La estancia en el hospital.
Al día siguiente, temprano en la mañana, entraron las enfermeras para llevarse a mi hijo y hacerme la revisión de seguimiento.
Ya de paso hacerle un procedimiento, el cual escogí que le hicieran ya que al ser tan pequeño pensé no le dolería tanto. La circuncisión.
Justo pasó así: la enfermera me informó que ni lloró, Christian estuvo calmado en el procedimiento y que yo debía estar pendiente de su evolución. Debía informar si él mojaba el pamper, lo que significa si él miccionaba, lo cual no pasaba y por ello me preocupé, pero al final mi bebé si lo hacía cuando era llevado a bañarse y a revisión. Cuando me informaron de ello me tranquilizó bastante.
Les explico, soy muy dada a preocuparme en demasía, de hecho tengo episodios de ataques de ansiedad hasta la fecha.
¿Estaré loca de atar? Quien sabe... Creo que tengo derecho a estarlo aunque sea un poquito dado mis circunstancias, pero ahora no es relevante ni viene al caso.
Retomando mi primera noche en el cuarto donde fuí ubicada para pasar mi estancia, después de la labor de parto.
Tengo que contarles una anécdota de esa noche en el hospital, bochornosa por cierto, aquí les va... Tanta era la emoción de tener a mi hijo en brazos ¡Hombre! y después de tantas lineas de suero puestas en mi sistema, no creo que me puedan culpar, aunque la enfermera, estoy segura difiera con mi opinión o pensamientos.
El hecho es que no me pude aguantar, la verdad es que no me dió tiempo de volver a poner en su cuna a mi hijito, ya saben todo alla abajo queda adolorido y no tienes la agilidad que te caracteriza en otra circustancias y por lo tanto en la propia cama de hospital hice mi baño personal, lo sé, lo sé.
¡Que desconsiderada! ¡Opss!
El bochorno consiste en como tuve que explicar mi pequeño accidente y tener que esperar para que limpiaran mi desastre, la pobre mujer creyó que había sufrido una hemorragia. Por poco y no llama al staff completo para alguna atención de emergencia
En este capítulo lo cuento sin tapujo ya que el anterior fue de pasadita.
En el cuarto había tres camas y la mía se encontraba en la última sección pegada a la ventana, muy lejos de el baño y la puerta de la habitación.
Igual no me daba tiempo a llegar, entre poner al bebé en la cuna, buscar el nuevo paño y caminar hasta el baño, creo que la lógica es bastante aplastante, bueno creo que la naturaleza y la debilidad pélvica hicieron de las suyas.
En fin: Mi bochorno pasó, el personal de limpieza llegó y las enfermeras me ayudaron a cambiarme y de paso las sabanas en la camilla. Quedé lista para dormir o el tiempo disponible que tendría hasta antes de que mi hijo se despertara para pedir alimento o se le cambiara el pañal.
Dos días después el miercoles, porque recuerden mi hijo nació un lunes, después de todas las evaluaciones y vacunas hasta la charla que te dan en el hospital, esa de que estás a tiempo de entregar a tu hijo si tu decisión es no tenerlo o llevartelo contigo a casa, me dieron el alta con formulas, pañales y escoltada hasta la puerta de el hospital por una enfermara con mi hijo sentadito y bien amarrado en la sillita del carro.
Ya afuera me esperaba mi hermana Paola y Tyler en su carro. Él muy amablemente me llevó a casa y yo no podía esperar mi reencuentro con la niña más hermosa de el universo, mi hija Dayanna.
Al fin conocería al primer amor de su vida, su hermano Christian.
Estos recuerdos los atesoro en el alma, un manjar para mi existencia. Mi reina con solo siete añitos se desvivió en atenciones y hoy por hoy igual lo hace, una ayuda tan grande porque su hermano lo es todo para ella y ella lo es para él.
¿Y por qué lo sé? Porque lo veo diario.
Hoy por hoy, mi hija quiere estudiar Terapia de música para niños especiales y no especiales, donde abarca la psicología. Todo por su hermano.
Te deseo lo mejor mi reina, sé que lo conseguiras.
Bien, después de el encuentro de mi hija con su hermano y el apapacho de el resto de la familia, ninguno quería soltarlo, era hora de nuestro descanso y la primera noche que pasaríamos en casa.
En mi anterior maternidad, no podía tener la luz encendida porque incomodaba a la gente, pero estaba vez no me iba a detener eso. Prendía mi luz cada vez que lo necesitara.
Igual Christian se despertó dos veces esa noche.
Te amo mucho, Chris.
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