Agradecimientos
El lugar estaba abarrotado por los amigos de Arya y Ayden. Era la última reunión antes de las bodas.
El diez de enero era la tan afamada boda del abogado famoso Daniel Cheng con su prometida Cathy Nichols. Era un evento muy conocido, ya que él era hijo de uno de los mejores abogados de la gran manzana y su fama le precedía. Daniel no quería vivir bajo la sombra de su padre, por eso, y gracias a la ayuda de su amigo, al regalarle una propiedad en Nueva York podrá fundar su propio despacho legal.
Al inicio su padre no estaba de acuerdo, sin embargo, todos sabían que era su hermano Jimmy Cheng, quien se quedaría con el legado que su padre había construido para ellos.
Para Daniel Cheng eso estaba bien. Quería crear algo por si solo. Lejos del yugo de su padre y hermano. Además, estaba el hecho que no se decía, pero que toda su familia pensaba, ¿cómo es posible que se case con una "don nadie"?
Él había sido educado en los mejores colegios. Llevado con los mejores tutores que sus padres pudieron pagar y ella... simplemente no era nadie. Educada en algún barrio bajo, del Bronx, rodeada "de gente maloliente", según la madre de Cheng. Por lo tanto, a pesar de que la boda sería un evento grande y mediático, también era un evento que traía un sentimiento agridulce para la familia.
Su madre hubiera querido que él se casara con una descendiente asiática y mantuviera su línea "pura", según ella.
Sebas se había encargado de poner al tanto a Arya con esos detalles. Ella se sintió un poco culpable dado que no la toleraba muy bien por los viejos roces que tuvieron, además de que había algo en ella que definitivamente no le gustaba. intentaba llevarla bien, puesto que Daniel era el mejor amigo de su amado, pero más allá de eso, Cathy no dejaba de parecerle una persona superficial e interesada.
Al llegar la noche, todos los asistentes estaban ahí, excepto Mark. Quien una vez más se negó a ir.
—¿Qué harán con él? —pregunta Robín a Arya en secreto.
—No tengo ni idea... lo más seguro y tengo pensado en ir a hablar con él al hospital. De cualquier manera, ya vamos a entrar a nuestras consultas y saliendo me puedes acompañar a visitarlo —informa Arya meditando en ello desde temprano.
—¿Y tu millonario te va a dejar ir a trabajar? —inquiere él mirando a su alrededor—. No tienes necesidad, cariño, mira todo esto. Tu vida está resuelta.
—¿Tan superficial me consideras? —cuestiona ella de mala gana y él se ríe.
—Por supuesto que no, pero tienes un hijo, y todo este drama por lo que velar —declara Robín preocupado. Se nota que ha pensado en ello—. Es claro que si te vas a trabajar, esto se volverá caótico. Es más que lógico para mí, ver que te necesitan aquí, tu hijo específicamente. El millonario que soporte.
Arya suelta el aire, ella no quiere ser una dama de sociedad que se la pasa en reuniones gastándose el dinero de su esposo. No quiere ser una mujer frívola y superficial. No quiere ser Cathy.
—No, yo estudié para ayudar a otros —recuerda ella en voz alta—. Mejor, deberías de ayudarme con ideas, estaría bien fundar algo, tengo todas esas propiedades en el extranjero y estaría bien usar el "estatus" para algo bueno. En este momento no. Pero puede ser una posibilidad.
Robín pellizca la mejilla de su amiga.
—Esa es mi chica, tan incondicional y bondadosa como siempre —expresa con una sonrisa.
Ayden está mirando el intercambio de palabras desde el marco de la puerta. Le parece extraño que se lleven así. Le gusta que él en ningún momento se acerca más de lo normal, o pone sus manos donde no debe. Le parece difícil, pero no imposible respetar que sean amigos, que se ven como hermanos.
—Bien, vengan a la mesa, es hora de cenar —anuncia él saliendo y ellos siguiéndole a la cocina.
Todos se acomodan a la mesa y se sientan.
Ayden preside.
—Este año ha sido algo extraño —confiesa él—. Al iniciar, pensé que sería como el anterior, o peor. Nuestro hijo, Aryehn, empeoraba cada vez más, busqué a los mejores médicos con la esperanza de que le ayudaran para que él no sufriera más y eso me trajo a encontrar al amor de mi vida. Arya —el millonario la observa embelesado—. No fue tu belleza, ni tu sabiduría, ni tu ausencia lo que me hizo darme cuenta cuanto te amaba. Fueron tus acciones. Hace un momento escuché tus planes a futuro, y quiero que sepas que por eso te amo. Cuenta conmigo.
Arya lo observa con la mirada brillosa, está feliz, pero a la vez siente tristeza.
—Doy gracias a la vida, de que nos permite estar aquí todos juntos. Agradezco a los que han permanecido, a quienes sé unos unen y a quién ha vuelto. Gracias a todos por estar aquí, por este año y el que viene, que la justicia sea a nuestro favor y que todo sea para mejor.
Todos aplauden las palabras del anfitrión que con una copa brinda y todos se le unen. Especialmente Arya.
Todos y cada uno de ellos va agradeciendo por lo que pasó ese año.
—Agradezco que esta hermosura me diera el sí —expresa Sebas emocionado—. Esperamos que el próximo año, podamos darles una buena noticia sobre algún bebé.
Bea así escupe el vino de su copa y todos ríen.
—Yo agradezco que podamos estar juntos —dice Cathy—. Es difícil para mí estas fechas, ya que como saben soy huérfana... —Arya se sorprende al oír eso—. Pero en ustedes he encontrado amigos y familia. Gracias a Daniel, por su paciencia y su amor. Te debo tanto.
Los tortolos se dan un beso y todos aplauden el amor.
John se mantiene serio. Su esposa agradece por su familia y la salud, él por el trabajo y su familia.
Cuando llega el turno de Robín hace toda una faramalla.
—Gracias a todos por darme mucho amor, se les agradece... pero gracias a mi niña, mi chica, mi amiga, mi hermana por todo lo que me has enseñado. Te defenderé y cuidaré de ti y tu familia con todo mi ser, lo prometo —dice haciéndolo de esta manera, ya que Ayden pensó mal de él y le creyó sospechoso.
—Lo sabemos, Robín. Discúlpame por desconfiar... estoy preocupado —declara el millonario avergonzado.
—Sí, me das un millón, te perdono —dice bromeando y luego niega—. Es broma, con que trates bien a mi chica, te perdono.
—Hecho —extienden su mano y pactan el perdón.
Arya no puede creer el drama que ha hecho Robín, pero para ella es normal. Él es así, es su estado natural cuando no está trabajando.
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