Mike llegó a su clase de la segunda hora y tomó la mano de Roni, esta volteó a verlo y le sonrió—Me confesé ante Gastón—la expresión de la chica cambió por completo.

— ¿Te encuentras bien?

—Dijo que podíamos ser amigos—sonrió—, puedo ser su amigo Roni, Gastón dijo que podemos ser amigos.

—Te dejó en la friendzone.

—Pero prefiero eso a que me haya dicho que no me acercara a él—suspiró, Roni le tocó rápido el brazo.

—Tu amigo a las doce y viene hacia acá—Mike volteó y su corazón empezó a latir al ver que Gastón se acercaba a ellos.

—Roni—dijo—Michael—miró al chico—, te traje esto—comentó para entregarle cuatro sobres, Mike frunció el ceño.

—Son...son las cartas que te mandaba en la secundaria—susurró, Gastón asintió—, pensé que las habías tirado.

—La verdad es que eran más pero esas fueron las que sobrevivieron a la mudanza—dijo—. Nunca firmaste con tu nombre pero estaba seguro que eran tuyas, además que una vez te vi colocando una en mi casillero.

— ¿Por qué me las estás devolviendo?

—Porque no son mías, una carta es siempre del que las escribe—dijo—, y ahora que has logrado superarme, te las devuelvo para que decidas qué hacer tú con ellas. Bueno, los dejo—dijo para irse con uno de sus compañeros de clase.

Roni lo miró con el ceño fruncido— ¿Le escribías cartas?

—Era un chico de dieciséis años que estaba enamorado—le dijo—, no me juzgues—ella rió.

—Entonces ya has superado a Gastón...

—Superarlo no lo creo pero sé que ya podré enfocarme en el chico que deseo.

— ¿Andy?—él asintió—. Se ven tan lindos juntos, me encantan.

—A mí igual, Roni—dijo—. A mí igual.