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21. Una Molestia Llamada Conciencia

No me gusta la forma en que él está mirándote
Estoy empezando a creer que tú también lo quieres
¿Estoy loco? Ya perdí la cabeza
Incluso si sé que me amas, no puedo evitarlo
Giro mi rostro, subo la música e inflo mi pecho
Estoy listo para enfrentarte, puedes llamarme obsesionado
No es tu culpa que ellos te revoloteen
Es decir no te faltan el respeto
Estoy en mi derecho de ser un infierno, me sigo poniendo celoso.
Porque eres demasiado sexy y hermoso, todos quieren probarte
Y es por eso que me pongo celoso.

Jealous, Nick Jonas


📚




Volver a casa no estaba entre los planes de JongIn, quien tenía ganas de pasar toda la noche junto a KyungSoo, y además que luego por la mañana siguiente, éste también le llevase a la universidad. No obstante, sus caprichos se veían interrumpidos con la llegada del inoportuno YiXing. Aún si buscaba motivo alguno, sabía que no tenía ni uno suficiente para celar a KyungSoo, no había algo oculto entre ellos, ya sabía de sobra que ambos se conocían desde la preparatoria y de todo el apoyo que YiXing le había brindado en el pasado.

De todos modos, el pequeño bichito de la inseguridad le molestaba en la conciencia al tener que dejarlos solos. Sabía que KyungSoo se enojaría si metía la pata, si decía algo fuera de lugar, o siquiera si intentaba marcar un territorio inexistente cual animal, pero eso era algo con lo que le costaba horriblemente lidiar. Claro que confiaba en KyungSoo, pero si no conocía a sus amistades, ¿cómo podía confiar en ellas? ¿Cómo podía asegurarse de que nadie se le lanzaría con la misma osadía y descaro que él había tenido meses antes?

Lo único que le calmaba, era saber cuánto KyungSoo se controlaba. Lo fiel que era ante sus valores, la templanza en el mayor era algo que le había encantado a la hora de conquistarlo. El profesor correcto que quería quedar bien ante el resto y equilibraba sus pasiones y responsabilidades, sonaba más atractivo de lo que nunca hubiese imaginado. JongIn se consideraba un completo cabeza dura, testarudo por lo que le gustaba, y así como él no renunciaba, estaba seguro de que habían cientos de otros que tampoco lo harían.

Apenas estaba abriendo la puerta de su casa cuando recibió el mensaje de KyungSoo: «por favor, ven mañana así hablamos más tranquilos». Y claro que JongIn iba a ir, habían muchas cosas por esclarecer respecto a la llegada de Zhang YiXing. El nuevo intruso se había clavado tanto en su cerebro, que había desplazado por completo la noticia de hacía tres días. Tendrían un nuevo huésped en casa que venía del extranjero, era un coreógrafo que habían contratado temporalmente en la agencia de SeulGi y que desafortunadamente también estaba de suplente en el edificio de artes, cercano al de economía donde mandaba su padre. 

Lo cierto era que una nueva visita tan pronto, no le causaba ningún entusiasmo, pero al menos ahora tenía el departamento de KyungSoo para huir.

Tras oír ruido al fondo, se dirigió a la cocina, encontrándose con SeulGi sirviendo jugo en un vaso y preparando un sándwich; había algo diferente en ella, la sonrisa en sus labios, la emoción y rapidez con la que se movía para buscar un plato, suponía que tenían un nombre.

—¿Ahora eres tú la patética enamorada del huésped?

—¡Ah! ¡Me asustas, idiota! —exclamó molesta.

JongIn se cruzó de brazos mientras la contemplaba a pocos metros y sonrió divertido.

—¿Ya está en casa?

—Vino ayer a la noche, papá nos fue a buscar a la agencia.

—No puedo creer que esté trabajando también en la facultad. ¿Acaso va a apadrinar a todos los profesores que se cruce por el campus?

—Papá quería que tú fueses a trabajar en su universidad, pero terminó encontrando un nuevo huésped. Supongo que te ganaron el puesto.

—Ni de broma. No pienso trabajar en el mismo ámbito que papá. Prefiero que siga trayendo huéspedes antes que eso.

—Quizá quería vigilarte a ti y a KyungSoo —rio—. O tenerlos más cerca de él para no estar solo.

—Qué siga soñando ese viejo loco, porque eso no sucederá —advirtió.

—Qué malo, él está contento por ti y quiere verte aún más feliz.

—Pues buscarme trabajo a escondidas no suena muy bien, me alegro que alguien más haya ocupado esa suplencia.

—Qué desconfiado eres con nuestros padres.

—SeulGi. ¡Son nuestros padres! Se supone que tienen intenciones de vernos mejor, pero sólo quieren que seamos mejor del modo en que ellos quieren.

—Bueno, pero eso no quita el hecho de que sí estén felices por ti —aseguró.

—Sí bueno. Ya dejemos de hablar de mi, ¿cómo se llama tu enamorado?

—¡No digas eso! —exclamó azorada y pronto se giraron ambos ante los pasos en la sala acercándose.

—Disculpa, SeulGi, ¿puedo poner a lavar una camisa? Es que la necesito para mañana... —el chico vestido en pijama se detuvo abruptamente y se inclinó veloz en una reverencia—. Oh, ¡buenas noches!

JongIn le observó detenidamente, era casi tan alto y joven como él, pero de físico mucho más escuálido y uniforme, sus labios eran finos como su mandíbula, además de unos pequeños ojos que suavizaban su mirada.

—¿Qué es esto? ¿Ahora de repente los chinos nos invaden?

—Es coreano —espetó SeulGi entre dientes al darle un codazo.

—Sí, mi nombre es Oh SeHun. Pero puede ser que se me hayan pegado los ojos de mi familia China —bromeó—. Supongo que debes ser JongIn, el hermano de SeulGi.

—Así es, y si se te ocurre ponerle un dedo encima te lo corto. Y no me refiero al dedo.

—Ah, claro que no. Es muy bonita... —titubeó y desvió con timidez la mirada—. Pero me gustan más los chicos.

—Oh... —SeulGi murmuró con un mohín decepcionante—. ¡A JongIn también!

El silencio reinó unos segundos, SeHun perplejo, ocultó su sonrisa con una mano sobre su boca; JongIn hizo caso omiso a aquel momento y colérico fulminó a su hermana quien agachó la cabeza en vergüenza.

—Perdón JongIn, estuve fuera de lugar.

—Tranquila, no deberías avergonzarte —acotó SeHun con suavidad—. Ni tú tampoco, JongIn. Ambos entendemos perfectamente la situación, así que lo dejaremos pasar.

—Aprende a meterte en tus propios asuntos y deja de divulgar la vida íntima de los demás, ¡niña chusma! —le reprendió y luego se dirigió con calma al nuevo huésped antes de retirarse—. Puedes usar las comodidades de la casa cuando plazcas. Gusto en conocerte.

—Gracias —asintió—. No te preocupes por el jugo, SeulGi, yo lo llevaré.

Oh SeHun parecía un joven amable y tranquilo, con su ligera cuota de sinceridad y diversión, se notaba que pasaría unos agradables días en su casa. Probablemente ahora que su hermana ya sabía las preferencias del joven, sólo se limitaría a ser su amiga. Aunque a JongIn, el desconocer los gustos de KyungSoo nunca le había sido un impedimento para intentar conquistarle. Probarlo para ver qué tanto cedía había resultado demasiado bien; tanto que se preguntaba si realmente SeulGi sería capaz de mantener la cabeza en frío y no cometer locuras que pudiesen acarrear problemas en la familia.

Tan bien había salido todo con KyungSoo en tan poco tiempo, que esperaba que no regresasen las inseguridades de éste cuando se enterase que él también tenía un nuevo huésped; de su edad, joven y apuesto, eso último era algo que no se podía negar en SeHun. Sin embargo, lo que menos deseaba era alimentar algún miedo dormido en KyungSoo, por lo que tal vez sería mejor guardar circunstancialmente, esos pequeñitos detalles.

***

Aunque sabía que era poco probable, JongIn tenía la gran esperanza de que al día siguiente cuando abriese la puerta del departamento de KyungSoo, no hubiesen sorpresas. Era una amarga sensación, queriendo negarse lo inevitable, pero conservando la chispa esperanzadora de que quizá su presentimiento no era tan certero. Sin embargo, todo dejaba de ser esperanzador cuando visualizaba los hechos y asumía la realidad.

Había atinado y bien visualizado, YiXing estaba en la sala, sentado en el sillón con las piernas extendidas, una taza de café en una mano y la otra anotando sobre un cuadernillo reposado en sus rodillas. JongIn se sintió ajeno al lugar cuando le pareció invadir el espacio al joven, quien despistado, alzó la mirada perpleja ante su presencia.

—Oh, JongIn, ¡hola! —saludó desde su sitio alzando la mano junto al bolígrafo.

—Hola, vaya... algo me dice que ya eres parte de la familia, YiXing —murmuró avanzando cauteloso hasta el centro de la sala y alzó la voz—. ¡KyungSoo!

—Él está en el departamento de al lado.

—¿Cómo que al lado? —le miró incrédulo.

—Las chicas que viven ahí, le pidieron si podía ayudarles a mover un mueble.

—¿Estás bromeando?

—No. Es en serio, incluso él estaba sorprendido.

—¿Y tú por qué sigues aquí?

—¿Qué no te lo dijo KyungSoo?

—Para eso vine. Aunque ya lo imagino.

El ruido de la puerta abriéndose los alertó a ambos, YiXing alzó la vista en busca de respuestas y JongIn se giró mientras un contento KyungSoo le sonreía con ligero asombro.

—JongIn, ya viniste, no me avisaste que llegarías tan temprano.

—Ni tú que las visitas aún no se habían ido.

—Eso es por lo que quería hablarte en la tarde, cuando YiXing se marchase a su trabajo, entonces estaríamos solos; pero viniste de sorpresa.

—Bueno, parece que te inquieta más mi llegada sorpresa que la de él ayer —miró con desdén hacia el sillón.

—Creo que me iré más temprano al consultorio así ustedes pueden hablar tranquilos.

Con prisa, YiXing tomó todo su papelerío desparramado, y metió la carpeta y el bolígrafo dentro de un bolso a sus pies, se levantó y pasó de largo por al lado de ambos hasta llegar a la puerta para calzarse y retirarse.

—¡Ah! KyungSoo, el tema de la llave...

—Lleva la mía así le haces copia —le entregó la que aún tenía en mano.

—Sí. Claro. Así entras cuando te dé la gana, como su novio —sonrió con esfuerzo—. ¡Ah, cierto que ese soy yo!

—JongIn, en serio no tienes que temer nada, sólo estaré un tiempo hasta encontrar un departamento. Intentaré que mi presencia sea lo menos notoria posible.

—Bueno, agradezco tu intención, pero ya estás fracasando.

—YiXing, ya vete —pidió KyungSoo.

—¡Nos vemos!

La puerta pronto se cerró y el silencio los abrumó. JongIn quería respuestas sin siquiera tener que pedirlas, pero KyungSoo no parecía entender del todo su estado, se había acercado veloz y besado sus labios ruidosamente, logrando que el enojo que traía cargado desde el día anterior, se desvaneciese amargamente. Las manos en su cuello y la frente pegada a la propia, no colaboraban en mantener su enojo. KyungSoo le miraba con tanta dulzura que creía no ser capaz de molestarse con él, pero pronto la voz amable y pidiéndole cosas extraordinarias, le hacían dudar.

—No seas así con él, JongIn.

—Ni tú así conmigo.

—¿Así cómo?

—Besándome cuando sabes que estoy molesto, y sin darme explicaciones.

—Sí, va a vivir aquí, pero sólo por este mes.

—Ni siquiera vivo yo contigo y él llega de la nada, y ya está instalado. Es injusto.

—Él es no es mi novio.

—Con más razón. ¿Cómo es que apareció así de golpe?

—Terminó con su novia. Él vivía en su departamento. Pero YiXing no es de aquí. No tiene familiares, y sabes que siempre fue de mis mejores amigos. Aunque actualmente lo de mejor ya no es de gran importancia. Sólo es un favor, y lo estoy ayudando así como él lo hizo conmigo en su momento. Así como hacen tus padres también.

—Entonces vendré más seguido —declaró llevando las manos a la cintura de KyungSoo.

—Está bien —sonrió dejándose llevar por el nuevo beso más acaparador—. Eso no me ofende.

—Pero a mi sí, ¿qué hacías en el departamento de al lado? Ahora resulta que no puedo dejarte solo que ya todos quieren un pedazo de ti.

—Bueno, creo que las vecinas de al lado son hermanas, y creen que nosotros somos primos.

—¿Y?

—Y que creo que quieren conquistarnos por separado —rio.

—¿No les dijiste que somos pareja?

—No dio la ocasión. Una hacía comentarios de que eras apuesto y yo no lo negaba, mientras que la otra me decía que yo tenía mucha fuerza.

—Te estaba halagando falsamente para llamar tu atención.

—Supongo. Apenas podía mover un mueble lleno de libros —rio también.

—La próxima vez te besaré delante de ellas —murmuró besando sus labios entre palabras.

—No tienes que hacer eso.

—Y lo haré cada vez que esté YiXing delante de nosotros.

—Tampoco tienes que hacer eso. ¿Por qué tienes que incomodar a todo el mundo para llamar la atención? ¿No puedes ser amable?

—No quiero llamar la atención de nadie más que la tuya todo el tiempo. Pero sí quiero que tengan bien en claro que tú ya estás con alguien. No te veo haciendo muchos esfuerzos por demostrarlo.

—¿No era que no debíamos hacerlo? Que ese era nuestro encanto.

—No cuando hay moscas intentando meterse en nuestra dulzura.

—No vayas a empezar con celos tontos.

—No lo haré... Sólo quiero asegurarme que nadie te pretende de otro modo más que amistoso.

—Aún si lo hiciesen con otra intención, no estoy interesado en nadie más que tú.

—Sí, bueno, pero eres torpe como mi padre. No todos son amables por naturaleza como tú y él. Hay personas que hacen un esfuerzo extra, para tener éxito en lo que desean —declaró.

—¿Como tú? —alzó una ceja.

—Um... Más o menos.

—O sea que sólo quieres alejar a las personas como tú —continuó KyungSoo con diversión.

—A los que tengan las mismas intenciones...

—Qué mal. Pero tú eres una buena persona. Y no hay nadie que se te iguale o compare. Así que puedes simplemente dejarme tratar con la gente como lo he hecho siempre —acarició sus mejillas cuidadosamente y lo besó—. Y confiar en mi.

JongIn volvía a sentir la calidez correr por todo su cuerpo cuando KyungSoo lo acaparaba de modo tan protector, demostrando el afecto que se guardaba ante todo el mundo y sólo le concedía abrumadoramente a él. Si lo pensaba así, cuando era consciente de esos momentos y su piel ardía por el tacto del mayor, cuando los ojos de KyungSoo brillaban al verle y los carnosos labios quemaban en su boca; ahí era cuando apreciaba que su amor fuese tan privado y poco notorio ante el resto. Era cuando se reafirmaba su necesidad de mantener el encanto.

—Ya que hoy no voy a cursar... voy a cocinar para la noche —titubeó sin pensar.

—¿Sabes cocinar?

—Lo que aprendí de ti debe ser suficiente para hoy —sonrió y torció un gesto en desdén—. ¿Debo contar a Pillín?

—Sí, debes contarlo. Y es YiXing.

JongIn rio y se aferró a él en un fuerte abrazo. Probablemente KyungSoo debía estar preguntándose porqué se había juntado con un joven aún tan inmaduro como él; lo cierto era que JongIn aún si sabía que a esas instancias ya estaba enamorado de KyungSoo, no se sentía tan maduro ni a su nivel. Sí sentía merecerlo, porque era su trabajo, su conquista y claro que valía todo para él; era su esfuerzo y compromiso. Pero cuando los celos y las presencias inoportunas llegaban a su vida, las dudas que nunca se había planteado y los miedos desconocidos y no analizados, hacían aparición con velocidad, haciéndole olvidar toda la confianza tenida y ganada en el pasado.

Cuando quería proteger tanto lo que amaba, los lados más viscerales nacían, las emociones se intensificaban y las inseguridades afloraban. Su lado más adulto, el no reconocido y con mucho por trabajar, era el punto de quiebre a una vieja y cómoda confianza de su adolescencia y niñez. Los verdaderos miedos llegaban con las responsabilidades, con los compromisos que se había propuesto y que ahora temía no poder sostener y perder. Era una gran flor colorida de verano que ahora llegando el otoño, quería dejarse marchitar por no estar preparada.

—Sí, bueno como sea, el chino. En casa también hay un huésped chino, bueno no completamente chino, sólo eso me pareció, pero es coreano y su madre es china.

—Oh, qué bueno. Tú padre tendrá con quién entretenerse.

—Sí, tiene mi edad. Supongo que será también un buen amigo para cuando yo esté en casa...

—¿Estás tratando de decirme algo más con eso?

—No lo sé. Quedará en tu conciencia, no en la mía.

JongIn sonriente se soltó del abrazo y se largó a la cocina. KyungSoo pronto tenía que irse a su turno nocturno en la universidad, por lo que supuso que en la noche, después de una cena incómoda con el nuevo huésped, de celosas declaraciones y la confesión de que también en su casa había un nuevo integrante, KyungSoo habría acumulado suficientes pensamientos sofocantes de los cuales querría hablar. Pese a que se había prometido no contarle de Oh SeHun, el desenlace de la tarde le había bastado para meter su filosa lengua y plantar la indeseada incertidumbre en KyungSoo.

O eso quería creer. Porque imaginar que KyungSoo permanecería inmutable ante su noticia, se le hacía de momento imposible de imaginar.

—¡Mi conciencia está muy limpia, JongIn! —gritó KyungSoo desde la sala.

—¡Eso espero!

Eso esperaba, porque la conciencia de JongIn para cuando KyungSoo se retiró del departamento, ya estaba sufriendo del rápido arrepentimiento ante su absurdo e impulsivo comportamiento.

📚






Al fin corregí, aaa, perdón por no traer tan seguidas las actualizaciones como lo hice en la primera parte; pero este último mes anduve con la cabeza muy lejana a la escritura, centrándome en temas que empecé a tratarme psicológicamente, por lo que me ando distrayendo con otras cosas; pero tranquileishon que ya me falta poco para terminar el fic, como mucho serán 26 o 27, ya les había dicho que no era una segunda parte larga <3 muchas gracias por leer ♥️🌺

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