Capítulo 14
- Alison- la voz de mi hermano irrumpe en la silenciosa habitación desde el otro lado de la puerta.
- Mierda- murmuro y miro a Jacob preocupada.
- ¿Qué hacemos?- le pregunto susurrando.
- No lo sé- susurra, vaya que gran ayuda.
- ¿Alison puedes abrir?- mi hermano pregunta extrañado.
- Ya voy- le digo y se me pasa por la cabeza una idea muy loca.
- Escóndete en mi armario- le suelto a Jacob y lo empujo hacia el armario.
- ¿Qué?- murmura alarmado.
- Lo que has oído- sin darle a tiempo a responder lo meto en el armario y rápidamente abro la puerta de mi habitación invitando a mi hermano a pasar. Le echo un vistazo al armario y respiro hondo.
- ¿Y bien...?- le pregunto a mi hermano para romper el hielo.
- Vine a disculparme- menciona en voz baja y lo miro sorprendida, que rápido se le pasó el enfado.
- Para comenzar siento mucho que te hayas enterado así pero no tienes de que preocuparte yo...yo...- tragué saliva y miré al armario antes de decir lo siguiente- yo no tengo, ni tendré nada con Jacob.
- A mi no me molesta tanto- confiesa mi hermano serio.
- ¿No? ¿Y lo de hoy que fue?- pregunto con obviedad.
- Siento mucho lo que dije, hablé las cosas sin pensar. No pensé en como mi actitud podía herirte, lo siento.- yo solo escuchaba atenta a cada palabra que decía- Ver a tu hermana pequeña con su mejor amigo no es muy agradable pero prefiero que estés con él que no con otro gilipollas- remató con una sonrisa para dejar claro que todo iba bien.
Sin pensarlo dos veces me tiré al cuello de mi hermano, abrazándolo fuertemente. Amo lo comprensivo que puede llegar a ser mi hermano yo sabía que lo que había dicho hoy no podía ser cierto, nunca me perdonaría si le dejara de hablar, además de hermano es mejor amigo, con unos cambios de humor muy repentinos pero se le que quiere igual. Me deposita un beso en la coronilla y nos separamos.
- Tampoco es que sea su chica- aclaré ya que estaba afirmando que él y yo estábamos cuando ni siquiera hemos hablado mucho de ese tema.
- Pero eras la chica de la que tanto hablaba.- dice mi hermano con una sonrisa pícara.
- ¿Hablaba de mi?- pregunté asombrada y con los colores a punto de hacerse presente en mi cara.
- Supongo que sí, nunca me dijo el nombre por algo será ¿no?- dijo riendo.
Mis mejillas se tornaron rojas y reí nerviosa, era un poco incómodo hablar con mi hermano del chico que me gusta, que es su mejor amigo y está encerrado en mi armario.
- Estás peor que un tomate- se burló de mi y le propicie un puñetazo en el hombro.
- Tonto- le dije riendo.
- Es un buen chaval y si te hace feliz genial- declaró acariciando mi pelo.
- A ver que tampoco somos novios eh- aclaré otra vez a mi hermano, esto que tenemos Jacob no sé si tiene nombre, bueno no puede tener nombre porque no hay nada.
- Poco os falta- bromea haciendo que recordará lo que pasó a la mañana y que otra vez me subiera el color a las mejillas.
De pronto suena un estruendo dentro del armario y todos los colores desaparecen dejándome más blanca que la nieve, ¡joder! Jacob tiene que ser gilipollas, que no entiende la palabra quieto.
Alex mira extrañado hacia este y me mira con cara de ¿qué está pasando? Reacciono de inmediato e invento una excusa estúpida.
- De seguro cayeron las cajas que tengo dentro- justifico con una gran sonrisa y disimuladamente cojo a mi hermano del brazo y lo voy jalando hacia la puerta.
- Alex te quiero mucho pero ahora necesito estar sola porfa.
- Como quieras enana- me da un beso y antes de irse me dice vacilante- Ah y coloca bien las cajas.
- Si- respondo inquieta y cerrándole la puerta en sus narices literalmente.
Expulsé todo el aire que inconscientemente tenía retenido, fueron los minutos más angustiosos que he pasado.
- ¿Camino despejado?- pregunta burlón Jacob, saliendo del armario con una enorme sonrisa en su cara.
- Borra esa sonrisita de la cara, casi te pilla joder- le regaño mirándolo mal.
- Ali, preciosa, te preocupas demasiado- dice despreocupado sentándose en la cama.
- ¿Qué tiraste dentro?- le pregunto acercándome al armario.
- Estaba buscando tus bragas- responde guiñándome el ojo y con una sonrisa pícara.
- ¡¡Serás asqueroso!!- le grito y me dirijo hacia donde está propiciándole unos fuertes golpes en el hombro, enseguida reacciona y se tumba hacia atrás haciéndome más difícil la tarea de pegarle, inconscientemente termino sentada a horcajadas encima de él. En un rápido movimiento me coge las muñecas y me da la vuelta dejándome debajo de él con los brazos por encima de la cabeza, mi pecho baja y sube a causa de la risa y la agitación del momento. La risa de Jacob es mucho más fuerte y me provoca aún más risa. Poco a poco nos vamos relajando y nuestras miradas se cruzan provocando que mi cuerpo se estremezca, él no suelta el agarre de mis muñecas y no tiene intención de cambiar de posición por lo que rápidamente reacciono y me empiezo a retorcer y en un ágil movimiento toma mis labios dejándome con sorpresa.
No puedo creer que ahora estemos así cuando no hace ni una hora estaba tratando de ignorarlo y sacarlo de mis pensamientos. Estaba intentando que mis sentimientos por él se fueran. Si la conversación de mi hermano no hubiera sucedido, Jacob ya estuviera fuera de mi habitación y yo debajo de mi manta llorando por él. Ahora me hago una pregunta ¿si hubiera pasado eso, hubiera logrado evitar a Jacob? Yo creo que no, mis sentimientos hacía él son tan fuertes que no lo hubiera logrado ni queriendo. Desde que lo vi en la cafetería sabía que sería alguien de quien me costaría olvidar, y ahora viendo esto, sé que estaba en lo cierto. Cada beso que me da me gusta más que el anterior y cada día que pasa siento que mi amor crece, y también el miedo a que mi amor sea tan dependiente a Jacob que acabe rompiéndome yo misma con mis propios sentimientos, que sean tan fuertes que me destruyan poco a poco.
Jacob se separó de mi con una enorme sonrisa y por unos segundos nos quedamos mirando como si fuéramos los únicos, como si el mundo hubiera desaparecido y solo quedamos él y yo, nosotros.
- ¿Quieres ser mi novia?- soltó inesperadamente. Creo que en este momento agradezco estar acostada. La pregunta me ha tomado por sorpresa, mi cara debe de ser un poema ahora mismo. Si me gusta pero no me planteé el hecho de ser su novia, que lo conozco hace un mes, no sé sus gustos, sus hobbies, si ni siquiera me sé sus apellidos completos, aún no sé ni porqué está en Bachiller con 20 años.
- No- el monosílabo salió de mi boca sin apenas planteármelo.
- ¿No?- pregunta con una desilusión palpable en su voz.
Libera el agarre de mis muñecas y despega su cuerpo del mío colocándose a un lado de la cama con los brazos apoyados en sus rodillas y las manos puesta en la cara en un acto de frustración.
- A ver, si que quiero pero...- digo incorporándome- creo que necesitamos un tiempo para conocernos mejor, no quiero que pase lo mismo que con Brandon, todo tan deprisa, que se vaya a la mierda en unos meses, lo que tenemos me gusta, la fase en la que estamos me gusta.
- ¿Me estás comparando con Brandon?- pregunta indignado levantándose de la cama y situándose delante de mí.
- ¿Qué? Noo, claro que no!- contesto escandalizada.
- Todo es excusas en cuanto a nuestra relación.- Sube el tono y se siente el enfado en su voz.
- Lo siento, siento ser complicada y querer tomarme mi tiempo. Lamento que no me comprendas y que no te pongas en mi lugar por lo menos un minuto.- le digo mirándolo con la mirada más dura que puedo poner.
Jacob me mira por unos segundos, a mi parecer interminables, desvía su vista y se da la vuelta en dirección a la puerta y antes de salir me dirige una mirada que transmite dolor y tristeza, me deja totalmente paralizada con un sentimiento de culpa que me come por dentro.
- ¿Cuál es su problema ahora?- murmuro para mí, me tiro en la cama y me cubro la cara con la almohada y grito, es un grito de frustración por no poder entenderlo.
- Que complicado eres.
Como a la hora de estar mirando a la nada, decidí ponerme ropa deportiva e ir al gimnasio que estaba pagando y desde principio de julio no iba, realmente no lo necesitaba pero siempre hay que tener donde desahogarse. Cogió la bolsa de deporte y salió de casa sin avisar a nadie de donde iba a estar.
Llevo media hora dándole a un saco con todas las fuerzas que tengo, como si todos mis problemas se esfumaran con cada puñetazo que pego, eso es lo bueno de venir a este sitio que olvidas por unas horas los problemas que te rodean. Tocan mi hombro para llamar mi atención, me giro a ver quién me ha molestado, una chica rubia de aparentemente 25 años o menos me mira con una sonrisa que me causa gracia.
- Hola- traté de sonar lo menos borde posible.
- Hola, como sabrás hay un solo saco en esta sala y me gustaría poder utilizarlo antes de que cierren.- me dice con la sonrisa aún en su cara.
- Lo siento, no me di cuenta de la hora.- me retiré los guantes y bebí agua para hidratarme, tampoco había tomado tanta.
- Es broma, solo venía a decirte que en breves vamos a cerrar- vaya que humor tan raro. Visualizo que sólo quedamos tres o cuatro personas.
- Gracias- le digo devolviéndole la sonrisa.
Recojo mis cosas y voy al vestuario, me doy una ducha rápida y me visto más rápido aún. Me despido de la chica rubia y salgo. El frío de la noche choca con mi cara haciendo que me estremezca un poco. Camino y reflexiono acerca de lo que ocurrió hoy, como se puede pasar de estar tan bien con una persona y que al segundo ya ni nos miremos. La vida da giros muy bruscos y no nos deja espacio para adaptarnos, todo va deprisa, los acontecimientos van deprisa. Los momentos buenos son tan fugaces que apenas y recuerdas la mitad de ellos y los malos siempre están ahí, más tiempo, torturando nuestra mente hasta en instantes buenos.
Sin darme cuenta llegué a casa, subí directa a mi habitación, ni me fijé si había alguien. Dejé la bolsa a un lado y me puse el pijama, me hice un moño desaliñado y me metí en cama. Sabía que hoy iba a ser de esas noches en las que no consigues sueño, así que cogí el libro que tenía en la mesilla de noche. Diez minutos en la misma página, no entiendo lo que leo, me es imposible concentrarme, las tripas me suenan y recuerdo que no he comido nada a excepción de una chocolatina en el gimnasio. Dejo el libro y bajo a la cocina, lo que menos esperaba era que todos estuvieran reunidos en la mesa, y cuando digo todos es TODOS!! Los que viven aquí.
- Vaya!- digo asombrada- ¿Me he olvidado de alguna reunión familiar?- pregunto con ironía ya que en casa nunca se ha hecho reuniones a excepción de fechas importantes, fechas importantes, ¿hoy hay algo importante?
Todos se me quedan mirando, y recuerdo que estoy en pijama y con un moño horrible, ojalá y no se fijen tanto. Pero también puede que me estén mirando porque he olvidado algo y rezo porque no sea eso.
- ¿De verdad no sabes qué día es mañana?- me pregunta mi hermana. ¡Ay dios mío! ¿Qué fecha he olvidado?
- Claro que sé- digo sentándome en la silla con una sonrisa en la cara, esa que pones de inocente cuando no tienes ni idea de lo que tienes que decir.
- ¿Y qué pasa mañana?- interroga mi hermana con una ceja alzada. Así hasta da miedo, pero es que en serio por mucho que piense no lo sé. Pff! ¿Qué digo? "Piensa, piensa"
- Pasa que...mañana es el...- miro a todos los presentes para ver si me dicen algo, me detengo en mi hermano pero no está por la labor y de pronto se me enciende algo dentro-...el aniversario de vosotros- remato señalando a mis padres. Joder, como me pude olvidar de su aniversario, si es que cuando yo digo que no tengo la cabeza bien puesta estos días.
- Hay hija pensé que lo habías olvidado
- Cómo lo iba a olvidar- sonrió y trago saliva, ¿Cómo lo pude olvidar?
- Ya que estamos todos- comienza mi madre - está reunión es para decir que mañana nos vamos de viaje, no es de negocios es para celebrar nuestro aniversario- dice señalando a mi padre quien asiente- con esto quiero decir que os quedaréis solos una semana.
- Una semana- decimos mis hermanos y yo al unísono. Nos miramos y sé que esta semana será de todo menos tranquila.
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Hola hola!!
Otro capítulo, espero que os guste.
Podéis dar vuestro voto y también el comentario.
Besos a todos y
FELIZ NAVIDAD!!!!
PD: Si hubiera algún error me decís
Att: Flavia
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