Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

¡Es Una Bruja!

—Así que... ¿Esposos? —Etsu vuelve su mirada hasta donde esta Ann, confirmando que no fue ella la que habló, sino la rubia que había conocido horas atrás. Mirando a la chica de arriba abajo. No estaba para nada mal.

Sí... Mi esposa. —Mantiene su palabra firme ante ella. No iba a caer.

La rubia sonríe de lado cruzándose de brazos con soberbia, recordándole en cierto aspecto a su hermana.

—No lo creo querido...

—¿Por qué? —Alza una ceja.

—Porque no creo que ella sepa apreciar el gran hombre que eres. —Camina sensualmente, moviendo sus caderas de un lado a otro, colocándose a unos escasos centímetros de sus labios.

—¿Y tú sí?

—Te haré gozar. —Y con decir eso junta sus labios con los de ella.  

—¿Etsu?... —Una voz soñolienta es la que escucha el castaño al momento de abrir los ojos. Se abofeteo internamente por lo que había hecho. Se había dejado llevar por el deseo.

Aparta a la chica sin ninguna delicadeza, no era momento de ser amable. Frunce el ceño, fulminando con la mirada a la rubia. Apaga la cocina tomando una taza vertiendo el café en la misma. Pasa por el lado de la chica.

—Sí mi amor. Soy yo. —Susurra bajo acercándose a Ann. Esta sin embargo se encontraba soñolienta, mirando sin mirar, su cabeza le dolía hasta más no poder.

—Aún estás borracha.

—¿Borracha? ¿Yo? —Respondió mientras arrastraba la lengua y miraba a Etsu con los ojos entrecerrados que no le molesto en lo más mínimo.

—Sí lo estas. —Suspira entregándole la taza de café. La chica lo toma entre sus manos para negar.

—No hace falta...

—Que bonita escena de "casados" —Interrumpe la rubia oxigenada mirando su perfecta manicura para la ocasión. —Casi me trago eso de que son esposos.

Etsu frunce el ceño, levemente irritado por la insistencia de la rubia, qué más da si estaban casados o no. Al fin y al cabo pronto lo estarían. O eso pensaba el Ken. Había decidido llevar su relación hasta el otro punto de la historia. Aunque primero tenía que asegurarse de algo.

Anneliese abre un poco más sus ojos, notando la presencia de aquella persona despreciable, que le había comenzado a caer mal. Anneliese apretó los labios. ¿Quién era ella para opinar en su relación? Con un poco de dificultad, dejando la taza de café- que aún no probaba- a un lado de la mesa, se levanta de su asiento, situándose con pasos torpes hasta donde se encuentra Sarah. La rubia la miraba altiva, claramente la estaba provocando, sabía de antemano que no estaba en sus casilla.

—¡Mira, rubia oxigenada, a mí me vale un cuerno lo que pienses o no de mi relación! —Anneliese la apuntaba con su dedo índice, encarándola. Sarah podía sentir el aliento lleno de alcohol de la castaña. Sí que había sobrepasado la bebida. Asqueada por eso aparta su dedo de un manotazo, enfureciendo más a Ann.

—¿Y crees que a mí me importa su ridícula relación? ¡Ja! Que poco me conoces, niña. —Pasa por su lado empujando su hombro. Logrando que se tambaleara un poco. —Eso me trae sin cuidado. —Vuelve a verla, escuchando el gruñido de molestia de Ann. Etsu solo miraba la escena sin decir una palabra. No iba a interferir en la discusión de esas fieras, no por ahora. —Además, niña. No creo que duren mucho. —Y con decir eso comienza a caminar hasta la nevera, saca una botella de alcohol y sonríe triunfal.

Por unos segundos ninguno de los presentes dijo absolutamente nada, cada quien analizando la información recibida de diferentes formas.

Finalmente la joven castaña una vez analizando las mordaces palabras, compenso el minuto de silencio con su contesta.

—No, que buen chiste el que has dicho. —Dijo Ann riendo, llevando su mirada hasta su novio el cual se mantenía impasible en su lugar. Dando la impresión de que esas palabras no le habían afectado. Luego llevando su mirada hasta la rubia mal intencionada. —Etsu Ken... —Camina hasta donde se encontraba la rubia con una actitud seria y llena de molestia. El aludido solo miraba, esperando la reacción de su pareja. —Jamás se fijaría en una chica plástica como tú. Y si piensas que con tus palabras, vas a lograr que nuestra relación vaya en declive, dejame darte una noticia, Sarah. Estas equivocada. —Escupe, mientras sus mejillas se coloreaban y sus manos empezaban a temblar. Ya antes algunas chicas con la misma intención que esa rubia plástica, habían hecho comentarios similares.

"No duraran mucho."

"Cómo una niña sin gracia puede estar con un chico tan guapo como Etsu"

"Un año y la relación se acaba"

Pero eso no era con lo único que tenía que lidiar, sino con las malas miradas que le daban, haciendo oídos sordos y vista gorda a todos esos comentarios.

Bien, Etsu le había demostrado que la amaba, y ella a él Sabía que no la iba a dejar por una tipa así. ¿O sí?

La duda invadía su ser, estaba dudando, no sabía si era por el alcohol en su sistema o porque de verdad sentía que no iban a tener ese lindo final de cuentos de hadas. Hacía mucho no pensaba en eso, dado que estaba segura de lo que tenía. Y esos comentarios mal intencionados habían quedado en el olvido.

Sin embargo esa mujer, que tenía al frente, había puesto el dedo en la llaga.

—Igualada. —Dice de forma despreciativa, mirando a Ann con una risita burlona. —Si de verdad crees que van a durar mucho, suerte con eso. Aunque tú "Esposo" no llegó a opinar lo mismo cuando me beso.

—¡Voy a matarte! —Gruño molesta, sin importar que el dolor de cabeza se incrementara. Lanzándose contra ella, o quedando en el aire, sujeta fuertemente por la cintura. Gracias a Etsu, que se había involucrado en la discusión. O en este caso el inicio de una pelea.

—Anneliese basta, no vale la pena.

—¡Suéltame, Etsu! ¡Le voy a arrancar esos cabellos oxigenados, por atreverse a besarte!

—Un hombre como el jamás estaría contigo, sino nada más para tener sexo. —Suelta mordaz, mirando la escena con gracia. Anneliese tratando de soltarse del agarre de Etsu, mientras este sin mucho esfuerzo la mantenía a raya.

Anneliese estaba furiosa, esa chica le había colmado la paciencia. Como se atrevía a decir todo aquello.

—¡Bien, y a ti qué más da! ¡A ti que te importa con quien me acuesto o no! —Había dicho aquellas palabras sin medirlas, avergonzándose al instante al ver a varias personas que se asomaban en la puerta de la cocina curiosos.

La joven rubia rio con crueldad y mirando a la menor contesto;

—Importarme... Realmente no me importa... Es más, creo que estoy siendo buena contigo y te hago un favor.

—¡Sarah basta! —Una tercera voz se escuchó en la cocina, haciendo que los presentes voltearan a ver a aquel chico, nada más y nada menos que el hermano de la rubia. Thomás.

—No Tom, que esta chiquilla sepa la verdad.

—¡Anda, Dilo! ¡Pareces muy ansiosa de decirlo! —Anneliese estaba hecha una furia, tratando de soltarse del agarre de su novio.

—Tu "Esposo" es un hombre con necesidades. Cuando ya tú no le sirvas, buscara a otra persona para satisfacer sus deseos sexuales.

Ann la miro fijamente, mordiendo su labio con fuerza.

—Estás loca. —Se suelta del agarre de Etsu y va por el café ahora frío. Se acerca hasta donde está la rubia entrecerrando los ojos.

—Querida, tienes una mancha aquí. —Señala su busto, para derramar el líquido oscuro en ese lugar.

—¡Ahh! —El grito de la rubia se escuchó en toda la cocina. Las personas que aún estaban en la puerta de chismosos solo podían ahogar una risa, mientras otras comentaban cosas como:

"Uhhh, yo fuera la rubia y barro el piso con ella"

"Yo le voy a la novia de ese papacito"

"¡Pelea!"

"Qué bueno que vine a esta fiesta, es de lo mejor"

—¡Me la vas a pagar, Anneliese! —Chillaba con furia Sarah, mirándola con odio, al momento de pasar por entre las personas hecha una furia. Seguida de su hermano mayor.

—Eso ya lo veremos. ¡Bruja! —Vocifera.

—Sí, es una bruja. —Se acerca Etsu. Tratando de procesar todo lo que había pasado. Lo que más lamentaba era que tenía que hacer otro café parecido al que le había hecho con anterioridad. Y lograr llevarla a la cama sin rechistar. Ya bastante habían llamado la atención. No iba a permitir que la fiesta de la mejor amiga de su pareja, se volviera un espectáculo.

—¡Esa tipa! —Gruño Ann con una mirada desafiante, mirando el lugar por donde se había ido aquella chica.

—¿Ann?

—¡Esa tipa, no va a lograr separanos! —Grita a todo pulmón, mientras Etsu se quedaba a un lado, mirándola sorprendida. Su novia jamás se había comportado de ese modo. Sí que daba miedo.

Sin embargo, Ann toda fuera de sí, y con el alcohol aun en su cuerpo. Señalando con su dedo medio y luego haciendo una seña grosera, hasta donde ya había desaparecido la rubia oxigenada.

—¡Eres una bruja!

El brillo colándose por la ventana le dio en el rostro, una sensación muy placentera pero incomoda, si de dormir se trataba. Ann se apretujaba contra la almohada de su cama, inútilmente, ya era hora de levantarse, por más que quisiera estar durmiendo ya no podía. Irguiéndose en la cama, pareciendo una especie a punto de extinción, el cabello lo tenía revuelto, no tanto como en otras ocasiones, cuando se le formaban sus ondas, pero al igual se notaba lo despeinada que se encontraba. Unas marcadas ojeras y una cara de desconcierto. Sin duda alguna, consecuencias de la resaca.

Ann llevo una mano a su cabeza, cuando esta comenzaba a doler como los mil demonios.

—Me duele la cabeza. —Masculla entrecerrando los ojos. Aun no se acostumbraba al reflejo de la luz colarse por la ventana, dándole claridad a la habitación.

—Es obvio que te duela, con lo que tomaste, y luego con lo que gritaste. —Dice la voz de su novio. Ann dirigió su vista hacía la puerta de la habitación donde se encontraba el castaño.

—¿Qué? —Masculla cerrando sus ojos al sentir otra punzada de dolor en su cabeza.

Etsu, no se molestó en contestarle enseguida. No había prisa. Entrando a la habitación, situándose al lado de la cama que compartía con Ann, deja la taza humeante de café en la mesita de noche, para mirarla a los ojos. Notaba su cansancio mezclada con la resaca.

—Que te has puesto a gritar como loca en la cocina.

—Ay Dios. —Negaba. Muy poco era lo que se acordaba de la noche anterior.

—Una escena que gracias a Dios, tú amiga ni padrinos vieron. —Le tiende la taza de café con amabilidad.

—¿Café?

—Sí, tomalo ahora que está caliente.

—Gracias amor. —Susurra, para levantarse de la cama, deteniéndose al instante al darse cuenta de que, además de su ropa interior no traía nada más. Suponiendo que Etsu pudo haber sido el que le quito el vestido para que durmiera cómoda.

—¿Mi vestido, Et? —Pregunta al notar que no se encontraba en la habitación.

—Lo tuve que lavar. —Suspira. —Te lo has vomitado al pisar la habitación anoche. —Si antes estaba avergonzada, ahora lo estaba más. No pensó que por solo beber uno o dos cocteles se pondría así de mal.

—No te preocupes, no tienes nada de qué avergonzarte. —Como si supiera lo que pensara, Etsu contesto. Colocando sus manos en una de sus rodillas desnudas.

—Etsu...

—¿Sí? Cariño. —La mira con amor. Cada día se enamoraba más de esa chica, a pesar de que fuera algo, especial.

Y antes de decir cualquier otra cosa, Ann lleva la taza de café a sus labios. Haciendo una mueca la probarlo.

—No tiene azúcar.

—Café bien caliente sin azúcar. —Sonríe. —Un truco que he aprendido hace años, ayuda con la resaca. Y un baño tibio te quitara la pesadez del cuerpo.

Ann asiente, llevando la taza nuevamente a su labios y tomarlo de su solo golpe, mientras más rápido mejor.

—No me gustan las cosas amargas. —Comenta arrugando la nariz. Etsu ríe bajo colocándose a solo centímetros de sus labios.

—Lo sé. Pero bebiste mucho. No lo vuelvas a hacer.

—Cómo ordene papá. —Rueda los ojos a un lado.

—No...

—¿No qué? —Pregunta Ann sin entender a que se refería. Su novio mantenía los ojos puestos en ella, aun sin apartarse de su frente. Etsu toma su mentón para que no aparte la mirada de la de él.

—Me has hecho esos ojos.

—Ah... Tal vez. —Susurra bajo. Sabía lo que se refería cuando hacía esos ojos.

—Tal vez... —Alza una ceja. —Estoy comenzando a pensar que, te gusta que te castigue. ¿No es verdad?

Ann desvía la mirada de la de él, mordiendo su labio en el acto. Su corazón se había acelerado de sobremanera. No es como si Etsu fuera una réplica exacta de Cristian Grey. Y ella fuera Anastasia Stele. Para nada. Pero a veces le gustaba llevar la relación a otro nivel. Bien, Etsu le había enseñado a amar de esa forma, en el que dos cuerpos se necesitan uno del otro para poder sobrevivir, por así decirlo. Le había gustado, porque habría de negarlo. Ella quería experimentar. Y con la ayuda de Etsu lo estaba logrando. Por eso en ocasiones hacía ese tipo de actos, le encantaba provocarlo. Aunque ese día, lo que quería era descansar un poco. Pero ya no había vuelta atrás.

—Llevame al baño. —Dijo como niña pequeña, alzando sus brazos, cambiando el tema. Necesitaba de esa ducha.

—Astuta... Eludes el tema. —La toma en brazos, acto que hace que Ann enrolle sus piernas de su cintura, colocando su cabeza en su hombro para cerrar sus ojos. Esta vez dejaría que Etsu se encargara de todo.

—No puede...

—Ser... —Termina por decir Etsu, mirando con ojos críticos la casa, ahora hecha un desorden, vasos por el suelo, comida y bebida derramada, personas durmiendo en los sofás, sillas, mesas, piso y pare de contar. Tanto el patio trasero como el delantero estaban llenos de basura y desperdicios. La fiesta había tomado un giro inesperado.

Los dueños de la casa no se miraban por ninguna parte, suponiendo que se encontraban en sus respectivas habitaciones. Ann niega, pasando por entre las personas inmóviles y el desastre de la casa.

—Hay que hacer que todas estas personas salgan de la casa. —Comenta a su novio, el cual asiente al instante.

Etsu se desaparece por las puertas de la cocina, extrañando a la menor. Comienza a recoger algunos vasos y a juntarlos todos en un rincón. Rato después aparece el peli castaño con una olla y una cuchara. Observa a Ann, diciéndole con la mirada que tapara sus oídos. Una vez ella lo hace, Etsu comienza a tocar la olla con fuerza.

Las personas esparcidas por todo el lugar se levantan sobresaltadas, unas murmurando cosas inentendibles, mientras otras solo se quejaban por el ruido. Etsu se sitúa en medio de la sala para tomar una bocanada de aire.

—¡Gracias por su atención! ¡Ahora hagamos esto rápido, o levantan su trasero del suelo y se van a casa, o ayudan a la limpieza! —Dice con voz fuerte. No estaba bromeando.

—¿Y si no queremos? —Comenta con burla uno de los chicos que se encontraba en un rincón, rascando su cabeza. Etsu lo fulmina con la mirada para tomar una bocanada de aire.

—Bien, ya que la mayoría es menor de edad, y debido a su estado de embriaguez. Confirmando que han roto la ley, yo no tengo problema en llamar a uno de mis colegas e informarle de la situación.

Y con decir esas palabras, más de la mitad de los invitados, peleaban para salir por la puerta lo antes posible.

—Lo que me suponía. —Dice Etsu, con una sonrisa en sus labios, mirando a Ann, la cual aguantaba una risa.

—Ahora a limpiar. —Le pasa una escoba, para mirar a las personas que habían quedado. Al parecer iban a ayudar.

Las horas habían pasado con rapidez, el calor se incrementaba cada vez más. Eran las cinco de la tarde cuando terminaron de limpiar toda la casa, de arriba abajo. Al final, la familia había ayudado cuando estos habían hecho el almuerzo. O merienda, véase como se vea. Andrés, Layla, Etsu y Ann se encontraban en el patio, luego de una jornada de limpieza arduo, tomaban algo de aire, a petición de Etsu, el cual estaba que se quitaba toda la ropa quedando solo en ropa interior.

Por más que se quisiera acostumbrarse  al clima del país, se le hacía imposible, el calor lo sofocaba de sobremanera. Y el que tuviera tirado en el césped, sin zapatos, con una bermuda y una camiseta lo confirmaba. Escuchando sin escuchar la conversación que mantenían los tres colombianos.

—Así que eso fue lo que pasó. —Layla coloca una mano en su mentón, mientras la otra la mantenía en sus piernas cruzadas. —Vaya espectáculo que diste. —La conversación paso de las anécdotas de Layla, en la fiesta. Al show que había dado Ann aquella noche con la bruja.

—Y escuché que le lanzaste el café en su vestido. —Comenta Andrés aguantándose la risa. Etsu asiente, recordando aquel acto. Aun no se lo podía creer del todo, sin duda alguna, su novia era una fiera. Procuraría no dejarla tomar más de esa forma.

—También la llamo bruja. —Masculla Etsu, metiéndose en la conversación.

Layla mira a Etsu asombrada, colocando sus manos en su boca, Andrés estaba que estallaba de la risa, y Ann estaba más que roja por lo bochornoso de la situación.

—¿Bruja?

—Así es. —Contesta a Ann.

—Dios, ¿Qué hice? —Coloca sus manos en su rostro tapándolo. No se acordaba que hubiera echo tal cosa.

—Sólo dijiste la verdad. —Ríe Layla recostándose de su hermano, el cual no paraba de reír. Le parecía gracioso que su "hermana" Fuera actuado de ese modo, solo porque beso a su novio.

—Fue por una buena causa... —Se defiende, haciendo un mohín en su lugar, apartando unos mechones de cabello del rostro de Etsu.

—¿Muy bueno no es así? —Comenta Layla mirándolos con una tierna sonrisa.

—Le tocaba defenderme. —Ríe Etsu. Ann niega formando una pequeña sonrisa en sus labios.

—Idiota. —Le da un pequeño golpe en su hombro.

Los hermanos comienzan a reír. Aquella escena era sin duda muy linda, se notaba el amor que se tenían el uno con el otro. Entretanto la pareja se miraban, como si fuera la primera vez que se fueran conocido, esa chispa, aún estaba encendida en ellos. Y no iban a dejar que nadie los separar, ni siquiera una bruja oxigenada, como lo era Sarah.

————————————

¡Buenas tardes mis amores!
Aquí les dejamos su capítulo.
Espero que les guste.
Ahh y les tenemos una sorpresa.
En la siguiente publicación.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro