Capitulo 9: El grupo Edevane
Edevane, fue el nombre de la heroína que Christian conoció, ella formaba parte de la asociación de los protectores, ¿Quienes eran?, Ni el lo sabía, investigó mientras mando a hacer un edificio, que fuera la central de personas con poderes o de otro mundo, los que fueran extraños, y lo acompañarán a pelear, invirtió toda su capital en ello, casi se quedó sin nada, pidió permiso y ayuda del gobierno, muchos estuvieron de acuerdo, pero algunos querían saber el como obtener poderes, el simplemente se dedicó a explicarles que en un futuro muy lejano, quizá, sí es que los humanos mejoraban en el algo. Nunca pudo encontrar a los protectores ni siquiera ubicar donde se debían encontrar, en la libreta de su padre no lo mencionaba.
Miró el edificio ya casi terminado, sonrió y de su traje, saco una botella pequeña gris para darle un trago, recibiendo un golpe por detrás de su cabeza, siendo regañado por su amigo, el simplemente sonrió guardando la botella.
—Deja de beber, maldito alcholico
El edificio fue terminado cuando menos lo esperaba, mudando el laboratorio de su padre en la parte subterránea del edificio que habían construido específicamente para ello, Mark iba a trabajar como el abogado de dicho edificio, también gente que el gobierno contrato trabajaría para monitorear las energías que fluían, en todo el mundo, entre ellos, había gente capacitada para disparar armas, así como un grupo de científicos, también se incluía la gente débil; Secretarias, intendencia y mantenimiento, empleados de seguridad del edificio que portaban armas, así como otros que solo se dedicarían a los tratos y problemas legales, para Daniel eso estaba bien, cuando le preguntaron que nombre quería para el equipo no dudó en contestar;
—Edevane, en honor a la mujer que motivó a mi padre a su investigación.
Era correcto, el porque quería que se llamarán así, ahora la gente iban a comenzar a buscar personas que quisieran formar parte de la organización secreta, ya que no revelarían su identidad, al menos que surga un imprevisto, pero su obligación era mantener oculta la existencia de personas como ellos así como los de otros mundos de los seres humanos, ya que no dudarían que la gente trataría de hacer algo contra alguien como él; Los humanos temen a lo desconocido.
Pero jamás creyó conocer a aquellos que se hacían llamar protectores. Si el hubiera sabido que clase de sujetos eran, jamás los hubiera tomado en cuenta, por lo que su padre describía de ellos, en pocas ocasiones, admiro a personas desconocidas.
Cuatro años pasaron para que él conociera a los protectores, estaba protegiendo a su mundo, y aunque suene extraño, le sorprendía conocer a muchas más personas que tenían poderes, débiles como él, pero ninguna de ellas quería unirse, simplemente lo ayudaban si estaban cerca, pero él sabía que eran débiles para pelear contra alguna amenaza a gran escala, aparte de que la mayoría que conocía tan solo eran niños, no sobrepasaban los 12 años, ese día habían recibido en el edificio una señal extraña en algún lugar lejano de la cuidad, ellos decidieron dirigirse, Mark lo acompañó, esta vez iba acompañado por uno de los primeros que cedió unirse de nombre; André. Un joven con telequinesis, quién se había unido de manera temporal, ya que le gustaba recibir halagos, algo narcista, así le decía Daniel, tenía los ojos rojos y el cabello teñido de rubio.
En aquel lugar, no fue de gusto de los tres hombres presentes, miraron, todo parecía desierto, no había batalla, excepto por el grupo de personas que estaban allí reunidas, hablando de algo, este grupo vestían unas tunicas de color blancas y líneas moradas, con una capucha que cubría prácticamente su rostro de igual manera, al verlos los atacaron, haciendo unos simples movimientos con sus manos lanzaron a los tres hombres.
—Mark, vete, ya nos trajiste, ahora sube al coche y dejanos—. Pidió Daniel, normalmente era lo que solía hacer, el cual asintió con algo de temor.
Tenía presentimiento que si se iba jamás volvería a ver a ninguno de los dos , corrió hacia el coche, pero uno de aquel grupo de atravesó sin dejarlo pasar. André trato de usar sus poderes los cuales no funcionaban, algo que lo extraño, solo para ser agarrado del cuello por una mujer de aquel grupo, ella tenía una fuerza extrema.
—¡Paren!—. Grito aquella mujer, dejando caer su capucha, sin soltar a André, sus ojos fijamente color chocolate y su cabello negro corto, parecía humana.
Todos obedecieron y se detuvieron, Daniel estaba siendo acorralado por un hombre, quien sostenía una espada en la garganta del científico. La mujer sonrió cinicamente.
—Somos los protectores de tú planeta, pero ahora los humanos que se han mantenido ocultos comienzan a salir a al luz, hacen más difícil nuestro trabajo—. Comento con veneno, mientras hacía una mueca de disgusto. —Elige, Koller, entre este o tu amigo—. Ordenó la mujer.
—¿Cómo sabes mi nombre?...
—Respondele a la lider—. Ordenó el que tenía acorralado a Daniel, y acercó aun más su espada al cuello.
Miró a ambos chicos, André parecía temblar y sollozar, no lo culpaba aún era un niño, apenas y iba a cumplir los diecisiete, dirigió su mirada Mark, su amigo quien lo apoyo en el proceso de divorcio y lo regañaba por beber demasiado, debía elegir entre ellos, uno aún no había vivido demasiado, el otro era una persona importante que no merecía sufrir.
—Matame a mi—. Cerró sus ojos, esperando la respuesta de la mujer. La cual río divertida ante aquella respuesta.
Escucho un grito desgarrador, que le obligó abrir sus ojos solo para ver a André tirado en el suelo, con una herida en el estómago, la túnica blanca de la mujer estaba cubierta de sangre, ella lanzó el cuerpo del chico a la tierra, mientras caminaba hacia Daniel.
—Si te matará a ti, no tendría sentido, lo que queremos es que pares tu maldita organización—. Se burló la chica, miro al que estaba deteniendo a Mark y asintió con su cabeza.
Daniel trato de ponerse de pie, dando choques eléctricos a la mujer, pero la cual se quejó levemente, acostumbrada al dolor, el hombre trato de ir hacia su amigo, quien simplemente pareció resignado a morir, Mark sonrió y murmuró un simple; Gracias. Sus manos temblaban eso lo pudo notar el científico, nadie está preparado para morir, porque aunque digan que si, en el último momento tratan de aferrarse a la vida.
Trato de correr para simplemente sentir un golpe en su espada y hacerlo caer al suelo, vio como con una espada mataron a su amigo.
Antes de caer inconciente, alcanzo a escuchar su grito y la risa de aquella mujer que se hacía llamar protectora, la odiaba.
Esa hija de perra. Solo se repetía en su mente. Rogando al cielo que solo fuera una simple pesadilla, pero no lo era y se dio cuenta de ello, cuando despertó tenidido en el suelo, con un dolor en su espalda, el cuerpo de André aún lado y el cuerpo de Mark cerca del auto.
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