Capítulo único - Muñecos
Después de un largo día lo único que deseaba era descansar. Seguramente Sasuke me esperaba en casa con la cena hecha, lo extrañaba demasiado ; y aunque habían pasado ya dos años de nuestra relación nosotros parecíamos una pareja recién casada. Era de noche, se acercaba la popular fiesta estadounidense de Halloween, en Japón no era regular celebrarla (no era nuestra), pero eso no quitaba que algunos niños se mostrarán entusiasmos con disfrazarse; porque no decirlo, algunos chicos aprovechan para hacer vandalismo. Justo como yo lo hice con la casa de Sasuke el día que nos conocimos.
La historia de nuestra relación es bastante cómica; por alguna razón hace 4 años me pareció divertido ponerme una máscara de Kyuubi, algunos huevos y salir con mis compadres. Escogimos una casa al azar, era bonita y antigua, de aspecto tradicional. Lanzamos varios huevos y por accidente confundí un huevo con una piedra que me pasó Kiba. Así que rompí una ventana y ahora sí, alerte a toda la familia de nuestra indeseada presencia.
Salimos corriendo en putiza; si nos agarraba la familia rica no solo serían problemas con la policía, pago a la propiedad dañada, pelear con Kiba por idiota... Sino... La peor de todas, la furia de mi madre. Las nalgadas que me daría en la estación de policía serían legendarias. ¡Y nada de apoyo paterno! Seguramente mi padre se quedaría callado salvando así su pellejo por mala paternidad.
Logramos salir corriendo, nadie nos atrapó. Aunque si escuchamos los gritos de la familia llenos de groserías para mí grupo de amigos. Pensamos que nos habíamos salido con la nuestra, al siguiente día en la preparatoria alguien me esperaba. Soy gay de nacimiento, así que nadie puede culparme por quedarme embobado viendo al chico más sensual de mi jodida existencia.
Aproximadamente mediamos lo mismo, piel blanca y cabello negro; delgado, pero con buena musculatura que se veía por entre la ropa. Ni qué decir de su mirada, aquella indiferencia me dejó pasmado. Tenía los ojos más negros que jamás había visto nunca. Mis amigos trataron de advertirme:
“¡Naruto corre! ¡¿Qué no estás viendo sus ojos inyectados en furia?!”
No, no podía verlo. Solo podía ver el hombre que tenía adelante totalmente mi tipo. El chico en cuestión comenzó a acercarse. Incluso podía imaginar la posición en la que lo pondría y en las que él me pondría. Si, de perrito sería mej...
Les juro, que el puñetazo en el abdomen no lo ví venir. Y no solo fue uno, siguió el del rostro junto con una patada en la bolas y gritos llenos de rabia.
“¡¿Debe de ser divertido destruir la propiedad de otras personas verdad idiota?!”
“¡Levantate imbécil que esto será una pelea justa, ¿Oh qué, ahora no te sientes tan vergas?!
Después de muchas disculpas y unas nalgadas (parte de mi madre) en la casa de los Uchiha nos hicimos amigos, cogimos borrachos, novios y actualmente parecíamos recién casados. Ay, que bonito es el amor. Apenas teníamos un año viviendo juntos y no podría decir que no era feliz. De hecho irradiaba felicidad siempre. Podía estar con el teme, me entendía siempre y sobre todo me aceptaba con mis defectos.
Al llegar lo primero que me recibió fue el olor a ramen. Imaginé que Sasuke estaría en la cocina y me fui directo para allá. Al llegar lo primero que note fue la burbujeante olla de ramen en la estufa y una bolsa negra en la mesa. Por un momento pensé que sería alguna chuchería de Sasuke o tomates. Al tratar de adivinar solo con el tacto, fue una suavidad, como si fuera un peluche. Así que decidí abrir la bolsa.
Dentro de ella se encontraban dos muñecos un poco sucios, con trajes de color azul y naranja. Si era sincero se parecían mucho a Sasuke y a mi. Incluso los colores que nos representaban eran los mismos. Tome el que era parecido a Sasuke, tenía grandes ojos de botón negros y estaba mojado con un líquido viscoso de aspecto asqueroso. Apenas me daba cuenta de que el interior de la bolsa de plástico okis horrible.
Después tome el segundo muñeco, rubio y de botones azules, justo como yo. Por un momento pensé que Sasuke los había hecho y me divirtió mucho aquello, e incluso podrían ser mi regalo por nuestro primer encuentro. Así que más enamorado no podía estar. Pase un rato jugando con ambos muñecos y me divertía de lo lindo pensando en historias estúpidas dónde Sasuke y yo nos conocíamos. La última fue donde ambos éramos ninjas y peleamos por ver quién era el de abajo.
Escuché que Sasuke bajo las escaleras de la segunda planta corriendo. Me extraño un poco pero grite desde la cocina para que supiera que había llegado. Al verlo entrar por la puerta pude ver una expresión de nervios en su rostro, que si verme se hizo de completo horror.
— ¡NARUTO, SUELTA ESAS COSAS YA! -. por un momento no supe a que se refería por cosas, pero mire los pequeños muñecos en mis manos y me di cuenta de porque Sasuke estaba tan fuera de si. Ambos muñecos tenían los botones en lo ojos al rojo vivo, como si de demonios se tratarán. Los tire a ambos al otro lado de la cocina y me acerque a Sasuke que temblaba un poco, igual que yo.
Para nuestro horror ambos muñecos soltaron una macabra risa femenina que me erizo los pelos de la nuca. Después, ambos parecieron haberse desactivado, ya que los botones volvieron a su color original y ya no emitían ruidos. Igualmente llamamos a Itachi para quedarnos en su casa y mandamos al raro de Gaara a investigar que demonios estaba pasando (el sabe de estás cosas).
•~•
Sasuke me miró por largo rato y comenzó a suspirar, ya no parecía tan asustado como hace rato.
— Después de irte a trabajar me encontraba haciendo algunos trabajos de la universidad. Escuché que tocaron la puerta y baje a ver qué pasaba, ví la bolsa afuera de la casa y busque un trapo para tomarla porque olía algo mal. Así que la abrí con el mayor cuidado de no tocarla, sabes que odio la suciedad. Vi los muñecos dentro y me pareció algo tétrico, recordé haber tocado el tema de la brujería occidental con Gaara y subí a investigar un poco en la computadora-. Trague saliva con un nudo en la garganta, podía imaginar el final.
— Esos muñecos funcionan como antenas receptoras de nuestra energía, atraen espíritus malignos y desgracias. Se activan cuando la persona a la cual están dirigidos los tocan. Por suerte yo no los toque, pero me quedé tan sumido en la investigación que no escuché cuando llegaste. Así que cuando te escuché jugar con algo me di cuenta de lo peor, los habías tocado. ¡Y ahora están activados en nuestra casa!-.
Sintiéndome lo peor, ví a Sasuke llorar desesperado el si creía en fantasmas y demonios por culpa de Gaara. No me parecía mal que supiera pero ahora la situación en la que nos había metido superaba por completo mis conocimientos. Los abrace con fuerza, tratando inútilmente de darle un poco de seguridad. Al poco rato Gaara llegó con nosotros luciendo preocupado.
“— Pongan atención, los muñecos dentro de su casa son de las peores cosas que he visto en mi vida. Están hechos con unos sentimientos ya malignos que es poco probable sacarlos de alrededor de ustedes. No hay muchas soluciones para este enredo, pero les haré unos talismanes de protección, tienen que ser valientes porque las cosas que pasaran de ahora en adelante no serán buenas. Chicos, cuidense mucho. La única forma en que ustedes podrían acabar con esto es que la persona que controla sus vidas, osea la bruja; abandoné los hilos de su destino-.”
Me odie completamente en ese momento.
•~•
Los días posteriores a esto no fueron mejores. Sasuke ya no podía estar solo en la casa porque escuchaba golpes en la puerta de su estudio, por las noches ambos teníamos horribles pesadillas dónde nos veíamos morir al otro de las peores formas posibles. Hicimos todo a nuestro alcance para que pararán; por ejemplo, hicimos un círculo de sal alrededor de nuestra cama y por unos días funcionó. A la mañana siguiente estaba deshecho y con pequeñas huellas, como si de niños se trataran.
Durante toda la semana estuvimos cansados y con un horrible miedo a lo que fuera que tocaba la puerta de nuestra habitación. Lo peor fue encontrar a diferentes animales decapitados afuera de nuestra casa. “Significan sacrificio” “son para alimentar a las cosas dentro de su casa” según Gaara. Sasuke y yo estábamos hartos de esta situación, teníamos que encontrar a la mujer de los muñecos.
Pasaron otros dos días. Sasuke llegó a la casa después de la universidad con una historia extraña. Chocó con una de sus antiguas acosadoras de la preparatoria, al parecer la chica noto su cansancio y le recomendó dormir algunas horas, ella prometió quedarse con él. Sasuke estaba al borde del colapso nervioso y aceptó, me imaginaba que despertaría a los pocos minutos lleno pesadillas; pero fue peor, no tuvo ninguna. Después de preguntarle a Gaara nos explico lo siguiente:
“La persona que les hizo esto es una novata, cometió una serie de errores y debió darse cuenta porque la brujería requiere un intercambio justo. Así que hizo algo para que está maldición no rebotará en ella en caso de salir mal. Si al lado de ella te sentiste protegido quiere decir que probablemente sea la persona que buscamos. Los otros muñecos, deben de estar cerca de ella, seguramente en su mochila. Debes de revisarla”.
Supongo que los acontecimientos lo orillaron a cometer varias tonterías. De verdad no puedo culpar a Sasuke de nada. Con el paso de los días Sasuke me contó que ella jamás se separaba de la mochila. Así que tuvo que comenzar a coquetear con ella, el tiempo siguió su curso y para lograr engañarla por completo Sasuke se nosotros presuntamente interesado en ella. Y aunque frente a ella parecía un Don Juan, conmigo lloraba y pedía perdón por esa evidente infidelidad.
A estas alturas a ambos nos dolía, pero me interesaba más lo que ambos pasábamos. Todo el ataque siguió con el pasar de los días, los dos cerca de un posible colapso mental. Y Sasuke con la presión de acostarse con ella para lograr separarla un poco de la mochila. Llorabamos acurrucados en la cama sintiendo un frío horrible, rodeamos de sabes Dios cuantas cosas.
¡ESTÁBAMOS HARTOS!
Así que a Sasuke no le quedó de otra que acostarse con ella. La llevo a nuestra casa, me mantuve escondido en nuestra habitación y cuando escuchaba sus pasos más cerca de mí, podía respirar y sentirme mejor. El plan era claro, amenazarla con dejarnos en paz. Entre al armario al sentirlos cerca, a mi lado una bolsa llena de cuerdas y demás cosas para un secuestro exitoso me esperaban.
— Está es mi habitación... Siéntete como en casa...— por entre las rejillas pude ver su expresión satisfecha y solo quería ahorcarla.
— Es muy bonita, es lindo que me trajeras aquí cuando Naruto no está. Seguramente es muy celoso contigo— me quedé atento escuchando ese teatro.
— Es demasiado sofocante, en cambio tú eres más linda y tranquila— por todos los cielos, no de como pudo decir eso sin morderse la lengua. Ella sonrió encantada y lo beso hambrienta, Sasuke comenzó a quitarle la ropa con rapidez y la mochila cayó justo enfrente del lugar donde estaba escondido.
“¡Perfecto!”
Mientras Sasuke la entretenía, acerque la mano a la mochila y con cuidado me la llevé dentro del closet. Comencé a buscar entre sus cosas y no tarde en dar con dos pequeños engendros iguales a nosotros.
— ¡SASUKE, QUE NO SE ESCAPE!—
De inmediato Sasuke dejo lo que hacía para agarrarla con fuerza. Después de unas cuentas luchas le tapamos la boca y la teníamos amarrada a una silla.
— La única forma en que saldrás de aquí es quitando esa mierda que hiciste— la maldita comenzó a reírse mientras yo perdía la paciencia. Mande a Sasuke a lavarse porque no soportaba el olor de esa zorra sobre él.
— ¡SASUKE ES MIO MALDITO MARICON! ¡NO ME LO VAS A QUITAR TAN FÁCIL!— jamás había deseado más golpear a alguien que a esta mujer. Y estaba a punto de hacerlo, sino es por Sasuke que me detuvo.
— Vas a quitarnos esto, prometo escucharte después de esto, pero ya no lo soporto por favor...— la mirada de la loca se suavizó un poco.
— Solo necesito que seas mío y les quitaré la maldición—.
— Te juro que no puedo, Naruto es mi pareja. Lo amo con toda el alma. Jamás podría corresponder tus sentimientos...— la mirada suave se fue, en su lugar la loca de hace unos momentos volvió y sonreía de una forma en verdad grotesca.
— Entonces no lo haré. Pueden torturarme, pero jamás se liberarán de esto. ¡Jamás! Incluso si me hacen deshacerlo lo volveré a repetir, una y otra vez—.
•~•
Era de noche, Sasuke y yo en el jardín acabamos de enterrar el cuerpo ensangrentado de una de sus compañeras. Gaara dijo que la única forma de quitar esa maldición era haciendo que la bruja abandonará los hilos de nuestro destino. Y que mejor forma que matarla. Ambos lo habíamos intentado, de verdad, pero esa maldita no entendía razones. Así que preferimos acabar con ella. Se lo atribuyó un poco a la desesperación, pero desde que tocó lo que es mío entonces deseé matarla. Así que sin contenerme tomé un bat de béisbol, le envolvimos una bolsa de plástico y le destroce la cabeza a golpes.
Cuando termine Sasuke me abrazo y lloramos en silencio. Después recogimos el cuerpo y cavamos una tumba debajo de un árbol. Tiramos dentro del hueco las cenizas de aquellos muñecos y ahí terminó todo. No más ruidos, no más nada.
Al siguiente día decidimos salir de esa casa. Nos mudamos a otra cerca de la casa de los padres de Sasuke y les contamos todo a nuestras respectivas familias con ayuda de Gaara. Al principio nos miraron con horror, pero entendieron el porque de todo. Fuimos a terapia con una amiga de la familia y nos ayudó a superar todo.
Así pasaron algunos meses, las noticias hablaban de la chica desaparecida que tenía animales muertos y varios signos presuntamente satánicos dentro de su cuarto. Se le vio como una loca y el tema murió ahí. Durante mucho tiempo dormimos en paz, nada nos molestaba y nuestros padres se encargaron de que nuestros nombres no fueran ni siquiera pensados.
Si no fuera por la bolsa negra que apareció fuera de nuestra casa, todo hubiera sido perfecto.
Quemamos esa cosa con la ayuda de Gaara, nunca cometeríamos el mismo error dos veces.
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