Tu rostro siempre está serio. Pareces distraído todo el tiempo, como si quisieras estar todo el tiempo en otro lugar. Es extraña la sombra de una sonrisa sobre tus labios, pero detrás de esa superficie distante, he visto luz.

He visto oscuridad. He visto los sentimientos que escondes. Y sé que muchas veces todo te duele. Sé que no siempre te es fácil respirar. Sé que no te gusta hablar demasiado, porque temes que no te entiendan. Sé que amas ayudar a otros, porque te hubiera gustado tener ayuda cuando la necesitaste.

Sé que amas y extrañas a tu hermano aunque no digas nada. Sé que tu relación con tu madre no es la mejor. Sé que te sientes aliviado cuando no te ves en la necesidad de ser tú el que toma la iniciativa. Sé que amas que te abracen pero te incomoda iniciar los abrazos tú, porque te da vergüenza.

Sé que amas la lluvia. Sé que amas estar a oscuras. Sé lo diferente que te has sentido. Sé que siempre te sientes sobrepasado por las cosas. 

Sé que sabes que existo, pero quizás no te das cuenta de lo mucho que me importas. Sé que no te das cuenta de que eres el centro de la atmósfera y me encanta que lo seas. 

Así que me quedaré aquí. Con mi boca y mis pensamientos callados. Porque mi cabeza está encadenada a ti. Y me pregunto si algún día la tuya estará encadenada a mí.