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4. Piña Colada

Si te gustan la piñas coladas
Y ser atrapado en la lluvia
Si la yoga no es lo tuyo, y tienes medio cerebro
Si te gusta hacer el amor a medianoche
En las dunas de un cabo
Entonces soy el amor que buscas
Escríbeme y escapemos.

Escape (The Piña Colada Song), Rupert Holmes



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Decir que estaba sorprendido era poco, JongIn aún no daba por sentado que por primera vez tenían de invitado a alguien que prácticamente parecía un fantasma. No lo oía levantarse en las mañanas, ni tampoco hacer movimiento alguno en su habitación, de no ser porque había movido su cama el primer día para estar pegado a la pared que daba con la habitación de TaeYeon, ni siquiera sabría que KyungSoo estaba allí dentro, vivo al menos.

Durante esa semana en las noches, no habían llegado a cenar todos juntos en la mesa ningún día, él llegaba dos horas antes y comía junto a su hermana y madre, y luego se iba a su cuarto. Los días que KyungSoo había llegado temprano, viernes y sábados, éste también ya había cenado por igual, por lo que a él le quedaba esperar y comer junto a su padre o bien, solo en su cuarto.

Si tenía pensado molestar o poner a prueba la paciencia del pobre hombre, estaba plenamente rumbo al fracaso. Los únicos momentos en que lo oía, era cuando KyungSoo subía y caminaba parsimoniosamente hasta el fondo y abría y cerraba con cuidado su puerta. Si le preguntaban el porqué del cambio de su cama, a sus padres les diría que porque no confiaba en KyungSoo y quería estar alerta ante ruidos extraños, quién sabía quizá metía a alguien por la ventana; pero en el fondo sabía que esa era la peor excusa jamás inventada, además sus padres prácticamente no subían las escaleras, por lo que la única que se lo había cuestionado era SeulGi, y su respuesta había sido tan sincera como obvia.

«Porque soy un chismoso y quiero oír todo lo que hace».

Por supuesto que desde el primer día, se había maravillado un poco más de la cuenta con el atractivo natural y simple de Do KyungSoo, pero no podía confesarle eso a su hermana tan libremente, quien para los chismes era la más rápida del oeste. Aunque KyungSoo era un hombre bastante apuesto, no encontraba momentos del día donde apreciar un poco de su belleza neutral y secreta, de esa que le daba ganas de ver cada tanto en silencio; tal y como lo hacía en las mañanas desde la ventana de su habitación, cuando veía a KyungSoo entrar al auto junto a su padre y partían rumbo al trabajo.

Por eso aprovechaba ese domingo de distracción, KyungSoo con la puerta abierta tan confiadamente, parecía una clara invitación a que los más curiosos le observasen, y aunque no fuese del agrado ajeno ser espiado, no lo lamentaba en lo absoluto. Estaba rompiendo sus propias reglas, las de la anhelada privacidad, sólo para asegurarse un día más de que Do KyungSoo no era un fantasma que atravesaba paredes silenciosamente, sino un humano de carne y hueso, tan sublime para ser siquiera humano.

Estar encantado con su presencia era todo lo que se le ocurría decir en respuesta a su propia curiosidad, pocas veces habían tenido un invitado que hubiese llamado tanto su atención sexualmente. Una vez había sido una atrevida y bella mujer de veinte años que había intentado acercársele a sus catorce, con fines de hacerle experimentar su primera relación. Sin embargo, él aún consideraba que era una temprana edad, y tampoco le agradaba la idea en lo más mínimo si se trataba de una anciana, eso no le había pasado por alto y pronto lo había informado con sus padres.

JongIn todavía estaba en la secundaria, debatiéndose porqué le atraían más ciertos varones antes que las chicas, y por supuesto que no había motivos más que el hecho de que realmente era homosexual, los hombres eran quienes lo hacían sonrojar más de lo usual y su facilidad para entrar en confianza con ellos, le generaba una seguridad única, que sólo él comprendía, no todos eran unos “brutos”; le gustaban sobre todo aquellos carismáticos y de trato suave, esos eran quienes más ablandaban su corazón, a quienes quería por instinto proteger.

Y también aquellos eran los que no siempre gustaban también de hombres. Por lo que tendía a enamorarse de los chicos equivocados.

Luego habían pasado otros invitados, uno hacía tres años, que tenía apenas unos veinticinco, pero no había absolutamente nada en toda su persona que erizase un sólo vello de su cuerpo; el tipo era amargado en todo sentido, petulante y engreído de cosas que no tenía, se ejercitaba en el jardín con pesas que se había traído y tenía más músculos que cerebro, supuestamente era un primo lejano; pero ni siquiera le interesaba como amigo.

Sin embargo, ahora con KyungSoo la situación se revertía, era una llegada inesperada a su casa, y también a su mundo si consideraba en que estaba más que interesado en ser un amigo con él; quería conocerlo un poco más y descifrar qué podía ser de la vida privada de un profesor, tal y como lo habían sido sus padres y que además, ahora vivía temporalmente con ellos.

***

No quería distraer al profesor Do de su trabajo, o bueno, sólo a KyungSoo. Aunque llamarle “profesor”, aún si éste no lo deseaba así, sería algo que no podría evitar; la simple pronunciación le sonaba inusualmente atrevida y sensual, como si pudiese cumplir alguna fantasía juvenil, que nunca antes se le hubiese ocurrido, justamente con el huésped que se hallaba en la habitación de al lado.

No quería distraerlo, pero tenía ganas de sacarlo de la bendita habitación y hacerlo hablar más de lo que había logrado hacía pocas horas, por lo que sentado en el césped en el jardín, y sin concentrarse en el par de apuntes sobre técnicas de danza que a nadie le interesaban leer, comenzó a lanzar piedritas al aire, hasta que algunas con mayor intensidad repiquetearon contra la enredadera.

Estaba un poco lejos como para lograr embocar una en la ventana, así que buscó una mediana de entre los canteros; la envolvió en una hoja de sus apuntes previamente con un mensaje escrito, se levantó de su lugar y la lanzó con fuerza para luego salir presuroso a la cocina. El mensaje había sido enviado, y si KyungSoo no estaba interesado, bajaría pronto.

«Mamá hizo té helado con limón, es una buena excusa para subir y retomar nuestra conversación».

Le estaba dando la oportunidad y el tiempo de decidir, y si en cinco minutos no bajaba, JongIn iría hasta su habitación. No podía desperdiciar ese domingo, si quería sacarle información y explorar más a fondo la personalidad del “discípulo” de su padre, entonces tenía que aprovechar el poco tiempo semanal que tenían. Tal vez si acababa agradándole a KyungSoo, lograse que éste se quedase un poco más de tiempo y no se fuese tan pronto. JongIn quería encantarlo también, pero la ilusión se desvanecía cuando KyungSoo aparecía en la cocina, saludando cortésmente a su madre.

—KyungSoo, toma un vaso de té por favor, hace calor y tú estás allí arriba encerrado y trabajando —ofreció JongSeun.

—Gracias, igual estoy bien, entra aire fresco si dejo la puerta abierta.

—Tenemos un ventilador si precisas, es pequeño pero sirve para una sola persona.

—No por favor.

—Usted ya deje de ser tan abnegado, por favor —resopló JongIn—. Luego se lo alcanzo.

KyungSoo asintió en un frustrado agradecimiento, mirándole en reproche y luego sorbió sediento su té, por lo que apenas ver el vaso vacío, JongIn se apresuró a tomar la jarra y servirle más.

—No tenías que hacerlo.

—Así se lleva arriba mientras trabaja.

—Gracias.

—De nada.

El profesor Do ahora le sonreía honesto y eso le revolvía las tripas, no porque fuese algo desagradable en sí, sino porque era una sensación que no vivía en años, probablemente desde la primera vez que se había enamorado, cuando aún estaba en la secundaria.

JongIn no estaba intentando agradarle a la fuerza, simplemente había surgido el instinto servicial por hacerle sentir cómodo y dejar el malentendido del primer día en el olvido. KyungSoo le agradecía con naturalidad y se marchaba con su vaso hacia la escalera otra vez, pero él sólo tenía ganas de verlo sonreír un rato más, de volver a sentir el calor en el rostro; como si Do KyungSoo pudiese ser más que un flechazo platónico.

***

Ya eran casi las seis de la tarde cuando JongIn fue en busca del ventilador al garaje, donde lo único que justamente no guardaban era el auto. Lo subió por la escalera sin dificultad alguna porque era realmente pequeño y para que le diese algo de aire en la cara, primero tendría que ponerlo sobre un silla o sino lo único fresco serían sus pies.

La puerta de la habitación de KyungSoo ahora estaba cerrada, tocó un par de veces, pero no había respuesta y supuso que quizá se había dormido por lo que se atrevió sin vergüenza alguna a entrar en silencio. No obstante en cuanto sus ojos se reposaron sobre la cama, se sorprendió de no verlo dormido, entonces oyó el ruido de la ducha. Dejó el ventilador al costado de la cama y aunque la perversa idea de espiar por la ranura se había apoderado de su mente traviesa, se devolvió con los pies a la tierra y simplemente curioseó el escritorio.

Carpetas, hojas, folios, correcciones, y la notebook que su padre le había prestado, entre algunos libros de novelas tan viejas que las páginas se notaban amarillentas. No estaba interesado en fijarse el género de los mismos, ni mucho menos de qué trataban, pero sí estaba interesado en dejarle pequeñas notas y rimas divertidas en la primera página.

«Yo seré té y tú limonada, pero también podríamos tomarnos en privado, unas piñas coladas».

Era torpe para inventar algo bonito, así que prefería hacerlo gracioso. Si KyungSoo lo veía, no estaba seguro, pero confiaba en que lo haría si dejaba el libro abierto en esa página con la piedra que había lanzado por encima para que no se cerrase. Escuchó la canilla de la ducha cerrarse y se apresuró a retirarse, como si fuese un niño que acababa de cometer tal y como SeulGi le había dicho, una travesura. Y en efecto, así se sentía JongIn, porque eso no tenía nada de parecido a una maña.

El experimentar esos pequeños y pesados pasos que daba para inmiscuirse en Do KyungSoo, eran alentadores, y estaba convencido de que sus mañas no comenzarían realmente, hasta que no descubriese las del encantador profesor.


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<333 muchas gracias por leer 😘🤓💜

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