Secuestro. Parte 2
Capítulo 15
El silencio que se lograba presenciar en aquel momento era cada vez más sofocante para el dueño del departamento y su ahora acompañante, el cual garabateaba en una hoja de papel algunas palabras que para su parecer no tenían sentido alguno a plena vista, pero para el joven estratega significaban muchas cosas.
El calor junto al ruido de las personas que paseaban por las calles, ahora llenas, lo terminaban por desesperar. Etsu enredaba sus dedos entre las hebras de sus cabellos, logrando así alborotarlos, dándole un aspecto algo descuidado en su apariencia, su atuendo no era del todo pulcro como siempre él estaba. Al contrario, se notaba el descuido, su camisa estaba afuera de sus pantalones con algunos botones mal puestos, la tela que siempre estaba perfectamente limpia y planchada, ahora estaba arrugada y con manchas de lo que parecía café en ciertas partes, su cabello sin peinarlo, la sombra en la parte inferior de su barbilla era indico de que su barba llevaba más de tres días sin afeitarse. En pocas palabras, Etsu había descuidado su higiene personal en tan solo cuatro días, en lo cual su novia había desaparecido.
No era propio de él comportarse así, tampoco lo lograba comprender del todo, nunca en su vida, ni siquiera cuando su madre murió se había descuidado tanto como lo había hecho en aquel momento. De verdad que esa chica lo había cambiado en tan poco tiempo. Había entrado a su vida sin permiso alguno, dándole un calor reconfortante, el cual él necesitaba desde hace mucho.
Por eso estaba decidido a ir contra su jefe e intervenir en el caso, la quería salvar, ella no tenía culpa de lo que ellos estaban pasando.
Sus labios hicieron una mueca hacía un lado, recordando el día en que él le mencionó porque estaban en peligro y que ahora ella, si estaba con él también correría con ese peligro.
Flashback
-Etsu... -La voz cálida de Anneliese capta su atención. Ambos se encontraban acostados en la cama de él, mirando sin mirar la tv en la cual pasaban un comercial de shampoo. Este lleva su mirada a su ahora reciente novia, hace apenas dos días que eran novios y en ese corto periodo de tiempo, habían comenzado a dormir juntos, para gusto de Etsu, y aunque aún no lo logrará admitir del todo, también para Anneliese.
-¿Sí?
Ann se muerde el labio inconscientemente para apartar la vista de la de él, mirando a la tv. Etsu acaricia su brazo con delicadeza, apegándola más a él.-Si es que eso era posible- Ya que prácticamente ella estaba con todo su peso en el pecho de él.
-¿Qué pasa Ann? -Dice bajo.
La chica toma un poco de aire llenándose de valor, desde que comenzó a vivir en su departamento una duda recorrió por su mente, la curiosidad la carcomía por dentro.
Sin previo aviso, las palabras de "La curiosidad mató al gato" llegaron a su mente.
Quería preguntarle, pero no sabía si él se iba a enojar por tal atrevimiento por parte de ella.
-¿Anneliese?
-Etsu... - Sale de sus labios suavemente. Toma el valor necesario para preguntarle. -Etsu... ¿Por qué te hiciste agente del FBI? - Ya lo había preguntado y ya no había vuelta atrás, estaba decidida a tomar el riesgo si él se lograba a enojar, cierra sus ojos inconscientemente, no se atrevía a mirarlo. Tal vez y si se había enojado por esa pregunta. Pero su confusión fue mayor al escuchar una pequeña risita por parte de él, obligándola así a abrir sus ojos.
-¿Et...?
-¿De verdad quieres saber? - Ésta asiente aún confundida por su reacción, y más cuando el chico cambia su expresión a una seria. Logrando así tensarse a la chica.
-Verás Ann... - Comienza a decir él, tomando el control remoto y silenciando la tv para que ésta lo escuchará mejor. -Yo no quería entrar a este mundo... - Confiesa.
-¿Có... Cómo? ¿Y por qué?- Pregunta confundida. Etsu hace que lo mire para suspirar. Ann coloca la palma de su mano en su pecho, sintiendo como sus músculos cada vez se tensaban más.
-Me lo han pedido los mismo agentes, más específicamente uno... -Cierra sus ojos recordando al hombre de cabellera negra y ojos del mismo color haberle pedido que se uniera a ellos. -Fue hace dos años y medios atrás, yo era un chico con una vida normal, si así se podría llamar. Padres divorciados, custodias compartidas. En aquel entonces yo tenía dieciocho años, mi hermano pequeño, Sorato acababa de cumplir los quince. Era un mujeriego en toda su palabra, iba a fiestas todos los días, bebía y me acostaba con todas las chicas que podía... -Preciona sus puños al decir esto último. Ann toma su mano acariciándola, esa confesión le había caído mal, lo admitía, pero algo así se lograba imaginar. Además ella había preguntado.
-No estoy orgulloso de eso...- Susurra.-En fin, era un desastre de persona, y tengo entendido hasta los momentos que Kazumi esta igual que yo, aunque ella no sabe que yo sé lo que ella hacía. Como dije antes, nuestros padres tenían custodias compartidas en aquel entonces, aunque yo decidí quedarme con mi madre aquí, junto a su esposo y su hijo, y Sorato junto a Kazumi vivir con mi padre en Yokahama, la ciudad vecina. -Toma una pausa. No sabía como seguir el relato, se notaba que le costaba. Ann suspira, no quería que él se sintiera así, fue mala idea de su parte preguntarle tal cosa.
-Etsu... Sí no quieres no me cuentes.
-No, tengo que contartelo...
-¿Por qué? -Su voz salió más fuerte de lo que pretendía.
-Para que me puedas comprender... - Vuelve su mirada a ella. - Para tenernos confianza.
Ann abre sus ojos asombrada, ella le tenía confianza, claro que se la tenía.
-Etsu...
-Un día...- Siguió diciendo sin reparar en sus palabras. Él necesitaba decírselo a alguien, tenía ese peso encima desde hace muchos años. -... Tocaron a la puerta de la casa de mi madre, era él único en casa así que atendí yo. Mi sorpresa fue al ver a un agente del FBI en la puerta. Lo dejé pasar, quería hablar conmigo. Me mostró varios expedientes del que resultaba ser esposo de mi madre... Llevándome una gran sorpresa. Ese hombre era un narcotraficante de drogas... -La mira apretando más los puños, el recordar eso le causaba varias heridas que aun no terminaban de cerrar.
-Etsu... No... No lo sabía.
-Descuida, Kazumi no lo supo hasta hace poco... - Dice bajo. -No se lo queríamos mencionar.
-¿Entonces qué hicieron? Lo llevaron a la cárcel...
Niega -No, faltaban pruebas para llevarlo a la cárcel, además, él iba a ser un incentivo para así capturar a los otros mafiosos.
-¿Y que pasó contigo?
-Me ofrecieron trabajo en la agencia, para trabajar en cubierto en este caso que lleva abierto hace tres años, al igual que a Sorato...
-¿Él también está en el caso?
-Así es... -Toma una pausa. - Ann tienes que saber que, al estar conmigo. -Toma su mano entrelazandola. Ann lo mira atenta a lo que dirá.-Estas en un constante peligro. Yo lo estoy, Sorato lo está y Kazumi aunque no lo sepa también lo está. Así que si no querieres seguir conmigo... Lo entenderé... Sé que te lo tenía que decir desde el principio, pero no... No quería perderte. - Sus mejillas se colorearon de un color rojizo al decir esto último.
Ann lo observa atentamente, una vez más estaba en peligro, justo cuando pensó que estaría a salvo, pero se equivoco nuevamente.
-Etsu... - Dice con una voz firme. -Acepto y acepté estar a tu lado, me enamoré tanto de tí que no llego a la idea de estar lejos de tí... De este departamento y volver a mi vida solitaria. Por eso acepto estar a tu lado, así este una vez más en peligro, si estoy a tu lado sé que estoy protegida, tu me protegeras... - Y con decir esto, une sus labios en su dulce beso lleno de sentimientos.
-Esas fueron sus palabras... -Dice para él. Hiroki lo mira de reojo para seguir mirando la hoja.
-Etsu... Dame tú teléfono.
-¿Qué harás Midori? -Pregunta pasandole el objeto.
-Llamar a su celular, si tenemos suerte y contesta podré intervenir su teléfono y así rastrearlo, teniendo la ubicación exacta de ella.
-¡Habla niña!- un golpe más le fue proporcionado en su estómago, Ahora la tenían de rodillas con los brazos estirados hacia arriba.
-Yo...- Tose- No sé nada...-Susurra.
-Mira...- el jefe al mando la toma por sus mejillas apretándolas cada vez más. -Me vas a decir donde están y que información sabes de los hermanos Ken. -La suelta.
Ann quería llorar, quería gritar hasta que vinieran por ella, pero ya lo había intentado, ganándose así varios golpes demasiados fuertes. Ella sabía, que allí, en ese lugar no escucharían sus gritos, por más fuerte que fuera.
-¡Que no sé nada!- Grita, pero se lamenta enseguida, llevaba días sin probar una gota de agua lo cual su garganta estaba seca.
Se fuerte Ann, por ti, por ellos. Se fuerte, no llores, vendrán por ti.
Se decía a si misma cada vez que sentía ese nudo en la garganta que le anunciaba el inicio de su llanto.
-¡Me tiene harto ese pedazo de...!- grita pero se calma al sentir que tocan la puerta. -¿¡Qué quieren!?- vuelve a gritar.
-Señor...- Susurra un chico; era alto, su tes era muy, muy blanca, su cabello negro y sus ojos al igual -El celular de la señorita está sonando. Muestra la pantalla, tenia una foto de Etsu con ella, el besaba su mejilla mientras ella sonreía. Tenía como nombre "Amor" así que el hombre sonrió tanto como pudo. El bombillo se le había encendido. Los iba a extorsionar. Toma el teléfono y le hace seña a uno de sus hombres, llevaba tatuajes con una mirada llena de maldad. - Killoa, cuida de esa niña, entenderé una pequeña llamada- se va mientras Killoa se acera a Ann con una mirada perversa.
Hiroki y Etsu estaban preocupados, llevaban varios tonos, y nada, ya tenían todos los equipos de rastreo instalados, pero nada, hasta que...
-Señorito Ken- contesta la llamada una voz ronca y fría, que cala los huesos de quien sea infundiéndolo de miedo puro.
-Coloca la llamada en alta voz- susurra Etsu hacia Hiroki, el cual asiente y lo hace.
-No, solo abogo por él, está aquí a mi lado. - responde Hiroki.
-Está bien- responde.
-Queremos la libertad de la señorita Johnsons. -Hiroki va al grano.
-Se la daremos- Etsu respira hondo, pero algo en su interior le dice que no es solo eso, deberían tener una condición. -Pero...- y acertó- Queremos a cambio a Etsu Ken.
-¿¡Qué!? No! No pue...- la voz de Hiroki fue cortada por Etsu.
- Está bien, haremos lo que le diga. - Dice Etsu, mientras, Hiroki estaba anonadado, ¿Hasta que punto llegará el por esa chica?
-Bien, nos estaremos comunicando.
Antes que se corte la llamada se escucha un chillido en combinación con un lamento.
-¡No me toques cerdo asqueroso!- Era ella, Etsu abrió los ojos, la estaba tocando, estaban torturando a el amor de su vida.
-¡Ann!- grita pero solo escucha que la llamada se había cortado.
-Etsu, no llegamos a rastrear la llamada, no fue suficiente el tiempo-
-¡Noooo!- su puño fue impactado contra la pared. -¡No, no, no, noooooooo!- pasa sus manos por su cabello, su desesperación era notoria. Se dejó caer en su sofá, aún con sus manos en su cabello, agachó el rostro y se quedó así.
-Tranquilo Etsu, comportate, al menos nos volverá a llamar, aprovechemos esa oportunidad, tenemos que ver como resolvemos tu cagada. ¡Cómo crees que vas a darte por ella!
-¡Lo haría cuantas veces sea necesario!- grita, su respiración era agitada. -Solo es una táctica, haremos que nos lleve a su guarida, rescatamos a Ann, y regresamos.
-Lo colocas tan fácil Etsu. -ríe sarcásticamente.
-Ya verás que sí.
El regordete, quien tenía el mando de toda esta operación, había estrellado el celular al suelo, detestandolo por completo.
-No me toques...- chilla Ann cuando comienza a sentir las manos de Killoa en su cuerpo.
-No puedo chiquita- retiñe su figura corporal con sus manos. -Estás bien hermosa- toma sus cachetes y los muerde.
Ann se sentía asqueada, y lo peor, no podía hacer nada.
-Dejala Killoa, al fin sirve de algo bueno- sonríe.
Killoa gruñe y se aparta -¿Para algo bueno aparte de cogerla?- pregunta.
-Sii, Etsu Ken dará su libertad por esta niña.
-¡NOOOOOO! ¡MATAME SI QUIERES!- grita Ann - A él dejalo en paz.
-Lo siento muñequita, quedamos en un trato.
¿A una persona se le puede derrumbar el mundo más de mil veces en tan solo pocos días?
Holaaaaa, buenas noches chicos, he aquí su capítulo. Los amamos demasiado, no nos odien!
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