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Celos

-Por favor amor abre- habían pasado minutos, Etsu escuchó como Ann se levantaba, por un momento pensó que la iba a abrir, pero escuchó el agua del lavabo caer.

Ann lavaba su cara y al finalizar, se cambió, recogió sus cosas y salió.

-Al fin linda, no creí que...

-Ya me quiero ir a casa. -Etsu miró la hora, faltaban 10 minutos para que su jefe llegará, el asintió y fue en busca de su compañero de trabajo.

-Si llega el jefe le dices que Ann se puso mal y me tenía que ir corriendo a la casa, ya que la dejé sola porque no tenía ni quién la cuidara o alguien que la escoltara. -Malakay asintió, se devolvió y con cuidado sacó a Ann de la estación. Subieron al auto y Ann se colocó el cinturón de seguridad. Etsu la miraba, la analizaba. Estaba enojada y triste podía verlo en sus ojos.

-Ann, yo...

-Conduce a casa, por favor. - Sí, tenía mucha rabia y tristeza, estaba confundida al igual. ¿Para él era un simple juego? O ¿se lo toma enserio? Tantos interrogantes pasaban por su mente, tantas ocurrencias... Sabía muy bien que no debía dejarse meter cucarachas a la cabeza ya que hay muchas mujeres con veneno en la punta de sus lenguas, eran unas víboras, sabía como era Etsu antes de que ella existiera en su vida... Pero la incertidumbre siempre te hace desconfiar.

-Llegamos.

-¿Ya?- Ann se sorprende de cuán ensimismada estaba; ni siquiera se dio cuenta en que momento había encendido el auto, en que momento había colocado el auto en marcha y en que momento había apagado el auto. Ella bajó y subió al apartamento, a su lado se encontraba Etsu, sólo la miraba con aquella mochila en sus hombros, su cabello suelto y sin peinar y su mirada pérdida.

Etsu pensaba en como iba hacer para que esos ojos avellanas lo volvieran a ver, volvieran a tomar el brillo tan único en sus ojos.

Al llegar Ann entró al que anteriormente fue su cuarto, no había nada allí, todo estaba en el cuarto de Etsu, desde su ropa interior hasta sus zapatos. Ni modos, ya qué podía hacer.

Se acostó boca abajo en su cama suspiró por enésima vez en todo el día. Sintió como un cuerpo aprisionaba el suyo. Se volteó y vio a Etsu en cuclillas encima de ella.

-Etsu ¡bajate!- gritó.

-¡No!

-¡Quitate de aquí! ¡No quiero verte!

-¡No me voy a ir de aquí!¡No hasta que me escuches!

-¡No quiero tus estúpidas y falsas excusas! ¡Vete! Dejame sola.

-¡No voy a dejar a el amor de mi vida sola! ¡No! ¡No cuando me prometí cuidarla, amarla y protegerla!- Ann deja de gritar y protestar cuando escucha lo último; la respiración de ambos estaba agitada, pero eso no iba a impedir a Etsu, no iba a impedir hablar con ella. -Dejame hablar a mi- Ann lo mira directamente a los ojos. -Sí, tuve una noche alocada con ella, pero fue muchísimo antes de conocerte. Una noche dejé la puerta abierta y llegó, pero Anneliese, te juro por el amor que te tengo que no hicimos nada, yo solo la rechacé. Y todo lo que dijo es mentira. -Ann apartó la mirada. -Mirame Anneliese ¡Mirame!- Ann lo obedeció. -No eres ningún juego, no eres ningún juguete, te quiero para toda mi vida Anneliese Johnsons, te quiero como no he querido a más nadie en mi vida. Llegaste a cambiarme para bien, me hiciste creer nuevamente en el amor verdadero. Creeme por favor... -Los ojos de Etsu buscaban respuestas en los de Ann, al igual que desesperación. No quería perderla, era todo para él.

-Ay Etsu... Conozco tu pasado y me da miedo... Miedo perderte. Hay mujeres mucho más hermosas que yo. -Etsu negaba con la cabeza. -Tienen un mejor cuerpo.

-Eso no te hace especial, te hace especial lo que llevas por dentro. Tu humildad, tu sencillez. Me enamoré de ti por eso, por la tu personalidad, como eres, tu forma de ser, de hablar, de expresarte, tu sonrisa, tu voz; por la capacidad que tienes y tuviste para cambiarme... No lo niego, tu cuerpo, tu belleza también me llama la atención, pero, Ann, es el cuerpo más bello y tu belleza es insuperable. ¡Pueden haber millones mejores que tú! Pero para mi, encabezas ese listado, y es el único cuerpo que quiero tener. Es el único que me vuelve loco, es el único que quiero mirar, tocar y admirar. -Ann suspira y sube sus manos a su nuca, le creía, de verdad lo hacia. Lo atrae hacia ella y lo besa.

Etsu soltó un suspiro que dejó caer toda la pesadez y preocupación que tenía encima y correspondió el beso de Ann. Ella sube a su pecho y toma la iniciativa, se quita la camisa con sutileza.

-¿Estás segura amor?

-Más que segura. -Sonríe y Etsu también. - O... ¿Hay algún problema?

-Por mí no lo hay, pero pensé que tú...

-No amor, no hay problema. - Etsu ensancha más su sonrisa y la besa.

Entre besos y caricias, jadeos y gemidos; ambos llevan a cabo ese acto de amor, de una forma sutil, apasionada y a la vez tierna. Ambos terminaron cansados, se abrazaron y durmieron juntos. Etsu la abrazaba por detrás, la acobijaba completamente, ella, se sentía protegida en sus brazos y así la pareja cayó en las manos de morfeo.

Etsu fue el primero en abrir los ojos, la miró fijamente y acariciaba cuidadosamente cada parte de su cuerpo, le dolía verla así, maltratada, pero así la amaba. Su bombillo interior se encendió, cuidadosamente se levantó de la cama, se vistió del torso hacia abajo, tomó su celular e hizo unas llamadas.

-Etsu Ken.

-Michael Maru. Necesito de tu ayuda.

-Ya sabía yo, ¿No me puedes llamar para saber qué tal estoy?

-Algún día.

-Sí, claro - Responde con ironía. -¿Qué necesitas?

-Necesito que me hagas unos papeles... Falsos.

-Pe... Pero Etsu, eso es ilegal, somos agentes del FBI.

-Vamos Michael, necesito esos papeles, solo una cédula y un pase de conducir.

-¿Para quiénes son Etsu?

-Para mi novia... Quiero llevarla a una disco y quiero que sepa conducir.

-Está bien, solo porque me mantengo al tanto del caso y la investigación de tu novia.

-Por eso mismo pedí tu ayuda, saber por todo lo que pasó. Quiero que su mente de distraiga.

-Lo sé perfectamente.

-Te paso los datos por Whatsapp.

-¿Se te olvida que soy el mejor en mi trabajo? Tengo la información de todos. -Etsu ríe. -Colocaré que tiene 19 años, lo bueno es que lo aparentas. Y sabiendo que eres celoso, colocaré que está casada contigo. ¿Así está bien?

-Perfectamente, hablame cuando los tengas listos.

-Okey- cuelga la llamada.

Busca su laptop y entra a una tienda virtual de ropa. Busca el mejor vestido de fiesta para Ann, tu talla, zapatos y accesorios, lo paga a tarjeta de débito y para entrega rápida, paga un poco más.

Apaga todo y se pone hacer el almuerzo, ninguno de los dos habían desayunado, la pequeña discusión los hizo dejar el hambre a un lado, así que, quería preparar un buen plato. Se levantó de su lugar y comenzó a cocinar. Mientras cocinaba, llegó el vestuario de Ann, lo dejó en su cama bien acomodado, al rato llamó su amigo, terminó el almuerzo y como sí fuese un rayo fue por los papeles y se devolvió a la casa. Aún Ann dormía.

-Cariño... -Susurró. -Levantate, es la una de la tarde. No has desayunado.

-Buenas tardes. -Se desperezó y se sentó, las sabanas cubrían sus senos y parte de su cuerpo.

- Vamos a almorzar. - besó sus labios y se levantaron, Ann llevaba enrollada las sabanas en su cuerpo.

Al llegar al comedor, la comida ya se encontraba servida.

Etsu la lleva hacia el comedor, abriéndole la silla para que su novia pudiera sentarse a disfrutar de la gran comida que le había preparado, Anneliese suelta un leve bostezo proveniente de sus labios.

-Aún estas cansada ¿No? –Pregunta colocando la comida a su frente. Ann niega con una sonrisa en sus labios.

-Tranquilo, creo que ya descanse lo suficiente. –Acomoda mejor las sabanas que la cubrían de su desnudez, para que esta quedara fija y no se resbalara por su cuerpo. –Gracias por la comida, mi amor.

-Tú te mereces lo mejor. –Comenta sacándole un leve sonrojo a la menor. –Y como ya lo he dicho, te mereces lo mejor, por eso te preparé una sorpresa. –Comenta levantándose de la silla e ir hacia la mesita situada  a mitad de la sala y tomar los documentos recientemente adquiridos. Con la vista clavada de su novia siguiendo cada movimientos que éste hacía.

Con la curiosidad a flor de piel, Ann abre su boca saliendo de esta una interrogante, sacándole una leve sonrisa a Etsu.

-¿Qué es eso, cariño?

-Esto… -Señala los papeles. –Son tuyos.

Ann toma los papeles leyéndolos en el acto. Tapa su boca sorprendida por leer dicha información, sus manos comenzaron a temblar y su asombro era inminente. ¿Por qué no se lo supuso antes? Algo así tenía que hacer su novio en cualquier momento de la relación. Ahora si se daba cuenta y rectificaba al cien por ciento que, ese hombre que tenía a solos metros de distancia de ella, y que la miraba expectante con una gran sonrisa, ese hombre sin duda alguna para hacer tal cosa; la tenía que amar demasiado.
Lleva su mirada hasta sus ojos clavándolos en los oscuros de él.

-Etsu, esto es mucho. Aparte de que es ilegal. –Trataba de hacerlo entrar en razón una vez ella comenzaba a armar el rompecabezas que era eso.

-Te recuerdo que, tengo mis contactos, cielo.

Esas simples palabras son las que comenta encogiéndose de hombros, no dándole mucha importancia al asunto.

-Si en tu trabajo se llegasen a enterar tú…

-¿Quién se lo va a comentar a mi jefe? –Alza una ceja aun portando esa encantadora sonrisa en sus labios.

-No lo sé… -Deja los papeles hacia un lado de la mesa, cerrando sus ojos. –Eres increíblemente terco. –Una sonrisa se asoma en sus labios una vez pasa unos segundo en silencio.

-Que te puedo decir. –Alza sus hombros sentándose a su frente nuevamente para así comenzar a comer.

Ann relee los papeles negando, sonriendo al fijar su vista en el estado civil.

-Así que, ahora soy tu esposa ¿Eh?

-Me pareció lindo mandar a colocar esa información en tu expediente. –Suelta una risa. Ann niega en el acto soltando una gran bocanada de aire.

-Etsu Ken, eres un caso muy especial. Pero lo que aún no comprendo es, ¿Por qué mandaste a hacer estos documentos falsos? –Su curiosidad volvía a su ser.

-Y esa es la otra parte de la sorpresa. –Lleva una taza de té a su boca.

-Otra parte de… Ay no. Etsu ya con esto fue suficiente.

-Si se trata de ti, nada es suficiente.

Y con decir eso termina de comer, se levanta y lava lo utilizado, se recuesta del mesón de la cocina a observarla con detenimiento.

Ann solo podía buscar cientos y cientos de ideas de lo que su novio pudo haber hecho para llegar a tal extremo de mandarle a hacer documentos falsos. Aun no cabía en sí, de lo que pasaba por la mente de su hombre.

Sin darse cuenta y sin saber si disfrutó de la comida que Etsu le había preparado, ya el plato frente a ella estaba más que vacío. Claramente tenía hambre. Pero entre pensamientos e hipótesis no pudo disfrutar amenamente de la comida que, suponía estaba rica.

Las horas pasaban y con esto, la curiosidad de Anneliese se incrementaba. Por algún motivo inexplicable para ella, su novio aun no le había comentado de qué iba la otra sorpresa. Estaba poniendo sus pensamientos cada vez más en tela de juicio, sacando conclusiones de todo tipo. Tanto buenas como malas. Aunque esta última opción la descartaba cada que tenía ese tipo de pensamientos. Etsu ya le había demostrado cuán grande era su amor hacía ella, y de eso ya no le quedaba duda alguna.

-Amor, ¿Ya me dirás de que trata la otra sorpresa?

¿Impaciente? Para nada.

Etsu suelta una gran carcajada. Sabía de antemano que su novia estaba a punto del colapso mental, buscando infinidades de posibilidades de porque él había hecho aquello.
Se acerca a ella abrazándola por la cintura, llegando a besar su mejilla con dulzura, inhalando su olor. Ese olor embriagador el cual le encantaba, se estaba volviendo adicto a ella; lo admitía, para que seguir negándolo, solo se engañaba el mismo. Su olor a lavanda lo embriagaba cada día desde que ella había ido a vivir con él.

-Ve a ducharte, vamos a salir.

-¿A esta hora? –Extrañada pregunta, bien ya era pasado las ocho de la noche, y nunca habían salido tan tarde, si era el día libre de ambos.

-Sí. ¿O quieres que yo mismo te lleve? –Suelta con picardía en la voz. Haciendo que Ann se estremeciera contra su cuerpo.

-N-No sería mala idea.

-En ese caso. –La eleva en el aire cargándola como a una novia la cual acababan de casar, Ann suelta una pequeña risita, colocando sus brazos alrededor de su cuello y besarlo.

Entre besos y juegos, toques y una demostración muy tierna de su amor. Ambos salen de la ducha enrollados cada uno con una toalla. Etsu se va a buscar el vestido a Ann mientras ella se colocaba la ropa interior, aun sin saber a dónde rayos Etsu la llevaría. Sin ese dato tan importante, era imposible saber que ropa debía de colocarse.

-Mi amor. –Anneliese vuelve su mirada hacía donde escuchaba la voz de su novio. Ups, ahora era esposo, tenía que seguir ese rol, hasta que supiera porque su hombre se había empeñado en hacer tal cosa.
Entre las manos de Etsu se encontraba una hermosa prenda de dos piezas, color negro detallando en ciertas partes de ello que portaba un lado de trasparencia. Ann no sabía que decir, su boca la tenía semi abierta en señal de fascinación. Acercándose a su novio toma la prenda entre sus manos mirándola más detalladamente.

Un crop top de tiras y con una leve trasparencia en la parte del busto, dando paso a la imaginación de cualquier hombre. Sorprendiéndose de que Etsu fuera escogido aquella prenda tan provocativa para ella, sabiendo lo celoso que él era. De repente una idea se forma en su mente, dando paso entre ese torbellino de pensamientos el hecho de porque Etsu había mentido en su estado civil, de soltera a casada.
Claro, ahora todo tenía sentido para ella.
Sus celos, esa ropa, el estado civil de casada. Lo había hecho por eso.
Más aliviada y con una sonrisa por aquel descubrimiento de último momento, procede a detallar ahora la otra prenda que quedaba, dándose cuenta qué, esta era una larga falda hasta los pies, alta que llegaba hasta su ombligo, dejando nada más ver un poco de su panza plana, marcando muy bien su cintura y caderas,  en el costado izquierdo se podía apreciar un corte profundo desde su muslo hasta perderse al final de la falda, dejando una perfecta vista de su larga pierna.

-Mi amor…

Ahora sí que Et se había lucido con aquello, la ropa era preciosa, y sensual, no era para nada vulgar y eso era lo que le encantaba.
Le lanzó encima de su novio haciendo que este tambaleara un poco, debido a la sorpresa y fuerza que había hecho la menor al lanzarse, cayendo ambos en la cama, ella arriba de él.

-Hola, preciosa. –Habla en forma coqueta. Sacándole una sonrisa a Ann.

-Hola, guapo. – Y sin previo aviso le reparte besos por su rostro. –Gracias.

-No hay nada que agradecer. Ahora ve a vestirte. –ella asiente más que feliz levantándose de su pecho y comenzando a vestirse.

-Ese top se usa sin brasier. –Comenta Etsu vistiéndose, y sacándole un gran sonrojo a su novia.

-Así que esta era la gran sorpresa, y el hecho de porque me cambiaras la edad en el documento. –Ann tenía en mano un vaso lleno de vodka a medio terminar, sentada al lado de su novio, escuchando la fuerte música que se lograba colar por sus canales auditivos, seguida de los gritos y alaridos de las demás personas que se encontraban, bailando, bebiendo o incluso toqueteándose entre ellas, aprovechando el gentío de personas amontonadas en la pista. En pocas palabras, se encontraban en una discoteca.

-Al final si conectaste todo. –Lleva el vaso lleno del alcohol a la boca, tomando un gran sorbo de este.

-Eres malo, me pusiste a pensar mucho.

-Era la idea mi amor. –Sonríe tomando su mano, entrelazándola entre las de él. Ann le devuelve la sonrisa. –Además, quería que pasaras un rato agradable y fuera de la monotonía. Me he dado cuenta que en estos últimos días has estado algo decaída, y frustrada. Sé a qué se debe y tú lo sabes también. Por eso quería que cambiaras aunque sea por una noche de ambiente.

-Y te lo agradezco, amor. –Sonríe agradecida.

-Me alegra saber que te ha gustado tanto la sorpresa de los documentos, como tu ropa y el venir aquí.

-Ey, lo de los documentos. Admito que me ha impresionado. Te creía capaz de hacer cualquier cosa, pero infringir la ley por mí, Dios Etsu, estás loco de verdad. –No era momento de reprocharlo porque ya lo hecho, echo estaba. Aunque admitía en lo más profundo de su ser qué, le encantó la idea de que él hubiera colocado que ambos estaban casados.

Sabía de antemano que eso tal vez no iba a pasar, no por ahora. Eso era lo que creía, pero bien podría aprovecharse de la situación en toda la noche, para decir que, Etsu Ken ahora era su esposo.

Y no es que Etsu no creyera eso, porque si lo hacía. La idea de su colega de trabajo le había fascinado. Aunque aún tenía algo de temor en cuanto a ese tema. El matrimonio no era lo de él. Nunca se vio atado a una persona por más de cinco meses, ni siquiera con su ex novia Camile. Solo habían durado  tres meses dándose cuenta en ese corto lapso de tiempo que ella solo lo engañó con su mejor amigo para aquel entonces.
Mucho menos se iba a imaginar el estar comprometido. Pero algo dentro de él quería creer que lo que decía ese papel falso, era real. Aunque sabía que no era así.

Pero, ¿Quién aparte de ellos iba a decir que esa unión no era verdadera? Nadie, absolutamente nadie. Claro, sin contar a sus hermanos, aunque ese era otro tema a discutir.

Quitando todo pensamiento de sus mentes, la pareja se acerca a la pista de baile para disfrutar de la larga noche que iban a pasar juntos.
Entre bailes y bebidas, risas y uno que otro beso. Ambos se encontraban ahora en la parte de la terraza de la parte alta de dicho lugar. Ann tomaba un poco del aire de la madrugada, tratando de enfriar su cabeza, y así poder evitar que esta diera más vueltas de las que ahora daba.

Sentía que el suelo a sus pies se movía incontrolablemente, y todo a su alrededor daba vueltas. Etsu la miraba con una cara graciosa, aguantando la risa al verla.

-Te dije que no tomaras tan rápido. Eso no era jugo, amor. Sino bebida, una bebida muy engañosa por su dulzor.

-No me regañes. –Hace puchero aguantándose del barandal para no tambalearse.

-No lo hago, solo te lo advertí, pero no me hiciste caso. Allí las consecuencias. –Acaricia su mejilla.

-Lo sé.

Etsu niega con una sonrisa en los labios. Su novia se había tomado en toda la noche cinco vasos de vodka, como si este fuera algún tipo de jugo. Claro, no la culpaba. Le había dado indicaciones muy explicitas al bar tender, de que le ligara la vodka con algún jugo cítrico, pero al parecer ni eso había aplacado el alcohol de la bebida.

-¿Quieres que te traiga agua?

-Por favor. 

-Bueno, quedate aquí tranquila, siéntate y toma algo de aire, yo no tardaré. –Observa como la menor asiente con pesadez sentándose en una de las sillas de las tantas mesas que se encontraba allí.

Etsu la mira por última vez, observando que hacía lo que él le había indicado. Un poco más tranquilo y con la mente más clara que ella. Ya que él si sabía beber, sabiendo su límite, aparte de no tomar tanto por el hecho de que tenía que conducir luego. Se va del lugar, abriéndose paso entre la multitud, nauseabunda de olores fuertes, ligados con alcohol y sudor, vómito y hormonas alborotadas, llegando hasta la barra pidiendo sobre la música un vaso con agua y un limón cortado. Aprovechando la oportunidad para pedir para él un vaso lleno de sake. La bebida tradicional de su país.

Anneliese tenía los ojos cerrados, para así poder parar un poco el movimiento bajo sus pies. Juraba que ella no había tomado tanto como para encontrarse en ese estado de embriaguez, solo había tomado cinco vasitos. Solo cinco. ¿Qué daño iba a causar esos cinco míseros vasos?

Mucho Anneliese Johnsons, mucho.

Su sub consiente salía a relucir, en aquel momento de tranquilidad para ella. Admitía que tenía algo de razón. No toda, no. Además, Etsu también se lo había advertido, no haciéndole caso. Es que la bebida sabía a naranja con un cierto sabor a amargo, suponiendo que era el alcohol.

De repente siente una presencia a su lado. No dándole mucha importancia a ese hecho. Supuso que se podría tratar de su novio, ya que desde que se había ido a buscar su agua, ya había pasado mucho.

-¿Me has traído mi agua?

No obtiene respuesta a su pregunta, sin embargo siente como una manos, muy diferentes a las de su novio comienza a tocar sus pierna. Ann abre sus ojos al instante llevándose la sorpresa de que el que se encontraba tocándola no era Etsu, sino un completo extraño.

-Como… Una felleza comoo tú, se en…cuetra tan solita en un lugarrr como estee…

Por su forma de hablar y sus ojos clavados en ella, más específicamente en su escote, dedujo al instante que aquel hombre, estaba borracho. En una condición algo deplorable. Con su camisa desabrochada y mal puesta, su cabello revuelto y una botella de lo que parecía cerveza en la mano.

Ann al observarlo se levanta de la silla rápidamente apartándose lo más que podía de aquel hombre morboso el cual la miraba con lujuria y avidez. Sin darse cuenta quedando acorralada contra el barandal de la terraza.

-A-Aléjese de mí. –su voz temblaba. Y para colmo su mareo seguía. –Le advierto que tengo pareja y cuando venga… -No sabía que decir. Tampoco es que iba a estar gritando a los cuatro vientos que su novio podía aparecer y sacar su pistola a todo aquel que la quisiera ver, así como la miraba aquel hombre.

-Cuabndo vennga. ¿Qué harha? –Su voz burlona la descoloco de sobremanera. No impota si tienhes pareja o no. No me importa ese, sino tuuu. –Se acercaba peligrosamente a ella. Ann tragaba saliva. No podía esperar más a que la fueran a rescatar. Como pasa en los libros que había leído en ocasiones. Ella tenía que actuar. Así su cabeza diera vueltas.

Y dicho y hecho, con toda la fuerza que portaba, empujó a aquel hombre fuera de su alcance, haciendo que el muy estúpido cayera sentado en la silla desparramado.

Ann aprovechando aquello, tomó su cartera de mano dispuesta a salir de aquel lugar, atravesando a ciertas personas que se topaban en su camino. Buscaba a Etsu, pero era casi imposible visualizarlo con tastas personas. A pesar de que fueran las tres de la mañana, la discoteca estaba más viva que nunca. Con personas eufóricas gritando, bailando, y disfrutando de aquella noche loca de un viernes en la noche.

Vuelve su mirada hacia atrás, dándose cuenta de que el hombre del cual se había desecho, la comenzaba a perseguir con paso torpe. El corazón de Ann se aceleraba cada vez más y más. Caminando más rápido y empujando a las personas para que abrieran paso. Siente una mano tomarla por el brazo con brusquedad. Ahoga un grito tomando su cartera con fuerza dispuesta a golpear a ese hombre con aquel objeto.

-¡Auch!

-¿Uh? –Abre sus ojos al escuchar las protestas del que ha golpeado, llevándose la sorpresa de que era Etsu, sobando su cabeza.

-Et…

-¿Por qué?

-Pensé que era… -Niega ante eso, no lo quería preocupar.

-¿Qué era? –Alza una ceja. Dándole el vaso con agua, que ella tomó sin titubear.

-Nada. –Toma del vaso de un sorbo. Etsu no quitaba la vista de ella.

-Con quek. Allí te encontrabas. –Escucha detrás de ella. No había que ser un adivino para saber que se trataba de aquel borracho. La toma por la cintura posesivamente, Ann protestaba, Etsu solo fruncía el ceño, apartando al hombre de su mujer. Si, Ann ahora era su mujer.

El hombre tira la botella al suelo, haciendo un ruido al este impactar contra el suelo, haciéndose añicos. Se colocó en posición de pelea, captando la atención de los presente, haciendo un circulo entre ellos tres. Etsu gruñe molesto. Ese hombre la había tocado, y eso no se lo iba a permitir. Aunque era malo en peleas cuerpo a cuerpo. Tenía la certeza de que, por lo pronto, le iba a romper la nariz, o algo. Nadie se metía con su niña, no estando el presente.

Una pelea entre ellos se avecinaba, y todos lo sabían. Solo había que esperar quien saldría victorioso de esta.

Holaaaaa chicos y chicas! Les he traído su capítulo semanal! Es un poco largo para compensar lo que sucedió hace un par de sábados atrás!

Bueno, en la multimedia les dejo el vestido que usó Ann en la disco 😏😏

Espero que hayan disfrutado el capítulo, no nos odien! No todo es color de rosas en el amor.

Los amamos! Hasta el otro sábado!

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