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Hurtadillas

El beso se vuelve más profundo conforme avanzan, Ayden pasa sus manos por la espalda de Arya. Sabe que la desea, pero no sabe cómo manejar ese deseo. Siente que si le da rienda suelta no habrá vuelta atrás y no quiere mostrarse realmente como es. Teme hacer o decir algo que no deba.

Arya, sin embargo, ha esperado por ese momento durante mucho tiempo. Lo quiere, lo desea. Tomándolo del rostro lo atrae hacia ella intentado que él la bese más, que bese su cuello y su cuerpo, pero entonces el timbre de una llamada les interrumpe.

Ayden siente alivio, Arya molestia. Es claro que ella es siempre la primera que quiere más, y él, quien es reticente.

Él se levanta y va a tomar la llamada, cuando se da cuenta de quien es, se nota que le desagrada, cuelga y vuelve su atención a Arya quien ya se está acomodando para dormir. Como cada noche, pone las almohadas en medio para que Ayden se sienta seguro.

Ella confía en él, en que poco a poco podrá irle abriendo paso a la confianza y ganándose ese derecho. Aunque ella quisiera que le contara por qué no se deja tocar.

Ayden camina de vuelta y deja su teléfono en la mesita de noche junto a su lado de la cama para luego entrar al baño. Este cierra la puerta cuando el móvil vuelve a sonar.

Arya al ver que no sale se le hace fácil y toma el teléfono. El nombre de Cameron aparece en la pantalla, por un momento se imagina que es el nombre de algún socio, pero en todo caso no está convencida, así que un impulso de incertidumbre le hace tomar la llamada.

—Hola —saluda al descolgar.

—¿Ayden? ¿Cariño? —inquiere la voz de una mujer del otro lado del móvil.

Ayden sale del baño justo en ese momento, arrebatándole el celular a Arya de las manos, se lo lleva al oído y sale de la recámara.

Arya se queda meditando un momento sobre esa mujer. «Es claro que tiene algo romántico con Ayden, de lo contrario no le hubiera llamado cariño» concluye mientras espera sentada a que él vuelva con una buena explicación.

Luego de unos diez minutos, Ayden vuelve con la mirada perdida y sintiéndose derrotado.

—Tengo que irme, no me esperes despierta —anuncia entrando al closet para cambiarse.

Arya se pone de pie y va tras él.

—¿Así es como será? —cuestiona ella con desconfianza.

—No comiences, por favor. En este momento no puedo, no —pide el millonario sin mirarla, solo se cambia rápido.

—¿Quién es Cameron y por qué te ha dicho cariño? —inquiere ella buscándole la mirada.

Ayden se queda quieto por un momento, la observa y apretando la mandíbula contesta —Te dije que ahorita no, tengo que irme.

Dicho esto, él se pone su calzado y sacándole la vuelta a Arya sale del closet. Arya va tras él y cruzada de brazos observa cómo se va.

La impotencia le carcome. El Ayden de antes sigue ahí, detrás de toda esa nueva faceta de padre de familia. «El hombre que cambio por amor es una pinta bien hecha, una farsa», piensa Arya.

Ella se acuesta en la cama finalmente, son casi las doce y no quiere dejar a su hijo solo. Bien podría huir de ahí, pero es imposible. La impotencia le abraza, siente como si tuviese un Déjà vu. Atada al millonario por un hijo, es una tortura. Antes no tenía esperanzas, pero ahora, su hijo sabe que ella es su madre, es una prominente doctora y puede costear los gastos que un hijo conlleva.

Se levanta de la cama y prepara sus pertenencias. Debe irse antes de terminar encerrada con un hombre que claramente le sigue ocultando cosas. Va en búsqueda de Sebas para informarle que se va con todo e hijo.

—¿Cree que sea conveniente para él? —inquiere Sebas intentando persuadirla.

—Sebas, no me mientas, dime quien es Cameron y porque ha llamado a Ayden Cariño —cuestiona con una mano en la cintura al mayordomo y también amigo.

—Yo no sé nada, eso debería habl...

—¡No mientas Sebastián! —exclama Arya enojada—. Sé por Gerard que eres un soplón. Vas y le cuentas lo que Ayden no quiere que sepa, así que dime o le diré a Ayden lo que haces.

Sebas se encuentra acorralado. El ser su informante no era más que una forma de que Gerard Emory estuviera al tanto de lo relevante sobre su hijo. Al darse cuenta de que no tiene opción decide hablar.

—Dios, pero que no sepa el señor Emory porque, sino, no sé qué pueda ser de mí —dice con temor, se asoma dentro del cuarto y nota que Bea duerme profundamente—. Te dije que había sido duro para Ayden el estar solo y con su hijo, el niño necesitaba el calor de una madre y tú no estabas cerca. Gerard le recomendó una "comadrona", en este caso no supimos cómo, pero Cameron llego a la vida de Ayden. Ella es hija de un multimillonario internacional, se había casado no hace mucho tiempo, encontró a su marido manteniendo relaciones con su asistente y se separó. Ella estaba embarazada cuando lo supo, al huir de ahí tuvo un accidente y perdió a su bebé.

—Eso es horrible —interrumpe Arya cuando Sebas toma un poco de aire para respirar—. Pero sigo sin comprender, Sebas, ¿qué pinta ella en todo esto? ¿Fue su pareja? Dímelo por favor.

—No lo sé —declara él mirándola con pesar—. Sé que las cosas no terminaron bien, ella estaba aquí todo el tiempo, cuidando a Aryehn, lo veía como suyo propio, pero había algo en ella... algo que no estaba bien. Al final sé que tuvo una obsesión nada sana y Ayden la corrió. Sin embargo, a veces aparece y Ayden tiene que ir a buscarla. Tú sabes que el jefe mantiene sus secretos, muy secretos. Así que hay cosas que ni yo, he podido averiguar.

—Maldición... ahora no sé qué hacer.

Arya se mantiene caminando de un lado a otro, meditando. Sebas se desespera y la calma.

—Ve a dormir, no te preocupes por Ayden, si no se deja tocar por ti a quien ama, menos por una lagartona como Cameron, ya volverá —afirma con mucha seguridad, lo que a ella la deja pensando en que tiene razón.

Ayden no se deja tocar por nadie, así que por ese lado se siente segura.

—Lo siento, Sebas, esta vez no me quedaré atada a él solo porque tenemos un hijo. Esta noche me quedaré aquí, en la recámara de mi hijo, pero mañana tengo la intención de largarme —anuncia decidida—. Ayden podrá tener mil secretos, y, aun así, no esperaré a quedarme para resolver su enigma.

Sebas la ve con dolor, no por él, sino porque sabe que tiene razón. La situación que le tocó vivir con Ayden y la muerte de su madre, le quitaron la alegría, ahora que por fin ella brillaba de nuevo con luz propia y él también ha avanzado, de nuevo pasa algo que interfiere.

—Como gustes, no pienso avisarle a Ayden si eso piensas que haré —aclara antes de que ella se marche—. Solo espero que resuelvan este lío, de lo contrario tu hijo es el que va a sufrir.

Arya sabe que las palabras de su amigo están cargadas de nada más y nada menos, que de verdad. Se resigna finalmente y va a la habitación de su hijo. Este duerme en una cama matrimonial, así que ella se recuesta a su lado. Lo que menos quiere es discutir con Ayden, al menos no esa noche.

Intenta conciliar el sueño, pero no puede, siente que sus párpados caen, pero la preocupación es más grande que el cansancio. Finalmente, y sin que se dé cuenta, termina dormida. Ayden volvió dos horas más tarde y ella yacía abrazada a su pequeño.

Él no la quiere molestar y, en cambio, va a darse una ducha. Ha terminado lleno de fango y está cabreado.

Cameron ha resultado más astuta de lo que parece y no está dispuesto a tolerarlo.

Por la mañana, cuando despierta sale temprano de casa, necesita ver a Daniel antes de que la jornada comience. Espera que este le pueda ayudar con el asunto de Cameron. Cuando va a ver a Arya esta sigue dormida. Le dice a Sebas que le avise que ya se ha marchado y luego sale directo al edificio de su compañía.

—Te veo en mi oficina —dice en una nota de audio para Daniel Cheng, quien ya se dirigía al sitio acordado.

Una vez que llegan, Daniel entra con aires de pavo real.

—¡Diga mi flamante millonario! ¿Para qué sirve este humilde servidor? Me tenías muy abandonado —dice exagerado la voz.

—Cameron...

—No jodas, ¿de nuevo volvió? —pregunta su amigo con tan solo oír el nombre de ella—. Le diré a Cathy, seguro la espanta como la otra vez.

Ayden mira a Daniel, y sabe que debe ponerlo al tanto de la situación. Este ya está sacando su teléfono para avisarle a Cathy sobre Cameron, cuando su amigo lo ve fijamente.

—¿Qué tienes? —pregunta Daniel mirándolo extraño—. Pareces loco mirándome así. ¿Qué pasa?

—Arya... la encontré de casualidad, era la pediatra que fuimos a ver a Miami —anuncia Ayden cuando ve que Daniel pensaba llamar a Cathy, quien ahora es la prometida del abogado.

—No jodas... no. ¡¿Y qué hiciste?!

—Está aquí, Aryehn ya sabe que es su madre, yo le he dicho que la amo y planeo mis próximas vacaciones dónde acepten paquetes familiares —decreta Ayden.

Daniel se pone de pie y camina hacia la ventana, luego lo ve y de nuevo observa el paisaje que se extiende frente a él.

—Solo dime que no la vas a cagar como la última vez —pide el mejor amigo y el único que tiene.

—Eso intento, necesito deshacerme de Cameron, anoche me llamó, Arya cogió el móvil y esta me llamo por mi nombre y luego me dijo "Cariño" —informa captando toda la atención de Daniel Cheng—. Arya seguro está cabreada, pero salí antes de pelearnos. Quiero solucionar esto antes de que se quiera ir de la casa.

Daniel le desea suerte, pues realmente ya no sabe que más hacer.

—Cameron, ella es un gran problema amigo mío —declara Daniel y se sienta de nuevo frente a él—. ¿Y Arya? ¿Ya viven juntos? Siento que me estás contando por partes y me pierdo en la historia.

Ayden gira los ojos y medita en sí decirle todo o no.

—Está en casa, estamos tratando de que esto funcione, ¿sabes? Y Cameron lo va a complicar todo —vaticina preocupado por su futuro con Arya y el hijo de ambos.

—Yo que tú y sabiendo que Arya es una mujer que no se doblega, trataría de que ella entienda la situación en la que te encuentras y así que te ayude con Cameron —sugiere Daniel con suficiencia.

—Tendrás razón, pero, así como no se doblega, es difícil que escuche razones cuando está enojada —comenta Ayden pensando en todas las veces que han discutido por el mismo motivo.

—Tal para cual —se burla el abogado.

—Deberían venir a la casa a cenar algún día, seguro a ella le encantará verte y saber que Cathy es tu prometida —invita Ayden con la intención de que la relación entre todos ellos se reivindique.

Daniel se levanta con su maletín en mano y se ríe.

—No tienes que preocuparte por eso, Arya lo único que necesita es a ti. Por cierto, este es para mi sobrino favorito —saca un carro miniatura de colección de su bolsillo del saco y se lo entrega a Ayden—. Pronto te avisaré cuando nos podemos ver, ¿te parece?

Ayden se levanta y se acerca a él para acompañarlo a la puerta.

—Claro, no hay problema.

—Tenemos la boda en puerta y Cathy ha estado muy ocupada.

Explica para luego despedirse de su amigo y futuro padrino de bodas. Ayden vuelve a su trabajo, deja de lado todos los problemas hasta que a media mañana es interrumpido por la visita de Arya, quien solicita exige una explicación.

—Que salgas huyendo a media noche y de hurtadillas por la mañana no te exonera de que hayas hecho algo malo —declara Arya al entrar.

Ayden la mira, está acorralado y sabe que quizás todo lo que había logrado con ella desaparezca cuando le diga sobre Cameron.


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