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Celebración

Capítulo 3

El sueño dio paso a los recuerdos y con ellos las pesadillas que invadían la tranquilidad de Ann, despertando con la respiración agitada hiperventilando. Al parecer su subconsciente le estaba jugando un mal momento.

Recordando en unos breves instantes la tragedia que la marcó: La muerte de su familia. Y es que por más que quisiera esos recuerdos aún seguían en su mente, calándole sus pensamientos de un momento a otro.

Aunque la pesadilla que había tenido, parecía tan real, el accidente que le dio la muerte de sus seres queridos. Todo le era tan familiar pero a la vez tan ajeno a ella, como si eso nunca fuera pasado.

Sin embargo si pasó.

Se levanta aún asustada, camina hasta la puerta de la habitación y sale de está llegando a la cocina, mirando hacia el pasillo que da a las habitaciones. Al percatarse de que no ha hecho ruido alguno, vuelve a suspirar caminando hacia el refrigerador para tomar y sacar un vaso con agua. Tratando se calmar un poco sus nervios y sustos adquiridos recientemente.

-¿Qué haces aquí?

La voz ronca del chico la sobresalta de sobremanera, dándose la vuelta para mirarlo detenidamente. Sin embargo Etsu no reparo en su sobresalto, él quería saber porque la chica estaba allí a mitad de la noche.

-Tomo un poco de agua. -Contesta a su pregunta por lo bajo. Ella no quería causar molestias y mucho menos a esas horas de las madrugadas.

-¿Qué haces tú aquí?

Una pregunta inocente a simple vista, pero analizándola mejor era contradictoria o la chica aún estaba algo dormida como para analizarla. Lo cual causo una pequeña risa en Etsu. Dejándola confundida. ¿Acaso se burlaba de ella?

-Es mi casa. ­-Suelta una pequeña risa.

Ann lo mira suspirando, estaba en lo cierto. Era una pregunta algo tonta de su parte. Se sintió avergonzada o eso era lo que noto Etsu, no sabiendo sus pensamientos. Decidió cambiar el tema de conversación al mirarla detenidamente.

-No es apropiado estar así vestida teniendo un hombre cerca.

Un comentario corto pero con gran significado para ambos. Y es que la chica estaba vestida con solo un pantalón ajustado, que ahora que lo notaba bien podría ser incómodo para ella dormir, y una camisa que da mucho a la imaginación.

-Lo siento. -Habla avergonzada y no era para menos.

El chico suelta una risa mirándola. -Ve a dormir... hmm antes te que te vayas a dormir, te pido que te quedes hoy. O...¿alguien te espera hoy para tu cumpleaños?

No quería ser grosero al hacer ese comentario,

-Yo... -Agacha la cabeza, al parecer en estos momentos el piso era más importante que mirarlo a la cara a él. -Vine a Japón sola. -sonríe con melancolía.

-Comprendo, por eso te pido que te quedes hoy.

-Entonces mañana vamos a mi departamento a buscar ropa al menos.

Es lo único que pidió la chica. Aun estaba procesando lo que le acababa de decir Etsu. ¿Cómo este ser pudo traerle tanta confianza? No lo sabía, pero estaba tan agradecida con él. Al menos no pasaría su cumpleaños sola este año.

-Dormir en pantalón es incómodo. -cambio el tema. Para apaciguar el ambiente. Y es que era verdad, se sentía algo incómoda dormir así. ¿Y quién no?

Etsu asiente riendo con ella.

-¿Por eso duermes así?, ya veo.

-¿Qué esperamos? Vamos a dormir.- Comienza a caminar hacia el pasillo que da las habitaciones, quedando al frente de donde se está hospedando.

Etsu la sigue y abre la puerta para que ella pase.

-No voy a dormir en ropa interior. -Ríe al decir esto ultimo mirándolo. - No es mi casa. -Y al decir esto alza una de sus finas cejas. Contestando a su pregunta anterior.

-En ese caso, ten. -sin darle tiempo a contestar el chico se quita su camisa dejando su pecho al descubierto tendiéndole la camisa a ella. -Duerme con ella, es mucho más cómoda.

Ann lo observa al momento de asentir. Por su mente pasaban muchas preguntas. ¿Acaso lo hizo para que lo viera así? O ¿sólo lo hizo para que ella estuviera cómoda al dormir si le daba su camisa?

No reparó en esas interrogantes ya que no quería tirar flechazos al aire. Así que solo optó por agradecerle.

-Muchas gracias. -Toma la camisa para mirarla. Si, le quedaría súper grande, pero de seguro era más cómoda que su pantalón. -no es por echarte, pero tengo que cambiarme. -Muestra una sonrisa.

-Oh claro. Descansa. -Y con decir esto se va hacia la habitación contigua dejándola sola.

Una vez que él se fuera, Ann cierra la puerta para acto seguido quita su pantalón y la camisa de tiras, colocándose la camisa de Etsu. Y como lo suponía, le quedaba grande. Sin embargo no presto atención a ello y se fue a dormir, esperando que las pesadillas no volvieran a aparecer.

_______________

La oscuridad se iba dándole paso a un nuevo amanecer en la ciudad de Tokio, los pájaros cantaban como habitualmente lo hacían cada mañana, haciendo las mañanas más reconfortantes. Una chica de ojos color avellana abría sus ojos lentamente haciendo que el contacto con la luz de sol le quemará un poco los ojos, se remueve en la cama, pero no era una cama cualquiera sino donde había pasado la noche, mirando hacia la ventana apreciando el hermoso día que se llegaba, y allí estaba ella, mirando el techo de esa habitación donde había pasado la noche. Buscando el razonamiento en lo más profundo de su mente. Suspirando al recordar que día era. Su cumpleaños.

Un día alegre, pero para ella eso significaba el primer de los muchos cumpleaños sin su familia. Hoy 02 de noviembre, alejada de las personas que tanto amaba y quería, añoraba con un día volver hacia su país natal, recorrer las calles y lugares que la vieron crecer, esos lugares tan tranquilizantes para ella, llenándola de alegrías y tristeza, donde había pasado sus altas y bajas. Pero aún así, soñaba con volver.

Ladea la cabeza tratando de alejar esos pensamientos de su mente, levantándose de la cama lentamente, queriendo poder retroceder el tiempo y hacer que las horas pasen a un ritmo más pausado a su favor. Pero como siempre pasa lo contrario a lo que se desea, no tuvo más remedio que soñarlo, caminó hacia la puerta que da al baño. Entrando en el para lavarse la cara y porque no, tener el atrevimiento de darse una pequeña ducha.

Una vez fuera de la ducha y de haberse reconfortado con la ducha, se mira al espejo notando que sus cabellos se asemejaba a un nido de pájaros, así que decide peinarse tranquilamente, para luego darse cuenta de la hora ya que su estómago comenzaba a rugir y protestar por la comida.

En la cocina se hallaba el dueño del departamento preparando el desayuno tranquilamente. Se había despertado muy temprano ese día, no sabía la razón ya que siempre que no tenía que trabajar se levantaba más tarde de lo acostumbrado. Sin embargo ese día era diferente. Ya no se encontraba solo para dormir hasta la hora que quisiera, no, ahora estaba una chica en su departamento. Y no era cualquier chica, al menos él no la veía así.

-Buen día.

Vuelve su mirada hacia ella al reconocer la voz, le regala una sonrisa al mirarla y darse cuenta de que ya estaba con sus ropas normales, incluyendo la chaqueta negra.

-Buen día Ann. -Responde y le señala la mesa para que se siente. Ella obedece sentándose para mirarlo.

-Ya casi está la comida. -Informa aún mirándola. Ella asiente quedando en silencio. Esperaba algo más de parte de él, pero no lo sabía. ¿O tal vez si? Solo que no quería aceptarlo.

-Feliz cumpleaños.

¿Era eso? Tal vez. ¿Esperaba que alguien hoy la felicitará? No, no lo esperaba, sin embargo allí estaba él, a pesar de que le dijo que no se fuera, ya que iba a pasar su cumpleaños sola, simplemente no esperaba que él hiciera tal acto.

Etsu miro su rostro suspirando. Acaso ella no le agradaba la idea de que él la felicitará.

Ambos estaban perdidos en sus pensamientos. Debatiéndose en su interior por algo similar.

-Gracias... -Dice al fin Ann, demostrando una sonrisa de felicidad sincera.

Etsu la mira para luego desviar su mirada hacia la comida. Una vez lista la sirve dándole un plato a ella.

-¿Cuántos años?

-Diecisiete.

-Aún eres menor.

-Sí, aún lo soy.

Habla para comenzar a comer tranquilamente. Haciendo que Etsu imitara su acción.

Unas horas después ambos se encontraban en una pequeña pero reconfortante casa al este de la ciudad.

La casa era pequeña, perfecto para una sola persona, perfecto para ella. Y esto era lo que podía pagar. Además no necesitaba mucho, ya que solo estaba allí era en la noche.

-Aquí es donde vivo. -Lo deja pasar a la reconfortante casa. Una casa pequeña en la cual se apreciaba 3 habitaciones, la cual uno era el baño. Era de color beige, habían algunos retratos colgados, una repisa la cual cargaban algunos libros. Una pequeña cómoda donde estaba un portátil y un pequeño sillón. Todo esto era de color negro, haciendo juego con el color de la casa. No era mucho, pero lo suficiente para una chica que vive sola.

-Es perfecta para ti.

-se podría decir que sí. -Sonríe para enchufar su teléfono al cargador e ir hacia su habitación buscando ropa para llevar. Una vez que tiene todo se mete a la ducha.

En la sala se encontraba Etsu sentado en el sofá esperándola.

Rato después Ann sale vistiendo un pantalón blanco ajustado con una camisa azul oscuro y una chaqueta del mismo color que tenía anteriormente. Ann había coleccionado un par de chaquetas más ya que aún no se acostumbra del todo al clima de Tokio.

Al darse cuenta que ella ya se encontraba lista, la mira con una sonrisa. Y es que la chica era hermosa por donde la viera. Y claro, eso no pasa desapercibido por nadie. . Se aclara la garganta y la mira, decidido a proponerle algo.

-¿Qué te parece hacer un trato?

Ann lo mira dudosa.

-¿Qué clase de trato?

-Tienes que ahorrar para tus estudios y la pensión de la casa ¿no?- La mira. Ella asiente colocando sus manos en su cadera. -Y yo vivo solo. ¿Qué te parece si comienzas a vivir conmigo? Así ahorras más para ti.

Ann lo mira sin poder creer lo que Etsu le estaba proponiendo, por una parte era un buen trato, aunque por otra... Que más da.

-¿Estás seguro?

Etsu la mira y sonríe. Él quería que ella se quedara en su casa. Por primera en mucho tiempo sentía la necesidad de protegerla y ayudarla, no sabía aun el motivo, pero así lo sentía.

-Completamente. -La mira. Ann lo mira y sonríe agradecida.

-Está bien. -lo mira. -Tendré que hablar con la dueña de la casa antes de mudarme.

-Bien, por mí no hay problema.

-Vamos...

Etsu asiente para acercarse a ella y ayudarla con el bolso que tiene en su hombro. Ann cierra la puerta con llave y salen a la calle, caminando por la acera hasta llegar a la parada del bus.

-Te voy a llevar al parque de diversiones. -Le informa de un momento a otro. La chica lo mira incrédula, no creyendo lo que él le decía. No sabía cómo reaccionar, el pelicastaño la invitaba a ella hacia el parque de diversiones.

Aún se encontraba perdida en sus pensamientos al momento que de la llegada del bus. Etsu toca su hombro haciendo que volviera en sí, mientras le señalaba la puerta abierta del bus, ella asiente y entra, se sientan a unos tres puestos más atrás del chofer y este pone en marcha el transporte.

-¿Por qué? -Se atreve a preguntar luego de un rato.

Etsu entendiendo su pregunta suspira mirándola.

-Es tu cumpleaños ¿No? Por eso.

Anneliese lo mira y suspira. No quería discutir con él por algo así. Decidió dejar pasar ese detalle y concentrarse en otros asuntos. Aunque por una parte se sentía feliz porque no pasaría su cumpleaños sola y sin hacer nada. Por otro lado llegaba la melancolía de no estar con su amiga y padrinos.

-Llegamos. -Le informa Etsu luego de un rato, Ann mira por la ventana y asiente.

-Yo pago. -lo mira y este niega.

-Ya lo hago yo.

Este gesto hizo que la chica bufara de sobremanera. ¿Nunca la iba a dejar pagar?

Bajan del bus dándole las gracias al chofer, hablando perfectamente el idioma Etsu y entendiendo con algo de dificultad Ann.

Comienzan a caminar lentamente hacia el parque. Comprando los boletos para varias atracciones.

-¿A cuál quieres subir primero? -La mira

Ann coloca una mano en su mentón pensando para luego sonreír.

-La montaña rusa. -Habla alegre y con los ojos los cuales reflejaban un brillo por la emoción que contenía al entrar a dicho lugar. Etsu ríe y asiente. Llegan a la fila para subir al juego, luego de un rato les toca su turno, se montan y esperan a que el juego se ponga en marcha.

Y así pasaron gran parte de la tarde, de juegos en juegos, pasándola bien, riendo y guardando nuevos recuerdo cada uno en su mente. Porque por algo el destino los había juntado. Dicen que los polos opuestos se atraen, ¿Pero en qué sentido de la palabra? Aún no lo sabían, y no estaba apurados para saberlo, simplemente querían pasar un rato agradable ambos, olvidarse de sus vidas por un instante, momento, horas, días. Solo por ese día querían disfrutar la vida plenamente, junto a la compañía de ambos.

-¿A dónde quieres ir ahora? -Se encontraba ahora comiendo en un pequeño local de comida rápida que proporcionaba el parque. Etsu se encontraba de pie al lado de ella, mientras Ann tenía un trozo de pollo en la boca para luego tragarlo.

-Escoge tú ahora. -Lo mira para tomar de su bebida tranquilamente.

-¿Qué tal, la casa embrujada?

La chica lo mira para luego llevar su mirada hasta la atracción, tomando una decisión. No, ella no le tenía miedo a un juego de un parque, para nada. Por nada se llamaba Anneliese Johnson.

-Vamos...

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