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capitulo 1

Un hombre yacía sentado en el sofá, con su sorprendida mirada azul fija en la televisión. Atento a todo lo que están diciendo, abriendo sus ojos en grande al escuchar las terribles noticias, subiéndole un poco más de volumen para escuchar un poco mejor.

—¡En verdad sucedió un crimen como ese no muy lejos de aquí!—Exclamó temeroso.

En la pantalla se podía ver los investigadores, forenses, policías, buscado entre los últimos escombros de ese lugar encendiendo. Era una parcela de tierra de unos cuantos metros.

‹Qué atrocidada, pobre joven que tuvo que soportar ese dolor todo por una envidia como esa, espero que sus familiares encuentren rápidamente el cuerpo, porque su familia necesita darle santa sepultura.

Con el pasar del tiempo las cosas también van cambiando, y con ellos nosotros los humanos, somos quienes estamos restrocendiendo y nos vamos convirtiendo en bestias por cosas simples.› Negó con la cabeza, mirando por la ventana su espléndidos manzanos de allá afuera.

—¡Cariño!—Apaga la televisión, va en busca de su esposa. Tenía que contarle lo que acaba de ver y escuchar.

El es un hombre muy bien parecido, de cabello negro, ondulado. Para tener 49 años tiene un buen cuerpo bien tonificado con una altura promedio de 1.75 metros.

—Cariño.—Vuelve a llamarle.

Él busca con desespero la atención de su radiante esposa, una hermosa señora de bonitos ojos color miel, piel tersa, trigueña. Cuervo curvilíneo y muy voluptuosa.

—¿Qué?—Venia con el desayuno.—¿Por qué gritas tan de mañana?

Su lacio cabello como el oro, se sacudió al momento en que giró su rostro hacia las escaleras del segundo piso. Suspirando aliviada al ver que había nadie.

—Vas a despertar a nuestro pequeño—Reprende.

Seguramente ayer se acostó tarde empacado sus cosas, no estaba del todo contento por salir del rancho, pero siento que si sigue estando solo encerrado será mucho peor para él. Se que es difícil, sin embargo será mas difícil si se sigue negando a salir.

¿Cuando volveré a verlo sonreír genuinamente? Es irónico, él era más feliz estando ciego que cuando por fin pudo ver. Todavía siento escalofríos al recodar como gritaba tras abrir sus ojos, para conocer el mundo después de la operación.

—Estuve viendo las noticias—Susurró bajito.—El joven que había desaparecido no hace mucho, ya fue encontrado.—Comunicó con nerviosismo.—Hasta ahora se dio a conocer su información y al parece era alguien del pueblo vecino.

—¡Eso está tan cerca de nuestro pueblo!—Para ese punto su esposa también ya no podía estar tranquila.

Sería bueno reforzar con mas seguridad nuestro rancho y finca, esa manera evitar cualquier incidente. Estaré mas tranquila a la hora de dormir si reforzamos la seguridad. Aunque todo aquel que se atreva a poner un pie dentro de la finca sin invitación, terminara con mas de una bala en su cráneo, soy muy buena al momento de disparar.

—¿No dijeron nada más?

¿Cuando nuestro alrededor se volvió tan peligroso? Antes podías regresar a medía noche y seguía siendo seguro, pero últimamente en los pueblos vecinos han estado pasando muchas cosas raras. Temo que también esté lugar sea alcanzado, ¿debo de estár agradecida que mi segundo hijo no salga de casa?

Ahora mas que nunca debe de irse a la ciudad con su hermano mayor, allá estará mas seguro. Elliot le va a cuidar como el buen policía y hermano que es.

—¿Deberíamos de llamar a nuestro primer hijo?—Sugiere.—Que venga a investigar, si esto sigue así me seguiré sintiendo intranquila y tendré que salir con miedo.

Esos casos de desapareciones vienen sucediendo desde hace un buen rato, solo que estaba muy lejos de este lugar por eso estamos tranquilos, sin embargo, enterarse que ese psicópata se encuentra tan cerca es espeluznante.

—Está no es su jurisdicción, los policías de ese pueblo podrían molestarse, ya sabés cómo son.

—Tienes tazón, ademas él es policía en la ciudad, no de aquí.

—No te preocupes, eso ya no será necesario.

—¿Por qué?—Frunce el ceño.—¿Ya lo agarraron?

—Sí, ya lo tienen en custodia.—Ambos soltaron un suspiro de alivio.—Se dice que está vez fue por envidia, todo parece que ese chico era del agradó de una chica, ella es muy popular en la universidad, a la que asistía. Y la persona que andaba detrás de es chica se puso celoso, por eso hizo lo que hizo.

—¡Dios, que persona mas desquiciada!—Sirve el jugo en los tres vasos sobre la mesa.—Solo espero que no crucifiquen a esa pobre chica, ella no tiene la culpa que los demás se hagan ideas tontas o que la idealicen.

—Gracias a Dios, mantienen en anonimato el nombre y seguramente será llevada a otro país.

Ojala que así sea, porque las personas del pueblo vecino son muy irracionales cuando se trata de estas cosas. Mucho mas si ese chico era familia del alcalde.

—Solo que según dijeron en las noticias que, esa persona no acepta haber desaparecido a ese joven. Lo niega cuando aun los investigadores y forenses encontraron rastro de ese joven, en una de las propiedades abandonas de sus padres.

—¡Qué descaro!—Como puede existir personas así.

—¿Que murmuran?—Preguntó, su voz era un poco grave pero también tenía un toque agradable al momento de escucharla.

Él había estado en la segunda planta desde hace dos minutos. Mirando a sus padres susurrar y poner esas expresiones de preocupación, asombro.

—¿Lex?—Sonríen al verlo.—¿Estás bien?

—Estoy bien.—De nada sirve llevar estos lentes oscuros si al final sigo viendo lo que no quiero ver, mucho menos sentir.

—Solo hablábamos sobre las noticias, cariño.—¿Cuánto tiempo lleva ahí de pie? En ocasiones me sorprende lo silencio que puede llegar hacer.—Solo las noticias.

—Entiendo—Sigue sin ver a sus padres.—No crean todo lo que se dice en los medios de comunicación, terminaran con la mente dañada por preocupaciones e innecesarias.—Les hizo saber su preocupación.—Y, buenos días, mamá y papá.—Saludo, acto seguido baja las escaleras. Era de mañana y estaban dentro de la casa pero él traía unos lentes oscuros.

Eso lentes de sol son un poco entrometidos, gracias a ellos no se podía apreciar el color de sus ojos, o de admirar como quisieras esas hermosas pero diminutas pecas en sus tersas mejillas.

—Buenos días, cariño.—Sonríe.—¿Dormiste bien, Lex?

El tiene un hermoso rostro ovalado, de suave e inmaculada piel trigueña. Su corto cabello, negro, ondulado, cae en ondas perfectas sobre su cincelada frente. Con gran presencia y una estatura de 1.80 metros de altura.

Sus rasgos fáciles son muy exquisito como masculinos, distintivos y a la vez finos como su delgada mandíbula o esos finos pómulos, ahí tiene un bonito y muy pequeño lunar, al igual que dos mas bajo la ceja izquierda suavemente arqueada. La cual tiene un pequeño corte haciéndole ver un poco rebelde, pero sin perder su elegancia.

—Sí, mamá. Dormir bien.

Suve las mangas de su camisa, azul negro, hasta sus codos. Exponiendo sus sensuales brazos tanto como su sensual cuerpo de complexión atlética, el cual se remarca con ese ajustado traje casual de dos piezas, pegado a su cuerpo con músculos bien marcados y definidos.

—¿A qué horas sale el tren?—Preguntó, tomando asiento frente a sus padres.

Voy extrañar el olor a café de todas las mañanas, escuchar los gallos cantar en la madrugada, darles de comer a los pollitos. Prefiero convivir con los animales que con los humanos...ellos no miente y aunque lo hagan no podría saberlo.

—En media hora.—Responde su padre.—No te preocupes, tenemos tiempo para desayunar.

—Tu padre también es muy bueno manejando, tomando a tajos por lo que llegarán a tiempo, ya lo verás.—Sirve la varías porcinos de comida en el plato de su hijo.

—Entiendo.

‹Ojalá y no lleguemos a tiempo, que el tren se vaya mucho antes de que ponga un pie allí. No tengo nada de ánimos de ir a la ciudad, muchas personas en ese lugar. Pero en ese lugar se encuentra mi hermano mayor, es la única persona a la que si quiero ver.›

El desayuno transcurrió sin nigún problema, había momentos en los que hablaban de su día a día. De que extrañaran a Lex, su ayuda con respecto a darle de comer a los animales, o recoger las cosechas.

—Aqui tienes tu abrigo.—Ella le entrego un peludito y suave abrigo azul negro.—Tus guantes. Sé que no es la primera vez que vas a la ciudad, a visitar a tu hermano.—Envuelve el cuello de Lex, con una suave bufanda gris.—De igual manera ten cuidado.

—Gracias, mamá.—Se puso los guantes.—Sí, tendré cuidado.

Su padre estaba subiendo la maleta y una mochila en el portaequipaje del auto, ese era todo el equipaje de Lex, no tenía planeado quedarse por tanto tiempo en la casa de su hermano mayor.

Lex esperaba regresar a la finca en menos de un mes, solo realizaría unas cuantas cosas y luego volvería a su hogar, es el único lugar donde se encuentra seguro.

—Me llamas cuando ya estés en el tren y cuando llegues al departamento de Elliot, ¿sí?—Aprieta los puños.

Quería abrazar a mi pequeño, pero no puedo si hacer eso solo le causaría dolor, no he vuelto a darle un abrazo desde que tenía 15 años. Todo por culpa de esos ojos, si lo hubiéramos sabido jamás, pero jamás hubiéramos accedido a que le hicieran ese trasplante de córneas.

—Así lo haré.—Da la medía vuelta.—Mamá...

—¡¿Lex?!

Ella se tensó y se preocupó por las represalias que tendría Lex, por haberle abrazado mas cuando ella se encuentra feliz pero al mismo tiempo triste.

—Estoy bien.—Decia eso pero su frente estaba transpirando.—Te llamaré. Cuida de tú salud y la de papá.—Se alejó rápidamente de ella.—No te preocupes, ¿sí?—Ella solo asintió mientras lo veía subir al auto, despidiéndose mientras movía la mano.

—Cariño, no empieces el trabajo sin mí.—Le guiña el ojo.

—Solo vete.—Sonrió.

Él también le regaló una sonrisa antes de acelerar el auto, llegando a la calle principal en menos de cinco minutos. Vivían en un pueblo pero gracias a los esfuerzos de todos, y el del alcalde, esas calles han sido pavimentadas.

—Hijo...—Guarda silencio por unos segundos, meditando sus palabras antes de decirlo en voz alta.

—Papá, no te preocupes.—Era como si supiera lo que su padre quería decirle.—Ya les he dicho que nada de esto es su culpa, dejen de culparse.—Mira fuera de la ventanilla.—Nadie podría saber lo que traía consigo esa operación.

Cuando nací, nací sin poder ver absolutamente nada. Mi día a día era solo ver la oscuridad y acostumbrarme a ese color oscuro. Aunque no podía ver el mundo eso no me hacía alguien inútil, aprendí a usar mis otros sentidos. No obstante, mis padres querían que yo, pudiera ver.

Con eso en mente hicieron hasta lo imposible para encontrar un donar, (si ellos hubieran sido compatibles, ellos sin pensarlo darían sus ojos para que su pequeño hijo, volviera a ver) sus esfuerzos crearon frutos y sus plegarias escuchadas, encontraron un donar cuando cumplí 15 años, hace ya 10 años atras. Sin imaginarme lo que me estaba luego de la cirugía.

—Sin embargo, si existirá una manera para solucionarlo, lo haría así tuviera que entregar mi alma...

—¡No digas eso, papá!—Se exalta.—Si sigo bien es porque ustedes están conmigo.—Son mi fortaleza, solo así puedo vivir con este horrible don.—Así que no digas cosas como esas, por favor.—Suplica.

—Ya no las diré.—De igual manera seguiré buscando soluciones.

Llegaron con cinco minutos de anticipación a la estación de tren, Lex solo suspiro al mismo tiempo que sube la capucha de su abrigo, cubriendo su cabeza.

Su aspecto era como la de una super estrella queriendo ocultar su identidad, sin embargo en su caso era para evitar todo contacto con las personas, principalmente el visual.

‹Ni me he bajado del auto y ya me siento tan sofocado, ansioso por tener la mala suerte de toparme con alguna persona en mi camino, mirarle a los ojos. Es muy tedioso caminar y evitar tocar a las personas.› Soltó un suspiro antes de bajar del auto, su padre ya estaba subiendo las maleta y la mochila a la habitación privada en el tren.

—Ya hable con el conductor y los del personal por lo que nadie va llegar a tocar la puerta.—Informó.—Y si la tocan es porque ya llegaron a la ciudad.

—Entiendo.—Sube al tren.—Maneja con cuidado, no te quedes tan tarde trabajando.

—Así lo haré.—Sonríe.—No vayas a pelear con tu hermano.

Ellos dos tienen una extraña relación de amor-odio, no son los típicos hermanos que se abrazan cuando se ven después de tanto tiempo, no. Ellos dos se dan la bienvenida con patadas.

—No prometo nada, mas cuando es tan desordenado.—Es el mayor pero algo infantil.—Cuida de mamá, tú también cuídate.—Las puertas se cerraron.

Lex camino rápidamente por el pasillo, tenía que llegar rápidamente a su habitación antes de encontrarse con personas. Ya estando dentro soltó un gran suspiro de alivio, dejándose caer en la cama.

‹Si pudiera sacarme estos ojos lo haría sin pensarlo, la oscuridad ya no meda miedo, lo que ahora me produce ansiedad es mirar a la cara a las personas, tocarlas así sea sin querer.›

Lex dejó de pensar en eso para llamar a su hermano mayor, tenía que recordarle que estaría en la estación de tren en dos horas.

"Hola, soy Elliot. Por el momento no puedo atenderte, me disculpo si me llamas por algo urgente..." Lex colgó la llamada para volver a llamarle y volvía a salirle lo mismo.

Para en este momento Lex se puso mas ansioso, su hermano mayor siempre le responde a la primera llamada. No está preocupado porque le haya pasado algo, no.

Se encuentra preocupado y ansioso porque le tocará estar esperando en la parada de tren, rodeado de tantas personas que pasan de aquí y allá. A veces suelen preguntar por dirección.

—Todavia hay tiempo, espero que me devuelva la llamada.

Lex se quedó dormido a la espera de la llamada de su hermano mayor, solo que la llamada nunca llego y el aviso de que ya habían llegado a la estación, lo despertó. También el sonido de la puerta.

—Ya voy.—Inhala y exhale un par de veces antes de salir, volviendo a cubrir su cuerpo por completo y acomodarse los lentes oscuros.—¿Sí?

—Su equipaje ya fue bajado, alguien de nuestro personal lo está esperando allá afuera para llevarle a su destino por si nadie vino por usted.—Nuestro VIP es alguien raro y misterioso, ni siquiera me está mirando.

—Comprendo, gracias.—Hizo media reverencia y se fue.

El maldito de Elliot me las pagará cuando lo vea, estuvo tan insistente que fuera a visitarle para que al final me dejara planto, sabiendo lo horrible de mi situación.

—Voy a requerir de sus servicios, me podría llevar a esta dirección.—Le muestra una tarjeta.

—Sí, con gusto.—Le abre la puerta de auto.—Suba por favor.—Abre el portaequipaje para subir el equipaje de Lex.—¿Quiere un poco de agua?

—No, gracias.—Se pone los audífonos.—Solo conduzca en silencio, por favor.—Cierra sus ojos para disfrutar de la música, "Broker~ Isak Danielson" es la melodía que sonó en sus oídos.

Lex no había experimentado nada relacionado con el amor, decepciones amorosas, pero le gustaba mucho esas canciones triste. Cantarlas a todo pulmón como si le hubieran roto el corazón cuando ni al cazó.

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