Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 20: Osadía

Pero qué osado es este hombre.

Sé bien cómo supo que estoy en España, Madrid, casualmente en el mismo sitio geográfico que él salvo por algunos kilómetros que él supo saldar para hacerme llegar flores.

Si supiera cuánto no me gustan...

Es gracioso. Lidia las admiraba con una sonrisa, leyendo la nota adjunta y queriendo transmitirme esa sentir de ser alabada con flores. He visto ramos realmente bellos, con mi abuela, compartiendo con los Peterson y mi madre, una de las mayores contribuyentes al embellecer su hogar y sus jardines con ellas. El arreglo no me impresiona, lo que lo hace es la temeridad de enviarlas justamente antes de salir a escena.

Estuve a punto de sonreír.

Ni siquiera sabía hasta hoy que la osadía se me hace atractiva.

O tal vez sea mentira. Después de todo, el mismo hombre que osó hablarme cuando pensé querer estar sola es el mismo que envió flores.

—Son bonitas —dije.

Lidia me miró con lentitud y soltó un gruñido.

—¿Solo bonitas? —preguntó como si verme le produjera confusión—. ¡Están preciosas!

—No me gustan las flores... —traté de decir con tiento. No vaya a aventarme uno de los implementos de maquillaje.

—¿A qué mujer no le gustan las flores? —pregunta ella y en lo que estoy levantando la mano, rueda sus ojos—. Sigue siendo un lindo detalle, ¿lo conoces o...?

—¿O qué?

Lidia sonríe juntando sus manos y poniéndose cómoda en su expresión de conspiración pícara.

—¿O es un admirador secreto?

—¿Cómo voy a tener un admirador si llegamos hace dos días?

—Yo qué sé. Escapadas tienen todos.

Ahora fui yo quien sonrió, pero a ella no le gustó.

—Hablando de escapadas...

—¡Escapadas nada! —dijo con fuerza y me quedé estática por esa reacción. Ella cambió el gesto y me miró turbada—. Perdóname, Chris...

—Está bien, Lid. ¿Pasa algo malo?

Nos quedaban pocos minutos para ser llamados. Algunas de las chicas que se arreglan en el camerino con nosotras admiraron el arreglo por algún tiempo, cuchichearon como cualquiera y se sumergieron en sus propios métodos para no sucumbir al miedo escénico, el temor de equivocarse y aprovechar los estiramientos en conjunto que suelen ser mas productivos que los individuales. Es como estar solo nosotras. Si algo tenemos en común en este pequeño mundo, es que nos gusta conservar la privacidad en lo posible ya que no la podemos mantener todo el tiempo.

Lidia está vestida y maquillada como lo deben estar los bailarines que representan a las willis en Giselle, con ese aire sombrío, fantasmal, de blanco y azul claro degradado en ciertas áreas. No aparecerá hasta el segundo acto, pero por regla ninguno debe retrasarse. En mi caso el traje es de un rosa pálido con incrustraciones rojas en la falda y parte del escote, las medias y las zapatillas azules, el maquillaje es sencillo si me comparo con Lidia, que realza mi piel pálida y el cabello, pese a estar recogido, con su color cercano al castaño rojizo.

Estoy esperando una buena respuesta. No quiero más misterio y menos entre nosotras, o con Miles, que lo hace peor.

—Estoy... teniendo una especie de flechazo tardío por Miles.

Cubrí mi boca para evitar la risa y la sorpresa.

—¿Flechazo tardío? —Lidia asintió como si esa fuese su gran verdad. Yo no entendía—. ¿Qué es eso?

—A mí no debía gustarme Miles, Chris, ¿que no sabes?

—¿Y quién dice?

—¡Yo!

—Ah, pobre.

—¡No te burles!

Reí sin remedio alguno.

—Es que debes verte, das un poco de pena y muchas ganas de reír. —Recibí un golpe en el brazo que dolió lo suficiente pero no para obligarme a parar—. Tu brusquedad me confirma que te gusta mucho, ¿es por eso que discutía con Cole?

—No —dice preocupada y me inspirada a preocuparme igual—. Discutían por Sandra.

En resumidas cuentas, a Cole le gusta Sandra, Sandra tiene preferencia con Miles porque ¿quién no adora a Miles?, pero no del modo en que le gusta a Lidia y se hizo un embrollo estúpido donde quedaron los dos con los puños listos justo al llegar, hubo desesperación y yo acabé entrando en el tercer acto.

—Deberíamos hablar con ella —opino en lo que escuchamos que nos llaman. Lidia debe quedarse y yo salir de inmediato.

—¿Y si en realidad le gusta Miles?

Miré rápidamente que no me fueran a regañar y regresé a ella, tomando sus hombros con brusquedad.

—¿Y si tu le gustas a Miles?

Era malvado dejarla sin continuar la charla pero necesitaba que se lo planteara. No iba a permitir que mis amigos se enfrascaran en tonterías y perdieran la oportunidad de tener una relación por eso, por tonterías.

Me preparé en mi sitio, aun oculta del público.

Terry envió las flores y quiero darle una respuesta. En su nota hace una invitación que no es suya del todo. Después de la presentación habrá una cena a la que debemos asistir toda la compañía y estarán personas importantes, entre ellos los que están sentados esperando que iniciemos. Él estará ahí y pretende tener un momento conmigo.

¿Yo quiero ese momento?

No tengo tiempo de pensarlo. Ahí está mi entrada.

Giselle es una obra a la que le dan distintos finales quien la observe, unos mas sensatos que otros. La realidad de la historia es que ella es demasiado buena y la acaba embaucando el hombre que ama al fingir ser de su misma clase social cuando en la realidad es un duque y está comprometido con la hija de un príncipe. Giselle se entera que Albrecht, el duque, la engañó gracias a un cazador, llamado Hilarión, que está enamorado de ella y no podía soportar que fuese engañada. Ella sucumbe a la locura y delirio extremo que la lleva a la muerte donde se une a las willis, fantasmas vírgenes abandonadas que vagan en los bosques. Estos entes tienen una reina, Myrtha, que convoca a las willis para iniciar el ritual de la venganza en contra de todo hombre que se acerque, ya que ellas fueron dejadas por sus amores.

El pobre de Hilarión, queriendo visitar la tumba de Giselle, es sorprendido a medianoche por las willis y muriendo en consecuencia. Albrecht siente un profundo arrepentimiento y va a visitar su tumba para suplicarle perdón. Ella, conmovida hace su aparición e intenta prevenirlo para que se vaya del bosque, pero tarde lo intenta y Myrtha ordena a la willis llevarlo hasta su presencia para obligarlo a bailar y así quitarle la vida.

El gran amor que siente Giselle es el que logra salvar a Albrecht, le da de su aliento y lo hace resistir vivo hasta que llega el amanecer. Las willis desaparecen y Giselle debe despedirse de su amor; éste lucha por retenerla pero ella está envuelta en una maldición a causa de su propio engaño y traición.

Giselle pasa por etapas en cuanto a su estado de ánimo. Al principio hay gran euforia, una alegría que se visualiza al serle concedido el dedicarle un baile a la prometida de Albrecht mucho antes de saber que lo es. Cuando está sucumbida en la locura hay desolación y movimientos bruscos pero controlados. La escena con la willis requiere de tiento, de resistencia y delicadeza. La pieza es demandante, pero tiene grandes satisfacciones el realizar cada parte.

Sostengo a Miles de la mano y nos sonreímos, mucho mas que felices. Los aplausos son estruendosos. En un punto el coreógrafo se coloca adelante de nosotros y también le aplaudimos. Hacer una versión de Giselle basándose en la original y que tenga tanto éxito y buenas críticas se merecen la ovación de pie. No es hasta que se ha cerrado el telón que me lanzo a abrazar a Miles y éste me sostiene, como lo hizo en cada momento en que tuvo que hacerlo.

—Podría llorar —dijo él con la voz algo ronca e iba a decir exactamente lo mismo—. Estar aquí, cumpliendo este sueño con una amiga como tu está más allá de lo que imaginé que sería.

Me separé para ver sus ojos y sí, él podría llorar.

Invadieron mi cintura y fui alzada desde la espalda. Cameron, quien había sido Hilarión, me dio un fuerte abrazo en lo que lo tuve de frente y así sucesivamente nos turnamos para las felicitaciones y el éxtasis de haber cumplido este sueño, como dice Miles, que no creímos posible hasta tenerlo en frente.

Limpié mis mejillas. El maquillaje era excelente porque no me llevé conmigo lo que creí que vería en mis manos. Les sonreí a los que trabajaron detrás de escena y caminé junto a mis compañeros hasta el camerino, donde ya parte de las chicas estaban en ropa cómoda. Muy cómoda.

—¿No irán a la cena?

—No lo creo, Chris —dijo Susana y la respaldaron varias.

—De todos modos a quienes están entusiasmados de ver es a ti, a Miles, a Cameron, a Sandra y a los que tuvieron una participación mas vistosa —dijo Lidia desde su puesto frente al espejo—. Quita esa cara, sabemos cómo es. Pero tenemos sueño, ¿no muchachas?

El colectivo dándole la razón me sacó una sonrisa. Si ellas están bien con eso, no tengo de qué quejarme.

Me senté junto a Lid y preparé el maquillaje que sí me pertenece para cambiar éste que no me gusta para lo que vendrá.

—¡Oye! ¿Por qué te lo quitas?

—¿Porque parezco un zombi?

—Yo también era una willis y no parezco un zombi.

—Tu tienes una piel privilegiada, no sé de qué te quejas. ¿Dónde están los granos y las manchas, eh?

—¿Me estás acusando por tener un bonito cutis? ¿Has visto tu cabello?

—Manchas y granos —dice sin rendirme.

—Aparecen cuando como mucha grasa, como a las personas normales. ¿Y el cabello?

—Con él nací y decidí que no me opondría a él.

—¡Tan caritativa la niña!

Nos soltamos a reír y me quedé callada, mirando a mi reflejo en el espejo. No está mal el maquillaje, pero no quiero verme como Giselle en esa cena y si voy a cruzarme con Terry lo haré como yo misma, como debí hacerlo desde la primera pregunta tonta.

—No me gustan las flores —susurré muy bajito—, pero me gusta quien las envió. 

___________

Holaaaa

En unos días traigo el siguiente. Lo dejé aquí adrede, jiji

Espero les guste

Liana

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro