Una Visita Al Hospital
Capítulo 4
Caminaban por una casa, llena de muchas telarañas por todas partes, oscura y sucia. El piso rechinaba y daba un aspecto terrorífico. Se encontraban pasando ese precioso momento por ese lado de la casa, Ann tenía la mano entrelazada con Etsu.
No, no es lo que piensan. Es todo lo contrario.
Caminaban en silencio Ann de vez en cuando dando pequeños saltos por la impresión.
En ese momento se comenzó a escuchar como unas uñas hacían contacto con la madera, calándole la sangre a cualquiera, incluyéndola.
Etsu seguía caminando sin inmutarse de esos ruidos o solo lo ignoraba. No lo sabía. Se apega más a él. Etsu se da cuenta y sonríe para seguir con la caminata por la casa.
Una presencia detrás de ella es la que la alerta, voltea y golpea al animatrónico que pretendía asustarla. Suelta un grito, y no es por el susto, sino que al darle el golpe al animatrónico sintió como su mano comenzaba a doler.
-¿Estas bien? -Pregunta Etsu al escucharla.
Ann lo mira regulando su respiración e ignorando el dolor en su mano para darle un pequeño asentimiento y proseguir con el recorrido en la dichosa casa del miedo.
Una vez afuera, el dolor era algo molesto en la mano de Ann lo cual hizo que colocara un gesto de dolor, no evitando que Etsu se diera cuenta de ello.
-¿Qué te ha pasado?
Ann lo mira suspirando, no se lo podía ocultar por mucho tiempo, además su mano dolía mucho.
-Le he dado un golpe a uno de los animatrónicos. -Habla bajo, haciendo que Etsu suspirara mirándola.
-Vamos al hospital.
Es lo que dice para salir del parque algo frustrado y preocupado. Claro que lo estaba. Ella le preocupaba mucho.
Siguen su caminata hacia el hospital centrar, debido a que no era muy lejos de donde se encontraban. Entran y llegan directo a recepción, les informa que pasen a la sala de espera y así lo hacen.
El silencio que había entre ambos una vez estando en la sala de espera, era algo incómodo. Ann divagaba en su mente mientras Etsu solo suspiraba de vez en cuando.
Una voz al final del pasillo es que los sobresalta a ambos, se levantan de su asiento y caminan a una distancia prudente llegando al consultorio.
-Pueden tomar asiento. -La voz grave de un chico no mayor de treinta años con bata blanca, cabello castaño oscuro y ojos del mismo color. Les indica sentarse teniendo una carpeta llena de papeles mirándola.
-¿Anneliese Johnson?
La chica asiente mirando al doctor el cual la mira de reojo y suspira. Ella mira el porta nombre con disimulo logrando divisar el nombre de dicho doctor "Nathan"
-¿Qué la trae por aquí?
-Se ha golpeado la mano accidentalmente. -Toma la palabra el castaño con voz seria. Ann asiente dándole la razón haciendo que el doctor la mirara para luego llevar su mirada a la persona al lado de ella y volver a mirarla.
-Extiéndeme tu mano.
Ann le hace caso y le pasa la mano izquierda, el doctor comienza a revisarla.
-¿Te duele aquí? -Hace un poco de presión en su muñeca. La chica niega.
-¿Y aquí? -Vuelve a presionar pero esta vez más abajo cerca de sus huesos. Ann hace una mueca de dolor haciendo que el doctor soltara su mano teniendo ya un diagnóstico.
-No tiene hematomas a simple vista. -Comienza a hablar pausadamente exasperando más a los chicos. -Pero a juzgar por la revisión que le he hecho, he llegado a la conclusión... Tiene la mano rota, los nudillos inflamados como si fuera dado un golpe con ellos a algo sumamente duro.
Ann lo mira no creyendo lo que oye. ¿Se ha roto la mano? Como era posible, no había golpeado tan fuerte. ¿O tal vez si...?
El doctor saca de dentro de una de las gavetas del escritorio una especie de guantera, toma la mano de Ann nuevamente, comienza a mover su mano hasta que logra posicionar los huesos en su lugar acto seguido coloca la guantera.
Ann solo se mordía el labio por el dolor causado al colocar el hueso en posición.
-Esto ayudara a que los huesos y tendones se junten nuevamente hasta el grado de que su mano este sana completamente en poco tiempo. -Saca unas cajas de pastillas y se las entrega. -Tiene que tomar uno cada día para la inflamación. Cabe destacar que no podrá hacer peso, fuerza o usar mucho esa mano hasta que este sana por completo. -Lleva su mirada hacia Etsu. -Estoy seguro que su novio la ayudara a cumplir con las indicaciones.
Ambos al escuchar ese comentario abren sus ojos a más no poder. El doctor pensaba que ellos eran algo. Ann estaba a punto de protestar cunado escucha la voz de Etsu.
-Eso haré, no se preocupe. -Su voz se escuchaba firme y su rostro lo tenía serio mirando al doctor.
Ann suspira no dándole ahora mucha importancia al comentario. Total el doctor ni se imaginaba que eran unos completos extraños el uno para el otro. Decidió pasar eso por alto y preguntar algo más importante.
-¿Cuándo podré quitarme esto? -Señala su mano.
-Dos semanas cuando mucho, si sigue correctamente con las indicaciones.
-Comprendo.
Y sin decir más nada por parte del doctor, ambos salen del consultorio en silencio. Con una mano rota y una caja de pastillas en la otra. Pensamientos diferentes pero un solo propósito.
-Ya escuchaste lo que dijo el doctor. -La mira de reojo para entrelazar sus manos con los de ella. -Vamos a comer.
-No tengo hambre.
Etsu alza sus cejas no creyéndole, hacía más de cuatro horas que habían comido, era imposible que no tuviera hambre aún.
-¿De verdad?
-No mucha, bueno sí. -Dice al fin haciendo sonreír a Etsu.
-Vamos a comer Ramen. -Terminan de salir del hospital.
Ella asiente caminando a su lado. ¿Ramen? Había escuchado de ello, pero aún no lo había dado a probar a sus papilas gustativas.
Una vez que llegan al puesto de comida, entran y toman asiento. Etsu pide dos tazones de la humeante sopa. Rato después llega un chico con su pedido.
-He visto en Naruto que le encanta está comida. -Comenta mirando el tazón recordando ese dichoso anime que en algunas oportunidades había mirado.
-Si. -Etsu ríe. -Es muy deliciosa.
-Pero... ¿No se resbalan? - Pregunta tomando los palillos con la mano derecha.
-Al principio, pero luego te acostumbras. -La mira.
Ann comienza a tomar los palillos con su mano, haciendo que los fideos se le caían en varias ocasiones... Etsu la mira gracioso, y es que ella aun no tenía experiencia, y así lo tuviera no podía solo comer con su mano derecha, necesitaría de ambas.
-Vamos... -Ríe. -Te ayudo. -Le da un poco de su comida. Sabía de antemano que le podría parecer vergonzoso, ¿Pero que podría hacer? Tenía que ser un caballero con ella. Aunque eso significara dejar un poco de su orgullo a un lado.
-Parezco una niñita. -Traga lo que tiene su boca antes de hablar.
-Es mejor que parezca una niñita a una loca que no sabe comer. -Le da otro poco de su comida.
-Malo. -Le saca la lengua.
Y si antes pensaba que podría parecer una niñita, ahora Etsu lo pensaba con más razón.
Unas horas más tarde ya ambos había terminado, Ann estaba más feliz que nunca y no era para menos, al fin y al cabo por fin había aprendido a usar los palillos. No era una experta pero sabía mantener los fideos por un tiempo en ellos.
-¿A dónde quieres ir? -Pregunta luego de un rato para mirarla. Se encontraban caminando sin rumbo por las calles ahora oscuras de la ciudad.
-No lo sé, muy poco conozco. -Le recuerda devolviéndole la mirada.
-Caminar por la ciudad, ¿Te parece?
-Claro, vamos. -Se acerca a él y con valor toma su mano, Etsu mira este gesto de parte de ella y le sonríe para entrelazar sus dedos con los de ella. Bien, él había tomado su mano sin titubear la primera vez, pero el que ella lo hiciera, hacía que se le formara una sonrisa en sus labios. Comienzan a caminar lentamente por ahora las oscuras calles de Tokio.
-Ya sabes que a partir de ahora no harás nada ¿Verdad?
-¿Cómo así? -La duda en el rostro de la chica era evidente.
-Lo que escuchaste. -La mira. -Ni cocinar, lavar, o limpiar.
-Pero quedamos en un trato, yo me mudaba y hacia el aseo de la casa, además me gusta la cocina...Es lo que estudiaré -Responde.
-Lo sé, pero ahora no puedes hasta que la mano sane por completo.
Ann coloca los ojos en blanco suspirando, para prestar atención ahora al camino, dándose cuenta que comenzaba a hacer un poco más de frío.
-Está bien, como digas...Mandón. -Susurra.
-No soy mandón, solo cumplo lo que dijo el doctor. -Toca su nariz con la punta de sus dedos.
-Bueno si tú lo dices.
Ríe ante ese acto llegando hasta una pequeña playa, se podía escuchar como las olas hacían un ruido sincronizado. Junto al ruido de la noche reconfortante.
-¿Nunca has caminado en la playa descalza en medio de la noche?
-No. -Responde para mirarlo.
-Pues es tu día de suerte. -Sonríe.
Anneliese lo mira sonriendo. -Vamos entonces. -Lo arrastra hacia el interior de la playa, se quita sus converse y sube un poco su pantalón, Etsu la mira curioso. Ella le vuelve a agarrar la mano a Etsu para tomar sus zapatos con su mano lastimada.
-No. -Niega al mirar su acto. -Dame los zapatos. -Se los quita y los lleva él con su mano desocupada.
Ann alza una ceja mirándolo. -Entonces con la otra mano. -Intenta tomar los zapatos pero una vez más Etsu niega mirándola serio.
-No. -Dice tajante.
-¿A no?
-No. - La reta con la mirada. Ella le mantiene la mira para acercarse a él. Lo empuja hacia el agua para carcajearse. Etsu debido a sus distracción cae al agua completamente mojándose de sobremanera. Mira como ella comienza a correr mientras se carcajea.
-Mi venganza, tenía que ganar. -Gita mientras corre.
-¡Ann! -Pega un grito mientras se levanta empapado, comienza a correr detrás de ella.
-¡No dejare que me alcances! - Mira detrás de ella corriendo más a prisa.
-¿A no? -Acelera el paso para quedar a unos escasos centímetros de ella. Pega un grito al verlo tan cerca mientras regula su respiración pero no parando. Corre con todas sus fuerzas cuando siente como un cuerpo cae sobre ella. Etsu la alcanzó, quedando arriba de ella para colocar sus manos en su barriga y comenzar a hacerle cosquillas.
Ann comienza a gritar mientras ríe, él había encontrado sus cosquillas.
-Tengo muchas cosquillas. -Sigue riendo. -Para Et, para...
Él sin embargo no le hace ni el mínimo caso, para retomar sus cosquillas. Riendo él con ella. Se veía tan tierna cuando reía.
Ella al mirar que se encontraba distraído, aprovecha para zafarse de él, coloca sus piernas en su pecho como puede y lo empuja hacia atrás haciendo que este callera.
-¡Ann! -Grita incorporándose para ir tras ella. Se los haría pagar a como diera lugar. Comienza a correr y de un momento a otro cae a la arena captando la atención de ella.
-¿Estas bien? - Pregunta cuándo se encuentra de cuclillas a su lado -¿Te hiciste daño? - Lo mira con sus ojos llenos de preocupación, temiendo a que de verdad se halla hecho daño.
Él ríe ladino para colocarse nuevamente encima de ella.
-Caíste.
-¡Malo! -Grita riendo.
-¿Yo, Malo? -Dice inocente encogiéndose de hombros.
-Si tú, no te hagas. -Entrecierra sus ojos.
Él la mira para ayudarla a levantarse.
-Ya reímos mucho. -Sacude sus ropas, quitando rastro de arena en ella.
-Sí, me siento cansada. ¿Mis zapatos? -Pregunta cuando lo mira detenidamente.
Etsu los busca con la mirada. Al igual que el bolso. -Allá. -Señala hacia unos metros más de ellos.
-Vamos. -Coge su mano y lo hala a donde se encuentran. Ann comienza a colocársela. Para luego mirarlo y sonreírle. -Listo. ¿Vamos a casa?
-¿Quieres seguir?
-Ya es más de media noche, estoy un poco cansada. Vamos.
Etsu la mira al rostro notando su cansancio, la entendía habían pasado prácticamente todo el día o gran parte de ella paseando y caminando de aquí para allá. Por una parte él también se sentía algo cansado. Y más porque al día siguiente tenía que ir a laborar.
-Como la cumpleañera diga.
Y con decir eso ambos comienzan a caminar a dirección contraria de donde iban.
Al llegar al departamento, Etsu la deja pasar a ella primero para después entrar él y cerrar la puerta con llave.
-Muchas gracias por hacerme pasar un día inolvidable y agradable. -Dice en su pecho.
El abrazo tomo de sorpresa a Etsu, no le dio tiempo a reaccionar, la chica había rodeado sus brazos alrededor de su cuerpo haciéndolo tensar un poco. No estaba acostumbrado a ese tipo de gesto. Nunca lo hizo. Sus padres no eran cariñosos y sus hermanos poco lo eran al igual. Pero ella, ella lo era.
-No es nada Ann. -Recobra el habla luego de un rato relajando el cuerpo. Lleva sus manos hasta su cabellera y la comienza a acariciar lentamente. Siente como ella presiona más el agarre. Él suspira. Ella se separa de a poco para darle un beso en la mejilla colocándose de punta ya que él era una cabeza más alto que ella.
-Bueno, ahora a ducharnos. Estamos llenos de arena. -Sonríe para dirigirse hacia la habitación que ha estado ocupando desde el día anterior.
Etsu se queda inmóvil en su lugar con una sonrisa algo boba. ¿Cómo era posible que esa menor le causara tanta satifacción, lo que muchas mujeres en su cama no hacían?
No sabía aun como ella lograba hacerlo sonreír tanto en tan poco tiempo de conocerla.
Entra a su habitación portando una pequeña sonrisa en sus labios. Se mete a la ducha. Una vez termina se coloca un pantalón de algodón azul dejando su dorso al descubierto. Sale hacia la sala encontrándola rebuscando entre su bolso que aún se encontraba en la sala.
-¿Qué haces? -Pregunta curioso yendo hacia la cocina por un vaso con agua. Ella tenía puesto un pantalón de lana de un color azul más claro que el de él y una blusa de tiras negras, descalza.
-Una peinilla. De lo contrario mañana amanecerá peor. -Responde aun sin mirarlo.
Etsu sale de la cocina tomando del vaso, señala hacia una repisa al lado de la tv.
-Allí hay una. -Ann dirige su mirada hacia donde le dice y asiente.
Busca una silla al no alcanzar la peinilla, ya que se encontraba mucho más alta de donde llegaban sus brazos.
-Ann cuidado y caes. -Dice desde la puerta de la cocina. Ella lo mira para bajarse.
-Taran... No me caí. - le saca la lengua. Etsu niega y va a dejar el vaso a donde pertenece.
Ann se sienta en el sofá comenzando a desenredar su cabello. Lo parte por la mitad para hacerlo más fácil. Se hace dos trenzas como una niña.
Y nuevamente le llega a la mente a Etsu el hecho de que diga que no es una niña, aunque haga lo contrario. Él suelta una risa una vez la mira.
-¿Qué? Es la única forma de no parecer bruja.
-Pareces una niña. -Se sienta al frente de ella mirándola para perderse en sus ojos. -Ve a descansar ya.
-Sí señor. Se levanta colocando su mano en la frente como si de un militar se tratara.
Etsu ríe por sus ocurrencias, para luego levantarse. Se acerca más a ella y la mira de la misma forma que momentos atrás. Ella queda paralizada por su cercanía y la forma en la que la mira. Ante todo acto de él, ella lo mira para mostrarle una sonrisa.
Él lleva sus miradas a su labios ahora curvados hacia arriba y se acerca más a su rostro. No sabía el porqué, pero eso sentía. Siente sus respiración chocar con la de él. La mira ahora a los ojos y luego a sus labios desviando el beso hacia su mejilla.
-Descansa. -Se separa rápidamente para encerrase en su habitación sintiéndose estúpido.
Ann se encuentra en shock, no creyendo lo que iba a pasar. ¿Él la quería besar? No, solo era su imaginación. Aunque no podría asegurar si su imaginación haría ese tipo de jugada. Reacciona para hacer lo mismo que él, apaga la luz y entra a su habitación, se mete entre las sabanas. El sueño no tardó en llegar haciendo que ambos cayeran en las manos de Morfeo.
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