NAOMI

Después de un rato de estar vagando sin rumbo por las calles de la ciudad, Naomi se percató de un inquietante detalle que no había notado antes. Cientos de carteles de personas extraviadas estaban por todas partes; sobre las paredes, ventanas y puertas de prácticamente cualquier edificio a la vista. Lo más preocupante era la cantidad de diversos rostros dibujos en los carteles. Naomi calculó mentalmente que por lo menos dos decenas de personas debían estar desaparecidas.

Sky también había notado los carteles, y Naomi no necesitó ver su rostro para sentir la desconcertante sensación que provocaban en él todos esos rostros fantasmales en blanco y negro.

Naomi ya había escuchado de varios casos recientes de desapariciones en Demyr, pero no tenía idea de que lo mismo ocurrió en otros lugares como Vintos. Esa también podría ser la razón por la que muchos establecimientos estaban cerrados durante un día ideal para vender. Naomi empezaba a temer que encontrar un lugar en donde alquilar una carreta sería más difícil de lo anticipado.

Ambos pasaron junto a un hombre que clavaba un cartel con el retrato de una mujer a una puerta de un edificio con aspecto abandonado. Noami le indicó a Sky que se detuvieran para hablar con él.

-Disculpe, señor -exclamó Naomi, llamando la atención del hombre-. ¿Conoce algún lugar cercano en dónde podamos rentar una carreta y un par de animales de carga?

El hombre se volteó hacia ellos lentamente. Tenía el rostro arrugado y ojeras que demostraban que llevaba sin dormir adecuadamente en varios días. A simple vista no parecía amigable o que tuviera ganas de conversar, pero Naomi no detectó nada que indicara que el hombre podría ser una amenaza.

-¿Forasteros? -los interrogó el hombre, bruscamente.

-Estamos de paso y necesitamos una carreta y un par de animales para continuar con nuestro viaje -respondió Naomi.

-No es una buena época para viajar en carreta -comentó el hombre y continuó clavando el cartel.

-Gracias por su consejo, señor, pero necesitamos una carreta lo más rápido posible -insistió Naomi.

No recibieron respuesta inmediatamente, incluso, llegaron a suponer que el hombre no les volvería a dirigir la palabra. Sin embargo, cuando reanudaron su caminata, escucharon al hombre exclamar a sus espaldas.

-Sigan caminando derecho hasta que comiencen a escasear los edificios y se topen con una cerca blanca. Si siguen la cerca por el norte, en cuestión de poco tiempo se toparán con un granero celeste. Esa es la granja de la vieja Eleonor. Ella les dará lo que buscan a un buen precio.

El hombre no volvió a verlos a la cara, y tampoco parecía que iba a ofrecerles más ayuda. Resignándose a que eso sería toda la ayuda que conseguirían del hombre, Naomi y Sky le dieron la gracias y continuaron caminando en línea recta.

-Espero que no todas las personas de Vintos sean igual de hurañas que ese tipo -murmuró Sky, después de estar seguro de que habían dejado al hombre muy atrás.

-Estoy segura de que tiene una buena razón para comportarse de esa manera -respondió Naomi.

-¿Cómo lo sabes? -indagó Sky, mirándola con sospecha.

-Intuición.

Y fue lo último que se dijo durante todo el trayecto hacia la cerca. Tomaron la dirección del norte y caminaron por diez minutos en completo silencio. No obstante, además del incómodo silencio, Naomi no dejaba de percibir el repelús que a Sky le producía estar junto a ella.

-Debiste haberte quedado con los demás -habló Naomi, en voz baja.

-¿Disculpa? -soltó Sky, desconcertado.

Naomi apartó un mechón de cabello que le caía sobre el rostro y no apartó la mirada del camino.

-Si te da tan mala espina estar junto a mí, no debiste haber aceptado hacer equipo conmigo.

-Yo nunca he dicho que me disgusta hacer equipo contigo -contestó Sky, adoptando un tono defensivo.

-No tienes que decirlo. La forma en que me miras es prueba suficiente -Naomi se detuvo de golpe y miró a Sky directamente a la cara-. Tu mirada es igual a la de él.

-¿De quién estás hablando? -habló Sky, comenzado a alterarse por los comentarios inquietantes de la chica.

-Barak -Naomi se cruzó de brazos y continuó caminando-. No le agrado a ese sujeto y siempre me mira como si yo fuera una especie de serpiente venenosa; justo como tú lo haces ahora.

Sky se apresuró para alcanzarla.

-Estás equivocada -le dijo una vez que se acostumbró a su ritmo de caminar-. En primer lugar, no creo que a Barak le agrade nadie en todo Fenrai, y segundo, yo no te estaba viendo como si fueras una víbora.

-No trates de mentir -le espetó Naomi, mientras comenzaba a sentir un ligero hormigueo en la cabeza-. Sé reconocer perfectamente esa mirada. Llevo la vida entera recibiendo esa clase de trato de la gente a mi alrededor.

-Estoy seguro de que las personas a tu alrededor deben de tener una buena razón para comportarse de esa manera -soltó Sky, malhumorado.

En el fondo, Sky desconocía la razón por la que se había irritado tanto y tan de repente, sin embargo, Naomi sí lo sabía.

***

Llegaron al poco rato al lugar indicado. La granja estaba en un estado impecable y los animales parecían muy bien cuidados. No obstante, convencer a la vieja Eleonor de que les vendiera una carreta y un par de animales de carga por una bolsa entera de oro fue un reto que Sky no logró superar. Por su parte, Naomi no tuvo ningún problema en emplear su poderosa habilidad de persuasión con la vieja Eleonor, incluso, la convenció de venderles un carromato de dos niveles y un par de fuertes y robustos bueyes por la mitad del oro en la bolsa.

-No me parece que fuera un trato justo -le comentó Sky, cuando ambos salían de la granja a bordo del carromato.

-A la vieja Eleonor parece que no le falta el dinero y tiene mucha mercancía con la que negociar. Un poco de caridad no le afectará en absoluto, además, nosotros necesitamos este transporte para una emergencia -se limitó Naomi a responder.

Naomi se sentía un poco exhausta, por lo que decidió acomodarse cómodamente en el interior del carromato. Sky sospechaba que Naomi ocultaba algo, pero era consciente de que en ese momento no conseguiría sonsacarle nada, por lo que se limitó a sujetar las riendas con firmeza y dirigió a los bueyes hacia el pueblo.

Afortunadamente se toparon con Barak, Zale y Aelia en la plaza del pueblo. Ninguno de los tres pudo creer que Sky y Naomi habían logrado conseguir un transporte tan lujoso como ese, pero tampoco hicieron muchas preguntas al respecto. Aelia les informó a Sky y Naomi que habían convencido a un joven ilusionista llamado Brayden que los acompañara por un par de días a atravesar el Bosque del Este. Sin embargo, el muchacho que recogieron frente a un deteriorado local no parecía muy contento por acompañarlos. Llevaba consigo una enorme mochila de viajero que parecía muy pesada; Zale se ofreció a ayudarle a subirla al carromato, pero Brayden se negó rotundamente a que siquiera la tocara.

Después de un incómodo momento de silencio, la carreta se puso en marcha, y con indicaciones dadas a la fuerza por Brayden, siguió el camino más desolado que conducía el Bosque del Este.

Cuando se encontraba cerca del lugar, Brayden les informó, también a la fuerza, que el bosque estaba rodeado por una enorme cerca de madera que evitaba intrusos no deseados y que había varios puestos de vigilancia supervisados las 24 horas del día. Por suerte para el grupo, una reciente tormenta había ocasionado daños significativos en un sector de la cerca no muy alejado del camino que recorrían.

El único inconveniente era que debían esperar un par de horas para que el sol comenzara a ocultarse, ya que, si continuaban avanzando en plena luz del día, corrían el riesgo de que la reserva de magia de luna de Brayden se agotara, lo que implicaba que sería imposible adentrarse en el bosque sin ser detectados por los vigilantes de la zona. Naomi aprovechó el rato para recuperar toda la energía que pudiera. Tenía el presentimiento de que muy pronto la iba a necesitar.

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