Capítulo 26: Henrie
Henrie.
Henrie.
Henrie, Henrie, Henrie...
Quién me iba a decir que tu eras con quien salía Christina y que te has convertido en el fetiche de mi hermana. Quién me diría que lo tendría como tema de conversación porque John es un asiduo de información por obtener y supo que en una de las últimas noticias en Estados Unidos, un Henrie Peterson había perdido a su padre en un accidente de auto y que no se conocía su paradero; abandonó todo. Algunos se preguntan si está huyendo, otros si prefiere evitar los medios y por ello salió del país. La opinión de Miramar varía entre ponerse de su parte y ponerse de su parte, así que no sé cuál es la verdad, lo que es una verdad para mí es qué significa él para la mujer a quien quiero.
No me encantaba la idea de tener que recurrir a estos medios para hacer una pregunta, pero lo prefiero a las confusiones futuras.
Habíamos acordado ser abiertos, nunca omitir o decir verdades a medias; tener disposición para que el tiempo que estemos separados valga la pena y sea corto. Decidir tener un noviazgo a distancia en otra oportunidad me instaría a ir en contra, pero Christina..., mi Christina, por mí Christina pondría todo lo que soy para lograr estar permanentemente juntos en un futuro cercano.
—Hola. Creí que estarías ocupado hoy.
—Lo estoy, pero hay un asunto que me incomoda.
—¿Puedo ayudar a tu incomodidad?
Sonreí. Aun en medio de este resquemor, puedo percibir sus intenciones y atenciones conmigo.
—Puedes.
—Uuuh, entonces dígame; ¿en qué soy buena?
—Sé quién fue Henrie, pero no sé quién es ahora para ti y quisiera que me lo explicaras.
—Mmm —apenas la oí. Necesité recostarme de la silla giratoria y darle tiempo para ofrecerme una respuesta—. Si sabes que él y yo intentamos salir también sabrás que no funcionó y que nos vemos en la actualidad como amigos. Lo llevé conmigo a la gira para despejar su mente y darle perspectiva a las siguientes decisiones de su vida. Ojalá me resulte, pero lo veo difícil.
—Pero se quedó en España.
—No soy su niñera. Él lo decidió y yo lo respeté, como bien pude.
El alivio que me recorrió fue suficiente para incitarme a ponerme en pie e ir por un té por mí mismo.
—Lo entiendo. Gracias por decirme.
—No suelo prometer, Terry, pero te prometí ponerlo todo en el asador. Algunas preguntas serán incómodas y otras... no las querremos responder, pero tendremos que hacerlo.
—Lo sé, Chris. ¿Puedo llamarte mas tarde?
—Obvio. Si no lo haces tendremos nuestra primera pelea, ¿eh? Yo solo te advierto.
—¿Como una buena novia?
Silencio.
Crudo silencio.
Pero es lo que toca, y yo tocaría todas las teclas que hayan que ser tocadas.
—Es lo que soy. No me hagas ser mala..., novio.
______
Holaaaaaa
Doble capítulo, aunque este sea mas corto.
¡Disfruten!
Liana
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro