— El dolor que siente mi alma no se puede expresar en palabras — Solloza — La vida no nos prepara para esto. Trabajas duro y sales adelante con todo el barro encima. ¿Y no has conseguido nada más que estar en cama sin tus signos vitales? ¡Es injusto lo que te está pasando!

Me atrevo a dar pequeños y cuidadosos pasos en su dirección. Katy al darse cuenta de mis movimientos, levanta la vista. Sus ojos claro antes brillosos, ahora son de agonía, sufrimiento y mucho dolor. Se siente la aflicción y el suplicio adueñarse de su cuerpo. Se estruja como si fuera un simple muñeco de papel mi corazón al tenerla tan cerca pero muy lejos de mí.

— A veces tenemos que aceptar que trabajar, implica conseguir mierda — Hago una pequeña pausa — La vida no es perfecta, peor justa. Pero se intenta — Le dedico una sonrisa forzada, cargada de tormento — Esperar que la vida te trate bien, es como esperar que un ladrón no te dispare por un miserable celular.

Me limito a envolver mis brazos alrededor de su delgado cuerpo y murmurar una disculpa.

— No quiero que mueras.... — Las lágrimas inunda su rostro — ¿Quién robará mis botines de tocón hasta las rodillas? — Soltamos el aire, sin dejar de sonreír por su chiste fuera de tono — Quiero que te pares a mi lado cuando camine al altar. — No dudaba que ella algún día se casaría. Lleva con su novio 4 años. Desde chiquitas siempre pensábamos tener una boda doble. Lamento no poder cumplir esa promesa — Te envíe un correo de la noticia pero nunca lo respondiste. La haré aquí para estar juntas.

Una sonrisa sincera se dibuja en mi rostro, entrelazo nuestras manos y mi respiración se atasca al sentir sus suaves dedos. Mis ojos se llenan de lágrimas al percibir como desaparece la sanción de a poco. Dios, se desvanece mi sentido del tacto.

— Amiga.... — Pienso mis palabras antes de botarlas — Haré lo necesario para estar contigo.

Se alivia y la satisfacción en su rostro es notable por mi respuesta. Se limita a encaminarse hacia la cómoda y depositar una rosa ante de irse.

— Gracias....

— Lo siento mucho señorita, pero es hora del baño — Me interrumpe la voz femenina.

Mi vista se clava en la enfermera que acaba de aparecer en la habitación. Lleva una sonrisa humilde que en muy pocas mujeres trabajando aquí, se les nota. Viste con su uniforme azul, zapatos blancos y su gorro transparente. Luce amable, se pone a un lado para que Katy salga.

— De acuerdo, doctora — Dice en voz baja. Se acerca a mi cuerpo y deja un beso en mi frente — Amigas por siempre nena.

Inspira y se va. La sigo, saliendo del hospital a paso cansino y lento. No quiero irme de su lado. No tengo donde ir ahora. Harry me odia, mi mamá no me ve, Frank es un idiota y la única compañía es ella. En eso se parece a Harry.  A su lado, mi calma y paz me alumbra. Pero sé que debo alejarme.

Raymond me saca de mis cavidades cuando hace rugir el motor. Vino con nosotras, pero se quedó sólo un rato en la habitación. No quiso ponerse mal así que, acompañó a mamá y a Frank por un café. Ahora, espera a su hermana para irse a su departamento con su familia.

Katy se queda estática unos segundos, que si no fuera por qué me doy cuenta, me hubiera ido de largo. Giro y la veo pensativa, como si armara un rompe cabezas. Cuando su "foco" se prende, me obligo a avanzar hasta ella.

— ¡Dios, que estúpida soy! — Grita desde su puesto — Ya me acordé del niño. — Empieza a reí.

Rebusco algo en mi mente que decir. Mi cara de "what the Fuck" no desaparece.

— ¿No es tú hermano? — Mi ceño se frunce ligeramente, solo porque no puedo creer que diga eso.

— ¿Raymond? ¡No! — Su risa comenzó a expandirse en todo el lugar, atrayendo la atención de la gente. 

Avergonzada, me tapo la cara.

— Katy, estamos en público — Susurro entre dientes

— Perdón amiga — Ladea la mano — Raymond a esa edad ya quería tener novia — Ríe levemente — El niño de la foto es el que vivió a lado de tu casa. Acuérdate, él te hizo un anillo de flores y una corona sí mal recuerdo.

«¿Anillo de flores?»

— No puede ser.... — Susurro anonada.

— Hasta hace 3 años hablábamos que quería venir. Dijo que planeaba mudarse aquí. ¿Nunca habló contigo? Creo que te quería dar la sorpresa — Sonríe.

«No puede ser tanta coincidencia. No puede ser él. No puede ser ese niño.»

— Ah, ¿Kat?

— ¿Cómo se llama?... ¡Ahh!, ¡Ya me acorde!... Harry — Chasquea los dedos — Harry Bell. Aunque era mayor de los 3 siempre estuvo unido con nosotras. Se mudó de la casa y te pusiste mal. Hasta dijiste que el amor de tú vida se había ido de tu lado. — Comenzó a carcajearse — Éramos sólo unas pequeñas. Nunca más lo volviste a mencionar. El accidente te afectó la cabeza mi amiga, acabas de olvidar a tu amor de la infancia.

— ¡DIOS, NO PUEDE SER CIERTO! — Grito asustada. Mi mirada se desencaja y puedo sentir como los recuerdos de la niñez empujan la puerta de mi conciencia.

— Han pasado más de 16 años. Ahora me pregunto, ¿Cómo estará él? — Se cruza de brazos, analiza su actual figura.

«Y yo sé con exactitud cómo es él.»

Mi pecho empezó a doler. Mi corazón golpea con fuerza mis costillas. Caigo de rodilla sosteniendo con fuerza mi acelerado corazón. Dios, siento que me va a dar un paro cordiaco. Pero no puedo esperar a que se me pase. Necesito irme. Necesito escucharlo.

— ¡Elena! — Se agacha a ayudarme sin importarle las personas.

— Estoy bien... — Recojo la foto de mi pantalón. La veo una vez más, me levanto y camino en dirección contraria.

Puedo escuchar a Katherine gritar mi nombre. Para cuando giro a verla, mis piernas ya se estaban moviendo rápidamente. Pisé mi acelerador muscular y corrí como nunca lo había hecho. Necito llegar. Necesito verlo. Necesito tenerlo cerca de mí.

Se me dificulta ver con claridad la calle. Gracias a las lágrimas, casi choco con un poste. Pero aunque las limpie, siguen cayendo más. ¿Cómo pude ser tan ciega? Ninguno de los dos se acordó del otro. Veo la foto y no hay duda que es Harry. ¡Dios, si es él!

La garganta la siento desgarrarse. Los pulmones me duelen de tanto respirar con velocidad. El dolor agudo e intenso que me invade el lado izquierdo del abdomen, es insoportable. Mi mente dice que debo detenerme y descansar pero no lo consigo, es como si mi espíritu tuviera alma propia.

Al divisar la casa a unos cuantos metros, una sonrisa creció de mi rostro. Madre santa, esta cara le falta espacio para mi alegría.

Después de correr tanto sin parar, llegué a mi lugar destinado.

Me siento como una ladrona entrando a su casa. Llego a la sala y nada. Cocina, nada. Oficina, nada. ¿Dónde carajos está? Me vuelve aporrear el pecho. Madre de los cielos, dame un minuto.

Con el dolor zumbando en los oídos y cuerpo, subo las escaleras a pasos torpes. Sostengo mi peso en la pared y giro mi cabeza con rapidez al escuchar unas voces provenientes de la habitación de Emma. Llego a la puerta casi desmayada, está con su traje gris de oficina. Sus manos se encuentran en su rostro y el cuarto hecho desastre. ¿Qué sucedió aquí?

Antes que pueda registrarlo, mis piernas fallan. Un grito ahogado brota de mi garganta en el momento en el que caigo al suelo. Estoy desorientada, aturdida. No debí excederme. Me toma unos minutos enfocar la vista, pero cuando lo hago, mis ojos conectan con los suyos.

«Estaba llorando»

— ¡No, no, no, no, no, no! ¡Elena mírame! — Sisea angustiado. Siento que me desvanezco. ¿Por qué me dan estos ataques? — Quédate conmigo, Elena — Si hubiera dicho eso en otro momento, me hubiera quedado.

— No....respi-iro — Mi voz suena temblorosa, ronca. Apenas y puedo mantener los ojos abiertos.

Por un minuto creo que ya me iré. Por un estremecedor segundo creo que ya dejaré de estar aquí. Pero no es así.

Entonces, pasa un brazo debajo de mis piernas mientras me sostiene la espalda con la otra. Levanta mi peso lentamente y gimo al movimiento interno. Entra al dormitorio y me coloca en la cama. Trata de irse, pero lo detengo enseguida. Necesito oírlo. 

Le enseño la foto casi sin fuerzas, la toma sin despegar su mano de la mía. Su hermosa sonrisa angelical me vuelve a la vida.

— ¿Dónde la conseguiste? — Su tono dulce hace que esboce una sonrisa adolorida — ¿La haz tenido todo este tiempo?

— M-ma-má la.....guardó

— Te voy a curar cariño. Te sentirás mejor, lo prometo.

— Harry.... — Mi voz suena pastosa — En mi próxima v-vida, espero llegar a tiempo a la tuya.

— No digas eso mi amor. No lo digas.... — Solloza — Soy un completo imbécil y no permitiré que te vuelvas a ir. Permanece conmigo, por favor — Junta la frente con la mía, aprieta sus ojos y la lágrima cae en mi mejilla — Me enseñaste a vivir contigo ¿Cómo voy a vivir sin ti? — Me abraza con fuerza, oculta su rostro en el hueco de mi cuello.

— Lo nuestro fue...T-an, inesperado q-que.... n-nos encontramos sin habernos buscado — Murmullo entre sollozos.

— Elena.....te amo — Sonríe enternecido.

Sentí un gran alivio al escucharlo nuevamente. Mi corazón volvió a latir al tener ese te amo en mi mente. Todo está tranquilo, me siento contenta sobre todo porqué encontré a la persona correcta.

Sé que moriré pronto, lo presiento. Pero lo único que deseo es estar con él un tiempo, demostrarle a Dios que a pesar de no tener cuerpo aún estoy dispuesta a vivir y amar. Hoy sé que no he sido sincera en mi vida. Hoy sé, que quiero cambiar y a donde sea que vaya mejoraré, mejoraré para ser una buena persona.

Solo quiero eso, una segunda oportunidad.

Minutos después, me deposita en el cuero de su auto. El cinturón de seguridad lo coloca con cuidado y camina a largas zancadas al otro lado mientras marca un número en su celular.

Entonces, se dispone a conducir. Entre la semi-inconciencia, contemplo su hermoso rostro y él gira para tomar mi mano con la suya. Logro entrelazarla antes de cerrar los ojos completamente.

***************************

¡ME DUELE, ME QUEMA, ME LASTIMA!.

¿Porqué siempre cuando pasa algo lindo o por fin dos persona se aman el entorno lo arruina?

No me odien, odien al coma y al carro que atropelló a nuestra querida Elena. Yo sólo seguiré llorando 😭😭😭😭.

¿Alguien más quiere a un Harry? Porqué yo necesito uno de urgente mis fantasmitas ❤👻

* Voten

* Comenten