Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

14. La Complicidad del Amor

Cuando la noche llegue
Y la tierra oscurezca
Y la luna sea la única luz que veamos
No, no tendré miedo
Siempre y cuando
Estés a mi lado
Así que cariño, cariño
Quédate a mi lado.

Stand By Me, John Lennon



📚





A medida que KyungSoo contaba con mayor profundidad de su pasado y le expresaba sus miedos, JongIn comprendía mejor las inseguridades y así mismo se sentía con la necesidad de hacerle saber una y otra vez, que lo que acababan de comenzar, no tenía porqué ser igual a la relación anterior; sino mejor, siempre todo debía ser para mejor y no sólo quería hacérselo saber, sino también sentir a cada instante en que se enroscaba en su cuerpo para mantenerse abrazado a él en la cama.

El que KyungSoo estuviese atreviéndose a su primera relación homosexual, no le restaba bajo ningún aspecto credibilidad ante sus ideas, y afortunadamente para KyungSoo tampoco se sentía así, sino que éste parecía estar viviendo por primera vez todo lo que siempre había deseado. Esa sensación de amor prematuro e incondicional por la cual JongIn estaba completamente dispuesto a entregar y luchar, y así poder crecer juntos.

No podía permitirse que KyungSoo se arrepintiese bajo ningún motivo, y de hecho no era KyungSoo quien le instauraba ese sentimiento inseguro, sino que claro, ahora era su turno de sentirse ligeramente emocionado y aterrado de poder perderlo. De no ser por su trabajo e insistencia, era evidente que KyungSoo no se habría ni siquiera acercado a él de ese modo en el que los había llevado ahora, a ser novios.

A JongIn tampoco le interesaba comunicarle el asunto al mundo, era celoso con apenas un día de relación oficial, pero también sabía que ambos tenían motivos para estar lo más calmos posible. Los estudiantes coquetos de KyungSoo no eran ninguna sorpresa en el día a día, tal vez si en el futuro de vez en cuando lo fuese a esperar seguido en las salidas y lo besase, no fuese necesario aclarar muchas cosas. La gente tendría la respuesta sin siquiera preguntar.

Las acciones pesaban más cuando las palabras eran torpes, pero también eran más precisas que una simple declaración sincera a quienes preferían hacer oídos sordos de la verdad.

—No sé dónde me metí al aceptar estar contigo. Pero tu padre me dijo que si cambiaba, fuese para mejor. Y tú me hiciste romper mis límites, me haces sentir mejor. Quiero intentar todas las cosas que nunca me animé con nadie y hacerlas junto a ti.

La mirada oscura de KyungSoo se clavaba firme en su rostro con decisión, con una renovada confianza que lo emocionaba a niveles desconocidos, haciendo latir desenfrenado a su corazón, como si fuese ahora KyungSoo quien intentaba conquistarle por primera vez.

—Y yo quiero robarte el corazón, como nunca pude antes con nadie. Mis intentos siempre fracasaron. Creo que eres la primera persona que quiere y entiende, a regañadientes, lo que deseo.

—Tal vez no supiste darte a entender.

—Sí lo hice. Pero que traten de quedarse por placer, no es lo mismo. Supongo que no estaban preparados para el compromiso, no podía obligarlos a quedarse si íbamos a terminar a los pocos meses; eso era lo más lejano al amor. Sin embargo, a diferencia de ti, no me importó seguir intentándolo cada vez que se presentaba la ocasión, si no fuese por las decepciones, no habría llegado hasta aquí... —confesó y con incertidumbre, murmuró—. ¿Tú sí quieres quedarte?

—Por mucho tiempo, hasta que te canses de mi.

—Si descanso aquí contigo, en tu cama, y dónde sea que duermas dentro de un mes, dudo que me canse algún día... Excepto por cuando tengamos sexo.

JongIn alzó la mirada hacia KyungSoo, quien sonreía algo adormecido, tenía los ojos cerrados mientras le oía, pero su voz en susurros respondiéndole le reconfortaba.

—Ojalá que eso nos canse tanto como también nos relaje —acarició su espalda, y aunque el roce lo estimulaba, sabía que KyungSoo sólo lo mimaba—. JongIn, retomando al asunto de los robos...

—¿Sí?

—Estoy cansado, no acostumbro a dormirme muy tarde...

—¿Y?

—¿Y puedo robarte un beso antes de dormirme? —en un tímido susurro le miró de reojo.

—No puedes robarme uno si ya eres mi novio.

KyungSoo le sonrió y acercó su cabeza para juntar sus labios un par de segundos, JongIn se acurrucó más a su pecho y pronto oyó la profunda respiración que le advertía que sí, KyungSoo rápidamente ya dormía.

Mientras caían en el sueño, la mente se despejaba y las imágenes se transformaban en una rápida película donde una cinta ardía en llamas quemando el pasado. Un libreto se comenzaba a escribir y aún no sabían el final ni el desenlace, porque ese recién era el inicio. Ser novios, saber que la intención en ambos de perdurar era auténtica y sólo debían disfrutar, era suficiente.

El tiempo más rápido que lento, reconstruiría su presente, y algún día en el futuro, ese instante se convertiría en un dulce pasado.

***

El repiqueteo cada vez más intenso advirtió a JongIn de que esa mañana sería una muy lluviosa, de todos modos la claridad entraba por la ventana e iluminaba cual ángel dormido a KyungSoo a su lado. Sin titubear y tal y como quería hacerlo, besó su nariz suavemente, con la somnolencia de recién haber despertado. KyungSoo frunció un poco sus facciones y JongIn aprovechó para seguir besando su barbilla, hasta que los ojos contrarios finalmente se abrieron, y una leve sonrisa se formó en sus labios.

—Buen día, profesor.

—No me digas así... —suspiró y luego saludó animado—. Buen día, JongIn.

Y antes de siquiera volver a poder besarle, el repiqueteo se volvió tan fuerte que ambos se estremecieron y miraron aterrados. Ya no era la lluvia. Unos rápidos y delicados golpeteos se hicieron oír en la puerta. KyungSoo se sentó bruscamente devolviéndole una mirada nerviosa.

—¿Llamaste a SeulGi? —susurró preso del pánico y el golpeteo se repitió.

«KyungSoo, perdón la molestia, soy el señor Kim».

—¡Es tu padre! —soltó el contenido murmullo y de un salto se precipitó a tomar un pantalón del armario—. ¿Qué mierda le diremos?

—¡Ya sé, pon música clásica en tu teléfono!

JongIn se levantó para correr al baño, lavarse la cara y peinarse con la velocidad de quien llegaría tarde al trabajo, o al menos eso supuso, porque a clases llegar tarde era algo que hacía tiempo había dejado de preocuparle.

—¿Música? ¿Cuál es tu maldita idea JongIn? —espetó en un susurro mientras se quitaba la parte inferior del liviano pijama y se ponía un negro pantalón deportivo.

—Ya verás, piernas de algodón —sonrió travieso al asomar la cabeza, y en cuanto acabó se abalanzó hacia KyungSoo con el cepillo en mano para pasárselo por el cabello—. Péinate un poco. Si así estamos por sólo dormir imagínate cuando lo hagamos.

—JongIn no es momento para bromas.

«KyungSoo», se oyó la voz más grave.

—¡Ya voy! —exclamó en tono ahogado.

La voz de SeulGi se había hecho oír también en una tardía coartada. «Papá, déjalo debe estar durmiendo».

—Tener sexo no es ninguna broma —le miró con seriedad, alzó sus brazos y extendió las piernas en posición de elongación, entonces finalmente ordenó—. Abre, esto será divertido.

KyungSoo con el horror en el rostro, tan pálido como si acabase de ver a un fantasma, se aproximó a la puerta. Tembloroso estiró su brazo y pronto presionó la manija para sonreír de oreja a oreja, tan forzoso que hasta a JongIn le dolía verlo, pero eso no lo detendría; sólo incrementaba la ternura que le causaban los nervios ajenos.

—Señor Kim. ¡Buen día!

—KyungSoo, buen día. Quería avisarte que estás invitado a almorzar con nosotros y no puedes negarte ya que... ¿JongIn qué haces ahí?

El cuerpo entero del señor Kim pasó intrusivo y sin permiso alguno, dibujándose en su rostro un gran desconcierto. Pero JongIn apenas podía contener su risa, y la tensión de KyungSoo clavándole la fría mirada lejos de resultarle perturbadora, sólo le incitaba a ver hasta qué punto era capaz de aguantar. Aún era divertido jugar con la cabeza de KyungSoo, volverlo un poquito loco para reír luego; podía ser pícaramente cruel, pero a fin de cuentas KyungSoo por esos motivos también había caído por él.

—Hum, papá... No sé si deba ser yo quien te lo diga.

—¿Qué está pasando, KyungSoo?

—¡Lo siento mucho, señor Kim! —se inclinó en disculpa—. ¡Me aproveché de su hijo! Estoy dispuesto a irme hoy mismo.

—¿Qué?

El señor Kim observó perplejo a KyungSoo, pero JongIn a duras penas contuvo la carcajada, no podía creer que realmente KyungSoo era capaz de sincerarse con tanta honestidad y rigidez, al punto de mandar todo al demonio y responsabilizarse a sí mismo.

—Papá, el Profesor Do siempre ha tenido el deseo de aprender a bailar, y le da vergüenza. ¡Deja de intimidarlo!

—¿Le estás enseñando danza?

—Era un secreto que él quería mantener.

—Oh... Vaya —le observó curioso y palmeó su hombro con calma—. KyungSoo, no imaginé que te gustaba la danza.

—¿Eh? —parpadeó—. No, yo tampoco, quiero decir, JongIn me estaba ayudando. Es que pronto será la boda de mi prima y somos como hermanos, ya sabe, querrá bailar conmigo y no puedo defraudarla...

—Oh, ¡pero está perfecto que aproveches! Y yo que creí que tu carrera era inservible, hijo. No es que no lo hagas bien —aclaró con el cinismo que JongIn poco toleraba—. Pero ya sabes Do, uno se pregunta dónde va a utilizarlo, quién le va a pagar; ahora veo que en cualquier lado puedes encontrar un idio... —se detuvo bruscamente y rio nervioso; pero tanto JongIn como KyungSoo se mantuvieron en silencio, cualquier insulto era preferible antes que ser descubiertos—. A alguien dispuesto a aprender.

—Exacto, se sorprendería, sobre todo en las fiestas de gala. Mínimamente hay que saber unos pocos pasos para no pasar vergüenza...

—Oh, sí totalmente. Cuando se casó mi TaeYeon, yo era el idiota, le pisé sus hermosos zapatos blancos. Me habría venido bien pagarle a mi hijo por unas clases. ¡Pero todavía no estaba en la carrera!

—Ya veo, absolutamente —asintió KyungSoo.

—¿Entonces vamos a almorzar, papá?

—¡Oh, sí! Vamos a almorzar todos juntos, yo invito. KyungSoo, no puedes decir que tienes trabajo, ya se acabó el semestre y además te irás en la semana. Merecemos una amena despedida.

—De acuerdo —sonrió agradecido.

—JongIn ve a ponerte algo más formal, que iremos a un restaurante. Nos vamos a las doce.

—¡Sí! —exclamó presuroso, alejándose de la habitación entre risas, dejándole a KyungSoo con el resto de su historia inventada.

Eso había salido mejor de lo esperado. JongIn no veía la hora de confrontar a un avergonzado KyungSoo por la noche, cuando volviesen a estar solos y los besos aplacasen otra vez: el calor, el pequeño enojo y las travesuras que en el auto rumbo al restaurante, se había propuesto a cometer al tenerlo sentado a su lado.

Pasar la mano por detrás de la espalda de KyungSoo, meterse por debajo de la camisa, darle pequeños apretones en los muslos y hacerle contener los reproches y las miradas castigadoras al estar éste hablando con su padre, se convertían en una de las situaciones más excitantes y emocionantes de su vida.

Incluso SeulGi los observaba de reojo, con incredulidad y picardía, notando sus intenciones y apretando los labios para no emitir sonrisitas que expresaban el gusto culposo, de quien veía cómplice el amor en sus seres queridos.

📚












Ya se va Kyung de la casa de los Kim, y en la vida real ya se rajó al ejército 🤧💚
Muchas gracias por leer<33 🌹😘

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro