Arreglos
Los amantes ahora esposos se hicieron promesas que solo los espíritus escucharon. Entre palabras, besos y caricias se juraron amor eterno.
—Quisiera permanecer contigo así para siempre —dice Arya desnuda, abrazada a su millonario esposo.
—Quiero lo mismo, te prometo que cuando esto termine, tendremos una vida larga y pacífica —asegura Ayden acariciando su vientre.
Ella siente cómo los músculos de este se contraen. Él pasa sus dedos siguiendo las formas de sus estrías, sin sentir pudor o asco. Al contrario, admira el cuerpo de la mujer que ama.
—Si te he dicho que eres hermosa —repite él agachándose a besar esas cicatrices blancuzcas.
—Sí, sin embargo, me encanta oírlo de tus labios —afirma ella acariciando el cabello de su hombre.
—Un día, tendremos otro bebé, pero esta vez será así... —dice acercándose a ella que está lista para recibirle de nuevo—. Conmigo sobre ti, llevándote al orgasmo.
Ayden no es un hombre de palabras adornadas, pero se considera sincero con ella, cuando se trata de demostrarle que la ama.
—Entonces me gusta tu propuesta —responde Arya sonrojada.
Un par de horas han trascurrido desde que los declararon marido y mujer. Arya debía volver arriba, ocultar los anillos y hacer como que nada había pasado. Ese era el trato que tenían. Mantener las apariencias en lo que Ayden y John investigaban.
Cuando están listos y vestidos, ambos se abrazan y se despiden.
—John traerá el resto de las pertenencias —asegura Ayden—. Estaré aquí, cerca de ustedes. No olvides mantener el despacho con llave.
—Deberíamos tener otros teléfonos, ¿no crees? —sugiere Arya y a él le parece magnífica idea.
—Sebas debe estar ocupado por la boda, mándalo a dormir a casa de Bea, que los guardaespaldas se queden en sus lugares durante la noche y así yo pueda entrar y estar con ustedes —piensa él con mayor claridad.
Arya se emociona por esa idea.
—De acuerdo, hoy iré a comprar teléfonos desechables. Te dejaré en las escaleras algunas cosas —dice ella y luego recuerda lo importante—. Ayden, aquí no hay baño...
Ayden, que no había reflexionado en esa parte de la logística, se da cuenta de eso.
—Maldición...
—Puedes usar el del cuarto de lavado —comenta ella.
—Pero Sebas se la lleva ahí —dice él.
—Tú me avisas y ya veré que pretexto pongo para despejar el área —explica ella suponiendo ya en los posibles pretextos.
Ayden la acompaña hasta el pie de la escalera, la besa de nuevo y se despiden con la esperanza de verse ese mismo día, más tarde.
Cuando Arya sale del despacho hacia la casa, se topa con Sebas que la mira extrañado.
—Pensé que dormías —comenta él.
—No, tuve una videollamada temprano —miente ella—. ¿Sabes si Ayden ya se fue? —pregunta conforme al plan.
Ambos caminan a la cocina.
—Supongo que sí, no le he visto, solo a Olivia que está con Aryehn jugando en el jardín.
Arya se asoma y observa por la ventana, efectivamente el pequeño juega con Olivia.
—Creo que ya necesita un hermanito —expresa Sebas a manera de broma.
—O un primito ¿no crees? —la cara de terror de Sebas lo dice todo. No quiere hijos.
—Qué chistosa...
Arya aprovecha ese momento para poner en marcha el plan que tiene con Ayden.
—Quiero hablarte de algo importante —anuncia ella sentándose a la mesa e invitándolo a él a sentarse.
Sebas siempre ha vestido conforme a la etiqueta de los mayordomos y era muy formal en su habla hasta que entramos en confianza.
—Estuvimos charlando Ayden y yo, sabemos que toda esta situación está saliéndose de control. A pesar de eso, nuestras vidas siguen y los planes no se detienen, por eso hemos pensado que es mejor para ti y Bea que de ahora en adelante duerman en su casa —expresa con una actitud serena, no quiere que él se sienta menos.
—No me mientas, algo pasa y no quieren que nos enteremos —dice él leyendo perfectamente a la joven.
—No es así, Sebastián, en verdad queremos un poco más de normalidad. Ustedes han sido muy amables con nosotros, han dado más de lo que deberían y no nos parece justo tener que arrastrarles a esta mierda —explica ella en parte porque es verdad, y en parte porque no debe ver a Ayden—. Además, la boda está en puerta, creo que ese tiempo les servirá.
Sebas no está muy convencido, además le ha llamado por su nombre.
—No digas más, de cualquier forma, no te creo —dice él—. Sabes, además te informo que el jefe me debe unas vacaciones, me las tomaré completas, según mis cálculos me debe como dos meses.
—¿Qué? —pregunta ella sin poder creerlo—. ¿Por qué te debe tantas?
—Porque nunca salgo... en realidad me ha de deber como un año, pero me tomaré los dos meses ¿Le dices tú al jefe o le digo yo? —pregunta él poniéndose de pie mientras se quita el mandil.
Arya se pone pie, no era como había planeado las cosas, pero es lo mejor.
—Sin problema, si ocupas más tiempo me dices —asegura ella—. No te preocupes por Ayden, yo se lo diré.
—De acuerdo, creo que Bea quedará encantada con la idea, seguro me va a traer de tienda en tienda buscando todo lo que falta para la boda —dice él sonando más con pensar que con alivio—. Trabajar, era mi pretexto perfecto, ¿ahora que le diré?
Arya se ríe por su comentario.
—Creo que encontrarás el pretexto perfecto —asegura ella.
—Vale, entonces, empiezo desde hoy. Creo que antes de que pase algo más, me tomaré un día de spa sin que ella sepa —comenta mientras camina con Arya escaleras arriba.
—¿Vendrá tu familia para la boda? —pregunta ella.
Sebastián Schultz es un inglés de la vieja escuela de mayordomos. Criado y educado para ser uno. Toda su familia se dedica a eso. Él fue el único "rebelde" en venir a la "relajada" América para cumplir su misión de vida.
—Sí, ya todos han pedido permiso con antelación —aclara él—. Todo tiene que ser perfecto, ¿te imaginas el servicio de catering? Tiene que ser perfecto si deben servir a los mejores mayordomos de Reino Unido.
Bien dicen que los ingleses mantienen un ego alto.
—Me imagino, entonces espero que todo este tiempo sirva para cuidar esos detalles que dices —desea Arya dándole una palmada en la espalda a su amigo.
—Entonces... ya no los veré estos meses —dice él con cierta melancolía.
—Si nos veremos, no seas tan dramático. Te propongo que los sábados vengan para ponernos al tanto de todo, ¿te parece? Sábados de pizza —sugiere Arya.
Sebas sabe que ella ofrece algo para sosegar sus sentimientos.
—Vale, le diré a Bea.
Arya lo abraza deseándole bonitas vacaciones. Después de eso él entra a empacar sus cosas de la habitación y ella va a hablar con Olivia.
Ahora ella tendrá mucho tiempo, pero quiere que su hijo siga recibiendo clases. Así que hará un nuevo trato, que beneficie el hecho de que Ayden este por aquí más seguido y sin problema.
Entonces recuerdo a Robín, él vive acá por petición de su ahora esposo, solo tendrá que mover algunos hilos para que vuelva a su antiguo departamento.
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