Arya se lleva la sorpresa que Aryehn por primera vez niega con la cabeza y rechaza una ducha. Él ama la hora del baño.

—No, quiero jugar con papá —dice él con determinación.

—Ve con tu mamá, hijo. En un momento iré contigo a la piscina a jugar ¿qué te parece?

—Sí, papi, quiero nadar de panza —expresa con una sonrisa amplia.

Arya extiende los brazos hacia su hijo y este la abraza. Ayden los acompaña hasta el piso de las recámaras. Arya se desvía hacia el cuarto de su pequeño para preparar todo para que se duche, mientras que Ayden entra a la habitación que ahora es de él y su esposa.

Nunca pensó que su boda fuera de esa manera, pero sabía que era lo justo y necesario por el momento.

Mientras buscaba algunas prendas cómodas vio una polera que le regaló Daniel, recordando que no sabía nada de él desde que lo apresaron. Algo en todo esto no le gustaba, le parecía extraño que Mark no estuviera molestando luego de su enfrentamiento, y que su amigo no hubiera llamado, así que aprovecha ese momento para llamarle desde su casa.

Cuándo marca su número de teléfono, este manda directo a buzón de voz. Mira la hora y piensa que quizás es porque está tomando una siesta vespertina, pero no está seguro, aun así, deja un mensaje en el buzón de voz.

—Hola, Daniel, espero que estés bien. Solo quería decirte que estoy bien y que espero que todo se solucione pronto. Un abrazo para ti y Cathy, espero que sigan disfrutando de su luna de miel.

Una vez que graba el mensaje en el buzón de voz, coge unas cobijas, almohadas, artículos personales, ropa, calzado. Cuidando de que no ser visto por su hijo, sale rumbo al estudio para bajar todo a su pequeño escondite. Después vuelve por otras cosas que necesita y las vuelve a guardar donde mismo.

Una vez que regresa, se da una ducha rápida para luego ir a la piscina a jugar con su hijo.

Aryehn ya lo esperaba ahí dentro. El agua estaba templada y la calefacción estaba encendida de tal manera que el clima era agradable en esa parte de la casa.

—¿Sabes algo de Daniel? —pregunta a Arya.

Arya se da cuenta de que efectivamente no sabe nada de él.

—No sé nada desde el día que te encarcelaron, estaba con Gabriel y conmigo, después dijo que tenía unas cosas que hacer y que volvería más tarde, desde entonces no lo he vuelto a ver. ¿Por qué? ¿Ha pasado algo? —pregunta ella con curiosidad observando a su hijo y a su marido.

—Ese es el problema, no sé nada de él. Se me hizo raro que no nos buscara a pesar de la situación. Hace un momento le llamé y me mandó directo a buzón de voz —explica brevemente sumergiendo la cabeza para terminar de empaparse todo.

Arya se queda pensativa en ello.

—Si quieres puedo mandar a buscarlo —sugiere ella.

—No, no es necesario, ya aparecerá. Le he hablado a John, y le he pedido que traiga los teléfonos, de esa manera estaremos comunicados —comenta Ayden mirando fijamente la hermosura de la mujer que ama—. Cambiando de tema no puedo creer lo que hicimos esta mañana —se ríe en complicidad con ella.

—Ni yo, ¿sabes?, esto parece un sueño. Es como si todo fuera irreal. Desde ayer parece como si estuviera viviendo en un bendito cuento de hadas. Lo malo es que el malvado aún no se ha descubierto.

Ayden afirma brevemente con su comentario, él también siente que está viviendo un cuento de hadas, pero no se lo hace saber, no quiere mostrarse débil ante ella por ahora.

—Mandaré llamar a Gabriel mañana temprano —revela Arya.

—¿Para qué? —pregunta el millonario—. Tengo todos los puntos cubiertos con él —explica.

Arya va a tener que hablar con él sobre sus intenciones al respecto de su futuro, cosa que quería hacer, pero un lugar más privado.

—Verás, hace un momento estuve charlando con Robín. Hay una situación especial en el hospital y este requiere de mi ayuda. Me ha hecho una propuesta sobre el plan que tengo del sitio para ayudar a niños en situaciones difíciles. Estoy planteándome la idea de que sea un sitio permanente, algo como una casa hogar, antes que un refugio; o bien, un refugio de permanencia parcial con enlace al sistema de protección infantil —comenta emocionada por lo que ha pasado en sus pensamientos.

Ayden se queda maravillado al escucharla, no pensó que tal proyecto fuera tan ambicioso, pero ahora, al oírla, le parece increíblemente maravilloso las ideas que tiene.

—¿Entonces sería algo así como una organización no lucrativa? —pregunta con curiosidad.

—En sí, y exactamente como lo dices, sería una asociación no lucrativa pero separada al gobierno. Aunque eso no significa que no pueda obtener su ayuda, ni tampoco ayudarlos. Todo lo contrario. Robín podría fungir como médico también y apoyarme en consultas médicas para los niños. Él también tiene dinero ahorrado y cree que podemos incluir a madres jóvenes en situaciones difíciles e ir observando y analizando lo que se puede y lo que no se deba hacer —explica ella primero recordando su conversación con su amigo.

Ayden se siente orgulloso de lo que ella planea, y aunque él nunca participó en esos ámbitos, la empresa que tiene siempre ha apoyado a personas y asociaciones que lo necesiten; más, nunca se ha involucrado directamente en alguna.

—Me encanta la visión que tienes al respecto —declara Ayden con su hijo en los hombros—. Cuenta conmigo, y con el apoyo de la empresa. Me gustaría estar en la reunión con Gabriel, si tú quieres, solamente para asesorarte. Pero esto es tuyo.

Arya acepta complacida. Ella no es una experta en negocios, tiene buenas intenciones y qué mejor que aprender de su marido.

—Muchas gracias, cariño. En verdad estoy un poco nerviosa porque en medio de toda esta situación estar pensando en algo diferente, me hace sentirme centrada y ocupada —confiesa ya sin tanto agobio a comparación del día anterior—. De la misma manera, quisiera poder no solamente fundar esto, si no estaba pensando... y quería ver qué pensabas tú al respecto, obviamente, sobre el usar una de las casas de las propiedades que tu papá dejó para fundar ahí el refugio.

Mientras ella hablaba, Ayden no podía dejar de suponer en lo mismo.

—Claro que sí, esas propiedades son tuyas, cariño. Solo revisa las infraestructuras que haya de todas esas propiedades. Elige la que mejor te convenga, las reparaciones, remodelaciones y todos los cambios que se hayan de hacer, van a correr por parte de la compañía, de esa manera podré tener deducción de impuestos —explica ya que conforme iba explicando, Arya comenzaba a negarse—. De cualquier manera, el gasto se hará, no te preocupes por ello, somos multimillonarios, y quiero que cuentes con mi apoyo y el de la empresa. La cual ahora no solamente es mía, también es tuya.

Arya lo observa y se ríe por dentro y con una sonrisa de incredulidad y refuta.

—No cariño, esa empresa es tuya, es de tu familia y quizás algún día llegué a ser también de nuestros hijos, pero mía no es.

Ayden suelta a su hijo dejando que esté nade a la orilla de la piscina, para subirse a la resbaladilla y después bajar por ella, cuando lo ve entretenido vuelve su atención a Arya.

—Si me permites darte un consejo, te diría que revises lo que firmas —Arya observándole lanzó una mirada acusatoria, no sabe a qué diablos se refiere con ese comentario.

—¿A qué te refieres? —pregunta ella—. Siempre compruebo lo que leo.

—No es así —difiere él con una sonrisita de triunfo tomado a la orilla de la mini piscina—. Cuando firmaste el contrato de matrimonio y el de los permisos para que pueda ser mi albacea, también firmaste el traspaso de acciones de mi compañía. Ahora eres dueña de la mitad, pero esto no se hará público hasta dentro de un mes.

Arya se queda boquiabierta, no puede creer lo que él está diciendo.

—Estás loco —comenta riéndose.

—Por ti, cariño, siempre —dice con una sonrisa y regresa el agua a jugar con su pequeño.

Mientras tanto, Robín revisaba a su pequeño paciente. La doctora Alana llegó por detrás sorprendiéndolo.

—Lo siento, mi intención no era asustarte —dice esta cuando ve que Robín palideció.

—No te preocupes, solamente estaba concentrado en los monitores.

—Me preguntaba qué es lo que va a pasar con ellos —comenta Alana con la intención de sacarle conversación.

Desde que lo conoció le gustaba observarlo trabajando, yendo y viniendo por los pasillos. Se aceleraba su corazón cada que Robín aparecía.

—Lo mismo me preguntaba. Yo, sin embargo, espero que puedas apoyarme en mi decisión de dejarlos el mayor tiempo posible aquí, para que su madre pueda buscar un lugar donde quedarse —Explicando tomando por sorpresa a Alana, quien creía les tratarían conforme a las políticas del hospital—. Y de esa manera, una vez que se ha dado de alta puedan ir a un sitio adecuado para ellos.

Alana permanece en silencio escuchando atentamente y Robín lo toma como algo positivo, así que continúa charlando.

—La situación con el exnovio de la chica no es fácil, ella necesitará un lugar seguro donde estar con su pequeño, y donde pueda mantenerlo alejado de situaciones como las que vivió —Alana lo observa con un poco de entusiasmo y a la vez dudando al respecto de su decisión.

Una cosa es que le guste, y otra que quiera romper las reglas.