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Testamento

Una semana había pasado después del atentado contra Ayden y del fallecimiento de su padre Gerard Emory. Arya había pasado todos los días en el hospital. A veces llevaba a Aryehn, otras veces no. Quería protegerlo y lo menos que pudiera salir de casa, era mejor.

Al final de cuentas hizo caso a su amigo Robín y decidió educar a Aryehn en casa, al menos por el momento.

Ayden sería dado de alta justo a tiempo para el funeral de su padre. Este se había decidido que fuera cremado, una de sus últimas voluntades. El testamento aún no había sido leído, pero era bien sabido algunas de las cláusulas que modificó al final, como el incluir a su nieto.

Daniel y Sebas habían sido los encargados de trasladar a Ayden en compañía de un séquito de escoltas. Desde el atentado, se duplicó la seguridad, ahora, ni Sebas se libraba de ir a las compras solo.

Bob Moore había sido acusado por el delito de cohesión, desvíos de ingresos y por evasión de impuestos. Cameron fue trasladada a Charlotte para su funeral y el piso principal permanece cerrado aún hoy en día, mientras lo limpian y restauran la sala principal.

En casa, Bea, Cathy, Robín, Aryehn y Arya esperan la llegada de Ayden. Cuando arriban con él, todos le dan una cálida bienvenida que no esperaba.

—Gracias... muchas gracias —murmura sostenido de Sebas.

Este lo ayuda a sentarse en el sofá y Aryehn corre a abrazarlo.

—¡Cuidado! —grita Arya asustada de que el pequeño lastime la herida de Ayden.

Sebas alcanza a tomar al niño cuando este brincó para encaramarse a los brazos de su padre.

—Cuidado campeón, papito está lastimado —recuerda Arya a su hijo mientras lo toma en sus brazos y se sienta junto a su padre.

Ayden lo abraza contra su cuerpo y no puede evitar llorar. El momento es tan íntimo que no quiere ver a nadie más, solo quiere estar con su hijo y Arya.

—¡Te extrañé papi! —dice el niño abrazándolo de lado.

—Yo a ti mi niño —declara con voz pastosa con lágrimas en los ojos—. Quiero agradecer a todos por estar aquí, por estar al tanto de mi salud y del cuidado de mi hijo y Arya.

—No agradezcas hermano —responde Daniel—. Sabes que cuentan conmigo y Cathy para lo que se ofrezca. Nosotros tenemos que retirarnos, Cathy tiene la prueba del vestido y no podemos llegar tarde.

—Gracias, Daniel —susurra Ayden—. Gracias, Cathy

—Es un gusto, nos estamos viendo —se despide Cathy con una sonrisa cálida y sale tomada de la mano de Daniel.

Ambos se notan enamorados e ilusionados con los planes de la boda.

—Sebas, ayúdame a ir a la recámara, quiero acostarme —dice Ayden.

—Yo te ayudo —dice Robín finalmente acercándose a ayudar a que este se ponga de pie.

Es acompañado por Robín a su cuarto, seguido de Arya y su hijo.

—¿¡Mamá, puedo jugar con el tío Robín!? —pregunta el pequeño a su madre, quien yace preocupada por la palidez de Ayden.

—Claro, cariño —acepta ella—. Solo tengan cuidado.

Robín toma al niño en sus brazos y van a su recámara a jugar con legos. Este deja la puerta abierta para que no desconfíen.

Ayden se recuesta en su cama con la ayuda de Arya.

—¿Te duele mucho? —pregunta ella cuando nota un atisbo de dolor en su rostro.

El hombre frente a Arya, sigue siendo el mismo del que se enamoró, solo que esta vez ella nota algo distinto, un dolor que no ha sacado. No hablando de algo físico, sino algo del alma.

Al día siguiente sería el funeral de Gerard Emory. Mark, a pesar de que se había enterado de lo que le sucedió a su hermano por las noticias, no hizo nada por buscarlo ni averiguar si estaba bien. Todo lo contrario, le daba igual que este se hubiera salvado. Si de él dependiera, ya estuviera muerto.

Arya se recuesta junto a Ayden, revisa la herida en su pecho cerca del hombro.

Esta había traspasado su cuerpo perforando un pulmón. Ayden sentía dificultad para respirar y al igual que cansancio y fatiga.

Todo estaba listo para el funeral. A este asistirían familiares lejanos con la única intención de quedarse a la lectura del testamento. De igual manera, Ayden tiene que dar una conferencia de prensa a pesar de que no está del todo bien.

Para traerlo a casa fue todo un caso. Los medios estaban esperando fuera del hospital y han estado acampando fuera de esta casa. Arya antes ya había escuchado sobre el acoso de los medios hacia los Emory. La vida amorosa de Ayden Emory había sido especulada pro mucho tiempo. El conocer a su hijo y a la madre de este eran cosas que todo mundo quería saber.

Ayden había resistido bien el acoso hasta entonces.

Ayden intentar mantenerse fuerte para él, para su familia, pero principalmente no quería demostrar cuánto le había afectado la pérdida de su padre. Es cierto que ellos nunca hicieron las paces Y eso era algo que le dolía; el que su padre nunca se enterara de la verdad sobre su vida, y que jamás haya tomado en cuenta el porqué de sus problemas hacia Mark y hacia su difunta exesposa. Eso eran cosas que él había decidido guardarse en lo profundo de sus emociones y le habían afectado a la larga, al grado de que no podía ser tocado por ninguna mujer.

— Por favor, si te duele, avísame para ponerte un medicamento, no tienes que soportar el dolor —recomienda Arya.

El millonario la observa meditando sobre su vida.

—Cuando estuve ahí tirado, en lo único que podía pensar era en ti y en nuestro hijo —confiesa Ayden finalmente—. No quiero vivir una vida en dónde tú y él no estén.

—Siempre estaremos contigo —asegura Arya y frita su cabello—. Ya estás en casa, vas a mejorar completamente, no tengas miedo.

—No es miedo, es inseguridad del porvenir —declara abiertamente.

Arya sigue acariciando su cabello y se acerca para darle un besito en la frente.

—Todo estará bien —dice en voz alta ella esperando que así sea.

—¡Cásate conmigo! —pide él tomando su rostro firmemente.

La petición le cae de sorpresa a Arya, no sabe qué decir, pero siente que es el temor el que habla por él.

—Cariño, es claro que es esa inseguridad por el futuro lo que habla por ti —responde Arya abrazándolo—. Sabes lo que siento por ti, eso no creo que cambie, no lo ha hecho en todos estos años, y no lo hará. Pero en este momento, decirte que sí, sería condenarnos a la incertidumbre de que me lo pediste por miedo.

La mirada de Ayden decae, la suelta y sabe que, aunque ella tiene razón, le molesta que no le haya dicho que sí de inmediato.

Arya permanece a su lado hasta que este cae dormido. Los medicamentos hacen de las suyas y solo despierta para comer y luego a media tarde se levanta para hacer su caminata. Robín permanece con ellos y le ayuda, pero al llegar la noche se marcha dejándoles solos.

Aryehn, que extraña a su padre, va y se acuesta junto a él. Su madre se recuesta a su lado y ambos acunan a su pequeño.

—Esto es hermoso —asegura Ayden tomando de la mano a Arya por encima de su cabeza. Ella lo mira con ojos de devoción.

—Lo es —asegura ella mirando a su pequeño dormido en medio de ellos—. Mientras esperaba que salieras de cirugía, fueron las horas más angustiantes de mi vida. Si te perdía, no sé qué hubiera sido de mí, de nuestro hijo. Apenas nos encontramos y el saber que había una posibilidad de perderte me hacía sentir impotente.

—Pero estamos aquí...

—Juntos... siempre juntos —asegura ella.

En algún momento de la noche y entre conversaciones íntimas se quedan dormidos. El pequeño Aryehn, es la primera noche que duerme con sus padres, por lo que es una nueva experiencia para él.

Al día siguiente, todos se prepararon para ir al funeral. Ayden seguía algo débil, pero estaba estable. Todos vestían de negro. La casa de Gerard Emory iba a ser abierta para recibir a las personas que asistirían.

Políticos, empresarios, amigos del club... pura gente que realmente nunca se interesó por Gerard.

—El servicio ha sido realmente hermoso —comenta Cathy parada junto a Arya.

—Sí... fue cuidadosamente preparado, Gerard tenía todo bien coordinado —asegura Arya, ya que este había dejado instrucciones precisas de cómo es que quería que estuviera todo.

Ayden estaba sentado en una silla, las personas acudían a su lado para darle el pésame. Mark aún no llegaba.

—¿Sabes algo de Mark? —pregunta Cathy.

—Ni idea, ¿y tú? ¿Ha dicho algo Daniel? —pregunta Arya.

—No, solo que no le contesta las llamadas y que en el hospital no lo dejaron entrar —explica la futura novia tomando café.

Arya toma un respiro y cuando ve que su hijo piensa tomar un bocadillo más va tras él para detenerlo. Cathy vuelve junto a su prometido que yace conversando con algún empresario. Gabriel Specter, acompañado de su novia, permanecen en una esquina charlando animadamente.

Sebas corre tras Aryehn cuando se le escapa de nuevo a Arya. Bea y su personal están compartiendo bocadillos. Al final de la velada, todos terminan exhaustos, y Mark nunca que llegó.

—¿Deberíamos comenzar a preocuparnos? —inquiere Daniel.

—Olvídalo, solo quiere fastidiar y su ausencia solo es para llamar la atención —asegura Ayden.

Arya tiene pensado ir a buscarlo. Está decidida a eso, debe de solucionar esto, al final de cuentas ellos son la única familia que les queda.

Los pocos familiares lejanos que acudieron únicamente buscaban fortuna.

—Mi padre dice que ya podemos pasar a la lectura del testamento —anuncia Daniel al ver el mensaje en su teléfono.

En ese momento el toque en la puerta principal los sobresalta a todos. Sebas se acerca para abrir y se encuentra a nada más y nada menos que a Mark Emory.

Este tiene un aspecto de no haberse bañado en días, tiene el cabello despeinado, barba crecida y abundante y hediondo olor alcohol.

—Hermanito, espero que me hayas extrañado —saluda Mark con las palabras tropezadas de lo borracho que está.

Ayden lo mira decepcionado.

—Te perdiste el funeral de nuestro padre, pero obviamente no te puedes perder la lectura del testamento, ¿no es así? —recrimina con molestia.

Mark le observa furioso y hace la finta de que echárselo encima, sin embargo, Daniel lo detiene.

—Vamos, mi padre nos está esperando, —anuncia Daniel y Mark se recompone solo para seguir su camino hasta el estudio que una vez fue de su padre.

—No tienes remedio —murmura Ayden al verlo pasar.

Todos entran al estudio donde el padre de Daniel, el señor Bao Cheng, espera para la lectura del testamento.

—Antes que nada, lamento mucho su pérdida. Gerard fue un aliado y confió en mí cuando nadie más lo hacía. Por él es que pude construirme una carrera —asegura con una pila de papeles frente a él—. Quiero decirles y asegurarles que este testamento fue elaborado hace un par de años, y modificado recientemente por él. Así que comencemos.

El hombre de no más de sesenta años abre una carpeta de cuero y saca un folder con un par de documentos, poniéndolos ceremoniosamente frente a él en la mesa para luego comenzar a leer.

—En la ciudad de Nueva York, siendo las 8 horas del día 28 de noviembre del 2022, el suscrito Gerard Emory, mediante el presente, otorgo testamento ológrafo, mismo que se sujeta a las siguientes declaraciones:

El suscrito Gerard Emory declara: ser estadounidense por nacimiento, mayor de edad, viudo, empresario y dueño e inversionista principal de Capstone Gen, ubicada en la ciudad de Nueva York.

Siendo propietario de la casa suscitada en esta ubicación en la gran manzana, siendo poseedor de las cuentas bancarias suscitadas a mi nombre en la ciudad de Nueva York y Suiza, siendo propietario de los vehículos aquí mismo mencionados, Siendo dueño de diversas propiedades en el extranjero, siendo inversionista en la bolsa con acciones en diferentes compañías, expongo lo anterior en el pleno uso de mis facultades.

· Primera, yo Gerard Emory, en pleno uso de mis facultades intelectuales y derechos, libre de toda coacción y violencia, deseo designar a mi hijo Ayden Emory como heredero universal de los bienes que se describen en este testamento que no sean otorgados, así como de todas aquellas propiedades y derechos que adquiera en el futuro. Designo también a Ayden Emory como el poseedor de mis acciones en la bolsa y otorgo mi parte de la compañía Capstone Gen a él, quedando al frente de esta con todas las responsabilidades y derechos que su puesto requieran.

A mi nieto Aryehn Emory le heredó los bienes económicos de mi cuenta bancaria en Suiza con el fin de que está sea utilizada para su futuro próximo en consideración y consejo de su empleo por sus padres Arya Harley y Ayden Emory.

A Arya Harley dejo mis propiedades en el extranjero siempre y cuando contraiga matrimonio con mi hijo Ayden Emory en el plazo no mayor de un año a partir de la lectura de este testamento.

· Segundo que antes que ahora no he otorgado ninguna otra disposición testamentaria de mis bienes, pero si apareciese alguna la revoco y dejó sin ningún valor o efecto, pues deseo que la institución de herederos qué hago En este acto se cumpla con mi única voluntad bajo protesta de decir la verdad manifiesta que el presente fue escrito de mi propio puño y letra.

Indicaciones y requisitos.

Leído al testamento, todos se ponen de pie, excepto Mark quien permanece sentado. No puede creer que su padre no le haya dejado nada, en un arranque de ira se pone de pie y corre contra Ayden para golpearlo.


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