Capítulo 12. A su lado.
Benjamín.
Estaba muy nervioso, aunque sabía muy bien que Teresa no podría verme, había algo en ella que hacía que mi pulso se acelerara al pensar en estar cerca de ella. Yo sabía muy bien que esos sentimientos que despertaba en mí eran imposibles, además de prohibidos para un ángel hacia un humano, pero no podía evitar pensar en ella y emocionarme al hacerlo. Sentía que esa atracción que creía en mí hacia ella no era algo normal y valía la pena luchar por ello.
Contar con el apoyo de Cassiel me reconfortaba, él siempre solía ser muy correcto en todo lo que hacía. Sin embargo, desde hace un par de días su instinto rebelde estaba aflorando, primero aceptó cambiar de roles y ahora me estaba ayudando a mantener con vida a Teresa. Descendí del techo con delicadeza, tampoco es que tuviese tanta fuerza, las sombras me habían absorbido en cuestión de segundos y agradecía muchísimo que no había estado solo.
Aterricé junto a la casa y luego saqué el mapa de Cassiel, Teresa se encontraba en una de las habitaciones y me dirigí hacia ella, aunque encontré la ventana cerrada. Tenía mis métodos para entrar, y planeaba emplearlos, no iba a dejar perder esta oportunidad. Observé a través del cristal y noté que Teresa se movía entre las sábanas, parecía tener una pesadilla. La observé atentamente, repitiendo constantemente en mi cabeza que debía evitar interferir en su vida lo más que pudiera.
Su habitación se volvió totalmente oscura luego de que la luz de noche que había junto a su cama se apagara y aquello pareció colmar su paciencia, porque pude ver cómo se levantó de la cama cargando su almohada y su sábana y dirigiéndose a otra habitación de la casa. Aproveché aquella oportunidad para atravesar la ventana, aunque dudaba que pudiese notar mi presencia, ya que más temprano esa noche, cuando había estado a su lado, no pareció hacerlo.
Una vez dentro de la casa, me dirigí a la habitación a la que se había ido a dormir. Había una señora durmiendo en la cama junto a ella, y supuse que se trataba de su madre, me dió mucha ternura ver cómo intentaba acurrucarse a su lado, en busca de protección. Y no la culpaba, desde que había entrado a la casa había sentido como el aire cambiaba, volviéndose más pesado. Detallé las paredes y podía ver cómo se formaban sombras desde las esquinas, en un intento de camuflarse entre la oscuridad de la habitación.
Decidí que me encargaría de las sombras después, quería darle el orbe de energía a Teresa cuánto antes, no podía arriesgarme a que desapareciera como la última vez. Ella se encontraba acostada boca arriba, cerrando los ojos con fuerza y respirando agitadamente. Sabía que no estaba dormida, pero no pude evitar acariciar su mejilla, el tacto de su piel en mi dedo hizo que se dibujara una pequeña sonrisa en mi cara.
Sentí como su respiración iba calmándose y me decidí a actuar, tomé el orbe con ambas manos y lo dejé caer sobre su cabeza, la luz que emitía fue perdiendo intensidad hasta que fue absorbido completamente por ella. Luego tomé el mapa y comprobé que esos años sí habían sumado, además de que, en ese momento, el contador no bajaba alocadamente como al inicio.
Saber que mi presencia a su lado hacía dejara de disminuir su tiempo de vida me hacía querer estar con ella todo el tiempo, aunque sabía que era imposible. Y eso me dolía, porque no quería que nada malo le pasara, intentaba reprimir esos pensamientos, pero hace mucho tiempo no me sentía de esta forma, hace tiempo que en mi mente no resonaba ese deseo de querer mantener la esperanza.
Le dediqué una última mirada, notando que ella había dejado de apretar con fuerza sus ojos, y ahora sí parecía estar dormida. Me acerqué a una de las esquinas de la habitación, y junté la poca energía que quedaba en mí para purificar las sombras. Vi un destello de luz surgir de ellas, hasta desaparecer, y sentí como el aire en la habitación se aligeraba. Había cumplido con mi trabajo.
Una sensación extraña hizo que me parar en seco, sentí una mirada clavada en mi nuca, no sabía qué hacer, era prácticamente imposible que Teresa o su madre pudiesen verme. Pero, entonces, ¿qué era? Mientras pensaba qué podía hacer, escuché su voz.
—¿Un ángel? —susurró Teresa, desde la cama.
Volteé la mirada lentamente, y pude observar sus ojos clavados en los míos, no había lugar a dudas, Teresa podía verme. El nerviosismo se apoderó de mí, no solo porque ella estuviese viéndome directamente, sino por todas las reglas que estaba rompiendo en ese momento. Temí por mi vida y mi posición.
No sabía qué hacer, no había manera de explicar esa situación. Solo quería escapar y que ella eventualmente pensara que se trataba de un sueño, me acerqué a la ventana, y me fui volando a través de ella. Llegué hasta el techo de la casa, donde se encontraba Cassiel sentado esperándome. Al verme tan alterado, se levantó inmediatamente.
—¡Corre, tenemos que irnos! —le dije, tomando una de sus manos para impulsarlo al aire.
—¿Qué pasó? —me preguntó preocupado.
—Ya te cuento, vámonos rápido.
Mientras nos alejabamos con urgencia, miré hacia atrás, rogando que Teresa no se encontrara observando por la ventana. Pude ver su silueta acercarse a ella, y luego observé algo que había más allá de la ventana, en el suelo del pavimento. Había dejado caer una pluma.
Me golpeé la frente con la mano por la impotencia que me invadía, todo parecía haber salido fatal. Pero no podía volver, así que seguí volando junto con Cassiel, ya nos habíamos alejado de la casa lo suficiente y ambos disminuimos la velocidad, lo cual agradecía, ya no me quedaban energías.
Al llegar a casa, Cassiel se dirigió a la cocina y yo me metí al baño, me di una ducha lo más rápido que pude y luego fui a mi habitación para luego lanzarme a la cama, necesitaba descansar tres días. No podía más.
Los errores que había cometido esa noche se repetían una y otra vez en mi cabeza, me atormentaban y me impedían dormir. Escuché que alguien tocaba la puerta, y solo Cassiel estaba en casa, así que lo dejé pasar. Él entró a la habitación y un olor increíble a pan tostado hizo que volteara a mirar hacia él.
—Te traje unos sandwiches, cuéntame qué pasó —me dijo, al parecer era un intercambio. La comida a cambio del chisme.
Me incorporé, tomé mi plato con sándwiches y el típico juguito de cajita y me dispuse a contarle todo lo que había pasado dentro de la casa con lujo de detalles. Él me escuchaba en silencio, sentado a un lado de la cama, disfrutando de la narración mientras comía sus propios sandwiches.
—Creo que tenías razón, esa chica tiene algo —concluyó Cassiel cuando terminé de hablar.
—¿Algo? —pregunté.
—Sí, tiene algo bastante raro, no sé qué es. De alguna manera, hay sombras extrañas en su casa, ¿iguales a las del ritual?
Asentí, y él continuo hablando.
—Además, pudo verte justo en ese momento cuando estabas en su casa, y antes, aunque estuviste a su lado, no había podido hacerlo. Siento que algo malo la está persiguiendo, y está rompiendo la brecha entre la realidad y lo espiritual en ella.
—¿Será eso lo que está afectando su contador de vida?
—Puede ser, y parece ser que es parte importante de lo que está pasando en la isla. Ojalá lo hubiésemos notado antes. Espero que podamos descubrir algo más antes de que su contador llegue a cero, tenemos que mantenerla viva lo más que podamos.
Yo solo asentía, me impresionaba ver que Cassiel entendía que había algo que la mayoría ignorábamos pero con lo que teníamos que luchar. Los angeles, en su mayoría, solo cumplían con sus roles y no pensaban en que había algo más que podía estar generando la situación en la que estábamos viviendo. La maldad había existido durante toda la historia de la humanidad, pero hace menos de un año que en la isla se había desatado como nunca antes visto y nosotros sabíamos que había algo que lo estaba causando.
Cassiel terminó de comer y nos despedimos, ambos estábamos muy cansados y decidimos que seguiríamos la conversación al otro día. Luego de esa cena, que agradecía muchísimo, además de la charla que habíamos tenido, se me hizo mucho más fácil dormir.
Al día siguiente, bajé a desayunar y noté que Cassiel no estaba. Me había dejado una nota en el pizarrón de la cocina, me acerqué para leerla.
«Tuve que salir por unos encargos, nos vemos más tarde. Te dejé el desayuno en el microondas :D»
Sonreí y fui a ver qué me había dejado, había hecho panqueques. Mientras los comía, me pregunté qué habría pasado con Teresa y si habría encontrado la pluma. Sabía que aquella pluma que había dejado caer era de las que usaba Cassiel en sus encargos y que podría hacer sentir afligido a alguien se encontrara próximo a la muerte.
Como ella.
Intenté desechar ese pensamiento de mi cabeza tan rápido como vino, y ya que no estaba Cassiel en casa, y no tenía encargos pendientes, subí a mi habitación a ver si aún tenía su mapa. Cuando lo encontré entre la ropa sucia del día anterior, busqué rápidamente el nombre de Teresa.
Estaba caminando en ese momento, observé su nombre por unos minutos hasta que vi que se detuvo en el boulevard del muelle. Habían surgido muchísimas preguntas la noche anterior y quería comenzar a descubrir lo que estaba pasando lo más pronto que pudiese, así que me dirigí a ese lugar.
No fue difícil llegar, en realidad, no es difícil llegar volando a ningún sitio. Pero después de lo que pasó la noche anterior, decidí no volar durante todo el trayecto. Cuando faltaban un par de cuadras para llegar al lugar, aunque quizás nadie pudiese verme, decidí caminar, por precaución.
Cuando llegué, no pude ver a Teresa inmediatamente, según el mapa, parecía estar detrás de la tarima en la que se estaban presentando varias personas y me pregunté si ella también se presentaría. Me senté en una de las mesas que estaban cerca del escenario, desde ahí podía ver todos los puestos, en caso de que ella apareciera.
Quería comprobar si aún era capaz de verme, esperaba que no se alarmara, otra parte de mí esperaba que no me reconociera. Pero sabía bien que últimamente las cosas no solían pasar como yo esperaba.
Cuando la vi, sentí nuevamente el nerviosismo de la noche anterior.
«Eres un ángel, un ser sobrenatural, que puede volar y lanzar a personas contra camiones en movimiento, ¿por qué te pones nervioso con una simple chica?» Me reprimí internamente.
«Quizás no es solo una simple chica». Me refuté.
La vi sentarse en una de las mesas mientras desayunaba. Su mirada estaba dirigida a la pareja que se encontraba interpretando una canción sobre el escenario. Yo la observaba a ella directamente, hasta que pude ver que sus ojos se cruzaron con los míos.
Algo en su expresión cambió al verme, y me preguntaba qué era lo que estaba pensando. Ella separó su mirada de la mía y volvió a dirigirla hacia los cantantes, yo hice lo mismo, no quería que pensara que la estaba mirando fijamente. Sin embargo, varias veces volteé a mirar en su dirección y la atrapaba observándome.
Las presentaciones continuaron, y salió una chica pelirroja a bailar una danza oriental. Teresa se veía muy emocionada mientras la observaba bailar, y no volteaba a mirar hacia mí, mientras me preguntaba el por qué. Escuché el sonido de tres explosiones, que esperaba que no fueran disparos, y el ambiente empezó a llenarse de humo.
El caos se armó en el boulevard, las personas que se encontraban disfrutando del espectáculo corrieron a resguardarse y los dueños de los negocios empezaron a cerrar sus establecimientos lo más rápido que pudieron. Entre todo el caos, se siguieron escuchando explosiones cada ciertos minutos, aún no sabía a qué se debían, pero sabía que había alguien a quien debía proteger.
Busqué a Teresa con la mirada y ya no se encontraba en su mesa, había corrido hacia el escenario y se encontraba junto a la bailarina. Corrí lo más rápido que pude hacia ellas, desde ahí, podían ser un blanco fácil, ellas parecían estar buscando una ruta de salida, ya que el boulevard estaba colapsado.
Estaba decidido a sacarlas de ahí, aunque Teresa pudiese reconocerme. Subía las escaleras al costado de la tarima, cuando escuché dos explosiones más, se habían escuchado muy cerca, como si hubiese sido justo debajo de nosotros. Y luego, pude ver cómo el escenario desplomaba sobre ellas.
☁️☁️☁️
¡Hola! Este capítulo estuvo lleno de conspiración y quiero saber qué piensan ustedes.
¿Qué creen que le pasa a Teresa?
¡Los leo!
Espero que hayan disfrutado el capítulo,
Ele.
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