XXI
¿Recuerdas que un amigo quería ayudarme? Pues se fue también. Todo el mundo se cansa de esperar.
Yo quería, quería en verdad recibir ayuda. No quiero estar sola más tiempo.
Tener amigos y compañeros alrededor no quita la soledad. Tú me la quitabas aunque estuvieras lejos de mí. Tu corazón no se había ido. Tu alma y la mía seguían enamoradas. Ahora mi alma se quedó esperando otra muestra de retribución.
Estas píldoras ya no hacen nada. Una, dos, tres. El mareo que me producen no alivia mi ansiedad o mi depresión. Yo también estoy cansándome.
La psiquiatra que te presenté hace casi un año, el julio pasado, también se está cansando de mí. El fastidio no tiene que explicármelo nadie.
Hasta papá se hartó de que lo llamara llorando a media noche. Ya me pidió madurez y compostura... No tengo donde refugiarme de la falta que me haces tú.
¿Es que eso fue lo que sucedió?
¿Te cansaste de mí?
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