — Sonríe corriendo hasta la luz, donde de ahí alguien lo alza en sus brazos.
Aprieto los ojos al sentir el calor penetrar en ellos, los bajo con lentitud cuando disminuye la intensidad de los rayos. Entre ellos y las personas alrededor, la figura familiar del hombre que lo lleva en brazos sale para sonreírme.
Entonces, mi respiración se detiene. Mi corazón salta en breves latidos, mis piernas se adormecen, mis ojos arden por las intensas ganas de llorar y un sonido desolador escapa de mi boca en el momento que mis ojos y los de papá se encuentran.
Ahí estaba, mi príncipe, mi ángel, mi amor eterno. Está parado saludando. Tan joven, tan llenos de energía, tan espectacular. ¿Así es el paraíso?
Cientos de emociones cruzan en mis facciones, y de pronto, cuando quiero llegar a él, un viento escalofriante atraviesa mi espalda, giro para ver que mi cuerpo está siendo llevado por los doctores.
Mis nervios se alteran y no sé por qué, sólo sé que estoy caminado de lado de la camilla junto con mamá y Frank. Entramos al ascensor esperando a que se abra la puerta para mostrar una sala más grande que la de antes. Todos los doctores en fila nos aplauden, se secan las lágrimas al tenerme en medio de la multitud.
— Es el paseo de honor — Una enfermera le sonríe triste — Agradecimiento a su hija por su sacrificio.
Mamá y Frank se miran antes de asentir entristecidos, se acercan a la cama y depositan besos largos antes de alejar mi cuerpo de ellos
«Ahora todo tiene sentido.»
Entre mis sollozos agacho la cabeza ante el acto que me hacen.
Aquella vida que tenía, aquella vida pasada se volvió un recuerdo. Esto es el precio de un ser humano. La muerte.
Antes de que los doctores retomen su camino a las salas de operaciones, el reflejo de la carpeta plateada que está ubicada a una esquina de la cama hace que la atención la pose en ella. El nombre de la paciente el cuál mí corazón será donado ha estado en espera más de 5 años.
Por un minuto es fácil pensar que ella le dará el uso exclusivo que se merecía mi corazón. Espero que lo valore tanto como yo.
«Creo que es hora de irme.»
Con una breve aflicción, y mi cuerpo que ahora descansa en paz, giro sobre mis pies hasta la luz que aún no se ha ido.
Dentro de ésta, el hospital se desvanece por completo, muestra una nueva vista, una donde el campo de flores es ahora mi hogar.
Al verme, él camina en mi dirección abriendo los brazos, espera a que brinque sobre ellos, y lo hago.
Ahora mi alma es libre. Un alma que vuelve a su niñez. Sí, como dije, volví a mi inocencia.
A lo lejos me encuentro yo, adulta. Papá da giros pequeños en círculos, feliz. Está contento de verme. La unión entre nosotros ya está completa.
Entre los rayos del sol, los dos cuerpos desaparecen, juntos como se debe.
Guardo mis manos en los bolsillos. Recto voy a mi nuevo hogar con la luz del sol resplandeciendo a lo alto. Los destellos brillan en las nubes y con libertad gozaré de mi cielo ahora.
Duele no poder regresar el tiempo y que todo cambie. Duele saber que ya no estarás con tus seres queridos. Pero así es la vida. Naces, creces te reproduces y mueres.
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¡ALTO AHI Y BAJEN SUS TRINCHOS!
Antes de que me asesinen debo comentarles que aún no es el final. Está a punto de acabarse pero no ahora.
No sé que decirles mis fantasmitas, me duele tanto como ustedes la pérdida de nuestra protagonista y el dolor de Harry no lo resisto.
Pero Elena tiene razón. Nacemos, crecemos y morimos. Y duele, pero si no doliera no seríamos reales.
Ahora sí, vamos a llorar con fuerza por los últimos capítulos. Agarren todos sus pañuelos mis fantasmitas, porqué va a machacar. Yo tengo una colcha entera para llorar en ella 😭😭😭😭😭😭😭😭👻.
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