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Capítulo 29

El silencio en mi despacho es molesto. Sin buscar una sola cosa, aviento el celular a la pared y observo como se convierte en pedazos. Paso mis manos por el cabello y los jalo a su paso. La desilusión que llevo es asfixiante y destructivo. Todo se acumula a mi paso, el nudo en la garganta, la desesperación, el aire. Han sido dos implacables, difíciles y agobiantes semanas. En vez de superar la eventualidad, estoy decayendo. No como, no duermo mis ochos horas, no estoy concentrado en el trabajo. Estoy peor que cuando Emma se fue de casa.

Me tumba el simple hecho de que Elena lo esté tomando en calma. Sé que no está en sus manos la vida. Sé que ella llora en su habitación y no quiere herirme. Sé que las 24 horas del día se convierten en segundos. A veces quisiera decirle a la existencia que se vaya a la mierda, detener el tiempo e irme lejos con ella y viajar a cada rincón del planeta. Pero la vida es una excreción del asco. Del puto y repugnante asco.

Abro la botella de tequila y bebo bruscamente el contenido, con desesperación. Los vasos que están a un lado, no me importan en lo absoluto. Ligeras gotas resbalan de mi boca haciendo un desastre la camisa blanca que cargo puesto, y a regañadientes, limpio mi labio con el dorso del antebrazo. Me dejo caer en el sillón de la oficina, exhausto. El simple hecho de ver como el tiempo gana, me hace sentir miserable. Me carcome por dentro el hecho de que, por fin pude encontrar un significado a mi vida, tendré que renunciar a ello.

Dejo caer mi cabeza hacia adelante, mis lágrimas resbalan hasta el vidrio de la mesa y el imaginar mi vida sin ella vuelve a clavar hojas afiladas al corazón. Quizás debería dejar de sentir tristeza, pero la desilusión son tantas que no lo puedo evitar.

Arde

Cada maldito sonido del reloj arde.

Estaba feliz. Me sentía por fin completo. ¿Por qué no hay una máquina de tiempo para regresar a dónde comenzamos? Con ella tengo una conexión única, es fuerte y voraz. Elena entró a mi vida de una forma inusual. Desde el día que mis padres decidieron mudarse a esa casa, todo cambió para mí. Desde que me sonrío...... supe que siempre querría eso en mi vida. En un comienzo me volví loco cuando no tenía idea la manera de llegar a ella otra vez, me aísla. Sí, era un renacuajo, pero era mi amiga, mis mejores amigas. ¿Saben lo doloroso que es separarse de personas que, a pesar de no ser tú familia, te trataban como un miembro? Luché para ser un buen hijo, me esforcé para complacer a mi padre en sus decisiones sólo para llegar hasta a ella. Y cuando llegué a ese centro comercial y la vi por primera vez después de muchos años, no, no la reconocí, pero algo dentro de mí se encendió. Aunque no sabía quién era, tuve la sensación de haber encontrado lo que tanto había buscado.

Y así sucedió, no dejé de pesar en ella a la mañana siguiente. Me dolió cuando la lastimé, mis emociones chocaron al tal grado de hacerla llorar. Y cuando salió corriendo de la casa, supe que su dolor sería siempre el mío.

No me veo sin ella.

No veo mi vida sin esa mujer.

¡Por el amor de Jesús, la amo!


                                                                                           ****

Dos semanas, cada día es una deshidratación más. Cuando él no está en casa, aprovecho para llora. Y cuando recupero la memoria, me levanto debido a que dormí todo el día. Lo único bueno de esta desgracia, ayudaré a otra persona. No es consuelo, pero es algo significativo.

8 meses antes, el jefe de la biblioteca pidió pruebas a cada uno de sangre. Tenía que hacer nuestra ficha médicas por si ocurría un accidente laboral. Como era el único hospital que los hacia gratis, estuvimos dos días aquí. El último, todos quisieron aportar con la donación de sangre. Tami es muy persuasiva en eso, y lo iba a conseguir. Pero me asusté y los esperé afuera. Así que, de metiche, caminé hacia el piso de arriba. Creo que era mi legado desde el inicio. << Donantes de órganos >>. En ese entonces preferí que mis entrañas no se pudran en una caja.

Por lo menos mi misión en la vida no fue totalmente en vano.

La secretaria le mostró el certificado a mamá y no podía negarse, soy mayor de edad.

Y vaya que fue un día muy duro para todos. Tuviera que sedarla una vez más. Ningún padre está preparado para entregar el cuerpo de su hijo a la ciencia médica. Pero, consiguió una semana de plazo. Frank dice que es injusto y ella lo regaña. Sigue con la esperanza de una señal de vida. Le dieron como un pase de oro.

En estos días he dejado las cosas en orden poco a poco. No me pregunten qué, porqué ni yo sé. Lo único que he hecho es despedirme de mis seres queridos. A excepción de Katy dado que no la he visto. Así que, lo que no pude terminar antes, lo hago a mi manera.

En casa observo a mamá y Frank ordenar, limpiar, y vaciar mi cuarto. Las guardan en un cofre que mi padre compró para mi cumpleaños. Pronto la casa pasará a la venta y se irán de ahí. No le ven sentido estar en el vecindario donde su hija creció.

Después de abrazarse, salen de casa, ponen el letrero y mamá con una camisa mía, la estampa en su pecho. La huele, derrama un par de lágrimas para luego subir al auto y esperar a que Frank saque las últimas maletas.

Las lágrimas se han secado por completo que sólo puedo bajar la cabeza y asentir. Así es la vida, hay que aceptar.

Verlo sentado frente el televisor con la mirada perdida me duele. Duele un millón. Pero por lo menos estoy con él.

— ¡Hey! — Entro al living aplaudiendo — Hagamos algo — Trato de animarlo y nada. Resultó pésima mi actuación.

— No comprendo tú comportamiento — Me mira con irritación — Te van a desconectar y parece que no te importa.

Su ceño está fruncido y pega sus intensos ojos celestes. No hay que ser un científico para determinar que está molesto.

— ¿Y qué quieres que haga? — Digo molesta — No puedo hacer nada. Estoy peleando para no venirme abajo nuevamente. No me hagas esto Harry, necesito tu apoyo — Suplico.

Soy capaz de ver la lágrima que esparce sus ojos antes de esconder su rostro. Finge no estar dolido pero lo está.

— Lo siento...— Murmura limpiándose enseguida — Pero el dolor intenso que siento al amarte.... — Se inclina hacia delante. Me mira con sus ojos cristalinos, y eso es como si me lanzara una roca al pecho. — Nunca imagine que lo nuestro iba acabar así.

— Harry...— Suspiro, sentándome a su lado — Quiero pasar los pocos días a tú lado. ¿Me puedes cumplir ese deseo? — Sonrío — ¿Por favor?

— Ese es el problema. Yo no quiero pasar solo días. Te quiero para toda una vida.

La velocidad que late mi corazón no se compara con la de un caballo de carreras. Es peor. Mis manos están frías, temblorosas. Mi respiración es irregular y mi torrente sanguíneo ha enflaquecido.

No puedo parar de sumergir esas palabras en mi cabeza. No puedo negar que mi interior explota de la emoción. Temo que pueda retratarse. Temo que solo lo diga para animarme. A pesar de todos esos bastardos pensamientos, no soy capaz de controlar mi sonrisa nerviosa.

Quiero corresponderle con el mis cariño. Quiero hacer algo para que me recuerde con una sonrisa y no tristeza, pero al mismo tiempo......Eso, no hay tiempo para impregnar un buen recuerdo. Todo el tiempo que habíamos planeado se agotó en el segundo que Hoffman dio el veredicto de mi sentencia de muerte.

Deslizo mi vista por su rostro anguloso, y me detengo analizar lo que nunca podré tocar. Dejo que mis manos viajen a su escultural anatomía, cabello, labios, ojos. El cierra los parpados al sentir mi tacto. No se mueve. No dice nada. Estoy agradecida porque lo que mantengo a raya pasara de largo como fórmula 1 si esboza una palabra de su boca.

— Alguien me dijo << El amor consta de un alma presente en dos cuerpos, y de un corazón que reside en dos almas >> — Digo, en un hilo de voz. — Es momento de escribir una nueva historia.

Su mandíbula se aprieta con fuerza y veo que derrama otra lágrima. Cada una de ellas, me demuestra lo mucho que de verdad me ama. Asiente varias veces, exhala el aire acumulado y sonríe. Así quiero verlo siempre, con su sonrisa angelical.

— De acuerdo — Se limpia el rostro con la manga de su camisa — Vamos — Me agarra de la mano y me levanta, llegamos a la puerta y antes de salir, el olor a trago me despierta más de lo que ya estoy.

— Deberías primero ir a cambiarte — Digo divertida, soplando mi nariz y él se sonroja.

— Dame 2 — Corre escalera arriba, se desvía a su habitación y escucho los cajones abrirse y cerrarse.

2 minutos exactamente y baja con un pantalón negro, camisa roja y una chaqueta del mismo tono.

En definitiva, los hombres no se complican a la hora de arreglarse. A penas yo llevo mi pantalón y un suéter rosa, despeinada, aunque las ondas me sientan. El cabello es medio loco.

— Fuiste rápido

— Ya sabes, soy un pequeño flash — Me regresa la vista divertido. Es hermoso verlo sonreír.

— ¿Y a dónde iremos? — Suelta una risita despreocupada mientras me agarra la mano.

— Sé de un lugar lindo, pero antes, hay que divertirse — Asiento para luego salir.

Era mejor disfrutar este pequeño momento antes de irme de su lado. Es doloroso, sí, pero si estoy al lado del hombre que ahora puedo decir que lo amo, resulta diferente la situación, y nuestro alrededor toma forma de uno.

Nos bajamos del auto y la sorpresa no demora en apoderarse de mi rostro. Puedo jurar que parezco una niña ahora con todos los puestos de comida y adornos navideños. La navidad, es la fecha perfecta para rehacer un nuevo capítulo en tu vida. Adoro recorrer la feria y mirar los arreglos que la gente hace con su propia mano. El mundo es arte.

Una vez que pisamos la entrada, nos miramos mutuamente y asentimos corriendo dentro de cada puesto.

Primero nos adentramos al puesto de las canicas. Consiste en que te dan 5 grandes y debes arrojarlas con mucha habilidad... bueno, la verdad, no. No le funcionó mucho que digamos. La primera canica cayó en la tabla ligeramente inclinada, pero no quedó atorada. 3 de ellas si entraron en los huecos, y ni así logró el puntaje que se requiere para los juguetes. Me quedé sin peluches.

Luego, fuimos a un puesto de hamburguesa. Sip, le encanto desde nuestra primera salida. Pero no es justo, me robo el ultimo pedazo y salió corriendo para no ser lastimado por mi mano.

Nuestro día consisten en ir puesto por puesto. Nos detenemos en el tiro al blanco, donde lo reto a que si les dispara a todos los patos, subiré con él a la montaña rusa. Algo que de ley debe perder porque le tengo miedo a las alturas. Después de ver destino final y mil maneras de morir, todo puede suceder. Por desgracias, perdí, pero gane mi peluche, un oso lindo de felpa.

Entre risas burlonas y quejas, nos dirigimos a la montaña rusa. A la final, no fue buena idea comer antes de subir a un juego. Yo en todo el recorrido estaba con los ojos cerrados los cuales un par de veces Harry me los abrió y grite. Pero la mejor parte, es verlo vomitar.

Después de parar de reír como una demente y él fulminarme con la mirada, nos detenemos en la cabina de fotos. Las personas que hacen la fila murmuran porque entra solo, pero sabemos que eso no es cierto. Hacemos muchas poses graciosas, incluso, antes que el flas de su último clic, le lamo la cara. Esa si es la que adoro. Esta sonriendo ampliamente con sus ojos arrugado, y yo estoy con mi cabello todo hacia atrás con una sonrisa y mi lengua tocando su mejilla.

— Te vez adorable — Dice con sorna

— Parezco una psicópata. — Me burlo

— Bueno.... — Pasa su brazo por mis hombros mientras nos dirigimos al auto. Claro está que vamos solos — Eres mi loca demente entonces. — Susurra muy apasionado. Estoy que hiervo de la vergüenza.

— ¿Quieres ir a otro lugar antes de que caiga la noche? — Pregunta

— Me encantaría.


                                                                                       ****

El frio aumenta mientras avanza el carro por la carretera. La música es ligera y la tarde ya alumbra con sus colores naranja rojizo el cielo. Las horas se vuelven eternas y puedo ver la diversión en los labios de Harry.

Unos 20 minutos más, y a los lejos se alza la belleza de los valles. El paisaje canta junto a la naturaleza. Las flores brillantes resaltan y el pasto verde bien cuidado da ganas de comerlo. Bueno, no así pero si de acostarse y dormir. ¡Dios, que preciosidad!

Aparca el auto en un atractivo, cálida y fresco espacio rodeado de colinas arboladas y ríos sinuosos. Se puede vislumbrar los castillos que se elevan en las alturas desde aquí. ¡Es muy romántico!

En una tarea de ciencias naturales, leí que las Ardenas, por tener tanta y abundante vegetación, es una región con escasa población y los que habitan se encuentran alejados. Ahora entiendo porque, por los grandes bosques.

Cada uno empieza a bajar, poso mi atención en Harry el cual saca una mochila y se la cuelga del bazo. Rápidamente, se acerca estirando la mano, la tomo y nos encaminamos hacia el rio. Nos detenemos en unos de los arboles más grande que hay, y lo único que expreso es la magnificencia del ambiente forestal bien conservado.

Envuelvo mis dedos en los suyos, apoyo mi cabeza en su hombro y dejo que la calma haga lo suyo.

— Qué hermoso — Una pequeña sonrisa se dibuja en mis labios.

— Recuerdo cuando papá nos traía aquí en las vacaciones. — Mi atención vuelca hacia él. — ¿Sabes que las Ardenas es un campo de juego placentero? — Niego — Lo es. También es un territorio ondulado que abarca tres países europeos. Esta, Bélgica, Luxemburgo y Francia. En este último estado están protegidas más de 117.000 hectáreas bajo la denominación de parque natural regional.

— Es fantástico — Trato de controlar mi labio pero es imposible. Si que me he llevado una gran vista.

— Hay que sentarnos — Dice y yo asiento.

Se inca en una pierna y los pensamientos me llevan al lado oscuro. Pienso que me propondrá matrimonio. Ni lo dudo si lo hace. Abre la mochila y esparce la tela celeste en el lizo y suave césped. Se sienta y me estira la mano para que haga lo mismo en medio de sus piernas, juntos, abrazados.

Se siente bien. Se siente como si flotara en el aire.

— Me encanta la vista. Los pájaros vuelan libres sin miedo a detenerse. — Sonrío juntando mi espalda con su pecho cálido. Su respiración y su perfume me adormecen cuando me enrolla en un abrazo.

— ¿Algún día nos volveremos a ver? — Siento la dureza en sus palabras y su temblor en el tono. No quiere llorar y lo aprieta en su sistema. Yo tampoco puedo demostrarle mi dolor. Debo ser fuerte.

Sí — Prometo — Yo mismo te recibiré

— ¿Y si no pertenezco al cielo? — Su pregunta me desconcierta.

— No importa.... — Se separa ofendido por mi respuesta — Iría hasta los 9 infiernos de Dante por ti. — Sus cejas se alzan, pero no ha dejado de sonreír. Es la primera vez que digo un cumplido a un hombre, y creo que se sonrojo ¿O soy yo? — Si Orfeo pudo ¿Por qué yo no?

— Es una buena referencia — Su vista se clava en algún punto del rio — El Alighieri describe el infierno como un cono. Me vendría bien un paseo por ahí — Bromea y yo lo golpeo molesta — Es broma — Besa mi cabeza en un gesto dulce — ¿Has leído su libro?

— Es un hombre perturbado — Admito — Me da un poco de miedo leer la divina comedia

— Podría ser, pero va más ligado a la realidad. — Confiesa, y ya me da un poco de recelo lo que dice — Es un buen libro.

— En donde trabajaba hay muchos de esos. — Digo, para matar la tensión — En especial ese. Y créeme, muchos van a pedirlo.

— ¿No crees que es alucinante que un hombre de 35 años haya viajado al infierno? — Su voz suena más ronca que nunca

— Es.... difícil de explicar.

— Ok, acepto tu opinión — Alza la mano en modo defensa. Muchacho adefesioso, no le pegaré — ¿Hay otro que te asuste?

— Hay uno pero no es que me asuste. La señora que lo pidió, aterrorizó. — Confieso — Se parece a Fernanda en ese sentido

— ¿Por qué?

— También habla de los espíritus. A una compañera le dijo que su abuela le manda saludos del más allá — Se burla — Creo que es....El libro de los sueños

— Suena bonito, pero no lo he leído.

— Yo tampoco. Lo vi porque esa mis compañera hizo la ficha y el día que lo debe entregar.

Un suspiro brota de sus labios y niega con la cabeza

— Hablando de entregar ¿Irás a la boda de Katy? — La diversión tiñe su voz. Evade el tema y me gusta que lo haya hecho.

— Pensé en no hacerlo. ¿Un vestido volando? No quiero que me tiren agua bendita. — Carcajeamos por la tan absurda escena en nuestras mentes.

Es en una iglesia, podría pasar.

— Claro que irás, la adelantó por ti. — Dijo feliz, apartándome un poco para acomodarse mejor. Ahora entiendo porque no la encontraba.

— No iré sola — Me adelanto

— Tampoco lo harás. Me llegó la invitación al buzón — Saca de su chaqueta un sobre de color blanco con filos dorados. Me la entrega.

— Vaya, se va rápido el tiempo. Apenas recuerdo cuando en la escuela sacó una nota baja y lloraba con su paleta en la boca — Sonrío nuevamente.

— La boda es mañana. Estará feliz de que estés ahí. O mejor dicho, que estemos ahí.

No argumenté nada, Harry tenía razón. Ella quiere que esté ahí. Y le hice una promesa de que lo haría.

— Acepto ser tu pareja — Sonreímos.


                                                                                          ****

Fernanda lleva más de una hora buscando un vestido decente para la boda de Katherine lo cual me parece gracioso ya que todos me dan igual. Todos me gustan. No es que también me vayan a ver. Ya dije una vez que puedo ir en ropa normal. Sin embargo, la respuesta fue la misma, no

— Todos son bellos. ¿Y sí voy con el que utilicé para la cena? — La tomo del hombro pero ella sigue rebuscando

— Harry quiere verla bonita para mañana y eso haré — Hay dureza y firmeza en su voz.

Para variar, se escapó a su oficina el bobo ese. Después de llegar a la casa, Fernanda iba a preparar la cena, pero Harry le menciono lo de la boda y se escabulló. Y aquí me encuentro. Todo paso muy rápido.

Aunque no lo demuestre, ella también está triste. Harry ya le contó lo que pasará. Creo que por ese lado, también quiere verme bien en los últimos días.

Y así sucesivamente la veo entrar a otra tienda para seguir buscando. En pocos minutos, me enseña uno largo con brillos.

— ¡Creo que encontramos al ganador! — Celebramos, más porqué por fin regresaremos a casa. En serio que ya estoy cansada. Es de noche y quiero comer algo. Me ruge el estómago.

— Éste llevaré

Me lo probé y en definitiva está a mi medida. Fernanda iba a decir algo pero se silencia al ver una señora a su lado.

— ¿Ese vestido llevará? — Su superioridad enoja. No tiene ningún derecho hablar así a una persona, y menos a una señora mayor como Nana.

— Es para mi sobrina — De mala gana le enseña la tarjeta de crédito, ésta cambia su rostro fingiendo educación.

«Bien dice el dicho. "Con la plata baila el mono".»

Hace los procesos de compra, guarda con delicadeza el vestido en su respectivo gancho y lo entrega con una bolsa de regalo por la compra.

Hipócrita.

— Para la próxima.... — La chica se gira e inmediatamente le sonríe — Tenga un poco de respeto con sus clientes. Todos orinamos del mismo color. — Y se va. Desde atrás, le aplaudo por tan increíble comentario. Se lo merecía.

El aire helado de la noche nos golpea, y agradezco la sensación refrescante. El nudo en mi garganta se impregna con uña y diente cuando las emociones chocan al recordar que en muy poco, dejaré de estar aquí y percibir cada gota que nos da el mundo terrenal. Si lloro, Nana también lo hará y no quiero causar lastima ahora.

La tristeza y el dolor, van transformándose poco a poco en algo tranquilizador. No hay de deprimirse. Quiero estar bien conmigo misma. Quiero sentirme diferente, pasar más a lado de Harry que eso es lo que me importa. Por esta vez, no me ganara la amargura.

El reloj y su golpeteo me ponen de puntas. Todavía sigo sentada frente del espejo esperando que Fernanda termine de hacerme el peinado. La boda será en dos horas y todavía ni me he maquillado.

— Quieta Elena, falta poco — Gruñe

Pone una última bincha, haciendo que esta duela

— ¿Terminamos? — Digo, ansiosa.

Cabe recalcar que no me he visto y muero por hacerlo.

— Peinado — Me señala con una mirada de advertencia. — Falta el maquillaje

Harry toca la puerta por enésima vez. Me irrita que haga eso a pesar de haberle reclamo hace 3 horas antes que no interrumpa. Se desespera y desespera a otros.

Me estresa.

— ¡Listos! — Abre los brazos emocionada — ¡Ahora puedes verte!

El silencio en el que nos sumergimos, solo hace que el volumen de la alegría aumente nuestro espacio. Trato de concentrarme en lo que dice Nana pero es muy difícil cuando tengo frente a mí, una irreconocible Elena. Después de pasar sentada toda la tarde, la sorpresa golpea mis ojos. Ni yo me lo creo. Fernanda es completa. No sé por qué no se casó. Hubiera sido una excelente madre. Una cariñosa, divertida y excelente modista de mamá.

El vestido es largo y hermoso, con corte corazón y brillo en la parte superior. Rosado arriba y blanco toda la falda. Se pega al cuerpo con una sutil forma de campana.

Se abre la puerta y de ella entra un Harry muy, pero muy elegante con su esmoquin espectacular. Me ve de pies a cabeza sin decir nada, y ver su rostro de felicidad me llena el corazón.

La boda es estilo industrial. El espacio es sin divisiones, con tuberías al descubierto, vigas en el techo, columnas de hierro y paredes de ladrillo. Fuera parece un castillo de Turquía, dentro es como un octágono con fierro. Los colores son neutros, tonos grises, azules oscuros y negros metalizados. El contraste es increíble. Tiene arreglos florales altos, enredaderas y guirnaldas de tonos vivos. Las sillas son acolchonadas y las mesas tradicionales. Los centros de mesa son sencillos, son de cobre. Sobre ellas hay velas y candelabros metálicos que conjunta con las flores. Además, hay lámparas en el techo.

No me imagino lo enloquecida que debió estar Katy. No debió ser sencillo encontrar un decorador que deje todo hermoso. Está divino el lugar.

La alfombra roja la cual lleva a la iglesia se encuentra repleto de fotógrafos, estos al notan a Harry le piden de favor que se ubique, pero se niega.

— Debiste hacerlo

— Tampoco la quería — Dice después de pensar unos instantes.

La ceremonia no tarda en empezar. Entonces, aparece mi mejor amiga con un bellísimo vestido de novia. Largo pegado al cuerpo, un corte en v hasta el pecho, brillo de la cintura para abajo y encaje desde arriba hasta las mangas. Va a lado de sus padres mientras limpia sus lágrimas cuando ve a su prometido en el altar.

El velo largo baila al golpe de la marcha nupcial que es difícil para los pequeños mantenerla recta. Todos nos sentamos cuando ya están reunidos, ella gira y me busca hasta encontrarme entre los invitados, sonríe y asiente la cabeza para luego regresarla a decir sus votos.

— Acepto

— Acepto

Una boda es unió de dos personas para toda la vida. Un juramento a la persona que permanecerá a tu lado. Un juramento que define a las personas para siempre convirtiéndolos en uno. Juramento que haces ante lo espiritual. Pacto que honra a Dios.

No me había dado cuenta que estaba llorando cuando ellos se besan. Siempre amé los matrimonios. Cuando papá se fue y mamá se casó nuevamente, íbamos a la iglesia y esperábamos afuera hasta que llegue la novia. Esa sensación es inexplicable y prometí llegar ahí.

— Deja de ponerte más guapo muchacho. Quiero verlos a los dos caminar al altar. Ella a tu lado, no otra zorra. — Amenaza, divertida. Golpea su mejilla varias veces. Harry sonríe, asiente a sus palabras, y yo escupo el trago. Avergonzada, miro a Katy.

— Nunca cambies amiga — Ruedo los ojos, abrazándola mientras mi compañero hace pantalla.

— Lo digo enserió nena. Deberías despertar. Quiero un sobrino y si estás en coma, Harry no podrá amarrarte a la cama.

— ¡No! — Me tapo la cara al sentir el enrojecido hasta la cabeza.

— ¡Por supuesto que sí! — Da un sorbo a mi trago — Ok....no digo nada — Ríe levemente, niega con las manos. Luego, solloza entre su dedo índice y pulgar.

— Katy....

— Es el huracán de las emociones.... — Harry le extiende su pañuelo — Solo eso.

— Somos tus amigos. No nos lo íbamos a perder — Comenta él.

— Tocaré la luna por ti cuando me vaya nena — Sin importar lo que digan los 200 invitados, tuvimos un último abrazo grupal.

— ¡Bueno! — Aplaude alegre — Basta de lágrimas. ¡A disfrutar de la boda¡

Nos entrega a cada uno un beso y se va bailando por su esposo. El Dj, inunda la pista con la música de perfect. Todos se levantan, se apegan en pareja.

A pesar de que quiero ser positiva, la verdad es que me cuesta trabajo aparentar que no me afecta lo que veo. No puedo decir que me duele. No puedo aceptar que otros serán felices yo no. Mi corazón late de prisa, mi respiración se agita y me falta el aire y no sé si es porque veo a los recién casados, o porque nunca pasare por esa etapa. Tal vez es eso, la vida no si es fácil, solo que nos empeñamos en complicarla. Pero mi destino es ese, no lo edifique como se debe y se marcó sin haberlo construido.

— Cause we were just kids when we fell in love. Not knowing what it was. I will not give you up this time. But darling, just kiss me slow, your heart is all I own. And in your eyes, you're holding mine — Susurra en mi oído.

Un escalofrío recorre mi cuerpo cuando siento su pelvis chocar con mi parte baja de la espalda. Me doy la vuelta con torpeza y cruzo mis brazos en su cuello. Me quedo examinando su rostro. Tiene los ojos cerrados y está sintiendo la música. Acaricio su cabello lentamente para que los abra. Una sonrisa se dibuja en mi cara al recordar la primera vez que nos vimos de grandes. Que tropes fuimos. Nunca me imagine que se convertiría en lo que es hoy.

—Well I found a woman, stronger than anyone I know. She shares my dreams, I hope that someday I'll share her home

Le sigo a la música, reímos porqué cambié algunas palabras.

De pequeña, creía que la magia era un poder para ganarles a los demás. Pero no es así, la magia no es lo que eres, es lo que trasmite tú. Harry, es mi magia.

— We are still kids, but we're so in love. Fighting against all odds. I know we'll be alright this time — Cantamos los dos.

Entonces, sucede. Ahueca mi rostro entre sus manos y me besa con intensidad. Estoy quieta, sin hacer movimiento alguno. Todo de mí se ha quedado en blanco al sentir su lengua invadir mi boca. Me toma unos segundo volver a la realidad cuando mi yo interna me golpea. Y por primera vez, después de meses de espera y reclamos al cielo, por fin pude saborear sus labios carnosos. Sabe a fresa y menta. Es una locura lo que siento ahora. Tengo una fiesta de mariposas en mi estómago.

En un lento, cálido y pasivo beso, le devuelvo la misma delicadeza que él tiene conmigo. No sabía cuánto lo necesitaba hasta que lo atraigo hacía mí, cerrando mi puño en su cabeza. Y no soy la única. Una de sus manos la enrolla en mi cintura y la otra viaja a mi mejilla para tener ayuda en sus movimientos y acariciar con dulcera mi piel erizada.

«¡Gracias allá arriba!»


*******************************

Bueno, esta vez estoy llorando de la emoción🤧🤧🤧🤧. ¿¡Saben cuanto grité cuando por fin el idiota de Harry la beso!?. Mucho fue poco.

Y como la estoy escribiendo a media noche, no fue bonito el enojo de mis padres. Pero valió la pena 🤣🤣

¿Ustedes también mis fantasmitas les encantó 👻👻?

Y será matadora desde hoy en adelante. En breve nuestra gran historia llegará a fin !!!!!!😭😭😭😭.

Si alguien quiere llorar ya saben, lloremos juntos en los comentarios 🤧.

* Voten

* Comenten.

Nos leeremossss ❤👻

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