No puede ser que yo, Laura Coleman sea engañada por una estúpida mal parida. Esto no se va a quedar así. Recojo encabronada la ropa del piso después de tener una no tan agradable mañana con el hijo del presidente del hospital más reconocido en Polonia. Estoy dispuesta a reclamar lo que es mío.

Cuando salí de la casa de Harry me topé con mi más íntima amiga que no la veía hace años. Por supuesto, no andaba sola. Pero como yo ando en carro les hice el favor de llevarlos a una consulta que tenía Keyla. Pero como ella no quería que ninguno de los dos entremos, decidimos irnos por nuestro lado. Ni siquiera sé cómo Keyla puede andar con éste tipo. A parte que no la quiere ya que tiene esposa, no sabe moverse en la cama. Todo lo tuve que hacer yo. Mucho baborreo y nada de fuerza o acción.

<< Malditos hombres machistas que quiere que uno haga el trabajo. >>

Me pongo la ropa enojada saliendo despacio para que no me escuche el imbécil que, aparte de no hacer bien el trabajo, ronca y duerme como un cerdo a punto de ir al matadero. Para mi maldita desgracia, se despierta cuando la puta puerta rechina como marrana en celo.

— ¿A dónde vas guapa? — Se levanta abrazadme por la espalda. Lame como un perro. Me repugna

— ¡Deja de tocarme con tu asquerosa lengua! — Me sacuda y lo aparto enojada con el codo.

— Bien que te gustaba cuando te hacía gritar de placer

Odio cuando se golpean el pecho. Que sin vergüenza.

— ¡Mira maldito estúpido! — Me mira ofendido — Aprende a montar a una mujer y después golpéate el pecho. Te me acercas y le digo a toda la prensa que chillas como nena cuando te vienes. Y para rematar, que engañas a tú esposa — Le sonrío frívola antes de tomar la manija de la puerta y salir del motel a pasos largos.

Odio cuando me salen tipos así. Harry es el único que me puede hacer gritar de verdad. Estoy con él por eso y por su empresa. Ese estúpido está equivocado si dejaré que la zorra esa se meta en mi camino. Peor ahora que mis planes están a punto de cumplirse. Pronto seré la señora Bell y dueña de todo. Ese imbécil no me dejará como su segunda opción. Merezco respeto. Y cuando tenga en mi poder toda su persona, mi trabajo comenzará.

Con mucha precaución entro al jardín de Harry dispuesta averiguar con quién se mete. Alzo la vista buscando atenta una ventana o puerta abierta para esconderme dentro de la casa y cogerlo con las manos en la masa. Con la suerte a mi favor, la puerta principal está junta. Suavemente, me escabullo escuchándolo en la cocina hablar con..... ¿Nadie?

— ¿Se supone que debo agradecer por tu mueca? — Se cruza de brazos diagonal a la silla principal — El Café no está malo, te avise que no le había puesto azúcar y aun así lo tomaste. No es culpa — Se ríe

<< ¿Le está hablando a la silla?, ¡Qué le pasa!, ¿Se volvió loco o qué? >>

— No me convences, Harry, sé que lo hiciste a propósito por el chiste de hace rato.

Estoy atónita. Estoy segura de haber escuchado una voz femenina.

<< ¿Habrá sido la silla? >>

Pasmada me arrimo a la pared cuando Harry mira hacia acá. Segundos después, inhalo y exhalo con fuerza al notar que sigue en su esquina. Nunca me había sentido tan asustada desde el día que por casi mi ropa de CHANEL fue cambiada de lugar con la negra.

— Digamos que es una venganza — Lo escucho reírse.

Él nunca se ríe así conmigo. Pero no importa, no lo amo.

<< Maldita hija de la puta que te parió. Si fuera por mí estuvieras muerta >>

— Eres un..... ¡Nada! — Se queda callada.

— ¡Elena Hilllll!, ¿Qué ibas a decir?

— ¡Nada! N-a-d-a. Por si no sabes deletrear — Escucho su estúpida risita. No puedo creer que me hayan cambiado de esa forma.

<< ¿Por un maldito fantasma me cambias? >>

— Si sigues así no iré al hospital nuevamente contigo. — Amenaza.

— Igualmente no importa, el Hospital municipal no hace mucho que digamos.

Bueno, por un lado es penosa su historia, pero sale a mi favor. Asqueada, observo a Harry abrazar a la silla. Chasqueo la lengua fastidiada. Me dirijo a la salida y saco mis guates especiales para empezar a conducir. Sólo un lugar es importante ahora, el hospital. Llego pasada las 12 del día y aún tengo demasiado tiempo en planear como sacarla del medio a esa tal Elena.

<< No debiste rechazarme, Harry. Ahora verás de lo que soy capaz. >>

Entro al hospital con mis gafas en manos y siento las miradas de todos cuando me ven en su ranchito de pobres.

<< ¿Acaso nunca han visto a una mujer hermosa de revista? >>

Se nota la falta de cultura de ésta gentuza. Llego a recepción y pregunto por el nombre de esa maldita. Ni 5 minutos y ya estoy subiendo el ascensor.

<< Los beneficios de tener dinero >>

Vaya, debo admitir que es el cuarto más descendente hasta ahora

— ¿Ésta eres tú? Se nota que la vida no te ha sonreído mi pequeña puta. Por lo menos la foto te identifica porqué estando así, ni el de la morgue te saca pinta.

Deslizo mi mano por toda su cama hasta llegar al suero. Supongo que estas inyecciones me ayudarán. Tomo una de ellas y la abro de golpe, la lleno de un medicamento especial que compré y cierro la puerta. Camino hacia la manguera, le doy un último vistazo a la marginada y dejo que mi mano guie. Eso sí, debo despedirme.

<< La educación ante todo >>

— Cuando haga el amor con Harry lo haré a tu nombre — Sonrío victoriosa. Beso su mejilla y empujo la jeringuilla.

Y cuando por fin pude sentir ese gozo, me interrumpe una mujer vestida de enfermera la cual lleva su gafete y su cuadernillo en mano.

— ¿Quién es usted? — Pregunta inquieta

— ¡Ups!, que mal comportamiento el mío. Soy la amiga, vine desde lejos a visitarla. Recién me entero de su accidente — Sonrió mostrando todos mis dietes. Debo mantenerme al margen. La aguja aún sigue en la asquerosa manguera.

— Claro, pero debo pedirle que se reti....un momento....— Me señala — Eso no....— Un doctor mayor que ella la interrumpe. Entra desesperado al cuarto y se la lleva afuera.

Exhalo aliviada. Sacudo mi cabeza y enseguida retiro la jeringuilla. La boto en la basura y sacudo mis manos. No salió como lo planee pero por lo menos algo es algo.

<< De todas formas tendrás que irte. >

— Permiso — Amablemente me despido. Harry sea como sea igual será de mí pertenecía. No puede abandonarme. Ni a mí, ni a su padre podrá borrar de su vida.

Esta es mi vida. Este es mi mundo y así se va a aquedar para siempre. Los Coleman han sido personas sagradas para este país. Somos reyes de los pueblos grandes. No dejare que un niño tonto que ve fantasma me pisotee. Mientras mi firma este en ese papel, yo gobernare la tierra. Soy ama de todos los repugnantes. Y esa Elena no será la excepción. Ahora, es momento de que Harry sepa de qué pata cojeo.

— Mándale saludos cuando se encuentren — Tiro un beso a su ventana.

<< Ley de vida. Los ricos siempre serán los primeros. >>

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¿Quién más odia a Laura? ¡Alcen la mano porqué les invitaré una tasa de café!

¿Qué creen que pasará? ¿Qué planea ella con Harry? ¿Creen que los dos terminarán juntos?

Pronto lo sabremosss mis fantasmitas 👻👻❤❤

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