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Destiny

Esa noche, Arya, toma la gran parte de sus pertenecías y regresa a su departamento. Ayden no estaba de acuerdo en cómo ella quería manejar las cosas, pero le dio el beneficio de la duda. Ella quería manejarlo así por el bien de la relación y él aceptaría sin problema las consecuencias.

—En verdad no quiero que lo hagas —confiesa él abrazándola.

—Lo siento, actué precipitadamente —dice Arya—. Pero, eso no significa que yo los ame menos, o que me arrepienta de eso. Tenemos una boda que planear ¿recuerdas? Tarde que temprano estaré aquí contigo.

Arya acaricia el rostro de Ayden. Sujeta su rostro y luego lo atrae hacia ella para besarlo.

—Entiendo... te amo Arya.

El apuesto hombre la sujeta aún más cerca de su cuerpo y hace del beso algo más apasionado. Más necesitado, como si se despidiese. Arya siente que pierde la noción del tiempo. Necesita a Ayden no solo como su pareja, sino también como su hombre.

Había pasado su vida sin tener sexo, no era algo que le fuera prioridad mientras estudiaba. Luego lo conoció a él y prácticamente tuvo un hijo de él vía inseminación artificial. Luego de que se marchó, no mantuvo ninguna relación con nadie. Ella ya estaba enamorada de él. Tuvo algunas citas, pero nada que le provocara ese calor en su centro.

Siempre ha sido Ayden. Y resulta que con él era hasta el momento imposible tener intimidad.

Arya se pierde en los brazos de Ayden. Este la levanta del suelo, la doctora enreda las piernas en la cintura de su amado y él camina con ella hasta sentarse en el sofá de la esquina de su recámara.

Arya se balancea suavemente sobre él. Ayden baja un poco más sus manos y acaricia su cadera, el beso que en su momento era apasionado, hoy se diluía en las gotas de deseo. Sus lenguas danzaban una contra la otra. La dureza del miembro del millonario se hizo presente y ella podía sentirlo haciendo la suficiente presión. Un simple movimiento tocó el lugar correcto haciendo que ella soltase un gemido en la boca de su millonario.

Un sonido que atravesó el corazón desesperado de Ayden, es como si hubiese activado en él una pasión descontrolada. Envalentonado toma el trasero de Arya y lo presiona más contra sí. Ella sigue moviéndose, sobre él. El roce de su centro contra la rigidez del millonario lograban encender el deseo, pronto se halló sintiéndose húmeda y no podía creerlo.

«Quizás correrme sería un error» piensa mientras siente cómo la tensión sigue creciendo en ella.

—No puedo... —susurra Ayden de repente—. Perdón, yo no puedo...

Arya por mero instinto y porque se siente avergonzada, se levanta inmediatamente y sale de la habitación como alma que lleva el diablo. Baja todas las malditas escaleras y al llegar al piso de abajo se da cuenta de que Ayden no viene tras ella. Toma su maleta y sale de la casa.

Su hijo no estará para verla, así que no le molestará.

—Llévame ahora al departamento, John. Por favor —pide al guardaespaldas que estaba platicando con otro de los guardias en la acera.

—No tengo órdenes de...

—¡Dije que ahora! —exige Arya olvidando la cortesía.

John se sube al todoterreno, pues ella ya ha subido encabronada y cerrado la puerta de un portazo.

Durante el trayecto ninguno dice nada, pero el teléfono de John ha sonado.

—Sí, señor —dice solamente y cuelga

Cuando llega al departamento, aún no se estaciona John cuando Arya ya está abriendo la puerta. Baja sin dificultad y tomando su maleta se escurre camino dentro del edificio. No dice adiós, ni nada. Se siente ofuscada y perdida. No sabe cómo tomar las cosas con Ayden.

Para ella es importante la relación que tiene con él. Lo ama, siempre lo ha hecho. Pero quisiera que dejara de buscarle salidas en vez de decirle que le ha pasado.

Cuando entra al departamento, Robín ya estaba en la cama. Arya no lo molesta y se va directo a la suya. Acomoda un poco su recámara mientras piensa en todos los líos que se avecinan siempre que está con Ayden.

«¿Será que la vida me está diciendo que no es para mí, que no debo aferrarme?» reflexiona brevemente antes de regañarse a ella misma por ser tan superficial.

Arya se recuesta en su cama mientras piensa en todo lo que ha acontecido recientemente. Enumera así lo primordial.

Ama a su hijo y a Ayden.

Quiere formar una familia con ellos.

Quiere ejercer su profesión como médica y así salvar muchas vidas.

Fuera de eso, no hay otras aspiraciones que ella tenga. Lo único que busca es establecerse y tener una hermosa familia. Ser la mujer que su madre biológica y Mirella no pudieron ser y ver por su hijo cómo ninguna de ellas pudo ver por ella.

En algún momento de la noche, Arya se queda profundamente dormida. Es la alarma de las seis de la mañana la que la despierta. Rápidamente, se da una ducha y se prepara para su largo día. Cuando está por irse, Robín se despierta.

—¡Hey, buen día! —saluda adormilado—. No sabía que también hoy ibas a venir. ¿Ahora si pusiste la alarma?

Arya lo mira confundido.

—No sé a qué te refieres, pero ya me estaré quedando aquí— comenta Arya—. Es tarde debo irme. Nos vemos en la noche.

Arya toma su bolso y sale del lugar dejando a Robín muy confundido.

—¡Sí, adiós! —grita Robín para que su amiga le escuche.

Arya sale a la calle y se da cuenta de que uno de los autos de Ayden permanece afuera esperando por ella.

—Buen día, señorita Harley —saluda el guardaespaldas en cuestión—. Soy Harry Staton, su nuevo chofer y guardaespaldas designado.

Arya siente que invaden su espacio personal, pero luego de que mataran a Gerard y hasta que no encontrasen al responsable. Ninguno estaba seguro.

—Mucho gusto, Harry —saluda de mano—. Dime Arya, por favor.

Harry, que no ha de tener más de treinta y cinco, sonríe incómodamente y responde al saludo.

—Arya, mucho gusto —la suelta y luego abre la puerta para que entre.

Ella sube al auto y luego sube él. La lleva de inmediato a la casa de Ayden dónde este ya la esperaba con café en mano.

—Solo quiero decir, que contigo aquí, puedo dormir mejor —saluda risueño acercándose a ella para darle un beso.

Arya no quiere pensar mucho en lo de la noche anterior, y mucho menos quiere hablar sobre ello. Es algo que poco a poco van a resolver.

Eso debe esperar

—Buenos días a ti también —responde dándole un escueto beso de labios—. ¿Ya despertó Aryehn?

—Ya lo trae Bea, Sebas está en el jardín —informa desilusionado, pensando que ella reaccionaría más feliz de verlo—. ¿Descansaste?

—Sí —contesta escueta y se sirve café—. Haré desayuno, ¿quieres tocino?

—Vale, iré a cambiarme mientras tanto. El detective quedó de ir a la oficina a primera hora de la mañana —explica Ayden y sale rumbo a su recámara.

—Mamá —saluda de repente Aryehn apareciendo en la cocina junto a Bea.

—Mi precioso, buen día, ¿dormiste bien? —pregunta abrazándolo y este se recarga en su hombro.

—Sí, mamá, ¿es cierto que ahora viene una maestra? —pregunta mirando a Bea.

Seguro esta le contó al respecto.

—Sí, será tu maestra y también una especie de niñera, ¿te comportarás bien con ella? —pregunta Arya.

—Sí, mamá —asegura y le da un beso en la mejilla.

Arya lo mantiene estrechado en sus brazos hasta que pide bajarse para ir en busca de sus juguetes. Para ese momento Bea ya había comenzado a preparar el desayuno. Después de eso, entra Sebas cargando un ramo de flores del invernadero.

—Para la mesa —explica y mira a Arya—. Buen día, ¿qué tal tu noche?

La joven doctora se da cuenta de que tanto él como Ayden han preguntado por su noche.

—Bien... ¿Pasó algo aquí? Algo de lo que me deba enterar —pregunta a Sebas y Bea, pero estos se hacen sordos—. Chicos...

—Deberías subir a la recámara de míster enojón —sugiere Sebas y Arya lo mira extrañado y sale casi corriendo escaleras arriba.

Con tanto escalón, termina sofocada.

Abre abruptamente la recámara y se da cuenta de que está casi destrozada.

—¿Qué carajos pasó aquí? —cuestiona a la nada al entrar.

Ayden sale del área del closet todo asustado.

La cabecera no estaba, había plumas de las almohadas amontonadas en una esquina.

—¡Ayden, explica esto! —exige, pero luego se arrepiente, no es su casa—. Olvídalo, estaré abajo.

—Arya, espera —pide él anudando su corbata, pero ella no le hace caso y regresa a la planta baja.

Sebas está abrazando a Bea por la espalda mientras ella cocina. La imagen por si sola le parece a Arya algo muy íntimo, así que carraspea para que se den cuenta de que está ahí.

—Dime que paso —pide a Sebas.

—No lo sé, anoche dormí en el departamento y cuando llegué me pidió que le ayudara a "ordenar" —explica él—. Pensé que habían tenido una noche salvaje, pero cuando me di cuenta de que no estabas, entonces supuse que era eso.

El timbre de la entrada suena, Sebas camina por inercia a ver quién es.

—Llegó la niñera —anuncia para luego abrir.

La señora Olivia permanece en la entrada con su propio maletín.

—Bienvenida, pase —saluda Arya permitiéndole la entrada.

La mujer viste impecable y con una sonrisa muy amigable.

—Gracias, buen día a todos —saluda en general.

Arya la invita a desayunar, así Aryehn y ella se conocen un poco más de manera informal. Ayden se les une en el desayuno y saluda brevemente Olivia, invitándola a que se sienta como en su casa. Una vez que termina de desayunar dispone a marcharse.

—Arya, por favor, ¿puedo hablar contigo un momento? —pide amablemente frente a todos, por lo tanto, Arya no tiene otra opción más que aceptar.

Ambos se alejan y entran a un pequeño estudio para tener más privacidad.

—Quiero disculparme contigo —aclara primero y se acerca para tomar sus manos—, por mi actitud de anoche. No fue la más indicada. Simplemente, no sabía cómo manejarlo y me puse nervioso —explica con temor.

Arya entiende eso, pero no es el hecho de que no puedan tener sexo, es el hecho de que él no quiere explicarse con ella.

—No estoy enojada contigo porque no pasó nada más anoche. Lo que me molesta es que no confíes en mí, y tal vez eso nunca pase. Quizás nunca lleguemos a ese punto en nuestra relación —comenta desanimada—. Hemos pasado por muchas cosas que nos han afectado y en estos momentos no estamos en nuestro mejor punto como pareja.

»Por eso es que quise irme. Por eso es que quería un espacio entre nosotros. Podemos trabajar en nuestra relación como pareja, pero durmiendo separados ¿te parece? —expone sujetando firmemente las manos de su amado.

El millonario no tiene otra opción más que aceptar.

—Vale, pero si quieres puedes quedarte a dormir de vez en cuando —Arya se ríe en respuesta, sabe que él no dejará de insistir.

—Está bien, lo pensaré. Por el momento quería pedirte que me des acceso a una habitación de la casa; es para usarla como sala de estudio para Aryehn. Me gustaría adaptarla para que tenga todo lo que necesite. ¿Qué te parece? —pregunta Arya a su apuesto hombre.

—Cariño, la casa prácticamente es tuya, toma la habitación que gustes y haz con ella lo que tú desees. Siempre y cuando no sea meter a otro hombre —dice bromeando, pero luego se da cuenta de que si él no soluciona sus problemas de intimidad, eso podría llegar a pasar en un futuro próximo—. Tengo que irme ya mismo. Vendré para almorzar juntos, ¿te parece?

—Claro. Aquí estaré con nuestro hijo —asegura ella y se abrazan.

Ayden besa a Arya en los labios, este lo hace con mucho cuidado de que el roce no se vuelva apasionado como la noche anterior.

Arya lo besa de la misma manera y luego con una sonrisa lo despide hasta la puerta de la entrada.

Ambos van tomados de la mano como si nada hubiese pasado, anoche. Después de eso, Arya le pide a Sebas que le muestre las habitaciones para elegir la más adecuada. Finalmente, escoge una y le pide a Olivia que le designe los materiales que va a necesitar para comprarlos. Después de hacer una breve lista con lo más básico. Arya pretende retirarse al estudio principal de Ayden.

—Olivia, ¿trajiste los expedientes de tu esposo? —pregunta antes de marcharse.

—Sí, aquí los tengo —Arya los toma y camina despacio hasta la otra habitación, para estudiarlos en silencio.

Olivia se queda junto a Aryehn cerca, en la habitación continua dónde esta la joven doctora.

Arya lee cada una de las notas médicas del esposo de Olivia; desde que se accidentó hasta hoy en día. Después se los manda a un colega qué es traumatólogo para que él evalúe realmente la situación y le dé una respuesta clara sobre el pronóstico que ella ha visto.

Estaba pensando en lo que iba a pasar cuando Sebas entra apresuradamente.

—Arya te llaman de Inglaterra. Dicen que es urgente —explica pasándole el teléfono de casa.

—¿Qué?, yo no conozco a nadie allá —miente sintiendo cómo se revuelve su estómago, pero Sebas le deja el teléfono a un lado, así que no tiene otra opción más que tomarlo.

—¿Arya Harley? —preguntan una voz femenina desde el otro lado de la línea telefónica

—¿Quién habla? —pregunta ella sin confirmar nada.

—Soy Destiny Eireen. Tu hermana.

Arya siente como si cayese en picada a lo profundo de sus más íntimos temores. ¿Para qué la busca?

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