Mary Koller, una mujer bien conocida, por ser la esposa de Daniel Koller, de un genio, sin embargo despues  de cinco años de matrimonio, ellos se habían divorciado, por lo cual en los medios no tardaron en filtrarse sobre su infidelidad a su esposo, cinco años casados y casi más de tres años le estuvo poniendo el cuerno, mismo años que se divorciaron el científico dejo de trabajar para el gobierno.

El año en el que transcurrió el divorcio se dejó escuchar sobre Daniel, dejo de aparecer ante la gente, solo se le veía en el proceso del divorcio, pero ya nadie sabía de él. Ese año despareció por completo el científico hasta la fecha del divorcio.

Los medios se enteraron que Mary le pedía en el divorcio muchas cosas, la mitad del sueldo, aún cuando no tuvieron hijos, y quería quedarse con la casa donde vivían, siendo que está era la casa de la familia de Daniel, pero el abogado del científico, Mark, no concintió aquello, haciendo que el divorcio fuese justo y nadie se beneficiará de ello, aunque claro, la beneficiada era la mujer ya que poco tiempo después, ella y su amante de casaron.

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La bebida no era nada bueno, él más que nadie lo sabía, siempre trataba de controlar su adicción al alcohol, pero desde que se divorcio ya no lo hacía, la bebida era su única compañía, aún cuando bebía no podía embriagarse eso lo descubrió seis meses después de obtener sus poderes, si no controlaba bien sus emociones podía desprender energía que electroucutaba a su alrededor, también podía hacer bolas de fuego, aunque eso no le importaba, procuraba estudiar el origen de los poderes así como también quién era Edevane, mantenía los apuntes del progreso de Cassiel, aunque este seguían dormido no mostraba signos de que despertaría en este tiempo, quizá estaba bajo alguna ciencia que su mundo aún no comprendía, si él pudo obtener poderes con materiales químicos de otro mundo, significaba que era posible hacerlo, si la civilización avanza aún más; La magia era ciencia. Ciencia que el ser humano aún no entendía, pero ahora él sí, no estaba loco.

Aún así no le demostró al mundo que existía tal probabilidad, ¿La razón?; Los seres humanos ambicionan poder. En las manos equivocadas sería un peligro. Los poderes jamás deberían descubrirse.

—Deberias dejarlo, pareces un maldito borracho—. Se quejó Mark, entrando al laboratorio donde se encontraba Daniel.

Dejo aún lado lo que estaba haciendo y lo miro con ceño fruncido.

—¿Quién te dio permiso de pasar?—. Cuestionó molesto.

—Yo mismo—. Diciendo esto camino hacia el científico quitándole la botella de alcohol, el cual se quejó, pero a este no le importó. —Deberias hacer algo, más que experimentar, tú padre quería obtener poderes para pelear junto con sus amigos, ¿Y tú?, Solo por ambición—. Reprochó Mark, a lo que Daniel rodó los ojos y le arrebató la botella.

—No ambicionó nada que no sea posible, simplemente quise saber lo que buscaba mi padre, y para tu información el que pueda obtener poderes significa que ya no hay más químicos para hacerlo—. Rodó los ojos, mientras bebía de la botella.

En cambio Mark, miro a la mesa, viendo todas las notas dispersas en ella, centro su vista después a Cassiel y negó con la cabeza, nada le agradaba ver a un humano en ese estado, aunque este parecía joven, ellos sabían que era mayor que todos. Cerró sus ojos y bajo su mirada, mordió su labio inferior.

—¿Qué planeas hacer ahora?—. Cuestionó, sabía que no debía preguntar pero aún así lo hizo.

—Irme de aquí, quiero largarme lejos donde esa mujer no esté—. Le respondió el científico.

Daniel tenía en claro un objetivo, sabía que debía hacer con sus poderes, comenzó a investigar buscando respuestas, que hasta ahora además encontraba, preguntas inútiles para cualquier ser humano, debía dejar todo atrás ahora que no era normal debía hacerlo, aún si significa dejar lo que amaba; la ciencia. No era como si fuera a dejar de experimentar, pero si lo que normalmente hacia. Miró a Mark quien tenía un rostro de tristeza en su cara, no podía llevarlo consigo lo sabía, eran amigos después de todo, amigos desde hacía varios años atrás, se conocían y sabían bien cuando uno pensaba en alguna locura, conocía que su amigo conocía como se sentía y a las locuras que estaba dispuesto a hacer.

—Mark, existen protectores, ellos protegen nuestro mundo, yo simplemente quizá trate de contribuir, y quiero que tú me acompañes—. Comento, vio como su amigo sonreía al escuchar que le acompañaría.

Sonrió, sabía que esto traería consecuencias pero como adulto y humano estaba dispuesto a aceptarlas.

Lo que él haría sería mejor que la ciencia.

—Gracias, Daniel. Siempre te apoyaré—. Agradeció. —Pero deja de beber—. Diciendo esto le volvió a quitar la botella de alcohol.

Ambos hombres rieron, sin saber que era lo que el futuro les prepararía, pero estaban listos para lo que sucedería, jamás pensarían que el destino los iba separar. El futuro ya tiene todo decidido, si lo hubieran sabido podrían haber evitado muchas cosas, eso incluía que Daniel hubiera hecho aquella oferta.

Somos humanos y fallamos, debemos superas nuestros errores, perdón.