Todos estaban alrededor de la mesa dónde festejarían la cena de Navidad. Ayden no podía dejar de ver de reojo a Robín. Arya le había preguntado qué fue lo que le dijo el detective, pero este no dijo nada, decidió no responder para no dañar el momento.

—Por una nueva etapa y porque vengan nuevas aventuras juntos —brinda Daniel poniéndose de pie, de la nada.

—¡Salud! —brindan todos.

Una noche antes, habían cenado juntos. Al despertar se habían reunido para compartir un momento juntos, pero ese día cada pareja había dispuesto su tiempo para pasarla en pareja.

Ayden, había llevado a Arya y a su hijo a montar a caballo. Fue una experiencia hermosa que compartieron como familia. Era algo nuevo para ellos y lo estaban disfrutando al máximo. Ella le había notado pensativo, pero no dijo más. Esperó a que cuando él tuviera la oportunidad, se lo diría.

Cuando llegaron a la cena, confirmó sus sospechas de que el detective le había dicho algo respecto a Robín, por la forma en la que él se comportaba con su amigo. Ella esperó pacientemente junto a Ayden, parta que él le revelara lo que pasó; sin embargo, no lo hizo.

La cena terminó y luego todos se juntaron en la terraza para compartir sus regalos.

—Este es de parte nuestra —aclara Arya al extenderle un sobre a Sebas y Bea.

Esta lo toma y lo abre con cuidado, cuando revelan el contenido no puede evitar llorar. Se levanta corriendo y los abraza.

—Gracias, muchas gracias —dice ella y luego Sebas se les une abrazándolos.

Daniel, que es más metiche, se acerca y toma el folleto, entonces se da cuenta de lo que es.

—¡Hey, espero que lo mío sea esto! —declara haciendo sentir incómoda a Arya.

Si de por sí, no le caía del todo bien, ahora con ese tipo de comentarios, menos.

Luego de que se separaron de Sebas y Bea, es turno de Ayden. Este toma un sobre también y se lo extiende a su amigo.

—Toma, para que no andes llorando —regaña bromeando—. Con mucho cariño de mi parte y Arya —aclara con una sonrisa amplia.

El humor entre ellos es algo que Arya Harley no termina de comprender, pero lo respeta. Cuando Daniel y Cathy lo ven, es Daniel quien comienza a llorar.

—Hermano... esto es... —se queda sin palabras.

—No digas nada, has estado para mí y los míos en las buenas y en las malas, es justo que tengas lo tuyo también —asegura Ayden con humildad.

Él podría haber comprado todo un edificio para su amigo, pero no lo hizo, eso es algo que Daniel Cheng debe conseguir por sí mismo. La satisfacción de lograrlo por mérito propio.

Como era de esperarse, el más feliz era Aryehn, quien había recibido diversos regalos durante la noche. Pero el mayor de todos era ver a su mamá y papá juntos. Al terminar la velada cada uno se fue a dormir a su recámara. Todos muy contentos, aun Robín que al ser el nuevo en el círculo sus regalos fueron desde calcetines hasta corbatas.

Al día siguiente y sin avisar, Ayden, Arya y Aryehn salieron de su cuarto con las maletas hechas. Prácticamente estaban huyendo.

—¿Dónde van? —pregunta Robín al verlos en recepción.

—Salió una urgencia, y tenemos que volver —declara Ayden más reseco de lo normal—. Nos vemos en Nueva York.

—No, yo me voy con ustedes —anuncia Robín haciendo finta de ir por sus cosas.

—Lo siento, pero no —remarca Ayden un poco enojado—. No hay lugar, a penas nos consiguieron a nosotros. Nos vemos en casa.

—Lo siento —musita Arya saliendo junto a su pareja y su hijo.

Robín, se queda en recepción, pensativo. No entiende por qué salir prácticamente de madrugada solo para que los demás no los vieran.

—No debimos salir así —declara Arya preocupada—. Debimos haberles informado.

—Lo siento, pero tengo un plan y quiero seguirlo si no te molesta —anuncia Ayden en el trayecto.

Arya intenta sacarle información, pero es casi que imposible.

El regreso a los Estados unidos es más tedioso que el anterior. Arya no sabe por qué Ayden está tan aferrado a no decirle más que monosílabos.

Es pasada media noche cuando llegan a casa y cansados deciden dormir. John los esperaba con el perímetro asegurado.

—Me vas a decir o no lo que sucede —dice Arya al día siguiente nada más despertar.

—Robinson tiene una pista —anuncia—. Pero no puedo decir más. Por favor, confía en mí.

Después de desayunar, Ayden acude a la comisaría en dónde se quedó de ver con el detective Robinson, al llegar este lo llevó a uno de los cuartos apartados y le presentó la evidencia que habían encontrado un video de las entradas y salidas de la del personal en la casa de Gerard Emory.

No podía creer lo que veía eran unas cintas, desde hace un mes prácticamente vigilaban quién entraba y quién salía, quién hablaba, y por supuesto, en la cinta no podía dejar de aparecer Arya el día que visitó a Gerard.

Ayden pidió que le dieran una copia para investigarla y para ver si podría encontrar algo en las cintas, pero el detective le dijo que no podía, entonces esté usando sus influencias, le pidió a Roger, su detective personal, que averiguara y que le consiguiera esas cintas, aun si las tenía que sacar de evidencias.

Por supuesto que a Roger no le pareció; sin embargo, con una suma grande, era distinto, así que accedió. Con unos cuántos miles de dólares y un policía corrupto lograron copiar todas y cada una de las cintas, cuando se las llevó a Ayden este pidió que se las entregara en su oficina porque ni de loco quería que Arya se enterara de lo que estaba sucediendo, ella por fin había encontrado la paz mental que necesitaba y enseñarle todo eso sería abrir de nuevo el caos a su vida.

Esa noche Ayden se dedicó a ver cada una de las cintas, no entiende cómo es que recuperaron todos esos videos, pero estaba feliz de que lo hubieran hecho. Solo vio una silueta y creyó saber de quién era. Llamo a Roger y a John, tenían que ver si era el tipo que él creía que era.