Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4. Intercambio.


Benjamín.


Sabía que los orbes de energía duraban poco, pero no pensé que tan poco... Siempre me había asegurado de realizar el proceso de limpieza del alma cerca del hospital. Primeramente, porque si la persona sobrevivía, iba a necesitar ayuda inmediata. Y segundo, porque en caso de que no sobreviviera, podría usar sus años de vida restantes para salvar a alguien.

Aquella noche creía que no podía odiar más a Charmeine, pero estaba muy equivocado. A tan solo una cuadra de distancia para llegar al hospital, sentí un pequeño movimiento entre mis manos. Imaginé lo que estaba pasando y temía voltear, así que seguí volando intentando ignorar el movimiento entre mis dedos e incrementando la velocidad.

Aun con todos mis esfuerzos, no logré llegar a tiempo. Durante el trayecto había podido sentir cómo el peso que cargaba con mis manos disminuía cada vez más, hasta desaparecer en su totalidad. El orbe había desaparecido, y no había podido salvar a nadie, me sentía muy triste. Había fallado.

Estuve un rato de rodillas sobre el asfalto, la culpa me carcomía. Intentaba culpar a Charmeine, pero si hubiese actuado antes, quizás hubiese podido hacer algo antes de que ella llegara. Incluso ahora, me preguntaba qué podría haber hecho diferente.

Haber visto la maldad desaparecer de los ojos de la atacante era algo que no creía posible antes, hasta que lo vi por mí mismo. Había perdido la única prueba que tenía de que eso era posible, y necesitaba hablarlo con alguien, si había una forma de hacer desaparecer la maldad de los humanos sin intentar limpiar sus almas, debía averiguarlo.

Me dirigí a casa, estaba muy cansado. Sentía que debía descansar al menos un par de días de esos encargos. Se me ocurrió intentar persuadir a Cassiel para que fuese por mí. Aunque inmediatamente descarté la idea, no podría con el peso de suplir a un ángel de la muerte.

Al llegar a casa, un olor increíble me recibió. Al parecer, Cassiel había estado horneando algo y olía delicioso, había llenado toda la estancia con un olor dulzón que me traía una felicidad instantánea. Realmente amaba vivir con él. Cuando me quité los zapatos en el recibidor, una costumbre muy de su cultura y por la que yo siempre acostumbraba a usar calcetines negros, él se apresuró a saludarme, asomando su cabeza por la puerta de la cocina.

—¡Benji! Llegas justo a tiempo, estoy preparando algo que te encantará.

Verlo tan animado me emocionó, estar con Cassiel podía o salir muy bien o muy mal. Él solía ser una persona muy emocional y dependiendo de cómo habían sido sus encargos recientes, se definía su estado de ánimo. En ese momento se veía muy feliz, lo cual me causaba curiosidad por saber qué encargos le habían tocado.

—¿Qué tal estuvo tu noche? —me preguntó él, mientras se ponía un delantal y se disponía a lavar los trastes. No sin antes pasarme una paleta con un poco de mezcla de lo que estaba preparando.

Al probar la mezcla, no pude adivinar de qué se trataba, pero no me sorprendía porque no era tan bueno como él en las artes culinarias. Después de lamerla, le pasé la paleta y busqué un poco de agua en la nevera. Para luego contestar su pregunta mientras me sentaba en la isla de la cocina.

—Pues... -alargué aquella palabra, intentando pensar por dónde comenzar—. Fue una noche muy movida, primero un tipo quiso asaltar a un par de chicas y lo lancé contra un camión.

—Tan sutil como siempre —comentó Cassiel, sus ojos rasgados se cerraron con picardía mientras alzaba su nariz imaginando la situación, parecía un conejito. Y se notaba que le divertía mucho escuchar mis ocurrencias.

—Créeme, fue lo mejor que pude hacer -le aseguré.

—Claro, claro —aceptó—. ¿Y qué más hiciste?

—¿Recuerdas aquella niña de la que me hablaste?

—¿La de la oncología? Sí, la recuerdo. Le quedaban solo un par de días, ¿le pasó algo?

—Ya no, pude usar la vida de aquel chico en ella.

Cassiel dirigió su mirada hacia mí, buscando en ella algún signo que le indicara si le estaba diciendo la verdad y luego sonrió notoriamente. Sabía que aquello lo pondría de buen humor, él era un ángel de la muerte, pero odiaba cuando entre sus encargos se encontraban niños.

Días atrás, Cassiel había recibido su lista de la semana, en la que se encontraba aquella niña llamada Diana, de apenas siete años de edad. Recordaba que había llorado toda la noche, deseando que aquel día no llegase pronto, y me alegraba de saber que ya no tendría que pasar por eso.

—Gracias, Benji. De verdad —me dijo Cassiel, se notaba que le había quitado un gran peso de encima.

—No es nada, realmente quería salvarla.

Luego de pronunciar aquellas palabras, recordé instantáneamente el porqué estaba molesto al llegar, fue consciente nuevamente de que Charmeine había frustrado totalmente mi misión como limpiador. Y la rabia se reflejó inmediatamente en mi rostro, sacándome de aquella nube de alegría en la que me encontraba. Cassiel pareció notarlo, ya había terminado de lavar los trastes y se encontraba secando sus manos con una toalla. Cuando terminó, tomó un banco y se sentó frente a mí.

—¿Qué pasa? —me preguntó.

—Charmeine de nuevo, estoy cansado de que me esté siguiendo.

Él puso los ojos en blanco, claramente entendía a qué me refería, ya que no era la primera vez que algo así pasaba. Apoyé ambos codos sobre el mármol del mesón y junté mis manos sobre mi cabeza, pensar en ella me daba jaqueca.

—Sé que no quieres que esté cerca, pero también es parte de su trabajo. Es un ángel de la armonía, solo aparece cuando las cosas se salen de control —me dijo él, con voz calmada.

—Lo tenía bajo control, se metió justo en un momento crucial —refuté.

—¿Qué cosa?

—Eso era lo que quería contarte —dejé de sujetar mi cabeza con las manos y volví a dirigir mi mirada hacia él, que me observaba atentamente—. Hoy observé algo que no había visto nunca. Vi como el resplandor rojizo que caracteriza a la maldad en el momento en que se activa, se desvaneció de los ojos de una chica por unos minutos, justo cuando su novio se acercó.

—¿En serio? No sabía que eso fuese posible.

—¡Exactamente! Es algo que ninguno de los otros limpiadores ha reportado nunca, y estuve observándolo de cerca. ¡Hasta que Charmeine se acercó y se llevó a la chica! Sé que estaba en un momento tenso, y que ella debe evitar que se armen conflictos, pero se llevó la única prueba que tenía de que la maldad puede desaparecer.

En ese momento, se escuchó el sonido de una campanilla. Parecía una alarma, y Cassiel se levantó rápidamente a apagar el horno. Sin embargo, el sonido no paraba. Me levanté para intentar descubrir de donde venía y el tintineo me guio hasta uno de los gabinetes, en él se encontraba un pequeño temporizador con forma de pollito. No supe cómo desactivarlo, así que se lo pasé a Cassiel para que lo hiciera y me dirigí a mi habitación, estaba demasiado cansado.

Necesitaba dormir durante mucho tiempo, cuando llegué a mi habitación, me lancé en la cama y pude sentir como me absorbía. Las sábanas estaban limpias y la habitación olía muy bien. Sentía como si estuviese flotando.

Me quedé dormido rápidamente, y no sabía cuánto tiempo había pasado, pero me despertó mi estómago. Fui consciente de que me había ido a dormir sin comer nada antes, y ahora estaba muy hambriento, me levanté y me dirigí al baño para lavarme los dientes rápidamente y bajar. Necesitaba lo antes posible.

Al bajar hacia el primer piso de la casa, me encontré con Cassiel de nuevo, quien se encontraba viendo televisión. Se veía que estaba muy concentrado observando qué pasaba, mientras en la pantalla una pareja de dibujos animados se abrazaban en una estación de tren mientras se juraban entregar su vida entera, y el chico sostenía una maleta en su mano.

No quise interrumpir, así que me dirigí hacia la cocina y me preparé huevos revueltos con tostadas. Al poco tiempo, Cassiel se asomó por la puerta, al parecer ya había terminado aquel capítulo.

—¿Qué tal tus muñecos chinos? —le pregunté.

—Es anime, y aunque no lo creas. Tiene escenas increíbles —explicó.

—Para ser un ángel de la muerte, eres bastante sensible.

—Lo sé, lo sé —aceptó—. Por cierto, te fuiste a dormir sin probar lo que había preparado.

Sobre el mesón había un tazón cubierto, pero no había revisado qué había ahí. Yo ya me había servido mi desayuno, pero de todas maneras quise ojear de qué se trataba.

—Ayer hice un encargo muy especial, una abuelita que al parecer estaba preparada para lo que se venía. Hace días la veía visitando a sus familiares, como si estuviese despidiéndose.

Intenté imaginar la relación de aquella receta con su encargo, pero no lo entendía, así que no respondí y dejé que siguiera su relato.

—Sobre su mesa de noche tenía una hoja, pensé que en ella escribiría algún mensaje para sus hijos. Pero para mi sorpresa, era la receta de estas galletas de limón. Y decidí hacerlas en su honor.

Tomé una de aquellas galletas en forma de bolita, tenían una apariencia muy peculiar, y sobre ellas se veía que habían espolvoreado azúcar. Cuando las probé, quedé fascinado.

—¡Qué buenas están! —le dije a Cassiel.

—Lo sé, me imagino que aquella señora estaba feliz de dejarle su receta de galletas a su familia. Y tuve suerte de estar ahí, tomé nota y acá están. Sé que no debería haber copiado su receta, pero soy un ángel de la muerte, no es como si mi poder tuviese más beneficios.

—A veces me pregunto cómo sería mi vida con un rol distinto —le comenté.

—Yo también. Todos los ángeles tenemos los mismos poderes, y solo nos basamos en nuestro rol para encajar en el orden celestial. Pero de vez en cuando sería bueno un cambio... Estar rodeado de tanta muerte, me sofoca.

—¿Crees que alguien notaría si cambiamos de rol? —le pregunté.

—Espera, ¿te refieres a cambiar de roles entre nosotros? —ante aquella propuesta, sus ojos rasgados se abrieron por la sorpresa.

—Sí, realmente necesito un cambio. Y escapar de Charmeine un tiempo, quién sabe, quizás con pasar un solo día en tus zapatos me haga apreciar más el rol que llevo.

—Benji, ¿lo dices en serio? Siempre he querido intentar ser un limpiador.

—Genial, ¿puedes cubrirme esta noche? Yo revisaré tu agenda y cubriré tu puesto.

En respuesta, él asintió muy contento. Podía notar que Cassiel no podía contener su emoción, se levantó y corrió escaleras arriba, hasta su habitación. Yo continué comiendo mi desayuno, junto con algunas galletas. Al rato, volvió con su agenda y me la entregó mientras me agradecía.

—Gracias, Benji. Espero que te diviertas mucho como un ángel de la muerte.

☁️☁️☁️

¡Hola! Últimamente les traigo personajes nuevos a cada rato, ya estamos construyendo la trama y me emociona mucho el rumbo de la historia.

¿Qué tal les parece Cassiel? Su foto está en multimedia.

Los reto a adivinar cual era el anime que estaba viendo Cassiel. 👀


Nos leemos pronto,

Ele.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro