3
Tenía seis meses con mi embarazo, ya sabía que iba a ser un niño y rogaba que no se parezca a su padre... Tal vez trataba de convencerme a mi misma de darlo en adopción, tenía mil razones para hacerlo y buscaba solo una para convencerme de no.
Fue en septiembre 22 cuando recibí la llamada que cambiaría todo... Diego fue víctima de un accidente de tránsito, falleció en él...
Todos los días me levantaba a la misma hora, iba al mismo trabajo, atendía a las mismas personas, pero ahora con un bebé en camino y con la angustia de haber perdido al amor de mi vida.
¿Cómo hice para soportar aquella presión? No lo se, supongo que fue solo suerte, mejor dicho, suponía.
Ya con siete meses... Una noche de invierno mi angustia había crecido, no había noche o día en la que no pensara en Diego, pero esa noche... Esa noche se cumplía dos años de haberlo conocido, no podía parar mi llanto, recuerdo haberme levantado de madrugada para ver mi rostro demacrado, estaba realmente pálida y mis ojos rojos e hinchados. Llegué a mi cama aún con mi angustia... Y en ese momento todo se borró, mi vientre comenzó a moverse... El bebé estaba dando las primeras patadas, se estaba moviendo, cosa que tendría que haberlo hecho antes, pero fue realmente maravilloso... Mi hijo estaba diciéndome que no estaba sola, mi bebé me dio ese aliento a seguir, y digo mi bebé porque ahí tomé la decisión más difícil... Convertirme en Mamá.
-Ahí fue cuando decidiste tenerlo.
-Ahí fue cuando decidí criarlo... Iba a empezar una nueva vida con un compañero que iba a depender de mi en todo momento.
-¿Y entonces?
-Nació Luca Tomás González con 4 kilos doscientos.
-Pesado. –Sonrió el periodista.
-Ya lo malcriaba desde la panza. –Reímos al uníoslo.
Dadas las circunstancias, pedir un préstamo estaba en mis planes... Necesitaba comprar la cuna, y el cochecito para el bebé... Pero antes de hacer ese trámite me encontré con el regalo más bello, a parte de mi hijo claro.
En la entrada de mi departamento se hallaban todas las cosas que iba a encargarme de comprar... Cuna, carrito de bebé, un andador, mesita para que coma, bolsos ropitas mamadera chupetes baberos, de todo... Mis compañeros de trabajo y fieles clientes se enteraron de mi situación y llegaron a mi departamento como fiesta sorpresa y ahí conocieron a Luca a una semana de haber nacido.
¿Había a caso un bebé más lindo? Claro que no. Luca llenó de alegría mi vida, me cambió por completo, la responsabilidad se apoderó de mi. Tuve que tomar un pequeño curso para saber como cambiar pañales porque era totalmente nueva en todo esto. Luca, el gran amor de mi vida.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro