Capítulo 19
He sobre-vivido al mes de mi accidente, y a mi incondicional y espeluznante amor encerrado por mi fantasía llamado Harry Bell Hamilton. No me ha ido bien controlar las ansias de gritarle que lo quiero. Bueno, ha habido ciertas circunstancias donde le susurro. Más allá de eso, nada.
El tiempo ha pasado volando entre idas y venidas de la nublosa realidad de mi estado. Hay caras nuevas en el hospital, mucho trabajo por los accidentes que son comunes en la ciudad y menos esperanza en mi salud. Ya me acostumbre que las noticas siempre sean entre-medias y no algo acierto. Mi perspectiva distorsionada siempre llega a la conclusión de que la vida cambió y las esperanzas de que despierte son muy, pero muy bajas. Lo que oí la última vez que visité, posiblemente mi cerebro esté muriendo. No fue para nada lindo escuchar algo así.
Hice un calendario. Cada viernes voy al hospital para visitar mi cuerpo. Recorro con la vista a mamá y mi padrastro que, la verdad veo el cambio que hace por las dos. Mi accidente arreglo su unión. Y en las noches, me quedo hasta tarde escuchando a mamá hablar de su día y lo bien que la ha pasado en su nuevo oficio. Ella junto a Frank decidió poner un restaurante en el centro de la ciudad. Es buena en el arte culinario, sabía que le iría bien. Están acorde en comprar una casa. También me enteré que viajó a Passerini, uno de los restaurantes más importantes de Italia para una prueba. Obviamente la pasó, pero rechazó la oferta. No quería separarse de mí, y adora su hogar. No ha tocado el tema de quién nomas ha venido a verme. Tampoco lo ha mencionado. No me importa mucho que digamos. Sólo me encanta escucharla hablar. Cuando era pequeña lo hacía hasta quedarme dormida, ahora de grande es un hermoso recuerdo.
No me gusta cuando llora sola en la habitación, me duele verla así. Ruega, reza y espera mi despertar. Me parte el corazón a tenerla tan cerca y no poder hacer nada. Sólo tomo su mano uniéndome a ella. Eso pasa en las noches, en las mañanas viene alegre con rosas y regalos para cuando vuelva. Desde que faltan dos meses para navidad, su alegría es innata. Los doctores sonríen a verla entrar con regalos cada día. Por eso, le dieron el permiso de decorar el pasillo donde me encuentro. No es secreto que ella les enseña a todos las fotos de la festividad plasmada en la casa. Vaya saber dónde paran cuando la detienen. El director le dio permiso después de escuchar el rumor de una diseñadora navideña. Sin pensarlo dos veces, lo hizo. Era tradición hacerla en casa. Al no tenerme allí, lo hace aquí. Nuestro hogar aunque parezca mentira era la más decorada del todo el barrio cuando llegaban éstas fechas hermosas. La gente que pasaba por ahí, le tomaban fotos entusiasmadas. Ahora sólo es una casa común y corriente. Sin vida.
Recojo la toalla, me pongo las zapatillas y me dirijo al cuarto de baño. Una vez ahí, aspiro profundamente el aroma a vainilla del espray que compre con mi amado sueño la semana anterior. Eso no basta para llenar mi alma, y de lo que desgarradoramente he perdido. Este mes ha sido un poco pacifico para mi mente. Harry salió de viaje con sus amigos y no hay frustración alrededor. Lo veía muy estresado. Un día, si mal no recuerdo sábado, estaba en su oficina y yo ayudando a nana en la cocina. Lo último que escuchamos, los vidrios rompiéndose. No quisimos entrar en discusión y dejamos que se desahogue. Horas después, le extendí un boleto, su bolso y el celular para que llame a sus compinches. Un viaje sale mejor sin planear. Al final resulto, regreso cambiado y relajado. Es un hombre nuevo, decidido.
Descarto inmediatamente la posibilidad de ir a decirle, que no me he sentido bien. He estado recaída. Me da escalofríos y el corazón en ocasiones me bombea frenéticamente. Eso y contando las veces que la fiebre me ha subido hasta 42. No doy a notar mi malestar. Me suelo encerrar en mi habitación hasta sentirme mejor. Ahora que está en casa, lo he evitado cuando me dan esos bajones. Según yo, es natural por los muchos frascos de medicina. Su efecto secundario por lo menos es leves y no graves como son en otros casos. Por ese lado, estoy bien. Sería ilógico preocupar por las puras.
La casa esta vacía. Echo un vistazo alrededor y no encuentro a nadie. Me imagino que Fernanda tiene su día libre y Harry salió sin mí. Enciendo la radio, pongo el disco de John y dejo que se reproduzco para que el ruido llene el vacío. Me desvío hacia el piso de arriba y observo fijamente la nota cuando entro al enorme espacio personal de él.
《¡Buenos días! Disculpa por no avisarte con tiempo el cambio de plan. Salí muy temprano con los chicos a resolver un atentado. No pude esperar hasta que pasen 4 meses. John se metió en un problema. Y aún te tiene miedo. El resto te manda saludos. Volveremos en la tarde. Por cierto, les agradas. Sólo les cuesta tratar con seres del otro lado de la vida.
Att: H.B
PD: Cuando regrese quiero una respuesta. El otro día te vi muy mal y no dije nada porque te di tu espacio. Hoy no te salvas.》
Me quedo mirando la tarjeta, la sonrisa en mi labio se ancha. Sin duda, John siempre será un desastre. Probablemente Harry debió ir a negociar un trato para que no lo encierren. Me da nostalgia y felicidad la hermandad de los 4. Observo por última vez la tarjeta antes de volverla a su lugar. Es algo raro que me haga amiga de ellos pero sucedió.
Jueves por la noche los muchachos vinieron a pasar una velada. Hubo comida, risas y copas de tequila. Hablaban de unos planes para un viaje que ya estaba reservado. Uno de ellos, John, pregunta sobre el fantasma de la cama. Recalco que aún no me conocían. Yo lo fulmino con la mira a Harry. Juro que lo quería estrangular. Debió presentarme a mis espaldas. Ante su comentario todo ofensivo, le tiro su copa al suelo lo cual él se levanta rápido de la silla asustado. Todos rieron puesto a que se puso pálido por mí acción. James y William fueron los que lo tomaron más en calma. Lo que fue raro, hasta entonces, una conversa placentera. Ahora que he pasado con Harry, me doy cuenta que estando con él y las personas cercanas a él, pueden entablar una conversa conmigo. De alguna manera, sólo verme él y Nana. Desde ese día John me tiene un poco de recelo. A veces cuando se le pega los cables no lo hace. Eso sucede cuando se pone seductor por la foto que traje del hospital y Harry se las mostró.
Y así, Harry y yo hemos seguido con nuestra amistad. No sabe de los sentimientos calientes y penetrantes que me ha causado. Por su culpa, mis hormonas no están quietas. Es bueno porqué puedo estar a su lado, y si quiero hacer algo, tengo el respaldo de la "amistad". Tanto así nuestro lazo que hasta me avisa a donde va. Sin embargo, no lo hace cuando va al trabajo. Me preocupa, siento que me esconde algo. Y como dice el dicho "La curiosidad mató al gato". Un día de estos encontraré cual es el motivo.
Retomo mi camino hacia la cocina planteándome que, si debo comer un cereal, por lo menos debo de echarle leche, aun sabiendo que la lactosa me hace mal. Estoy sobreviviendo gracias a una medicina ancestral que Fernanda me enseñó. Hasta ahora resulta de maravilla.
Me siento y reviso la revista de moda, y me distraigo moviendo mi cabeza al son de la música. Sí que ese chico tiene buen gusto. No sabía que era fan de ACDC. Suena el timbre y rápidamente compruebo en el agujero de la puerta quien es.
Me lleva. Oh, no. ¿Ahora qué hago?
— ¡Maldita sea Bell. Abre la estúpida puerta o la tumbo!
Creo que alguien no le dijo que se iba de viaje y que ya volvió.
«No conozco a la chica pero pienso que ella debe ser Laura. Harry me contó mucho sobre ella para no sacarla de ojo.»
La golpea tan fuerte que de inmediato retrocedo. Mi corazón se acelera cuando la abre y entra a la casa hecha una fiera. Dejo mi puesto a toda prisa, corro al baño y me escondo. Maldición, ¿Por qué carajos está aquí?
Aprieto mi frente contra la puerta. ¿Cómo lo llamo? Ahora que lo pienso...... ¿Sabrá que yo existo? Si salgo me va a ver. Rayos, no sé qué hacer.
Bueno Elena, debes salir y enfrentar las consecuencias. Quien quita que no te vea. Sencillamente, no creo que te haga nada. Inspiro profundamente y vuelvo a la sala.
Salgo del compartimiento y mi vista se detiene en el momento que identifico a Laura abajo del enorme umbral del comedor. La chica que está en mi campo de visión me mira de pies a cabeza y una sonrisa burlona se dibuja en sus labios. Lleva unas ondas perfectas, sus ojos claros están maquillados con un intenso delineador verde. Lleva un conjunto del mismo color, botines que combina con su vestimenta y una chaqueta de cuero que se la quita de inmediato para señalarme con ella.
— Así que tú eres la entrometida. — Me sonríe como si estuviéramos confraternizado
— Laura — Digo en susurro. Si puede verme.
— Por fin. Es bueno encontrarse cara a cara con la que arruina tu matrimonio — Dice con aire de suficiencia.
Trato de avanzar para pasarla de largo, pero me detiene con la mano. Aprieta mi mandíbula, incluso gimo de dolor. Sus uñas clavan mi carne. ¿Quién es realmente esta mujer?
— No me sorprende que vagues en este suelo. Las putas no van al cielo — Se burla
¡Mierda! La miro atreves de mis pestañas con una expresión frívola.
— Suéltame — Digo entre dientes. No le tengo miedo. Aprieta un poco más fuerza. — Laura, me tienes aquí. Déjame libre, me lastimas.
— ¿Creíste que Harry se fijaría en ti? — Dice, medio divertida. Sus cejas se elevan más, pero no deja de sonreí. — Para el sólo eres su juguete. Mis besos, mis caricias, mis gemidos y mis orgasmos son los que él desea. El me reclama niña.
— No me toques
Tiro de mi cara lejos de su agarre y doy un paso lejos. Me duele la mandíbula. Me cuesta cerrar la boca.
— Él nunca te va a follar. Nunca se fijaría en ti. ¿No te ves? Eres insignificante. No vales ni un centavo — Ríe cínicamente — No te dejaré que te lleves mi fuente.
Debe ser tan sínica para decirlo sin escrúpulo. ¿Sólo lo quiere por su dinero? Ésta fue la última gota que derramó el vaso.
«Lo siento mucho Harry.»
— ¡Mira teñida de plástico! — Mi voz suena inestable y ronca. Aun así la enfrento sin miedo alguno — Me vas respetando antes de que te meta tus cuantas cachetadas. No me conoces y no tienes ningún derecho para venir aquí y decirme esas palabras.
Su mirada helada se posa en mí durante unas fracciones de segundos y luego se acerca amenazante.
— ¡Oh vamos! — Exclama divertida — Pero si es fascinante ¿O cuando has visto que los reyes le den la mano a sus súbitos? Él y yo somos del uno para el otro. El será de mi pertenecía anquen no te guste.
— Que yo sepa él no tiene tú nombre en ningún lado — Defiendo — Él no es un juguete sexual. Y no cuenta como amor.
— No necesito un juguete sexual cuando tengo a una maquina como Hombre. ¿Sabes que él es insaciable? Algo que tú no podrás deshacer porque eres sólo una muerta que se esconde en una casa y no se larga al mundo que perteneces
«Ok, sus palabras duelen.»
Quiero desaparecer. La humillación quema tan intensamente que estoy luchando para no huir al cuarto y venirme abajo. No entiendo como las mujeres podemos ser tan crueles con otras.
— Nunca te tomara enserio — Me mira de pies a cabeza — Nunca lo harás feliz.
— Tienes razón, nunca seré suficiente para él. Pero al contrario tuyo, yo sé el significado del amor. ¿Qué quieres con él en verdad? — No soporto el ardor en mis ojos que dejo caer las lágrimas.
— Su familia es poderosa y su empresa valorada en millones. Pero eso no te incumbe. Nada de sus tratos te debe importar.
«¿Qué dijo?.... ¿Tratos? ¿Serán tratos sucios? Se supone que es el jefe de la empresa ¿Qué estás haciendo Harry? »
¿Debería preguntar a qué tratos se refiere?
— Si intentas hacerle daño, iré por ti.
— No pienses que permitiré que una niña estúpida venga y me quite por lo que he trabajado todo éstos años — Escupe furiosa — Sólo eres una basura, unas mugrienta e infern......
Entonces, sucede. Mi mano conecta con su mejilla con tanta fuerza que mi palma arde. Mi jadeo no se hace esperar y la satisfacción de verla sostener su mejilla es tan grande que quiero echarme a correr y tirar flores alrededor. Me siento eufórica. Mi cuerpo tiembla y la adrenalina fluye por mis venas.
— ¡Eres una hija de perra! — Grita — Eres un maldito espíritu.
— ¿Sabes? El insulto es la salida para el idiota con falta de argumentos — Una risa eufórica brota de mi garganta — Será mejor que te largues de aquí. O este espíritu te quitara lo falso que llevas encima.
— Él no me va a dejar. Él es mío... ¡No me lo vas a quitar!
Llora de la impotencia. Se gira y sale de la casa con su mejilla hinchada y el pómulo marcado. No tengo idea donde tuve fuerzas para decirle esas palabras. No sé qué demonios me pasa. Es como si toda la ira contenida hubiese explotado. A pesar de tener la adrenalina a mil, ella tiene razón. Soy un espíritu. Pero eso no me impedirá ver feliz a Harry.
Toda esta pelea demuestra que Harry y yo no podemos estar juntos. ¿Cómo pude creer lo contrario? ¡Basura!. Esto hubiera sido diferente si prestara atención a las señales.
Sólo deseo que la vida me de la mano y me ayude a salir a la superficie.
*********************
¡Ay las peleas, peleas, peleas!
Holiiiii mis fantasmitas 👻👻👻
Normalmente suelo ser como Elena, insulto de modo fino.
¿Quién más son de los que deciden pelear de esa forma?.
¿Qué tratos habla Laura?
¿Qué planes tiene en su cabeza?
¿Elena está de acuerdo con su corazón?
¿Creen que es justo que Harry se haya enamorado de dos mujeres?
Háganme saber sus opiniones en los comentarios mis chicuelos.
Los amoooooo💓💓👻
*Voten
*Comenten.
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