Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

23. Encantos Peligrosos

Oh, y el azúcar se volvió amargo
Oh, y el verano se volvió invierno
Pero sigo queriendo tu amor
Pueden decirme que soy un pecador
Pero no podrán decir que abandono todo fácil
No me daré por vencido
Los viejos hábitos difícilmente mueren
Cada vez que digo adiós
Encuentro una manera de justificar el correr a tus brazos
Los viejos hábitos difícilmente mueren
Tú nunca cambiarás, y yo quiero corregir mi cerebro
No puedes evitar ser cómo eres
Porque los viejos hábitos difícilmente mueren.

Old habits die hard, Allie X



📚



Drama. Vaya que podía jurar que en el pasado le había encantado el drama. Lo veía en las películas y en series. Lo oía cada tanto de sus padres, de su hermana TaeYeon y su esposo. Los dramas siempre eran parte de las relaciones. Pero ahora que lo estaba viviendo en carne propia, no podía decir que eran igual de interesantes que cuando los veía y oía a la distancia.

JongIn sabía que los celos eran una enfermedad irremediable, una de las que más detestaba, incluso más que a la gripe misma. Aunque tenía que aceptar que poseía más autocontrol del que creía, de hecho le sorprendía el no haber iniciado una gran escena delante de KyungSoo y YiXing la primera vez que supo que éste último pasaría un mes en el departamento.

Sabía que una actitud de esa magnitud, tan avasalladora y posesiva, harían a KyungSoo mantenerlo más distanciado de lo que era saludable para su relación, por lo que JongIn consideró que quien debería distanciarse y ahorrarse los malos ratos ahora, era él mismo.

No quería ni debía dudar de los sentimientos de KyungSoo, esos que había arrancado pedacito a pedacito y cual capas, del implacable profesor. Esos que JongIn se había ganado como todo un conquistador de primera, donde había iniciado una guerra contra un pelotón invisible en su corazón; pero que KyungSoo fuese tan reservado con su vida privada, que no se abriese a contar tanta cosa se le cruzaba por la cabeza y lo mantuviese para sí mismo, tampoco le alentaba a sentir la confianza que creía debían tenerse al estar de novios.

Quería que KyungSoo tuviese el poder de decirle todo lo preciso y necesario, justamente para evitarse malos ratos como aquél. No obstante, los esfuerzos parecían seguir siendo escasos, o tal vez pedía demasiado. Quizá simplemente, la intensidad y el nivel de expresión que JongIn buscaba en el mayor a diestra y siniestra, no existían. Era simplemente KyungSoo, tan natural y pacífico, que prefería ahorrarse detalles minuciosos con tal de no hacerle trabajar demasiado la cabeza.

Pero lo que KyungSoo no podía ver, era que su cabeza no dejaría de trabajar cuanto menos le contase, sino todo lo contrario. A menor información, más sospechas, más formulaciones y más inseguridades; y JongIn detestaba eso. Quería estar seguro plenamente de todo lo que KyungSoo sentía. Sin embargo de a ratos, por más que las palabras «te quiero» sacudiesen fuerte en su corazón, haciéndole sentir todo lo que nadie había logrado antes, lo ponían a pensar en qué tanto sería eso.

¿Qué tanto le querría? ¿Tanto como él ya lo hacía? ¿Tanto como para poder decirle pronto un «te amo»? ¿O tanto como para traer a un amigo que solía ser su antiguo enamorado?

La semana pasaba más lenta sin verlo, y mucho más, sin responder sus mensajes y llamadas. ¿Así creía que se solucionaría el problema? ¿A través de un teléfono? Tal vez era hora de que KyungSoo hiciese otra visita por su casa si realmente le importaba continuar con aquella relación. Hasta el momento el único que se había movido todo el mes de agosto, pese a que KyungSoo lo llevaba y traía varias veces, había sido él.

JongIn iba y venía del nuevo departamento, se quedaba a dormir por gusto y también por comodidad; le ayudaba con la mudanza pero evitaban también así, el reencuentro con sus padres, quienes ansiaban ver a un KyungSoo aún aterrado de volver a enfrentarlos, tras llevarle una semana entera cual prófugos.

Para el sábado, su suerte o tal vez orgullo, habían logrado que las visitas tocasen el timbre. No era sorpresa, JongIn había recibido mensaje durante la noche anterior de que KyungSoo estaría en su casa antes del mediodía, así hablarían. Y claro que lejos de permanecer enojado, lo que corría en su interior, era la emoción, la desesperación por volver a verlo. Cual corta pelea que poco duraba entre amantes que anhelaban volver a besarse con deseo.

Sin embargo, le dejó tocar el timbre aproximadamente cuatro veces, hasta que SeulGi asomada al pie de la escalera, le miró con decepción.

—Debería darte vergüenza tratarlo así.

—Cállate, tú qué sabes de relaciones amorosas.

—Lo mismo que un terco, orgulloso, celoso e inexperto hermano que tengo.

—Pues entonces estás aprendiendo mucho.

—Tus dramas están tan divertidos como las novelas —sonrió al descender las escaleras.

—Ah, ya vete a molestar a SeHun.

—No creo que sea posible, tú vas a estar más entretenido buscando la forma de poner celoso al profesor Do.

—No es cierto.

—Sí es cierto. Eres un cretino.

El timbre resonó una quinta vez en el salón junto a la voz de KyungSoo «¡JongIn abre de una vez, se que estás ahí, te oigo a ti y a tu hermana!».

—Bueno, tal vez un poco.

SeulGi rio alejándose hacia la cocina y JongIn se apresuró a abrir finalmente la puerta. Podía ser que por aquella vez su hermana tuviese razón y su comportamiento fuese algo excesivo, no planeaba tampoco darle celos con el nuevo huésped, después de todo apenas había intercambiado unas pocas palabras con SeHun. Al igual que cuando KyungSoo estaba en su casa, todos estaban demasiado ocupados en sus rutinas como para compartir algo más allá de un desayuno o cena, y por lo visto también KyungSoo había estado muy ocupado que apenas ese día se presentaba por su casa.

—Hasta que abres. ¿Por qué me haces esperar como a un perro por la comida?

—Hola, buen día, sí yo estoy bien, ¿qué hay de ti? —se cruzó de brazos.

—JongIn, tenemos que hablar, vamos a almorzar, ¿sí?

—Olvídalo. Les dije a mis padres que vendrías, así que vamos a almorzar todos juntos.

—No, no puedo —negó con rapidez.

—Sí puedes. Ellos ya saben todo hace rato y quieren volver a verte.

—Tenemos otras cosas que hablar primero.

—No, no hay nada que hablar. Si dices que YiXing sólo es tu amigo, te creo. Si dices que ya no sientes nada por él, te creo... —murmuró y salió de la casa, entrecerró la puerta mientras KyungSoo le miraba fijamente—. Si dices que me quieres sólo a mi también te creo. Pero decirlo solamente, no basta. Si haces cosas para reprimir lo que sientes aún por mi delante de mis seres queridos, entonces no puedo creerte.

—¿De verdad no quieres hablar al respecto de él?

—No. ¿Qué más puedes decirme? Ya sé lo que no sabía. Estabas enamorado de él, y ahora ya no. Sólo quieres ayudarlo. Yo seguiré intentando controlar mis celos. Pero tampoco me pidas que no te mime delante de él. Si ya sabe que somos novios. No quiero que te avergüences de nuestra relación, KyungSoo.

—Y yo quiero que te pongas un ratito en mis pies y veas mi punto de vista.

—Y lo hago. Pero sólo quiero que veas también lo fácil que sería si me dejases guiarte tal y como lo he hecho hasta ahora —se acercó enlazando las manos detrás de su cuello—. Después de todo... No nos va tan mal.

Las manos de KyungSoo se reposaron también en su cintura y JongIn se animó a besarlo, después de esos pocos días que le habían parecido eternos, estaba deseando fervientemente volver a tener contacto con él; los labios de KyungSoo también le besaban ansiosos y parecía obedecerle lentamente cuando se animaba a dejarse llevar por sus sentimientos. 

—Cómo pasaste estos pocos días sin mi.

—Bien, soportables.

—Qué mentiroso y arrogante. No quisiste responder ni un solo mensaje.

—Estaba enojado todavía. Pero cuando supe que vendrías, comencé a reflexionar.

—¿O sea que no pensabas en volver tampoco?

—Sí, seguramente iba a hacerlo, pero quería ver qué tanto eras tú capaz de insistir.

—Es obvio que vendría. No podría dejar las cosas así.

—Menos mal, porque no me gusta solucionar las cosas por mensajes. Es absurdo.

—Lo sé. También creo eso, pero me sentí muy mal cuando te fuiste el otro día. Y creí que estabas quizá igual o peor que yo. Veo que no estabas tan celoso como pensé.

—Más bien podría ser decepcionado. Pero ya no. Promete que ya no me ocultarás nada. No quiero pelear contigo por cosas así. Quiero que puedas hablar todo conmigo.

—Lo haré. Lo prometo. Los dos lo haremos. Diremos lo que sea que nos moleste. Y trabajaremos por solucionarlo.

—¡Perfecto! ¡Ahora a almorzar en familia! ¡Ah, y está SeHun, sé amable! —le arrastró de la mano hacia dentro.

—A diferencia de ti, soy amable por naturaleza —se mofó yendo tras él.

—Mejor, no necesitamos otro novio celoso —aclaró.

—Es lo que más ansías.

***

El recibimiento de sus padres había sido tan cálido y acogedor como la primera vez que había llegado, sin embargo KyungSoo se notaba más callado y tímido que en ese tiempo, cuando aún podía representar con absoluta compostura el papel de un excepcional profesor. Ahora parecía que sólo se veía así mismo como el oportunista que salía con el hijo del rector, porque aún cuando no era así, era lo que presentía que todo el mundo creía cuando JongIn le sorprendía algunas tardes en los ratos libres antes de iniciar las clases vespertinas.

La ansía de la que KyungSoo había hecho alusión al final de su reconciliación en la puerta, ciertamente tenía sus tintes de verdad. En su mente, intentaba imaginar cómo se vería KyungSoo celoso, ¿sería de actuar con evidencia, de mantenerse distante, o de utilizar frases filosas delante de un supuesto rival? La realidad era que JongIn no lo sabía, y cuánto más lo imaginaba, más su imagen se distorsionaba. Tener celos no debía ser algo divertido de imaginar, pero no podía evitarlo cuando él se reconocía como el número uno en dicha especialidad.

Aunque la decepción al presentar tanto a KyungSoo como a SeHun mutuamente, se hizo presente en el resto del almuerzo, cuando quien continuaba molesto y al borde del colapso, sólo era él mismo al notar la gran química que se había establecido entre ambos. SeHun no le había quitado el ojo a KyungSoo, y KyungSoo había respondido amablemente a todas sus cuestiones, tal y como se lo había pedido también.

Cuando SeHun se levantó para ir al baño, JongIn no dudó ni un segundo en seguirle por detrás, aún si KyungSoo le había sujetado de la mano, mirándole en súplica que no le diese importancia.

—Aunque no se lo diga ahora, lo haré cuando no estés —le susurró entredientes al sentarse.

—¿Pasa algo, hijo? —le observó su madre preocupada.

—Sí, que papá debería tener más cuidado con las personas que trae a casa. Alguien podría ahogarlas mientras duermen.

—Él sólo es amable. Deberías aprender a diferenciar eso de un coqueteo —respondió calmada.

—Lo hago. Pero se nota cuando la amabilidad conlleva cierta curiosidad.

—Ya olvídalo JongIn, no es como si lo fuese a ver otro día —replicó KyungSoo—. Sólo se dio por esta vez. En un mes ya no estará. No puedes pelearte a muerte con alguien sólo por un malentendido... Sino yo ya lo estaría.

—No hables de nosotros en la mesa...

—Creí que eso era lo que querías. Que me sienta en confianza con tus seres queridos —respondió con naturalidad, ocultando una sonrisa socarrona.

—Te aprovechas de la situación —murmuró en un puchero.

—Puede ser.

—¿KyungSoo te quedarás hoy en casa? —curioseó SeulGi.

—No, claro que no, volveré a mi departamento.

—Pero puedes dormir con JongIn —alzó una ceja.

—SeulGi, puedes abstenerte de hacer comentarios por una vez en tu vida.

—No. No puedo. ¿Sí te quedas? Me encanta ver a JongIn celoso, parece un niño malcriado y egoísta que no quiere prestar sus juguetes.

—¡KyungSoo no es un juguete!

—Ah, pero apuesto a que si lo fuese sería más fácil que muchos lo tengan, entonces no estarías tan celoso. Cualquiera podría comprar uno en su tienda más cercana. Yo compraría también uno, y entonces tú JongIn ya no serías especial, yo también tendría un Profesor Do en miniatura.

—Bueno, ya soy miniatura, sólo me quedaría ser de plástico.

—Tú eres mío, de carne y hueso, y se acabó. Gracias por la comida, KyungSoo y yo nos vamos. Tenemos mucho qué hacer.

—¡Pero todavía falta el té! —exclamó su padre.

—Sí bueno, se lo toman en la facultad el lunes por la mañana —contestó con velocidad y levantándose otra vez.

Jaló a KyungSoo de la mano, quien atónito se levantó también haciendo rápidas reverencias, una tras otra hacia sus padres y disculpándose por la brusca despedida; topándose también en la sala con SeHun quien regresaba del baño.

—¡Adiós Profesor Do! ¡Fue un gusto conocerlo!

—¡Mantente alejado de mi novio! —exclamó JongIn señalándole con el índice y dedicándole una mirada severa, sin dejar de avanzar hasta la puerta.

—¡Un gusto SeHun!

El portazo se hizo oír probablemente en toda la casa, JongIn respiró con profundidad, intentando alejar todos los pensamientos negativos que lo habían acechado durante el almuerzo y todos esos días desde que YiXing también había llegado a sus vidas. La vergüenza lo carcomía por dentro, porque no sabía ni con qué cara mirar a KyungSoo, ni cómo explicarle lo que le pasaba.

—JongIn, ¿qué fue todo eso?

El murmullo lo tranquilizaba en compañía de la mano que ahora sujetaba su mejilla con calidez, los ojos oscuros intentando de meterse en su cabeza, con lentitud lo lograban y no podía seguir fingiendo que estaba bien, ni que podía controlar sus arrebatos de celos e inseguridades latentes.

—La prueba de que no puedo, KyungSoo.

—No lo entiendo. Dijimos que íbamos a hablar de lo que fuese necesario, ¿qué es lo que pasa?

—Quiero ir a tu casa. Pero no puedo, no puedo ni siquiera concebir el hecho de que YiXing está allí. Y ahora tampoco puedo tenerte en mi casa sin la idea de SeHun mirándote hambriento.

—¿Y tú con quién crees que quiero estar?

—Con cualquiera excepto un maldito celoso como yo.

—Yo te quiero JongIn. Pero esto no funcionará si tú sufres. Me dijiste que confiase en ti, que tú querías algo serio conmigo. Y creo en ti. Así que tú también cree en mi, los dos estamos aprendiendo a confiar en nosotros mismos, los dos nos amamos, y si algún día tenemos que terminar, que sea porque deseamos caminos y cosas diferentes para nuestra vida, no por inseguridades que no supimos superar.

—¿Y cómo puedo hacer para superarlo? —le contempló con los ojos brillosos, conteniendo sus lágrimas. 

—Podrías empezar ayudándome a calmar mi hambre.

—Ya almorzamos...

—¿Qué pasó con el JongIn travieso? —lo atrajo por la remera y enroscó las manos en su cuello—. ¿Ahora sólo nota las miradas hambrientas de otros y no las de su propio novio? —finalizó besándole con dulzura.

—Haremos algo rápido en el auto —susurró entrecortado y le observó fijamente—. Pero a la noche quiero sexo sin chistar, nada de cohibirse por cierto invitado, o te juro que le aviso antes para que se vaya de la casa.

—Esa podría ser una opción.

—Pues entonces hazlo.

—O podría dejarte afónico y ver cómo le respondes al día siguiente —sonrió de costado.

—A mí no me avergüenza que me escuche.

—Eso es lo que dices. Pero en realidad no puedo comprobarlo hasta que suceda. Después de todo, no sería la primera vez que alardeas de tu impudicia y luego muerdes la almohada para que yo no te oiga. Hasta los más desvergonzados tienen su punto débil —acarició suavemente con su pulgar los labios.

—Ya suba al auto y deje de hacerse el sabelotodo profesor, o no se la chuparé —apretó con su mano el bulto en la entrepierna.

—Claro que lo harás, siempre quieres llenar tu boca con algo más cuando muerdo tus labios y te apreto el trasero —completó la acción.

—Uhm.

—Al auto, JongIn —le propinó una nalgada haciéndole contener el aliento—. Tenemos mucha tarea pendiente en casa.

—Sí, profesor Do.

Como un remolino arrasando con el temor, el calor intenso que KyungSoo ejercía sobre él al tomar el control de la situación al conducirlo hacia la perdición, era lo que más le hacía olvidar los titubeos, las incomodidades. Un poco de acción parecía ser la respuesta cuando las palabras ya no le servían porque no quería pensar más, quería sentir. Eso era todo lo que necesitaba y ya no sabía si KyungSoo instintiva o racionalmente se lo daba, pero una vez más se quemaban.

Y le encantaba.

📚






Sólo quedan 3 capítulos que voy a traer bastante pronto, los últimos dos son cortitos <3 ❤ acabo de terminar hace un rato de escribirlos así que sólo queda corregir. 🌺 ¡Muchas gracias por leer! 🔮

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro