Lo que ves es lo que hay
Ayden Emory estaba preocupado por la seguridad de Arya, había puesto mucha seguridad a su disposición y, aun así, la sensación de pesar no se iba de su cuerpo. Temía por ella y por su hijo.
—Señor, todas las cosas están listas para irnos en cuanto ordene —informa John vía teléfono.
—Nos iremos antes de las cuatro de la madrugada, tenemos que estar en su edificio antes de que despierte y dejar todo listo —declara Ayden siguiendo el plan.
—Cómo ordene, haré unas últimas diligencias para nuestro vuelo ficticio de esta noche —expresa John para luego despedirse y colgar.
Ayden Emory, estaba preocupado por la seguridad de su ahora esposa e hijo. Sabía que Arya no acataba las medidas de seguridad que se aconsejaban, dado que no se preocupaba mucho por su cuidado.
—Señor, todo está listo para esta noche —informa John por teléfono—. Ya está cargada la camioneta con todo lo necesario para montar las cámaras en el edificio de Mark.
—Genial, nos iremos en la madrugada, tenemos que entrar al edificio antes de que mi hermano se marche para así poder verificar que las cámaras captan sus movimientos.
—De acuerdo señor, estaré en el búnker haciendo todos los preparativos para nuestra huida fantasma de esta noche —anuncia John revisando la bitácora fantasma de su no viaje.
—Perfecto, bajaré ya que duerma Arya —dice el millonario mientras observa a su hijo jugar.
Arya está inmersa en su proyecto, no quiere pensar en nada más que en eso que la sostiene en la cordura. Pensar en el asesino de Gerard y el acosador que tienen es algo que le provoca ansiedad. De vez en cuando mira atenta a su marido y su hijo, quienes juegan en la afelpada alfombra del despacho de Ayden. Ha escuchado la llamada de John, pero no quiere involucrarse más de lo debido.
—Cariño, ¿crees que pueda usar el departamento de central park para que una paciente de Robín se quede ahí mientras tanto? —pregunta Arya con la esperanza de que él acceda.
Ayden la mira pensativo, ese lugar es casi que sagrado para él; a excepción de la vez que dejó que Cameron se quedara ahí con a única finalidad de tenerla vigilada.
—¿Cuánto tiempo se quedará ahí? —pregunta con seriedad.
—No lo sé, pero quiero contratarla —revela a su marido dejándolo con más preguntas—. Ella estudiaba enfermería cuando salió embarazada, no tuvo apoyo de nadie y fue trabajando cuidando enfermos que su hijo fue maltratado por su novio. No puedo de dejar de pensar en Aryehn y ese pequeño, si ella no hubiera llegado a tiempo quizás hubiera perdido a su bebé.
—Eso es lamentable —menciona Ayden comprendiendo la empatía de su mujer—. Aun así, creo que no es conveniente que ella se quede en ese sitio. Los recuerdos que tengo de ese sitio no quiero mancharlos con nada ni nadie. Pero si lo que quieres es que ella tenga dónde vivir, eso es sencillo, elige el Airbnb qué desees, yo lo pago.
—No se trata de eso, yo puedo pagarlo —refiere ella—. Solo pensé en ese departamento por qué está solo y desocupado. Sin embargo, comprendo tu punto y lo respeto. Si para ti es muy importante ese lugar, lo entiendo.
Ayden se pone de pie y camina hasta dónde ella, se sienta en el escritorio y toma su mano.
—¿Para ti no es importante ese lugar? —pregunta con dudas.
—La verdad es que tengo sentimientos encontrados. Ahí fue el último lugar en donde estuvo mi madre y en donde creí perderte a ti y a nuestro hijo, así que tengo emociones encontradas —explica brevemente.
—Ya me dijiste lo malo, ahora dime lo bueno —se da cuenta Ayden que solo se ha referido a los malos recuerdos.
—Por qué ahí me enamoré de ti perdidamente... ahí disfruté mi embarazo e imaginé toda la vida que ahora tengo contigo, aunque debo decir que esto es mejor de lo que soñaba.
—Entonces nena, no hay nada de que preocuparse, piensa en las cosas buenas. En los días que pudimos pasar con Mirella juntos, en cómo nos fuimos enamorando y todas las veces que pasamos juntos sin imaginar que terminaríamos casados.
Ayden se ríe ayudando a su mujer a levantarse de la silla. La acomoda entre sus piernas y le da un profundo beso.
—¿No crees que esto es mucho mejor? —pregunta él reafirmando la idea de su presente.
—Por supuesto que lo es, y por mucho.
Arya pasa sus manos por encima de sus hombros, enredando sus manos en el cabello del millonario y acercándose coquetamente a besarlo.
—¿Qué? —pregunta con curiosidad respondiendo a cada beso.
—El lugar en donde me encerraste, acorralándome contra la pared, dónde casi nos besábamos —recuerda ella con nostalgia.
—Lo recuerdo... pero considero que hemos creado mejores memorias en esta casa —añade él—. Aunque siempre podemos volver a mi viejo departamento a rememorar.
Arya siente calor en su entrepierna, no por el viejo departamento sino porque Ayden tiene razón, en esa casa tienen mejores y más bonitos recuerdos.
—Prefiero aquí —dice ella dándose cuenta de que su hijo se ha quedado dormido en la alfombra—. Mira, es hora de llevar a su cama a Aryehn.
Ayden le da un beso rápido en los labios y se encamina a tomar a su hijo en los brazos. Sale con cuidado del despacho y sube las escaleras con Arya siguiéndolo detrás. Luego de que ambos arropan a su pequeño se marchan a su habitación.
—¿Aún seguirás con tu plan de marcharte? —pregunta Arya quitando su calzado para ducharse.
—Así es, tenemos todo ya planeado. En estos momentos estamos saliendo del país —advierte verificando la hora en su reloj de mano—. Si es como creo, Mark bajará la guardia.
—Siento que lo estás tomando muy apecho contra tu hermano. Es cierto que es un hombre resentido y que tienen una pésima relación, pero de eso a culparlo por la muerte de Gerard me parece descabellado —expresa Arya con calma, no quiere hacer sulfurar a su marido.
Sin embargo, no lo ha logrado. Ayden se molesta por escuchar cómo defiende a su no querido hermano.
—Arya, no pienso discutir contigo, realmente no lo conoces tal como yo lo hago. La idea que tienes de él es de una persona que nunca ha existido —refiere Ayden sacándose la camisa.
—Creo que tu odio por él no te deja ver claramente las cosas —añade ella haciendo sulfurar completamente a su marido.
—Me largo, no estoy dispuesto a seguir escuchando cómo lo defiendes cuando no lo conoces, él ha hecho cosas horribles —afirma el millonario.
—¿Qué cosas ha hecho? Dímelo, ¿qué es tan horrible que tengas que ocultarlo?
La voz de Arya sonaba cansada y a la vez desesperada. La situación entre su esposo y el hermano de este, desde un inicio la habían puesto en medio de la línea de fuego y el no comprender del todo, el porqué de tanto odio la tenía harta.
Quería comprender a Ayden, pero sin saber por qué debía hacerlo no le parecía justo.
—¡Es un sádico! —confiesa el millonario finalmente.
—¿Qué? Ayden, no creo que sus preferencias sexuales sean algo de lo que tengas que molestarte con él —expresa Arya pensando en el BDSM.
—¡No, no comprendes, él tiene Trastorno Sádico de la Personalidad! —aclara Ayden sentándose en la orilla de la cama— Desde niños, él tenía comportamientos extraños. Disfrutaba que lo maltrataran —explica, pero al ver la cara de Arya y notar que no comprendía del todo, sabía que tenía que contarle todo con lujo de detalle—. Siéntate, tengo que explicarte que es lo que hacía.
Arya lo mira extraño y aun sin entender completamente todo, se sienta en el suelo frente a él. Ayden hace lo mismo quedando de frente el uno del otro.
—Él tenía unos cinco años cuando note que algo raro pasaba. Siempre noté que era berrinchudo y que especialmente le gustaba molestar a papá, al grado de que este se enfadaba y lo castigaba, ya que su madre era sobre protectora y no permitía que nadie le hiciese nada. Un día llegué de la escuela, tenía un gato persa que amaba con toda mi alma. Ese gato me daba el mimo y atención que yo no recibía por mi padre.
No juzgues a Gerard, el imperio que construyó, no lo hizo en un día y tuvo que hacer muchos sacrificios, incluyendo no darme atención. El punto es que llegué y no lo encontré. Mi padre llegó en la noche y dijo que me compraría otro, mientras que Mark se reía porque yo no tenía a mi gato. Lloré mucho esa noche. Lo había buscado por toda la casa, pero la esposa de Gerard dijo que huyó porque yo lo molestaba mucho.
Pasaron los meses y no le di más importancia. Después, adopte un cachorro, no pasó mucho tiempo cuando desapareció. La madre de Mark volvió a burlarse, diciendo que nadie me quería, incluso mi padre esta vez ignoró mi llanto, mientras que mi hermano pequeño se burlaba.
—¿Y no le preguntaste por qué lo hacía? —inquiere Arya con curiosidad.
—Por supuesto que sí, pero su madre lo sobreprotegía. No podía acercarme a él por qué ya sabía cómo iba a terminar.
—¿Entonces que sucedió con tus mascotas? —la curiosidad mataba a la joven doctora.
—Él las asesinó. Una vez buscando una manopla que mi padre me regaló, entré a su recámara y encontré debajo de la cama una lonchera vieja con muchas fotos instantáneas de mis mascotas muertas. Las cosas que vi fueron horribles. Mi madrastra entró y me regaño, me amenazó para que yo no le dijera a Gerard y dijo que eran cosas inocentes de niños pequeños, solo curiosidad por la anatomía de ellos.
—Vaya, eso fue espantoso y cruel, pero era un niño pequeño, Ayden. No lo puedes odiar por algo que hizo cuando tenía cinco años.
—¡Es que no paró! Yo dejé de tener mascotas, pero él se deshizo de todas las de nuestros vecinos. Jamás paró, y el que se hiciera médico solo aumentaba su morbo por la sangre. Luego, él sabía lo que su madre me hacía, él sabía y nunca dijo nada. Se burlaba de mí, diciendo que yo era la perra de su madre —a Ayden se le quiebra la voz un momento y para—. No sabes lo que él hacía...
El rostro de Ayden se enrojece a causa de la furia. Arya toma su mano y la acaricia con ternura, él aparta su mirada y la clava en esa ancla que han formado tomados de la mano. Se sostiene a ella antes de decir la verdad que le ha humillado durante toda su vida.
—En casa había una vieja video grabadora, cuando la esposa de Gerard falleció descubrí los videos. Ella grababa nuestros encuentros, revisándolos, queriendo quemarlos, me di cuenta de que algunos estaban sobre grabados. En unos se encontraba Mark siendo sodomizado por su propia madre, siendo humillado y golpeado. ¿Sabes que era lo peor? Él lo disfrutaba, pedía más. Entonces todo se hizo claro, cuando en un video él le dice a ella que me golpee, que disfruta ver cómo me golpea. Él tenía acceso a esos videos, él era partícipe de esa fechoría y no era el inocente adolescente que todos creían. Lo que ves, no es lo que hay, Arya. Mark no es quien piensas.
El estómago de Arya está revuelto con tremenda confesión. Se levanta de inmediato y camina directamente al baño. Se encierra solo para vomitar bilis. No puede creer que ha estado intentando conciliar las cosas entre ellos cuando Mark fue parte de todo desde un principio. Pero, aun así, una pregunta ronda por su mente, porque Ayden nunca lo evidenció frente a su padre.
Arya se lava los dientes y se refresca el rostro.
—¿Estás bien? —vuelve a preguntar Ayden detrás de la puerta que tiene seguro.
—Sí, ya salgo —anuncia ella, luego de secarse el rostro sale—. Fue por Gerard no es así, ¿por él nunca destapaste lo horrible que era en realidad?
—Él ya había perdido a mi madre, también a la madre de Mark, a su manera él nos quería...
Arya lo abraza, y entierra su rostro en su pecho.
—Lamento haber sido tan necia, no sabes cuánto aborrezco a Mark en este momento —declara ella.
—Bienvenida a mi mundo, Arya.
La voz de Ayden suena apagada, triste y un tanto angustiada. Tener que revivir esos recuerdos solo lo lastiman de una forma en la que ella no es consciente, pero es capaz de soportar eso con tal de que ella no se vuelva a acercar a él.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro