El doctor Evans para todos, Robín para Arya se acerca a decirles que su pequeño hijo ya está estable. Al solo oírlo, la doctora abraza de nuevo a Ayden y rompe a llorar. Siente que su alma vuelve a su cuerpo y que se va el temor.

—En un momento van a poder pasar a verlo —asegura aún con su ropa de civil debajo de una bata quirúrgica improvisada.

—¡Gracias, Robín! —expresa Arya y lo abraza efusivamente para después soltarlo—. Dijo la maestra de Aryehn que comió helado y estuvo corriendo después de eso.

—Uf... justamente las recomendaciones que pediste que no hiciera —comenta él—. Creo que deben hablarlo con el colegio o ponerle un maestro sombra solo para que lo vigile.

—Ya veremos —informa Ayden—. Es muy pronto para sacar conclusiones.

—Lo siento, tienes razón —dice Robín.

—Doctor, Evans, ya está listo —anuncia una enfermera.

—Pasemos —invita a los Emory y Arya.

Mientras pasan, la joven doctora puede ver cómo los demás médicos los ven como intrusos, incluso la reacción de Evans ante la crisis no les pareció. A ella no le importa, él reclamó su derecho sobre su paciente y Arya apoya eso. Aunque aún no sean "legalmente" parte del hospital, ya tienen el trato sobre la mesa.

La médica de urgencias está dentro del cubículo donde yace el hijo de Arya con oxígeno. Entran y Gerard junto a Mark les siguen.

—Buenas tardes, soy la doctora Alana Taylor, encargada de urgencias —recalca esto último para que ellos sepan quien está a cargo y les tiende la mano.

—Doctora Harley —anuncia—. A partir de mañana seré la jefa de pediatría.

—Bienvenida, doctora Harley, supongo que el pequeño Aryehn es su hijo —expresa mirando su tableta y luego a la joven madre.

—Así es, el doctor Evans es su médico de cabecera —informa ella—. Y también a partir de mañana será el nuevo jefe de Cirugía pediátrica. Estamos a sus órdenes, doctora Taylor.

La doctora Taylor se ve claramente sorprendida, ignoraba que hubiera esas vacantes.

—Me alegra conocerlos —responde un poco incómoda.

—Él, es Ayden Emory, el padre de Aryehn, él, Gerard Emory, el abuelo y Mark Emory, tío del niño —expresa Arya con un poco de confianza. Quiere que sepan que ahí su hijo no está solo. Que tiene una familia que vela y cuida de él.

—¿Emory? ¿Los Emory de Capstone Gen? —pregunta asombrada.

—Sí —musita Ayden con molestia—. ¿Nos puede dar el informe o lo dará el doctor Evans? —demanda enojado.

Arya lo sabe por la forma en que ve a la doctora.

Esta se complica un poco, pero termina explicando la situación. Tanto Gerard como Mark la miran aburridos. No dudan de que sea buena en lo que hace, pero si complaciente y no les gustan las personas así.

Arya se acerca a su hijo y tomándolo de la mano le acaricia el cabello.

El niño le ve con sus ojos asustados y esperando que le saquen de ahí. Arya siente un dolor en el corazón que jamás había sentido. Si bien sentía pesar antes, ahora que todo se ha aclarado, el dolor es más intenso.

Cuando la doctora Taylor sale, todos rodean al niño.

—¿Crees que podemos llevarlo a casa? —pregunta Ayden.

—Si pasa un par de horas estable, sí —declara Robín—. Será bueno tener oxígeno a la mano. ¿Dónde está la maestra del niño? —pregunta este buscándola con la mirada.

—Se quedó en la sala de espera —anuncia Mark.

Robín Evans sale con toda la intención de llamarle la atención. Si los paramédicos no hubieran llegado rápido, sabe dios que podría haber pasado.

—Pensé que te quedarías conmigo —comenta Mark de la nada a Arya. Esta se gira a verlo extrañada de que saque el tema en ese momento.

—Te dije desde ayer que no, ya tenía la oferta en este hospital y Robín hoy recibió la suya —miente—. Cariño, trae una silla para tu padre —pide Arya a Ayden.

Este acepta y sale en búsqueda de ella.

—Me alegro de que Aryehn esté mejor —dice Gerard—. Me preocupé cuando llamé y Sebas me dijo que estaban de camino acá que mi nieto sufrió un ataque de asma.

—Gracias por haber venido —responde Arya completamente agradecida.

Ayden vuelve con la silla para su padre y le ayuda a sentarse.

Mientras tanto, Robín yace en la sala de urgencias.

—¿Usted es la maestra de Aryehn Emory? —cuestiona al ver su fachada.

La mujer no pasa de los cuarenta años. Distraída y un poco torpe.

—¿Sabe lo que ha pasado hoy? —demanda saber Robín Evans. Cuando ve la mirada de lazarillo espantado de la maestra le amonesta—. Ese niño pudo haber muerto, ¿No le explicaron que tiene que darle su inhalador?

La mujer niega con la cabeza.

—No sabíamos que tuviera asma —informa ella.

—Mentiras, si lo saben, pero no hicieron nada. Espero que su madre los demande por negligencia —recrimina el enojado.

La mujer abre los ojos espantados y se sienta de una meditando en lo sucedido. Realmente pudo haberle dado el inhalador, pero creyó que se mejoraría por sí solo.

Cuando le confiesa la verdad a Robín, este la mira con desprecio.

—Incompetente —expresa marchándose sobre sus pies hasta llegar donde su amiga y familia.

Todos permanecen ahí hasta que el niño pide comida. Todos saben que él está bien entonces, pues ya la crisis ha pasado.

—Necesita reposo. Creo que lo más conveniente, luego de lo sucedido hoy en la escuela, es que reciba atención en casa —anuncia Robín—. Al menos hasta que termine su tratamiento, si no, podría tener una recaída.

Arya entonces tiene una idea y agradece a su amigo la sugerencia.

Todos se sientan alrededor a esperar que pase el tiempo para poder llevarse a Aryehn, mientras bromea con él un poco para hacer más ameno el momento.

Ayden le llama por teléfono a Bea y pide comida para su casa, Sebas sabe que irán todos a comer. Hace años que no están todos reunidos para una comida en familia.

Una vez que dan de alta al pequeño se dirigen a la casa Emory.

Antes de llegar, Arya se acerca a Ayden.

—Por favor, nuestro hijo está delicado, trata de llevar la fiesta en paz con Mark —pide amablemente ella. Mientras Ayden carga a su hijo en brazos.

—No prometo nada —dice finalmente y entran a su hogar.