Capítulo 33: Cristales.
Rubí
Me quedé sentada en un sillón puff de su habitación, solo esperaba que no tardaran tanto, me preguntaba cuánto tiempo podía estar ahí sin hacer nada. Era una habitación muy bonita, pero ver sus cuadros motivacionales y pósters de anime no iba a entretenerme para siempre. Aunque debía aceptar que estar ahí me gustaba más que estar en el hospital, y sentía una curiosidad por su habitación, tan íntima, tan propia. Sentía que si ponía atención, podría descubrir mucho sobre él, solo estando ahí.
Por más que aquello me resultara emocionante, debía aceptar que estaba muy cansada por todos los acontecimientos del día. Cerré los ojos, y me recosté un poco más en el sillón, suponía que no iban a volver pronto y tendría un poco de tiempo para descansar. Sin embargo, al pasar algunos segundos, sentí que mi pecho pesaba, aquella sensación nueva y repentina me sorprendió, eso era algo que nunca me había ocurrido antes. Puse mis manos sobre mi pecho, buscando la causa de esa sensación, temiendo que se me hubiese subido algún bicho.
No paraba de sorprenderme cada vez más, cuando noté que aquella sensación estaba justo donde tenía mi collar, lo tomé entre mis manos, tratando de descubrir qué estaba pasando. Inmediatamente, mi vista se desconectó de mis ojos, y ahora me encontraba observando un lugar en el que yo no estaba. Era una sala de juicios, podía sentir un ambiente de desesperación entre los presentes, que gritaban entre ellos, pidiendo respuestas. Yo no sabía en cuál de todas aquellas situaciones simultaneas enfocar mi vista, y empecé a buscar entre los presentes algo que pudiese explicarme lo que estaba viendo... Entre todas las direcciones en que dirigí mi mirada, se detuvo en una esquina, donde estaban llevándose a Benjamín de la sala, como a un criminal.
Quise preguntar qué estaba pasando, pero aún no tenía claro dónde me encontraba, y si los demás podrían escucharme. Así que no dije nada, y de todas formas, escuché una voz que respondió esa duda que tenía.
—Estás dentro de mi cabeza. Nadie puede escucharte.
Aquella era la voz de Cassiel. Yo estaba viendo el mundo a traves de sus ojos, estaba preocupada por lo que estaba pasando, pero aún así fascinada, no sabía que eso era posible.
—¿Cómo hiciste esto?
—Realmente no lo sé, pensé en que quería traerte aquí, que vieras lo que estaba pasando, y simplemente ocurrió.
Ya habían sacado a Benjamín de la sala, y aquel señor que había entrado a la habitación antes estaba de pie en el estrado. Intentaba mantener la calma, pero sabía que estaba igual de preocupado que nosotros. O eso creía.
—¿Por qué estás tan tranquilo? —le pregunté a Cassiel.
—Confío en que sepan diferenciar las acciones de Benji y las que están siendo controladas por los demás. Eso podrá salvarlo. Por ahora, tenemos que enfocarnos en que ellos le crean a mi padre, así nos ayudarán.
Él estaba mostrando a todos una escena en algo que suponía que era un proyector, aunque no entendía de donde estaba conectado.
—¿Y qué hago yo aquí?
—Si se convence al concejo sobre lo que está pasando, necesito que le comuniques a Teresa el plan lo más rápido posible. No nos queda tiempo.
Entendía. Me quedé en silencio presenciando las escenas que estaban proyectando. Aquella chica rubia me parecía conocida, pero no estaba segura de dónde la había visto antes. Al parecer, era parte importante del plan de Santiago, aunque no entendía de dónde podía haber nacido su relación.
Todos los presentes se encontraban atónitos observando, aquellos parecían ser recuerdos extraídos de la consciencia de Benjamín. Y aquello me hacía dudar en si ellos realmente creerían eso. Mientras me paraba a pensar en aquello, un alboroto se escuchó afuera. Una persona entró corriendo a la sala y habló con varios miembros de lo que pensaba que era el concejo del que hablaba Cassiel.
Ellos suspiraron por la impresión de lo que se les había dicho, la reproducción no había parado, y el padre de Benjamín no había notado lo que estaba pasando. Pero todos los demás presentes en la sala se habían inclinado un poco hacia adelante, intentando escuchar algo de lo que se conversaba entre los miembros del concejo.
De repente, esa persona que había llegado corriendo a la sala se acercó a donde estaba el padre de los chicos, y le arrebató el visor de la cara. Él, desorientado, solo se sentó en una silla cercana, mientras observaba que aquel chico empezaba a proyectar algo para toda la sala a través del visor, concluí que de alguna manera, aquello permitía emitir sus recuerdos.
La trasmisión empezó y toda la sala se mantuvo en silencio. Observábamos una escena desde el cielo, parecía que aquel chico se había encontrado patrullando desde lo alto. En el cielo se reunían el humo de varios incendios que venían desde abajo, él volteó su mirada hacia uno de ellos, para comprobar que se trataba de una iglesia que estaba siendo consumida por el fuego. Varios de sus compañeros descendieron rápidamente para socorrer a las personas, y le pidieron que fuese a informar lo que estaba pasando.
Él se fue volando, encontrando cada vez más iglesias reducidas a escombros a su paso. A pesar de la orden que se le había dado, decidió descender junto a una de ellas. Y cuando lo hizo, pudo ver hacia adentro de la estructura, ahí se encontraba Charmeine, junto con algunas otras personas, estaban hablando con normalidad mientras todo a su alrededor ardía, y parecía que estuviesen dirigiendo un próximo ataque.
Charmeine parecía haber sentido su mirada, ya que volteó a verlo directamente mientras dejaba de hablar. Justo en ese momento, él se apresuró a salir de ahí lo más rápido que pudo. Desde aquel recuerdo, los presentes vivimos el miedo que había experimentado al notar que se encontraban siguiéndolo por el cielo, era perseguido por figuras con alas negras y capuchas. Mientras volaba el chico volaba, se había encontrado con su grupo de nuevo, quienes notaron que se encontraba en peligro y decidieron luchar contra aquellas figuras, distrayéndolas, para dejar que él escapara y pudiera llevar ese mensaje. Antes de alejarse de ellos, dirigió una última mirada hacia la batalla que estaba ocurriendo en frente de él. Y pudo notar que entre aquel grupo no se encontraba Charmeine.
Cuando se quitó el visor, estaba sudando. Él dirigió su mirada a los miembros del concejo, y todos lo seguimos, esperando respuestas. Uno de ellos levantó la mano para hablar públicamente, y explicó que necesitaban hablar en privado, había dicho aquello mientras observaba al chico de la silla. Los demás miembros se dirigieron hacia una puerta tras ellos, el chico los siguió. En su ausencia, la sala se llenó de murmullos, todos estaban impacientes por saber qué ocurriría a partir de ahí. Y luego de los minutos que parecieron eternos, los miembros del concejo volvieron a sus puestos, excepto por uno de ellos, que se dirigió al centro del estrado, y habló por todos.
—Sabemos que es inesperado tener que luchar contra nuestra propia especie, pero debemos hacerlo para proteger el lugar que nos vió nacer.
La multitud respondió con un suspiro de asombro casi al perfecto unísono. Él continuó hablando.
—Está claro que su objetivo es utilizar el poder de la fe en la celebración de la virgen para cometer un acto horrible. Así que nos reuniremos mañana, durante el evento debemos estar muy atentos, no sabemos a quién nos estamos enfrentando. Intentaremos obtener más información, pero nuestro plan será encontrar a esa chica, así podremos dar con esa persona. No sabemos qué podría pasar con ella, debemos hablarlo, pero esperemos que pueda resguardarse.
Aquellas palabras me hicieron temblar. No planeaban salvarla, solo acabar con la persona que estaba causando todo esto, y si se la llevaban a ella por el medio, no les importaba. Me sentía llena de impotencia.
—Oye —escuché a Cassiel hablándome.
—No.
—Sí, escúchame. Ellos solo están nerviosos, nosotros sabemos sobre esto hace mucho tiempo, conocemos a Teresa, pero lo único que conocen ellos es el riesgo que estamos corriendo y por eso no están pensando claramente.
Pude sentir que él seguía hablándome, pero las palabras no llegaban a mí. Mi mente se estaba moviendo, mi vista se desconectó, y cuando pude volver a ver, tenía a Teresa en frente de mí. Ella me había llamado.
La tomé entre mis brazos y empecé a llorar.
—Hey, ¿qué pasó? —me preguntó ella.
No quería contarle lo que acababa de pasar, no sabía qué decirle. Intenté calmarme rápidamente mientras la observaba, estaba ahí con ella, no podía hacer que se preocupara. Noté que sus ojos se veían hinchados y decidí dirigir la conversación hacia ella.
—¿Has estado llorando?
Era una pregunta boba.
—Al principio, sí. Me sentía desesperada, tenía mucha impotencia porque no podía hacer nada. Pero luego, decidí concentrarme en lo que podía hacer, y fue ahí cuando noté que yo también podía estar contigo si me lo proponía. Usé mi cristal, y cuando lo intentaba, solo podía ver pequeños retazos de lo que estabas haciendo, te vi con los chicos, y supe que había alguna esperanza. Ayer mientras hablaba con Benjamín, me prometió que iba a salvarme. De verdad intento aferrarme a eso.
No quise tocar el tema de Benjamín tan pronto.
—Pero eso no explica tus ojos.
—Claro que sí, ¿de dónde iba a sacar la energía necesaria como para tenerte aquí? Tuve que dormir mucho, y cuando duermes luego de llorar, esto es lo que pasa.
—Tienes razón —acepté.
—Hay cosas que me estás ocultando —dedujo—. Estás muy seria, ¿ya debería darme por perdida?
Negué con la cabeza.
—¿Eso qué responde? ¿qué está pasando?
—Sus padres se los llevaron a una conferencia, al parecer, querían presentar un plan ante los demás ángeles. Pero cuando pasaron a Benjamín a testificar, habló como si él fuese parte de los traidores, y se lo llevaron.
—¡¿Qué?! ¿Qué fue lo que dijo?
—No sé, yo no estaba ahí cuando pasó.
—¿Y cómo lo sabes?
—Cassiel también se conectó conmigo a través de uno de mis cristales. Aparecí justo cuando se estaban llevando a Benjamín.
—Le diste un cristal, wow.
Me sonrojé.
—¿En eso te fijas?
Ambas reímos, cuánto extrañaba reírme con ella.
En contraste, noté que luego de su risa, su cara se tornaba más seria.
—Oye, no creas que todo está perdido, Cassiel me estaba explicando cómo podía salir de esa justo cuando me trajiste aquí. Él tiene un plan.
—No es eso lo que me preocupa —me respondió.
—¿Entonces qué es?
—Me preocupa pensar que volví a caer en una ilusión. La última vez que lo ví, esa vez que le prestaste tu collar. Realmente sentí que estaba con él, que era él mismo quien me hablaba. Pero ahora que me dices que volvieron a tomar posesión de él, y ahora no sé qué creer, no sé con quién estoy tratando. Me siento mal por no poder diferenciarlo.
—Sí era él, estamos seguros. Y creo que era eso exactamente lo que planeaban hacer, que él actuara como si fuera él mismo, para que cuando ocurriera el cambio, no se notara.
—¿Eso crees? —me preguntó, tan esperanzada como siempre.
—Sí, estoy segura.
—Está bien, ya lo perdí todo. Así que elijo creer.
—Todo estará bien.
Cuando le dije aquello, no estaba segura si se lo decía como una promesa para ella, o para mí misma. Yo también necesitaba creer que así sería. Ambas nos quedamos en silencio unos segundos, no sabía qué más decirle, así que decidí ver la inmensidad del aquel lugar donde nos encontrábamos. Hasta ahora no lo había notado, pero era como si el cielo y el agua se juntaran, y ahí estuviésemos nosotras, de pie sobre un mundo totalmente vacío.
Suponía que aquel mundo se había materializado de aquella forma por la falta de energía de Teresa. Prefería pensar eso, a que era un reflejo de su deseo de desaparecer.
Dirigí mi mirada de nuevo a ella, y decidí tomar su mano, en un gesto de apoyo, como siempre solíamos hacer de niñas. Cuando lo hice, noté que podía ver partes de mi mano a través de sus dedos. Ella también pareció notarlo, me miró a los ojos, y vi que sus mejillas trasparentaban cada vez más, la ilusión estaba acabando.
—No quiero volver, ¿qué haremos? —hablaba con desesperación mientras se observaba los brazos.
—¿Recuerdas lo que te dije del agua?
La ví dudar, estaba muy nerviosa.
—Tessa, el agua purifica. Pase lo que pase, protégete en el agua.
La ví asentir, y esperaba que realmente hubiese captado la idea. Porque lo próximo que pude ver fueron aquellos posters de anime pegados a la pared de la habitación de Cassiel, estaba de vuelta justo donde había empezado, y con todo lo que había pasado se me había quitado el sueño.
De todas maneras, sabía que con lo que se avecinaba, debía descansar. Cerré mis ojos nuevamente, hasta que escuché el sonido de la puerta abriéndose.
☁️☁️☁️☁️☁️☁️
Holaa, hace mucho tiempo no escribía. Pasé por un momento personal terrible, y hasta pensé en abandonar este proyecto. Pero ver que Jade_Demon_114 estuvo ahí siguiendo la historia a pesar de no tener actualizaciones hace más de dos meses, me dió la motivación para seguir. ¡Gracias! Este capítulo te lo dedico a ti. 🩷
Según mis planeaciones, esta novela tendrá 40 capítulos, ya cada vez falta menos para acabar esta historia.
Nos leemos pronto,
Ele.
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