Capítulo 5: El día a día tiene su propio afán
Me preparé tan arduamente para la reunión del martes que llegué a creer que mi exageración traería sus consecuencias y que pocas van a favorecer, no solo a mí, también a mi papá; a mi familia; a lo que han levantado por tantos años. La carga era tal que preferí dar unas vueltas a varias manzanas para relajarme, regresar a ducharme e ir relajada a presentarle mis opiniones a Alica respecto a la campaña publicitaria del último producto. Si me llama una segunda vez para que me apresure podría explotar en gruñidos.
Bajé la ventanilla del lado del copiloto para ver a Alica salir del edificio de cinco pisos donde vive, éstos le proporcionan la privacidad que no le dan los que superan los diez y el servicio es especial; al ser pocos los inquilinos, tienden a ser cercanos pero no entrometidos. Nunca he vivido en complejos departamentales pero puede que lo piense si los tiempos siguen como van.
Pongo abajo el seguro y le quito el portafolios que lleva en mano y su bolso para ponerlo en la parte de atrás.
—Esto no lo podríamos hacer si tuviese un convertible.
—Tuviésemos —corrigió, bajando el compartimiento con el espejo de su lado. Rascó con su uña una esquina del ojo y barrió sus labios unos con otros.
Desde que compramos este vehículo con el ahorro del sueldo de ambas no puedo si quiera insinuar que no es de las dos porque se ofende.
—Tuviésemos, sí. Pero no te quejas ahora, ¿verdad?
—No me quejo —dijo en un tono que dejaba muchas dudas.
Reí de ello e ingresé con el auto a la calle para ir a la autopista.
—¿Y bien? ¿Qué hay con la campaña?
Ahí viene con su cara de auxilio.
—Sabes que Will aceptó que trabajemos con modelos de medidas variadas, como Nadina Mitchael, Elizabeth Ferreira y Milena Calzada.
—¿Sí...?
—Pero el estándar aun nos corrige en usar en exceso a aquellas celebridades que están en auge, sobretodo en las redes sociales.
—Tengo entendido que las tres cumplen con el perfil.
—Sí pero son celebridades por error, no por iniciativa.
—¿Eso importa?
—¡Sí, y mucho!
Guardé silencio un momento para escuchar sobre el plan laborioso de este último trimestre. No trabajo directamente con mercadotecnia o con el área que lleva la gestión con las modelos aunque he estado de cerca dando mi opinión con intermediarios porque, aunque sea absurdo, aun con todo lo que estudié es inevitable que se piense que mi puesto es la sombra del de mi padre. ¿Quién los culpa por creerlo? No tengo tiempo o energía para desmentirlo en una campaña publicitaria como la que tiene Alica en el pronto curso de las siguientes semanas.
Estacionamos en el puesto privado que se asigna a la gerencia y ayudo a Alica con sus cosas.
—No opinaste —me reprocha. Eso consigue mi total atención antes de solicitar el ascensor.
—¿Qué quieres oír?
—Lo que desees decir o preferiría que te calles.
Le hice caso y saludamos a unas cinco personas que llegaron a esperar con nosotras.
—Tus silencios son como los de Francine —insiste, reacia a mis actitudes.
Reí, promoviendo sin querer el enojo de Alica.
—¿Quién te entiende? —pregunto sin importar la cara que me ponga—. Si quieres mi opinión es difícil dártela. Mi área no tiene que ver con la tuya, Ali.
—Sí, tal vez tengas razón, pero... —suspira—, me gusta saber que te tengo cerca y que entiendas todo lo que te digo.
Abordamos el ascensor y no tuvimos parte en una charla hasta nuestro piso, donde fuimos abordadas por mi madre.
—¡Hasta que por fin!
No permito que me tome de los hombros y sin querer acaba Alica siendo sujetada por las huesudas manos de Violett quien se volteó a verme desde atrás por encima de su hombro, airada y no sé porque razón.
Hablo rápidamente:
—Pero a ver, mamá. Nos vimos hace nada, ¿por qué estás así?
—Esa muchacha está aquí y ha pedido hablar con Alica pero tu eres la relaciones públicas
—No soy la relaciones pú...
—¡Tú eres quien tramita con los socios!
Relamo mis labios y asiento una vez, preparada para saber quién es.
—¿Su nombre?
—Miramar Burgeos.
Amplié mis ojos y di pasos rápidos a la sala de juntas. Si la señorita Burgeos está pidiendo por Alica es por algo gordo y mamá con sus ambigüedades no ayudó en prepararnos a ninguna para el panorama con el que tendremos que lidiar.
Acomodé los dos botones de mi chaqueta; miré a Alica, mi soporte; le envié otra mirada a mi madre que no captó para nada. Y entramos.
Papá estaba a la cabeza, con su cuerpo de manera desgarbada. Miramar Burgeos nos miró y aquella picardía de la boda desapareció por completo para dar lugar a una completa lucidez, entereza y seriedad.
—Buenos días, disculpen si les hicimos esperar —habla Alica con formalidad y se coloca a un lado de Miramar.
—No se preocupen —dice papá y sonríe de manera extraña—. Esta reunión no tiene nada de convencional.
—Tiene toda la razón —le secunda la señorita—. No vine a que hablemos de trabajo y ofrezco disculpas de ante mano, pero tengo el permiso del señor Blackmore para venir a fisgonear.
—¿Competencia? —pregunta mamá.
Cristo...
Miramar no se siente ofendida, para nuestra fortuna, y se lo toma a guasa.
—Vengo en representación del señor Burgeos Ruiz Palacios y solicita información de uno de sus empleados. Les aseguro que no con fines indebidos, solo siente intriga y preocupación por esta persona. Esto es aislado de nuestros tratos, que están vigentes, señor —se dirige a papá con lo último.
—Si el señor Blackmore no tiene inconveniente, nosotras tampoco, señorita.
Alica y yo damos fe de estar de acuerdo. A Miramar le cruza un cambio en la mirada por segundos, cortos pero visibles hasta volver a la seriedad.
—Quisiera saber si aquí trabaja una mujer de nombre Alica.
Mi amiga abre sus ojos y se señala, tan confundida como yo.
—¿Yo?
—¿Tu eres Alica? —dice con agrado y se echa a reír—. Que pequeño es este gran planeta...
Alica sonríe con el mismo gesto confuso. Nos miramos por un breve pero vital momento de entendimiento; ese entendimiento que viene de conocernos muy bien la una a la otra. Casi fugaz.
—Eh.., no comprendo —menciona, en cambio, con certeza—. ¿Conozco al señor de alguna parte?
—Me vuelvo a disculpar, pero no tengo conocimiento exacto de las razones además de las que ya mencioné.
—¿Pero cómo puede estar intrigado y preocupado por mí si no sé quién es?
Miramar encoge sus hombros y en esta sala de reuniones no podemos tener mas incógnitas innecesarias.
—Si ha sido saciada esa petición podemos iniciar con la reunión que tenemos pendiente —digo lo mas amable que puedo ser.
La señorita en cuestión no forma parte de la campaña de este mes así que se retira y tuerzo el cuello a mi papá, pero él está que se parte de la risa y no me deja hablar.
—A ver, Christy, ¿por qué tienes esa cara larga?
—No creí que una mujer como ella se prestara para esto y tú menos.
—¿Qué hay de malo con la diversión? —cuestiona pispireto—. Si todos saben su lugar y no irrumpen en el irrespeto es perfectamente posible ofrecer ayuda. —Con dulzura ve a su esposa y luego a mí—. ¿Nos dejas a solas?
No tiene que decirlo dos veces para que me vaya. Sé cuán importante es que finalicen con los detalles de la campaña que inquieta tanto a Alica. No alcanza el tiempo para incurrir en lo que pasó pues recibo una llamada y me separo de la puerta de la sala de reuniones.
—Tenemos una... ¿emergencia? —es lo que dice Winnifer y suelta un bufido que hace rechinar mis dientes—. No sé cómo verías tu esta situación desgastante. ¿Pueden vernos en el almuerzo?
—Sí, no hay problema.
—Gracias. Las esperamos.
***
—Oh, mírala. Si parece que sufre —dice Winnifer.
—No te burles de ella —pido compasiva.
—Me burlo todo lo que quiera, ¡quién la manda a sufrir por esa tontería!
—Tiene razón —concuerda Francine, quien es el objeto de su burla. Sonríe sin ganas—. Pero no es una tontería estar desanimada porque me prometieran llamar y no lo hicieran, eso me hace una persona que espera de otra.
Me atrevo a rememorar el sujeto con el que Francine habló en la boda pero no logro distinguir con claridad su rostro. Quizá se deba a la excesiva información visual en toda la fiesta misma; América si bien no escatimó en gastos tampoco en hacerlo todo despampanante y en algunos casos ruidoso, como con la mesa de postres, la vestimenta de los camareros y cositas que parecían pequeñas, de poca importancia y se quedaron alojadas en mi cerebro con mas frecuencia que los manteles color crema y los candelabros dorados, resplandeciendo dependiendo del juego de luces.
Han pasado unos días y que me acabe de enterar que Francine se ha puesto misteriosa por un hombre no me aturde tanto como lo hace con Winnifer. Y eso hace que recuerde con claridad sus palabras antes de separarme de la mesa.
—¿Y tu no tienes su número? —pregunta Alica.
Ella niega. Winnifer rueda sus ojos.
—¡Ya vas a ser igual que Chris!
—Oye —me quejo en un tono agudo—. Francine es mas sensata que yo.
—Oh no, mujer de la vida. No hay quien te iguale.
No suena a que me esté echando flores. Hago bien en ofenderme.
—¿Quién habló de sensatez? ¿Es insensato querer que un hombre me tome en serio?
Las tres abrimos nuestra boca.
—No me digas que lo besaste —comento.
Francine se apresura:
—No, pero no por falta de ganas.
—¡Francine! —exclama Alica, aunque con una sonrisa.
—Ya era hora —contrapone Winnifer—. ¡¿Y qué esperamos para buscar su contacto?!
—Si tiene el tuyo tal vez estás desesperanzándote muy pronto —le aconsejo—. No ha pasado ni una semana de la boda, ¿sabes a qué se dedica?
—Trabaja en la gerencia de Empresas MilleniumAir.
Sonrío con entusiasmo.
—¿Construcción?
—No tengo idea de qué es eso, Chris —dice Francine con vergüenza. Su dulzura llega desde mi corazón hasta el de Winnifer, aunque haga como si no.
—Ya te lo estoy diciendo yo, Cisne. MilleniumAir trabaja construyendo edificios para corporativos, empresas en crecimiento y viviendas. Muchos de los mas exclusivos complejos departamentales son creados por ellos.
—¿Qué mas sabes de él?
Winnifer interrumpe:
—Nos hacen falta unas mimosas. ¡Mesero!
—En los restaurantes no se grita, Win —regaña Alica—. Y es el almuerzo, espera a que salgamos de trabajar. Me quedan asuntos que atender y con mimosas encima no crearé una maqueta.
—Yo tengo tres clientes al salir de aquí.
—¿Y los peinas con mimosas?
—Con lo que se venga, vida mía. Soy una todo terreno.
Alica prepara su arsenal con una sonrisa arrogante.
—¿Pisas cualquier terreno?
—Me empieza a dar migraña —murmura Francine en broma.
La secundo y acabo pidiendo al mesero que nos traiga otra tanda de jugos, sin champaña.
Al menos por hoy, que no hay nada que celebrar.
_________
Holaaaaa y Feliz año nuevo!
Espero que tuvieran unas agradables fiestas y la pasaran en familia. O como mas les guste pasarla ;)
En unos días vendrá el siguiente capítulo.
Liana
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro